NA: Hola queridos lectores, les traigo este pequeño shot por motivo del evento "Halloween RivaMIka 2017" que fue organizado por el grupo de facebook "La hermandad RivaMika".
Obviamente este escrito va dedicado para este grupo, así como para el grupo de whatsapp, pero principalmente se lo dedico a Cerisier Jin, ya que estuvo hospitalizada. Cer, perdón por subirlo apenas hoy, pero ya sabes quién no se puso las pilas para revisar los errores (cof cof Sarah Usher cof cof). Pero espero que sea de tu agrado, y que te estés recuperando, porque ya sabes que espero con ansias conocerte en persona UuU
También se lo dedicó a CharlieMontgomery mi amiga y colaboradora: ¡Bebé nos dieron la beca! ¡Alv, a ponernos las pilas con esa tesis!
Sarah Usher, gracias por ayudarme ayer en la noche XD, más vale tarde que nunca. Y también hago mención a mis queridas LisLarbalestier, Dulceph7, Sky In Pieces y Karlin-Zeldi. Morras ustedes hacen mis días muy divertidos, las amo.
Por último, los invito a que se den una vuelta por la página de facebook "Rivamika Fanfics Awards", es momento de que se les dé el reconocimiento debido a esos escritores que se llevan un pedacito de nuestros corazones con cada palabra que escriben.
Ahora sí… Nos leemos más abajo.
Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Hajime Isayama, yo sólo los uso para dar rienda suelta a mi imaginación sin fines de lucro.
Día 3: Vampiros
Alma Eterna
— Maquillaje, Listo… Disfraz, listo— se dio un último vistazo en el espejo y salió presurosa a la fiesta que se llevaría a cabo en el gimnasio de la universidad.
Al llegar, Mikasa se percató que su mejor amiga, Sasha, había puesto bastante empeño en el decorador de toda la estancia, los días anteriores había estado con un humor de perros, pues siendo la presidenta estudiantil pensaba que todos estaban en su contra y no querían apoyarla, porque desde la perspectiva de la castaña, todo tenía que salir perfectamente espectacular, tenía que ser la mejor fiesta que se hubiera llevado a cabo en la institución y sobre todo, tenían que disfrutarla al máximo, ya que era el último Halloween al que asistirían, ese año tenían que graduarse, y que mejor que llevarse un grato recuerdo.
— ¡Wow! Mikasa te ves muy bien— gritó con alegría Sasha al encontrarse con la azabache.
— Gracias, tú también te ves bien Sasha, supongo que te empeñaste para que Jean por fin se decida a dar el siguiente paso— mencionó mientras le guiñaba el ojo a su amiga, y es que efectivamente, Sasha se veía radiante al estar enfundada en un traje al estilo Robin Hood, el cual estaba bastante ceñido a su esbelto cuerpo.
— De nada sirve negarlo, en cuanto se descuide, comprobaré si le hace honor a su apodo— soltó una risa pícara mientras guiñaba un ojo.
— Espero tengas suerte, y quiero ser yo la primera en tener todos los detalles— ambas chicas rieron al unísono.
— Bueno, cambiando de tema ¿a quién planeas impactar con semejante atuendo?— era cierto, su disfraz era muy provocador, no había tenido otra opción al comprarlo, pues había ido a ver las tiendas el día anterior. Como consecuencia, todas las tienen tenían en existencia tallas muy chicas o tallas demasiado grandes para ella, y no habría tiempo para modificar alguno de los que le habían gustado. El resultado, una Mikasa enfundada en un vestido de olanes rosa claro, que con trabajos le llegaba a medio muslo, además de que contaba con un escote bastante sugerente, encima de aquel vestido tenía un corsé negro que delineaba su figura de reloj de arena. Un collar con cascabel, una oreja con diademas felinas, unas zapatillas rojas y medias a medio muslo, eran los complementos que remataban su atuendo, haciéndola ver bastante seductora.
— A nadie en específico, ciertamente, es el único atuendo disponible que encontré ayer que fui a la tienda de disfraces
— ¿No será que sigues esperando a que Eren pose sus ojos sobre ti?
— No, eso es pasado, lo único que quiero es disfrutar de esta fiesta y ya… ¿acaso parece que quiero impactar a alguien?
