La historia no me pertenece sino que es una adaptación de la serie "Beauty and the Beast" de 2012 a 2016, protagonizada por Kristin Kreuk (Catherine Chandler) y Jay Ryan (Vincent Keller). Los personajes pertenecen por completo a Masashi Kishimoto, pero la redacción, cronología y personajes de carácter menor son de mi absoluta responsabilidad.


Prologo

Primavera de 2005

La mayoría de sus amigas, a sus doce años, o estaban preocupadas de su aspecto o de la idea de tener un novio y pronto. Más centrada en estudiar y aprender, ser una buena hija y no decepcionar a su familia, Sakura prefería pasar sus ratos libres con su mejor amiga Ino en casa de quien se había quedado hasta tarde con el permiso de su madre que había acordado recogerla antes de medianoche, pero desgraciadamente el viejo auto de su madre pensaba lo contrario, averiándose a medio camino de su casa, en medio de la nada por decirlo de alguna forma.

Ya siendo media noche Sakura podía darle la bienvenida oficial a sus doce años, ya era veintiocho de marzo después de todo. Pero, en ese momento, Sakura no elegiría otro regalo que estar ahí en el asiento trasero del auto—con su cabello recogido en dos trenzas-contemplando las estrellas en medio de la noche sin el obstáculo de la luz artificial. Mebuki, con ayuda de una linterna, termino por fin de reparar el auto, observando de sola sayo la hora en su reloj.

-Lamento que tu cumpleaños inicie así, cariño—se disculpó Mebuki, contemplando a su entretenida hija.

Apartando la mirada de las estrellas, Sakura se levantó del asiento, pasando por encima de la puerta para salir sin problema, consolando el temor con su madre con una sonrisa. No necesitaba de una fiesta ni anda, solo sabiendo que tenía a sus padres y a su pequeña hermana Matsuri—de seis años—podía decirse "la más feliz".

-No importa, mamá—tranquilizo Sakura, abrazando a su madre que sonrió antes de besarle la frente, -Ino y yo pasamos una tarde muy divertida—contribuyo a añadir para aligerar el ambiente. -¿Y qué es más divertido que tener una madre mecánica?—Mebuki le removió ligeramente el cabello. -No me imagino deshaciéndonos de este auto—reconoció.

Desde que tenía memoria, incluso antes de nacer—según su padre—ese auto había formado parte de la familia, sin excepción alguna, era—por decirlo así—un sobreviviente. No podía siquiera imaginar que sería de ellos si tuvieran otro auto en las manos, se había acostumbrado hasta a dormir en ese auto cuando su madre le pedía ayudarle con el negocio. Por ahora tenía todo claro en su vida: estudiaría, intentaría dar lo mejor de sí, entraría en una universidad y seria abogada como su papá, no tenía otra idea en mente por ahora.

-Si llegas a tenerlo cuídalo mucho, Sakura—pidió Mebuki, sinceramente, cerrando el capo del auto ante la sonrisa de su hija que se recargo en él, -si no lo perderás.

Sakura estuvo a punto de decir algo pero la repentina llegada de otro vehículo se lo impidió. Quien sea que lo conducía se detuvo en el borde contrario de la calle, sin apagar el motor. A menos que su madre no hubiera podido arreglar el auto y hubiera pedido ayuda, no entendía quien había llegado o que hacia ahí

-¿Quiénes son?—pregunto Sakura en voz alta.

Mebuki dejo la caja de herramientas en el suelo, acercándose a su hija rápidamente en caso de que fuera necesario. Sakura sujeto la mano de su madre en tanto esta se encontró cerca suyo, sintiendo temor de quienes fueran esos sujetos.

-Sakura, sube al auto—ordeno Mebuki.

-Mamá…- murmuro Sakura, intentando debatir.

