Paris es bien conocida como la ciudad del amor, claro está, pero Marinette no estaba de acuerdo con eso, ella anhelaba a alguien que tal vez no sentía nada por ella. Ante sus ojos él era un encantador príncipe, alguien que tal vez estaba muy lejos de su alcance, Adrien Agreste.

¿Cómo alguien tan simple y sencilla como Marinette podía ganar el corazón de alguien como Adrien?. Para su suerte quien si podía llegar a su corazón era LadyBug, su alter-ego.

El amor que sentía Marinette por Adrien era tan grande que sin darse cuenta llegaba a herir a su compañero Chat Noir, quien así como Marinette estaba profundamente enamorado, y no de alguien cualquiera, sino de la propia LadyBug.

Chat sabía muy bien cómo se sentía LadyBug ya que como ella no sabía si aquella persona a la que anhelaba sentía algo por él, habían momentos en los que le demostraba afecto y eso era lo que lo enamoraba cada día más.

Marinette se pasaba los días pensando en Adrien y la forma en la que podía hacer para que se enamorara de ella, sabía que no era justo que usara la admiración de Adrien hacia LadyBug, pero, ¿Qué otra forma podía usar?, él la trataba bien en la escuela, como a todo el mundo, era muy amable, algo que le gustaba a Marinette.

Chat anhelaba saber quién estaba bajo la máscara de LadyBug, pero más que eso deseaba que LadyBug lo mirara como él a ella. Cada vez que la miraba, cada vez que estaba junto a ella perdía la noción del tiempo, era como si las únicas personas que estuvieran en la tierra fuesen ellos dos.

Alya la mejor amiga de Marinette deseaba que ella fuese feliz, siempre la apoyaba para que se confesara a Adrien ya que sabía que si no le decía sus sentimientos nunca iba a saber realmente que era lo que sentía Adrien respecto a ella, y Marinette lo sabía, pero había un problema, más bien, varios. Cada vez que estaba cerca de Adrien no le prestaba atención a más nadie y cuando trata de hablar con él, tartamudeaba, pero LadyBug era distinta, ella se enfrentaba a toda adversidad que se le presentara, no tenía miedo a nada.

"La mejor forma de llegar al corazón de una persona es siendo sincero con uno mismo".