— Tal vez… deberías buscar un buen prospecto— Mikasa arrugó la nariz ante dicha sugerencia, sabía a qué tipo de plática quería llegar su amiga, y para nada le agradaba cuando sus pláticas tomaban ese rumbo.
— Sasha, no necesito ningún prospecto, sólo quiero pasarla bien con todos ustedes
— Mika, ya va a ser un año desde que terminaste con Berthold
— Eso es irrelevante en este momento
— Sólo respóndeme una pregunta ¿realmente lo querías o fue para olvidar a Eren?
— si lo quería, pero no lo suficiente como para tener una relación tan formal
— Esta bien, disfruta de la fiesta con los demás chicos, eres libre, yo en cambio tengo que terminar de afinar algunos asuntos— Observó cómo su amiga se escabullía entre todo el bullicio del lugar. Suspiró y se dirigió hacia donde se encontraban todos sus amigos.
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La fiesta siguió su curso, y Mikasa se estaba comenzando a fastidiar. Miró con recelo el reloj de pulsera que llevaba y soltando un suspiro de resignación se dio cuenta que apenas iba a ser medianoche. Si se iba de aquel lugar lo más seguro es que tendría a la mañana siguiente a Sasha chillandole y reclamándole por haberse ido.
En verdad ella quería pasar un buen rato con sus amigos, incluso su tío Kenny le había prestado el auto para que se pudiera trasladar sin ningún contratiempo a la fiesta y pudiera llevar su ropa para ir a pasar lo que quedara de la noche en casa de Sasha. Incluso había accedido a darle el doble de dinero que le daba regularmente para que pasara un buen fin de semana con sus amigas mientras él estaba de viaje de negocios. Pero ninguna de aquellas cosas habían surtido el efecto deseado.
Se sentía satisfecha con todo ello, sí… pero aquel vacío que había sentido desde que tenía uso de razón había vuelto a hacer su aparición.
Desde niña había tenido una sensación de ausencia de algo. No sabía qué, pero siempre se sentía incompleta a pesar de ser la niña consentida de sus padres. Conforme pasaba el tiempo en su niñez, ella se comenzó a volver muy retraída al estar indagando el origen de aquella sensación. No jugaba como cualquier niño, era demasiado callada, y había ocasiones en las que no dormía por temor a las pesadillas que la embargaban. Llegaba incluso a llorar sin sentido según sus padres, pero ella sabía a pesar de su corta edad que aquellas lágrimas derramadas tenían un porqué, aunque aun no lo descubriera. Sin embargo cada que iba al parque se sentía feliz. Al inicio no sabía a qué se debía aquel sentimiento tan cálido, pero con el tiempo empezó a darse cuenta que el motivo era aquel hombre que la observaba a lo lejos, entre los árboles del bosque que rodeaba el parque, el que hacía que su corazón se llenara de una tranquilidad inmensa. Pero su tristeza llegaba de nuevo, y de manera brutal cuando no podía ir al parque, sumiéndose en un estado de letargo aún más profundo al que comúnmente estaban acostumbrados sus papás.
Preocupados sus padres por aquellas conductas la llevaron al médico y al psicólogo, teniendo como diagnóstico depresión infantil. Sus padres con mucho esfuerzo y dedicación lograron que ella saliera adelante y comenzará a socializar, incluso le cumplían cualquier capricho con tal de sacarle una sonrisa. Su tío abuelo no era la excepción, aquel hombre había perdido a su esposa e hija en un accidente meses antes del nacimiento de la niña, y cuando se le fue presentada la adoptó como si de su hija se tratara, era el tío perfecto que cualquier niño quisiera tener. Kenny era un hombre huraño desde siempre, pero cuando se trataba de la pequeña Mikasa podía convertirse en un manso cordero.
Sin embargo, con la muerte de sus padres dejó de prestarle atención a aquel sentimiento y se volcó a llorar la pérdida de sus progenitores por meses, hecho por el cual su tutor y tío Kenny se había desvivido para que no volviera a recaer en depresión. La vida siguió su curso y Mikasa comenzó a asociar aquel sentimiento de vacío con el perecimiento de sus papás. Así estuvo por varios años hasta que llegó a la adolescencia y se percató que aquello era una simple y vaga explicación para aquel sentimiento que muy en el fondo sabía no tenía nada que ver con su orfandad.