Las puertas del vehículo se abrieron y del interior aparecieron dos hombres con armas en sus manos, Sakura se abrazó de su madre por mera inercia, intentando servirle como escucho pero su madre hizo de tapadera entre ella y esos hombres. No iba a subir al auto, pero tampoco entendía que estaba pasando. Antes incluso de que ella y su madre pensaran en qué hacer para salir de aquella extraña situación, ambos hombres le apuntaron y dispararon a su madre. Sin soltar a su madre, bajo ninguna circunstancia, Sakura se negó a pensar lo peor, removiéndole el hombro para que despertara.

-¡Mamá!—llamó.

Una bala roso muy cerca de su pierna, recordándole que no estaba sola y que si habían matado a su madre igualmente podían matarla ella. Tan rápidamente como le fue posible y lamentando tener que darle la espalda a su madre, Sakura salió corriendo casi en el acto. Era de noche, en medio del camino que daba a un bosque, esperaba que no la encontraran pero lo peor es que no podía estar segura. Pese a las enormes ganas que sentía de llorar y las lágrimas que no pudieron evitar deslizarse por sus mejillas, Sakura no paro de correr en ningún momento hasta tropezar accidentalmente y caer al suelo, su cabeza golpe casi en el acto contra una roca, abriendo un pequeño corte en su frente. Sakura se dio la vuelta, muy aturdida como para levantarse, dificultándosele el distinguir claramente a ambos sujetos, pero claramente cuerda como para saber que estaban ahí delante de ella.

-No me maten por favor—rogó entre lágrimas, temía a la muerte, sí, pero porque era una niña como cualquier otra, no podía ni quería morir en ese momento. Pese a su ruego, ambos hombres igualmente le apuntaron y se prepararon para disparar, -por favor…- suplico Sakura.

No le iba a servir rogar, no iban a perdonarle la vida por ello y pese a saberlo Sakura no perdió la esperanza, cerrando sus ojo y rogando silenciosamente porque algo sucediera para impedir que muriera. Como una respuesta ante sus ruegos, Sakura sintió retumbar en el aire un eco, una especie de rugido inconfundible que la sobresalto más no asusto—no como estaba por culpa de esos hombres—provocando que abriera los ojos de forma inmediata. Ya había presenciado la muerte de su madre a causa de esos hombres y pese al asco que significaba verlos morir en manos de algo o alguien a quien no conocia y que más bien actuaba como un animal no consiguió asustarla. Sea lo que fuera eso o él, era humano y estaba totalmente segura, lo estuvo en cuanto volteo a verla provocando que la mirada de ella se encontrara con unos profundos orbes rojos que la observaron con aparente preocupación, casi corroborando que estuviera a salvo. La oscuridad y la espesura del bosque impidieron que Sakura—pese a enderezare con ayuda de sus brazos—pudiera contemplar el rostro de aquel hombre que, notando sus intenciones, se marchó a una velocidad que ella apenas y pudo seguir con su mirada.

Observo con rabia los cadáveres de aquellos hombres mientras se levantaba del suelo, llorando como había deseado hacerlo. No iba a morir esa noche, iba a vivir e iba a pelear con todas sus fuerzas, no volvería a pasar por algo así. Pero de algo estaba segura, lo que la había salvado no era un monstruo, los una vez llamados hombres que habían irrumpido en su vida esa noche…si lo eran.

Todos dijeron que fue un animal salvaje, un coyote o un oso, ¿Qué era esa cosa que creí haber visto? No lo sé, algunos dijeron que era producto de la conmoción o estrés post-traumático. Los que mataron a mi madre eran bestias, pero eso o él...definitivamente no era una bestia


Actualidad, 2017/Nueva York

La vida tenía que seguir, eso se había repetido los siguientes doce años de su vida tras la muerte de su madre, se había hecho cargo de la mayor parte de la crianza de su hermana, permitiéndole su padre continuar con su vida y—ahora—comprometerse para continuar con su vida como ella estaba haciendo. Se había graduado como una de las mejores de su clase, pero sus prioridades habían cambiado, el lugar de estudiar leyes como había planeado hacer se había dedicado a algo aun más central y que—en cierto modo—le daba sentido a su vida, la seguridad, la policía más específicamente y llegando a un cargo—moderadamente-estable: detective, ni más ni menos y además de ello trabajaba con su mejor amiga de la infancia, Ino Yamanaka, ¿Acaso había algo mejor que eso? Ella creía que no.

