Descargo de responsabilidad: La historia pertenece a Julie Cannon y los personajes a Fox.


Prólogo

"Os declaro casadas a los ojos del Señor, sus amigos y su familia. Puede besar a la novia".

Quinn se volteó, desde el anciano caballero usando un cuello blanco, a la mujer del vestido azul pálido que estaba a su lado. Rachel Berry era sin duda la mujer más bella que Quinn había visto alguna vez. Los ojos achocolatados la miraron expectantes. Una tímida sonrisa, que había llegado a conocer a lo largo de estos últimos meses, captó su atención, mientras que una mano cálida le tomaba la cara.

"Se supone que me besas ahora."

La voz era suave y melodiosa, con una inflexión bromista. Rachel - perspicaz, intuitiva, y siempre en lo correcto - era una de las pocas personas a las que Quinn Fabray le permitía realmente que le dijera lo que tenía que hacer. Sabía escuchar a los que la rodeaban, especialmente cuando sabían más que ella acerca de algo.

Inclinó la cabeza y besó los labios rojos como se le indicara, y una ola de calor prácticamente soldó sus pies al suelo. El sabor de los labios de Rachel le hizo olvidar dónde estaba y cuánto tiempo había estado de pie allí.

Por último, se liberaron y se enfrentó a la multitud de personas sentadas en los bancos de la iglesia de duros respaldados. Algunos eran amigos, otros eran socios de negocios, y eran decenas las personas que nunca había visto antes.

Tomó una respiración profunda y temblorosa. Sin lugar a dudas este debería ser el día más feliz de su vida, pero mientras miraba a los sesenta rostros que le devolvían la mirada, todo lo que podía pensar era, ¿Cómo demonios llegué hasta aquí?...