Después conoció a Eren y Armin, volcando toda su atención a ambos, pero principalmente al primero del cual se terminó enamorando, y en una ocasión confiándole a Armin su sensación de vacío, él le terminó explicando que lo que ella sentía era un necesidad por tener su primer novio, siendo Eren el elegido. Pero no todo era color de rosa, pues Eren la veía como lo que era… su mejor amiga y vecina. Razón por la cual le terminaba contando a ella y a Armin los sentimientos que le profesaba a Historia.
Mikasa no tuvo otra opción que resignarse a que su primer amor no le correspondía y nuevamente aquella sensación la asoció con la pérdida del primer amor.
Había tenido uno que otro novio, los había querido a su manera, pero su sobre protección hacia Eren y aquel hueco en su corazón eran una constante en su vida.
Por eso no se sorprendía de que las personas a su alrededor siguieran creyendo que estaba detrás del afecto de Eren, pero lo que ella sentía por él se había convertido en un amor genuino de hermanos.
Observó a todas las personas que estaban a su alrededor, podía estar rodeada de sus entrañables amigos, podía haber bailado hasta cansarse pero se sentía sola, vacía, como si ella fuera un pieza de rompecabezas en el lugar equivocado, sólo esperaba encajar perfectamente en su siguiente etapa estudiantil.
Comenzó a recorrer con la mirada cada rincón del gimnasio, viendo como había parejas que se colmaban de besos y caricias cariñosas, otros como se devoraban a mitad de la pista como si estuvieran en una película triple equis. Otros más borrachos a nada de perder el conocimiento. Sin embargo sintió una pequeña punzada a espaldas de ella, como si alguien la estuviera observando con sumo interés. Dirigió con rapidez sus orbes a aquella zona y pudo percatarse que había un chico que jamás había visto en la escuela. Era un tanto bajo, pero de cuerpo fornido que se pegaba al disfraz que llevaba. Aquel chico le dedicó una mirada de soslayo y se perdió entre la multitud de jóvenes que había en el lugar.
— ¿A quién buscas Mika?— un chico de ojos esmeralda sorprendió a la aludida. Se había percatado que Mikasa estaba teniendo otro de sus episodios depresivos. No eran frecuentes, pero cuando aparecían, Mikasa se sumía en un letargo tan abrumador que duraba hasta dos semanas encerrada en su habitación.
—A nadie en específico— su voz sonó tan temblorosa que por un momento dudó ser ella la que había emitido aquellas palabras— Sólo… — un suspiro más y pudo recobrar todo el autocontrol que necesitaba para dirigirse a su mejor amigo— Sólo que estaba viendo que hay un chico que nunca había visto en la escuela y me causó curiosidad, eso es todo
—Bueno, no es como que conozcamos a todos los alumnos del colegio, pero supongo que algo debe de tener para que haya llamado tu atención — una sonrisa pícara surcó los labios del castaño.
—No Eren, no es lo que piensas
—Yo sólo dije que por algo llamó tu atención, y no, no estoy especulando nada— dijo soltando una leve risita— Iré a ver si Historia necesita algo, digamos que no está muy cómoda con que la hayan elegido como reina del baile, nos vemos luego
—Hasta luego— soltó un suspiro, estaba consciente que de decirle a Eren que ese chico había captado su atención de una manera singular, creería que era amor a primera vista « ¡Ja, como si esas cosas existieran!»
Volvió a dar un último vistazo al lugar donde aquel joven había estado y se dirigió a la salida del lugar. Estar ahí la estaba sofocando en demasía.
Caminó hacia las bancas que se encontraban a unos cincuenta metros del gimnasio, las cuales delimitaban el terreno de la escuela y separaba aquellos edificios de lo que era el bosque.
Se sentó y comenzó a juguetear con sus pies, sumergida en un mar de recuerdos. Sus padres abrazandola y dándole miles de besos. Sus padres velando por ella en las noches que tenía aquellas horrendas pesadillas. Los postres que su madre hacía cada fin de semana, por los cuales ella anhelaba recibir una porción gigante de cada uno de ellos.
Extrañaba con cada fibra de su ser aquellos tiempos, extrañaba su antigua casa. Sabía que su tío la había rentado meses después de la muerte de sus padres, y que ese dinero iba a parar a una cuenta que su tío había creado para la educación universitaria de ella. De haber sido otra persona, tal vez hubiera vendido aquella casa, pero su tío sabía que tarde o temprano, ella pediría las llave de su antiguo hogar para mudarse a vivir aquel lugar.