Sakura se observó una última vez ante el espejo retrovisor de su auto antes de estacionarse frente al cine. Se suponía que ella y su novio—si así podía llamarlo—iban a ver una película juntos, pero habían estado postergándolo los últimos días a causa de su trabajo y el hecho de que su querido y muy amado jefe—nótese el sarcasmo—fuera un obseso del trabajo, literalmente. Sakura salió del auto, veloz como siempre, siendo reconocida por uno de los guardias de la entrada, sabía que se había estacionado mal, pero ni siquiera planeaba quedarse, solo disculparse con Kiba

-Detective, ¿Qué…?—intento detenerla el guardia

-Cinco minutos—pidió Sakura, rodeándolo y siguiendo con su camino a toda prisa.

Kiba y ella llevaban apenas un mes de novios, pero pasaban tan poco tiempo juntos que se sentía como si apenas hubiera pasado media semana. Era su vida, y le dolía tener que postergar tanto su relación pero era eso o morirse de hambre al ser una mantenida y ese papel de—por decirlo de algún modo—parasito, ya le correspondía a su hermanita Matsuri.

-¡Kiba!—grito Sakura antes de abrazarlo por la espalda. El Inuzuka volteo, claramente confundido por su llegada—Hola—saludo Sakura dignamente, besándolo, sintiéndose, en efecto, la peor novia del mundo, -realmente lo siento. Sabes que mi jefe odia a su esposa, lo que significa que nunca quiere irse del trabajo, lo que significa que yo…- intento explicarse.

-Significa que no recibiste mi mensaje—interrumpió Kiba, algo preocupado.

La pelirosa no pudo evitar parpadear con confusión, si, no había encendido su teléfono en las últimas horas ni recibida sus mensajes, pero ¿Qué podía ser tan importante en ese momento? Sakura arqueo una ceja, claramente en espera de una respuesta. Estaba tan ligada a su trabajo que necesitaba, no, exigía que las cosas fueran remotamente rápidas, no le gustaban las instancias de torpeza.

-En un principio tu trabajo era excitante—admitió Kiba dando a entender, casi de ipso facto, el por qué había salido con ella hasta entonces, -ahora es algo irritante, como esta noche…- señalo dándole a entender la hora de llegada que tenía lugar una hora tarde, -si quiero fumar marihuana...

-Claro que puedes fumar marihuana—tranquilizo si es que ese era el problema, de hecho ella misma había tenido sus tropiezos o momentos de adolescente como prueba, pero no hasta que cosas como el alcohol y las drogas fueran algo que tuvieran lugar alguno en su vida, -no me importa.

-¡Kibabu!—un grito femenino irrumpió en el momento.

No necesito preguntar, solo voltear y ver a una chica llamando a Kiba como si fuera su novio, ya empezaba a sentir que ella era la tercera persona en la relación y no esa mujer. Si no tuviera experiencia diría que estaba malentendiendo las cosas, pero desgraciadamente ya le había sucedido anteriormente.

-¿Kibabu?—pregunto Sakura, comenzando a entender de qué iba esa conversación.

No necesitaba que Kiba fuera lo bastante poco hombre para terminar con ella por eso, pero no iba a culparlos, sus anteriores novios igualmente lo habían hecho. Si, tenía pésimo tacto con hombres, en el sentido emocional. Pero esperaba que no la reemplazaran tan pronto, esta era la gota que había rebasado el vaso además del hecho de que él le hubiera enviado un mensaje para, aparentemente, terminar con ella por teléfono.

-Lo siento, Sakura…- intento disculparse Kiba ante la tensa mirada de ella, -estoy estresado, en serio—se excusó.

Había tenido que escuchar muchas cosas a la hora de terminar una relación; no eres tú, soy yo, vete de mí vida yo me iré de la tuya, y ahora esto, ¿enserio? Empezaba a creer que iba a ser la solterona de la familia ya que su hermana Matsuri tenía mejor suerte con los novios.

