Qué adorable es la época de invierno. Hay regalos, comidas, cenas, vacaciones y se renuevan las ganas de ser buen estudiante. Sí, después de Navidad y Año Nuevo uno regresa a la escuela con nuevos ánimos y propósitos llenos de buena voluntad. El primer día de clases del segundo semestre los estudiantes buscan a sus amigos, conversan y se dicen cuánto se extrañaron durante ese mes de descanso.
Ella no, de hecho se esconde y le recuerda a Dios que no quiere verlo a él. ¡Claro qué no! Después de la cena de Año Nuevo es lo último que quiere.
Después de un intenso y turbio romance de un año y medio decidió que era momento de terminarlo. No porque la tratara mal, sino porque ya no tenían nada en común y estar con él ya estaba de más, para qué perder más tiempo. Ella sabe que fue una buena decisión, pero a él no le agradó para nada. Él se atrevió a recordarle todo por lo que pasaron juntos y ella no pudo sentir más que vergüenza. Sí, él tenía razón, pero ella también. Renji no es malo, pero la abrupta decisión de Rukia lo sacó de su zona de confort.
Ahora que estaba de regreso en la escuela no quería tener que enfrentarlo y mucho menos por su reacción tan… patética. Nunca lo había lastimado de esa manera, ni siquiera le pasaba por la cabeza que pudieran hablarse así. Pero esa noche ellos pelearon horriblemente, le gritó como nunca lo había hecho… estaban rotos.
Ni modo, las clases ya iniciaron. Salió de su escondite, un cubículo de baño, y se dirigió al aula.
- Bien chicos, espero que la hayan pasado muy bien estas vacaciones. No olviden darme sus ensayos al final de la clase…
Durante toda la mañana Rukia mantuvo fija la mirada en el pizarrón y la ventana que estaba junto a ella y no fue problema, pero al momento del receso se sintió como hace 2 años no se sentía: sola. Durante el tiempo que duró su noviazgo se tenían el uno al otro y ya. No tenían más amigos que ellos mismos. Era como ser la estudiante de nuevo ingreso… de nuevo.
Subió a la azotea, creía que nadie la molestaría ahí.
Cuando abrió la puerta notó a un chico, pero no le dio importancia, sólo se saludaron con un ademán con la cabeza y se dirigió a la esquina contraria para abrir su lata de jugo. Debía tener un semblante de miseria porque el chico que estaba ahí fumando le ofreció un cigarro, que ella no aceptó pero agradeció.
- Qué raro es verte sola, ¿peleaste con tu novio?- rompió el silencio el chico después de exhalar humo. Rukia se rió de manera sardónica y contestó con sorna:
- Peor, cortamos en Año Nuevo. – el chico arqueó ambas cejas y dio otra bocanada a su cigarro, ahí terminó su conversación y Rukia continuó con su jugo mientras miraba intermitentemente a través de la malla y su celular, hasta que una voz la sacó de sus pensamientos.
- Te deseo a morir, ¿lo sabes, no? – dijo Renji detrás de ella, haciendo que Rukia diera un brinco y se girara hacia él.
- Sí, pero yo ya no. Perdona que te lo diga así, pero no hay otra manera. Es momento de dejarme ir. Ya no tenemos quince años.- Renji la acorraló.
- No, pero te quiero igual que hace dos años.- dijo tomándole ambas manos.
- Por favor… no lo hagas más difícil.- contestó ella con desesperación y liberándose del agarre bruscamente.
- ¿Por qué tienes que ser así? ¿Qué hice mal? – espetó al tiempo que pateaba la malla que rodeaba la azotea, haciendo que se sacudiera. Rukia y el otro chico se sobresaltaron.
- Nada, pero crecimos idiota, ya nuestros planes son diferentes. Adiós y ya no me busques.- Rukia ya se iba pero Renji la tomó de la muñeca.
- Por mí puedes seguir bailando o ir a la universidad, no me importa, lo que te haga feliz me hace feliz... te lo voy a demostrar.
- ¡Vete! Me da vergüenza verte después de lo que te hice, no puedo creer que sigas buscándome. Oye, sabes que un día vamos a tener que tomar caminos diferentes, mejor despedirnos ahora a cuando tengamos que hacerlo en realidad.
- No lo entiendes, no ves lo que yo veo… pero te voy a convencer de regresar.- finalizó él.
Eso era todo lo que necesitaba para darse cuenta de que estaba sola de nuevo, necesitaba un amigo que la acompañara como Renji lo hacía.
Ya en la noche Rukia y su cuñado estaban cenando en su elegante comedor.
- ¿Qué tal estuvo hoy la escuela?- preguntó un hombre joven y de semblante serio mientras cortaba el filet mignon que tenía delante.
- Pues… ya sabes, lo de siempre. ¿Y el abuelo?- Contestó Rukia después de un sonoro suspiro soltando los cubiertos que tenía en sus manos.
- Sabes a lo que me refiero y no cenará con nosotros. - replicó el otro comensal, también dejando los cubiertos y uniendo sus manos por encima de la mesa.
- Qué quieres que te diga Byakuya, sí me lo encontré, vamos a la misma preparatoria. Hablamos y me dijo que me iba a recuperar.
- ¿Es lo que tú quieres?
Silencio incómodo.
- No, pero fue insistente.
- ¿Y qué vas a hacer?
- No sé, no tengo amigos y lo sabes, estoy sola otra vez y eso puede hacer que regrese a él.
- Sé que te digo seguido que el dinero no debe ser usado para soluciones rápidas, ¿pero no has pensado en pagarle a alguien para que sea tu amigo? Para que te acompañe como antes lo hacía Renji. No es lo mismo estar de vacaciones y estar encerrada en casa todo el día a ir a la escuela, a tus ensayos…
Ese comentario sorprendió a Rukia, no era común que Byakuya le sugiriera ese tipo de cosas pero lo iba a hacer.