Un fugaz recuerdo surcó por sus pensamientos. El recuerdo de unos ojos azules que la miraban a lo lejos cuando ella era una niña pequeña que jugaba en el parque. Recordó que esa mirada era tan pesada que no lograba dejar de mirar a aquel hombre, se sentía atraída a él, y ahí a sus nueve años, se percató que un sentimiento tibio inundó su corazón.
Exhaló ante estos recuerdos, y se dio cuenta que aquel joven que hacía unos minutos había visto en la fiesta, era extremadamente parecido al hombre que la observaba a lo lejos cuando era pequeña. Pensó que tal vez era una mera coincidencia o una jugarreta de su mente, pues desde que se había mudado de casa al morir sus padres, en todos esos años había extrañado al hombre que la miraba desde las penumbras.
Los minutos pasaban y ella estaba comenzando a sopesar nuevamente en largarse a su casa y dejar a Sasha hacer lo que quería con Jean. Comenzó a divagar en varios pensamientos que se arremolinaban en su cerebro, no sabía qué hacer, se suponía que iba a ser un día divertido, pero ella no se había divertido en absoluto. Dirigió su mirada hacia el bosque que estaba a sus espaldas, había escuchado un leve movimiento, que la alertó, pero no vio nada. Cuando estaba por retirar su mirada de aquel lugar, pudo percibir un destello. Forzó un poco más su mirada para poder ver qué era aquello, al enfocar bien su mirada en aquella zona se percató que eran unos ojos oscuros, que la observaban con detenimiento. Empezó a detallar lo mejor que le permitía su visión aquellos orbes, tratando de descifrar su color, eran oscuros, sí, pero no eran negros, pues no se perdían en la espesa oscuridad del bosque « ¿azules?... Si, azules, pero ¿qué azul?... índigo» Por raro que pareciera, sintió que aquella mirada la conocía bastante bien. Sentía una conexión hacia aquellos ojos.
Bajo levemente la mirada analizando la situación en la que se encontraba, de haber sido otra persona hubiera salido huyendo de aquel lugar al ver aquellos ojos en medio de la oscuridad del bosque, sin embargo algunas personas se sienten más atraídas por la oscuridad. En vez de asustarse y alejarse, caminan ciegamente hasta ella sin pensar en las consecuencias. Es instinto y sobrenatural. Y así era ella, diferente, le temía más a las pesadillas que la asaltaban en la noche, que aquel par de ojos. Todas esas cavilaciones estaban rondando su cabeza, cuando volvió a dirigir su mirada a donde hacía momentos había estado mirando, pero lo único que encontró fue oscuridad.
— Hola— Un aliento masculino rozó su oreja provocando que diera un leve respingo que no pasó desapercibido por su interlocutor — disculpa ¿te asuste?— giró su rostro hacia la persona que le hablaba, de no haber sido porque ella estaba demasiado entretenida, ya se hubiera llevado un buen puñetazo en su rostro por su osada acción. Grande fue su sorpresa al darse cuenta que era aquel chico que había visto en el gimnasio.
Lo vio detenidamente, dándose cuenta de que era una persona de buen parecer. No era muy alto, pero tampoco muy bajo, traía consigo un traje al parecer de vampiro. Zapatos, pantalón y chaleco negros, debajo del chaleco una camisa blanca, encima de todo aquel atuendo una capa negra con forro interior rojizo, y un cravat de ese mismo color. Su cabello era tan negro que podía competir con la oscuridad que se encontraba a sus espaldas.
— No, sólo me sorprendí porque no escuche tus pasos
—Siento haberte importunado, ¿puedo acompañarte?
— Cla-Claro— Mikasa se movió un poco sobre la banca para que se pudiera sentar a su lado. Los minutos pasaron y ninguno de los dos decía algo. En otra situación, aquello hubiera exasperado a Mikasa, aunque ahora se sentía bien, plena, como si después de una larga espera, todo comenzara a embonar; no sabía si aquel sentimiento de plenitud era algo absurdo que ella misma se estaba imaginando, empero sólo podría afirmar que el hecho de estar acompañada de aquel desconocido que miraba fijamente la luna la hacían sentir que por primera vez estaba en el lugar correcto.