-En serio ¿Ese era tu mensaje?—cuestiono Sakura.

Creía que Kiba era mejor que eso, pero aparentemente no lo era.

-Sakura, seamos amigos—pidió apelando al viejo refrán de que si habían sido novios podían seguir siendo amigos como si nada, solo que ella no creía en esa ridiculez, -las cosas no tienen por qué cambiar entre nosotros—alentó para no hacerla sentir mal.

Para su sorpresa, Sakura plasmo una perfecta sonrisa en su rostro que casi le hizo cree que eso no le importaba.

-No, tienes razón—secundo ella con voz serena y calmada, con una de sus manos sobre su cadera, tenía muy bien pensado que hacer. Nadie rompía con ella de esa manera y salía ileso, -el pasado pisado—sonrió y, viendo confiado a Kiba, tomo su placa que colgaba en el costado de su cadera, levantándola hacia los guardias tras Kiba. -¡Seguridad! Este tipo tiene marihuana—delato.

Kiba la observo incrédulo antes de que ella le diera la espalda.

-Idiota—murmuro.

Genial, de nuevo estaba soltera, aunque para tristeza de su padre y hermana esta vez era por su propia elección. Esta vez estaba segura, cero hombres, ¿sí? No más mientras interfirieran con su trabajo, ya estaba harta de dar tantas escusas en un intento por no sentirse mal. Metió la mano en su bolsillo, encendiendo su teléfono justo para recibir una llamada.

-Haruno—contesto.

Como siempre, su deprimente animo tendría que esperar.


Había mucha gente con la que podía hablar luego de una ruptura, pero ya siendo su tercer novio en un año—y como siempre—Sakura había elegido recurrir a su pareja de trabajo y mejor amiga. Ino tenía más experiencia con los hombres hasta llegar al punto de aburrirse, literalmente, al menos gracias a ella tenía una visión diferente del entorno para pensar con claridad. Al menos estaba segura de una cosa, no se arrepentía de haber delatado a Kiba. Se suponía que estaban allí por un caso y no para tener una charla de amigas a corazón abierto pero, ¿Qué otro momento tendrían? Era eso o hablar mientras les asignaran un caso nuevo, y no preferían esta opción por sobre la que estaban transitando en ese momento.

-Tendrías que haberlo castrado—sugirió Ino igual de molesta que su mejor amiga, -tu trabajo era excitante—imito la voz de Kiba, sintiendo asco de solo intentarlo. -Maldito idiota, nuestro trabajo no es una atracción sexual—recordó.

Ciertamente el rol de policía, extrañamente, le resultaba trayente al público masculino, pero Sakura estaba determinado a cambiarlo, no más intentos de cambiar su estado civil, eso se había acabado, que Matsuri fuera la conquistadora de hombres, ella prefería quedarse tal y como estaba. Veinticuatro años, virgen y sin una pisca de tiempo para sí misma, si…seguramente iba a casarse muy pronto. Debía ser realista, para alguien con su vida, era mejor seguir soltero.

-Para tu alegría Ino, mi virginidad sigue intacta—dio a saber la Haruno.

Ino parecía agradecida de que hubiera sido así, aunque la entendía, Ino había estado con toda clase de hombres y afortunadamente eso le servía de guía para decidir con quién intentar algo o a quien, simplemente, mandar al diablo. Sakura no tenía ni la más mínima idea de que habría hecho con su vida de no ser por su amiga a quien más bien consideraba su hermana.

-No la pierdas con otro idiota, amiga, acabaras en problemas—aconsejo la Yamanaka, claramente velando por su estabilidad emocional. -No entiendo cómo es que siempre acabas con los chicos problemáticos—cuestiono esto último.

Tenía pésimo gusto para los hombres lo sabía, no en el sentido de que no fueran atractivos, —todo lo contrario—pero elegía a aquellos que tenían la personalidad más complicada; intento de vagabundo, conflictivo y el ultimo un especie de traficante de marihuana por decirlo menos, tenía que cambiar de gustos.

-Fácil, instinto de auto suicidio—justifico Sakura, -ya no me quedan neuronas.