— Es hermosa
— ¿Ah?
— La luna— soltó un leve suspiro— es hermosa— ella siguió su mirada, terminando por posar sus ojos en la enorme luna llena que los iluminaba. En verdad la luna era bellísima, siempre decían que la luna en el mes de octubre era la más bonita del año. Se quedó ensimismada detallando aquel satélite, hasta que un leve roce en su mano la distrajo de su tarea. Fue un roce simple, casi podía jurar que fue accidental, pero al sentir la mano fría de aquel hombre sobre su mano izquierda hizo que su cuerpo se tensara levemente.
— ¿Qué has vivido Mikasa? — escuchar que aquel desconocido sabía su nombre la descolocó sobremanera, una persona en su sano juicio se hubiera exaltado ante ello, que supiera su nombre y le tomara la mano con mucha confianza podría ser el preludio de algo peligroso, pero ella relajó su cuerpo. Escuchar aquella voz varonil pronunciar su nombre lo único que logró fue que sintiera curiosidad.
— ¿Cómo es que sabes mi nombre? — no dudó en indagar. Una suave sonrisa se posó en los labios él.
— Como lo suponía, no recuerdas nada, aunque puede que después lo hagas, no lo sé con certeza— soltó una leve risa cargada de tristeza
— Recordar ¿qué? — un suave apretón en su mano fue la única respuesta que obtuvo
— Al parecer Hanji se equivocó en algo y este es el resultado
— ¿Hanji? ¿Quién es? — — Eso sí que le estaba dando mal espina, no conocía nadie con ese nombre— Equivocarse ¿en qué? — Se levantó abruptamente de aquella banca y se paró frente a él mirándolo de manera retadora, no le gustaba que no le respondiera sus interrogantes. Al hacer ello soltó su mano de la ajena, y sintió un vacío aún más grande del que había experimentado en toda su vida.
— ¿Sabes? Quisiera regresar el tiempo y haber llegado a en el momento justo para que todo esto no pasara
— Oye ¿estás loco? ¿De qué hablas?
El chico de ojos azules se levantó y con pasos lentos, pero decididos caminó a donde ella se encontraba. Tomó una de sus manos y la jaló suavemente. Mikasa al chocar con el fornido pecho masculino sintió un chispazo que encendió todo su cuerpo. Tal vez estaba mal, no entendía a qué se refería ese desconocido, pero algo muy dentro de ella le pedía a gritos explorar el cuerpo ajeno, palparlo para saber que era real. Que no estaba soñando, era como si toda su existencia le dijera que él era la respuesta a todas las interrogantes que tenía desde niña.
Dirigió su mano libre a la mejilla de él, se deleitó con la suavidad de su piel. Muchos dirían que estaba loca al hacer eso. No sabía el nombre de él, pero el sentimiento de pertenencia, de completud eran suficientes para seguir con esas acciones. Sin darse cuenta, comenzó a acercarse peligrosamente a los labios ajenos. Él por su parte se sentía feliz aunque su expresión no hubiera sufrido ningún cambio. Sentía el suave aliento de la chica cada vez más cerca, había estado esperando por esto bastante tiempo, por lo cual decidió quitar aquella distancia entre ellos.
Sus labios eran suaves, como en antaño, tenían el mismo sabor. Encajaban perfectamente, como siempre. Mikasa se sorprendió al sentir que conocía el sabor, la textura de aquellos labios. Un suave jadeo de ella fue amortiguado por los labios de él.
El beso poco a poco se volvió demandante, al grado de que él comenzó a desviar sus labios al cuello de ella, dejando húmedos besos. Mordió suavemente, deleitándose con el tímido gemido que ella emitió. Los brazos del hombre la apresaron, él se comenzó a caminar lentamente, mientras seguía atendiendo su cuello cremoso. Mikasa simplemente se dejó llevar mientras sus manos se aferraban fuertemente a la espalda de aquel varón. Sin preverlo, sintió como su espalda chocó con el tronco de un árbol. Estaban alejados considerablemente del perímetro de la escuela, una distancia prudente para que nadie los pudiera ver o interrumpir.
— Dime ¿qué es lo que planeas hacer? — su voz sonó un tanto agitada, estaba expectante al siguiente paso del azabache
— Algo que debí haber hecho en su momento, y que fue nuestra condena
Mikasa lo alejó suavemente para ver aquellos ojos azules que le habían fascinado, pero en cambio, encontró unos ojos con una tonalidad rojiza. Un nudo se formó en su estómago, ¿Cómo era que sus ojos hubieran cambiado de color? ¿Tendría que salir huyendo? ¿Tendría que preocuparse por su vida? Eso y más era lo que pasaba por su cabeza, sin embargo una vocecilla en su mente le insistió a que preguntara algo que parecía fuera de contexto, pero que al parecer era la clave para todo lo que ocurría.
— ¿Dolerá?
— Sí, pero el dolor físico es lo de menos— Los labios de él volvieron a atacar el cuello femenino, dando leves lametones, sus manos se posaron en sus anchas caderas, recorriéndolas con suaves caricias.
Sin esperarlo, comenzó a sentir un leve ardor, y como un espeso líquido comenzaba a salir del lugar donde la boca del joven se encontraba. El ardor comenzó a expandirse por todo su cuerpo, mientras varias imágenes que la habían atormentado en sus sueños comenzaron a hacerse presente en aquel momento, mezclándose con memorias, que estaba segura, no eran de ella, sino de él. Conforme pasaban los minutos Mikasa fue entrando en un estado de trance y aquellas imágenes comenzaron a cobrar sentido.
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Podía verse a ella misma en otra época, vistiendo un vestido pomposo, estaba en una capilla en ruinas, que muchas veces había aparecido en sus sueños. Los ojos que había visto en el bosque la observaban desde lo que era el campanario de aquel viejo lugar. No sentía miedo, simplemente se sentía feliz de estar ahí.
Vio como el dueño de esos hermosos ojos caía grácilmente frente a ella. Vestía unas ropas medievales. Se acercó a ella y depositó un suave beso en sus labios.
— ¿Cuándo me convertirás?
— Ya te he dicho que no lo haré, quiero que vivas como una persona normal
— Pero si vivo como una persona normal, moriré
— Ese es el ciclo natural de la vida
— Lo sé, pero yo no quiero eso, si es que significa no volverte a ver
— Cállate mocosa, no sabes lo que dices
— Tal vez no lo sepa, pero ¿acaso tú quieres verme morir?
Un silencio arrollador se hizo presente entre ellos.
.*.*.
—Levi… tú eres Levi— con voz débil pudo articular el nombre del contrario. La respuesta a todo era aquel nombre. Unas rebeldes lágrimas comenzaron a surcar su rostro. Su alma se estremecía al por fin encontrar a su gemela.
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— Levi, las personas empiezan a sospechar de mí
— ¿acaso crees que no lo sé? — Levi soltó un puñetazo sobre la pared contigua a él
— ¿Qué haremos?— su voz estaba temblando, se encontraba al borde del llanto. Las consecuencias que todo eso podría traer consigo eran enormes, y no estaba por demás decir, fatales.
— Escúchame bien mocosa, por un tiempo no nos veremos. Alejate de este lugar por unas semanas, hasta que todo se calme, después de eso— un nudo se formó en su garganta, no quería llegar a eso, pero sabía que era necesario— después de ese tiempo te convertiré.
Los ojos de Mikasa se iluminaron ante aquella afirmación. Estarían por fin juntos. Para siempre.
.*.*.
Unos fuertes golpes irrumpieron en el hogar de una familia humilde. Pasaban de las tres de la madrugada. El patriarca de la familia se preguntaba quién podría estar tocando desesperadamente la puerta.
Abrió levemente la puerta principal, pero fue empujado por un grupo de personas entre los que se encontraban algunos vecinos.
— ¿Qué ocurre?
— Jaeger ¿dónde está tu hija?— Un hombre alto de edad avanzada lo miraba amenazante.
— ¿Mikasa? ¿Porqué?
— ¡Maldita sea! ¿Dónde está esa maldita?
— Buenas noches pastor Nick ¿qué se le ofrece? — Una mujer de cabellos castaños hizo acto de presencia, mientras les regalaba una sonrisa a todos los que se encontraban en el recibidor de su hogar.