-Por eso estoy en periodo de abstinencia—declaro Ino, conforme con el actual rumbo de su vida, -casi dejo sin descendencia al último idiota con el que me acosté—se divirtió de recordar.

Ino era más segura y no solo porque tuviera experiencia, literalmente había pateado en la entrepierna al último idiota que se había creído demasiado por estar con ella. Era romántica, a su manera, sin demasiados compromisos y demasiadas muestras de afecto en público, en fin, muy discreta y reservada para sus cosas, solo se jactaba de una relación cuando le convenía y esto último sucedía cuando y había pasado la fase de rompimiento.

-Tienes que enseñarme muchas cosas, Ino—recordó la pelirosa que, como siempre, tenia de amiga, terapeuta y consejera a Ino y sus locuras, -eso y ser mi cita en la fiesta de compromiso de mi papá—la rubia se abstuvo de reír. -Crímenes especiales—aclaro Sakura al guardia de la escena que aparto la cinta policial para que pasaran.

Estaban ahí para esclarecer un repentino caso; asesinato en la entrada del hotel a una mujer que, aparentemente, ni siquiera era huésped del lugar. Sakura observo con frialdad la escena, arrodillándose al terminar de colocarse los guantes y analizar a la víctima, había perdido la empatía de un crimen desde la primera vez que había visto a un cadáver, apenas y habiéndose graduado de la universidad y comenzado a trabajar. No iba a dejarse sorprender ahora.

-El 911 recibió una llamada de su celular a las 8:22 pm—detallo Ino, leyendo el registro dado por los oficiales de la entrada. -No hay grabación—leyó antes de cerrar el informe.

Sakura examino el cabello de la víctima, el cuello…

-Traumatismo craneal—dio por sentado antes de desviarse a la cartera de la mujer donde reviso sus objetos personales, salvo que extrañamente no había ninguno, esa cartera estaba vacía, -sin billetera, identificación o llave de hotel—enumero.

-¿Homicidio por robo?—supuso Ino.

La pelirosa no pudo e vitar pareces disconforme ante la idea. Ella no era un aficionada de la oda ni nada de eso—de hecho Ino le había obsequiado cada uno de los vestidos de fiesta que tenía en el armario—pero sabía muy bien que lo que tenía en sus mano no era algo remotamente barato, un objeto de marca como aquel no era algo a lo que todo e publico pudiera acceder.

-¿Y dejar atrás una Louis Vuitton?—cuestiono Sakura, no segura de ello, -¿En serio?

La Yamanaka se cruzó de brazos ante su interrogante, claramente escéptica con respecto a su idea.

-Sabes que esas cosas están pasadas de moda—critico Ino.

Oh, ¿Cómo olvidar que su amiga era una visionaria y apasionada de la moda? Si ella decía que algo estaba pasado de moda era así, pero no ignoraba el hecho de que una cartera así siguiera siendo costosa y más digna de robar que la billetera de alguien o una gran cantidad de dinero.

-En resumen—la pelirosa volvió a centrarse en el tema, que era lo importante, -es un lugar bastante público para robar y matar a alguien—señalo.

Pero una pregunta seguía en su mente, ¿Quién había hecho eso? Y aún más importante, ¿Por qué? Tales incógnitas e su mente no pudieron evitar sobresaltarla al momento de que el personal encargado de la autopsia y escena del crimen comenzara a tomar fotografías.


-Una mujer herida llega al hotel, nadie pestañea siquiera—critico Sai. -¿Dónde está nuestro chico malo?

Todo su departamento como tal estaba bajo las órdenes de Sai, su jefe y toda una proeza en la vida criminal, muy bien condecorado como señal inequívoca de su ascenso, escéptico y con un alto grado de inteligencia, Sakura siempre sabía que podía plantear una interrogante y el la contestaría pese a su escaso tiempo y poca paciencia, por no decir que no tenía.

-Eso no lo sabemos—admitió Sakura para frustración de Sai, -pero identificamos a la víctima por sus registros celulares; Yugito Ni. No es una huésped del hotel—se apresuró a añadir antes de que Sai preguntara siquiera.