— Señora Jaeger, más vale que usted y su esposo cooperen y nos digan dónde está su hija
— ¡Oh! Mika, ella no se encuentra, salió a casa de una amiga, fue invitada a una cena— La pobre mujer estaba rezando porque esa explicación pudiera contener a esas personas. No sabía lo que ocurría, pero si el pastor se encontraba ahí acompañado, no era un buen presagio— ¿Para que la necesitaba?
— ¿No es más que obvio? Su hija tiene contacto con un demonio— gritó colérico— Ha sido vista por algunos aldeanos en la ruinas de la capilla hablando con un ser demoníaco, así que no nos quieran ver la cara de estúpidos— giró su cuerpo y con voz potente dio la orden— ¡Suban y revisen cada rincón de este lugar!
La cacería había comenzado.
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—¡Noooo! ¡suéltenme! ¡Yo no he hecho nada!
— ¡Cállate! — gritó Nick mientras le soltaba una cachetada a la doncella— ¿Creíste que nadie se enteraría?
— No se de que habla
—¡Ja! ¿Crees que somos estúpidos? Respondeme algo ¿Porque una joven doncella hurtaría animales de las granjas y los llevaría a una capilla abandonada? ¿eh?
Mikasa sentía todo su cuerpo temblar, sabía que tarde o temprano empezarían a sospechar de los animales desangrados, pero ¿qué podía decir? Maldita fue su suerte, estaba a escasos días de ser convertida por Levi. Tenían todo un plan. Ya no le llevaría aquel sustituto de sangre humana por un mes. Tanto él como Hanji y Erwin se irían a otro pueblo, ahí cazarían animales en ese lapso de tiempo. Dejarían que todos los rumores cesaran y cuando eso ocurriera, ella dejaría una carta a sus padres y hermano, alegando que se había enamorado perdidamente y no esperaría para unirse a aquel hombre. Nada fuera de la realidad, simplemente estaba omitiendo que ese hombre era un vampiro, y que su huída correspondía a que sería transformada.
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—Levi, Erwin ha regresado de Shingansina, tenemos malas noticias— No podía creer lo que estaba a punto de decirle a su entrañable amigo— Han capturado a Mikasa.
—¡Maldita sea! tenemos que ir inmediatamente por ella
—¡¿Cómo pretendes ir si estamos a escasas dos horas de que amanezca?!
— Podemos ir por todo el centro del bosque para que nadie nos vea
— Estas loco, si tomamos esa ruta tardaremos más de dos días en llegar
— ¿Que sugieres genio?
— Podemos tomar la ruta de siempre, si salimos en este momento alcanzaremos a llegar a la cueva que pasamos la vez pasada, ahí podremos crear un plan.
Claro que en ese momento, lo que menos esperaban era que todos los caminos que llevaban a esa aldea estuvieran fuertemente vigilados. La noticia de que una joven había entablado una relación con un vampiro había corrido como pólvora, y todos esperaban algún ataque por parte de ese ser.
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—¡Noooo! Mikasa despierta por favor
—¡Levi! ¡por favor suelta su cuerpo! ¡Aceptalo, llegamos tarde!— Un hombre rubio de piel pálida trataba de contener a su amigo. El vampiro sostenía firmemente el cadáver de la que alguna vez fue su pareja. No le importaba haber manchado su pulcra camisa blanca. Aquella gran estaca había dejado una profunda herida en el pecho de la joven. Levi besaba desesperado aquella zona, como si con sus besos y lágrimas pudiera sanar la herida mortal.
—Levi por favor suelta el cuerpo de Mikasa
— ¡No! déjenme aquí
— Estas loco, alguien puede venir y encontrarte, te matarían
— ¿Acaso eso importa? ¡La han matado! ¡Por mi culpa! — Estaba al borde de la locura ¿como esperaban que viviera la eternidad al saberse culpable de la muerte de su amada?— ¡Que me encuentren! ¡Que me maten! ¡Lo merezco!
— Enano, Mikasa no hubiera querido escucharte decir estas sandeces
— Es la verdad, yo la maté, no debí acercarme a ella
—Levi— la voz seria y autoritaria de Hanji logró hacer que dirigiera su atención completamente a ella— Tengo una solución, no se cuando, ni donde hará su efecto, pero es lo único que te puedo ofrecer
— ¿Qu-qué necesitas?
— Tendremos que esperar a que entierren el cuerpo de Mikasa, esa misma noche exhumaremos su cuerpo y la llevaremos Klorva, ahí se encuentra la piedra que necesitamos para llevar a cabo el ritual.
— ¿Como sabes eso?
— En un libro que me regaló Moblit viene todo lo que necesitamos y en donde encontrarlo. Hace ochenta años él lo realizó y hace tres se reencontró con Nifa— Un suspiro salió de sus labios— Hace tres meses la transformó, sin embargo el libro dice que no se sabe cuando vaya a reencarnar. Tendrás que esperar un año, cien, incluso mil, hasta que ella vuelva a nacer. Tampoco sabremos donde será dada a luz de nuevo. Puede que reencarne en nueve meses, en esta misma aldea, como puede que lo haga en Mare.
— No importa— Se levantó con un aura decidida— Lo haremos.
— Enano, también debes saber que puede que la encuentres mañana o en una semana, siendo anciana, incluso casada, a Mob le paso eso hace treinta años. Encontró a Nifa embarazada, la siguió por un tiempo, ella murió dando a luz. Reencarnó de nuevo, y la encontró siendo una anciana, ¿Estás consciente de que su alma estará vagando eternamente?
— Tomaré ese riesgo
— Por cada reencarnación su alma se desgastará, no sabremos cuantas veces reencarnará hasta que deje de existir— Nuevamente el nudo en su garganta no le permitó articular palabra, estaba anonadado. Corría el riesgo de nunca encontrarla y que su alma se desgastara hasta que muriera completamente, ¿ en verdad quería eso? ¿sería capaz de condenar su alma a vagar y sufrir las consecuencias de dejar un pedazo de ella en cada cuerpo que le fuera asignado?
Una mano fuerte apretó su hombro, tratando de darle fortaleza.
—Levi, te ayudaremos. La buscaremos entre todos, los que la conocimos. rastrearemos la huella de su alma, haremos lo imposible por dar con ella.
.*.*.
Un torbellino de memorias demasiado confusas comenzaron a asaltar su mente.
Ella casándose con alguien que jamás había visto.
Ella embarazada en la época que parecía los años veinte.
Ella siendo parte de la monarquía de algún lugar.
En cada una de esas vidas, se veía en un cuerpo diferente. Uniendo su vida a una persona diferente. En algunas otras era incluso un hombre, un soldado. Empero en cada vida, una parte de ella se iba fragmentando, sumiéndose en una tristeza que en cada vida iba en aumento.
— Lo siento— un murmullo ahogado, lleno de culpa llegó a sus oídos— En verdad lo siento, perdoname
— No hay nada que tenga que perdonarte, cumpliste tu promesa
— No la cumplí a tiempo, llegué tarde— una fina lágrima se abrió paso en el rostro de Levi mientras miraba a los ojos a Mikasa
— Pero ahora ya estamos juntos, eso es lo que cuenta
— Te he buscado por más de trescientos años— su voz se comenzó a quebrar, habían sido tantos años en los cuales se había estado atormentando, arrepintiéndose de no haberla transformado cuando ella se lo pidió— Tantos años llorando tu perdida, pero al fin te encontré— Unos labios suaves y carnosos acallaron los roncos gemidos de dolor que Levi emitía. Aquellos labios que tantas veces había extrañado, aquellos labios que le daban el temple necesario para seguir adelante cuando la cacería de su especie era feroz.
Por fin sentía que estaba en el lugar correcto, con la persona correcta. había encontrado aquello que tantas veces buscó pero no había hallado. Encontrar la respuesta también en sus sueños, y las memorias que él le transmitió, fue el fin y el inicio de todo. Las consecuencias ya las sabía, tendría que buscar una manera de despedirse de sus cercanos, pero aún así todo se veía opacado por la gran felicidad que la embargaba.
He muerto todos los días esperando por ti.
Cariño no tengas miedo, yo te he amado durante mil años.
Te amaré por mil años más.
¿Qué tal? Lo más seguro es que se hayan encontrado con un montón de errores, y por eso me disculpó, hice más del 80% del fic desde el celular cuando iba en el transporte público, sólo la parte final la hice desde la computadora, y la verdad es que este fic me ha desgastado mucho :'v. En fin, díganme que les pareció, en qué puedo mejorar, cualquier duda que tengan, incluso mandenme tomatazos si lo creen necesario :v
Nos leemos en el siguiente aporte :)
~Judith~