Ino se acercó con un informe nuevo, esta vez redactado por el personal de s departamento, quienes no habían tardado al momento de encontrar todo lo posible con respecto a la víctima.

-Jefe, google dice que es editora ejecutiva en la revista Couture Blue—informo Ino, ironizando al personal informático de departamento al llamarlos Google.

Sai acepto el informe, leyéndolo superficialmente, claramente sintiendo que faltaban detalles importantes. Sakura cambio la hoja del informe que ella tenía, buscando ese detalle que sabía querría su jefe.

-¿Esposo?, ¿Novio?, ¿Amante lesbiana?—indago Sai en un intento por no dejar ningún cabo suelto.

-Si, esposo, Fuji Ikehata, un gran fotógrafo de moda—verifico Sakura, enseñándole el informe, -son como la pareja poderosa de la página seis—puntualizo como detalle primordial.

La información no sorprendió a Sai que confiaba ciegamente en dos de los mejores detectives de su departamento, pero esta última información era importante y necesitaban seguir la pista cuanto antes.

-¿Dónde está el señor Poderoso ahora?—indago Sai, confiando en sus siempre diligentes detectives.

La Yamanaka suspiro, de brazos cruzados. Trabajaban velozmente pero no a ese nivel y para encontrar el resto de los detalles, cuando menos, deberían esperar unas cuantas horas más.

-No hemos sido capaces de rastrearlo—informo Ino, tristemente.

-Afortunadamente tenemos huelas en un botón—alentó Sakura.

Trabajan día y noche por culpa de su jefe que prefería su trabajo a su propio hogar, no tenían por qué desalentarse, solo tener paciencia y esperar a que el resultado deseado surgiera.

-Consigue los resultados—indico Sai antes de marcharse.

Ya sin su jefe, ambas respiraron con aparente tranquilidad. Aparentemente esa noche no iban a volver a casa tampoco, se quedarían pegadas a sus computadoras, investigando todo cuanto fuera necesario.

-No hay problema—menciono Ino, sonriéndole a su amiga.


En efecto, se habían quedado toda la mañana trabajando y paleando el sueño—o ella en este caso—con un café muy cargado y el pasarle el resto de la noche literalmente pegada a la computadora. ¿Cuándo iba a recuperar esa noche de digno sueño? Pregunta sin respuesta definida hasta ahora. Pero había valido la pena ya que había dado con que las huellas dactilares de la escena concordaban con una persona, había esperado hasta al llega de su jefe y los miembros más importantes del departamento, Ino entre ellos y C.

-Hay coincidencia, pero no de su esposo—aclaro rápidamente al ver la mirada de su jefe que estaba de pie a su costado. -Se trata de Sasuke Uchiha.

Sai escucho el nombre, sintiendo que había escuchado ese apellido anteriormente pero demasiado lejano.

-¿Antecedentes?—indago Sai.

-Ninguno, aparentemente es militar—aclaro Sakura, leyendo la pantalla de su computadora. -Esta muerto—esta declaración confundido a sus colegas y amiga, prácticamente quitándoles el aliento, -asesinado en Afganistán en el 2002, lo demás es clasificado—explicó igualmente confundida con esa información.

Ino se levantó de su asiento y acerco a donde estaba su amiga, leyendo el informe igualmente para concordar que, en efecto, no se trataba de una broma. No tenía sentido para ella tampoco, en el registro solo se leía que se había reportado como desaparecido, pero no era tonta como para no comprender que quien desaparecía en Afganistán…no regresaba vivo.

-Entonces, ¿Cómo es que las huellas de un muerto terminaron sobre una editora de moda?—pensó Sai en voz alta para pedir la opinión de sus colegas.

-Iba a decir que habláramos con su familia, pero mira…- señalo Ino, pidiéndole permiso a su amiga par girar la computadora hacia Sai, -sus hermanos y padres también están muertos—señalo.

Sakura anoto los nombres en un papel luego de haberlos leído, en el registro se leía que había tenido dos hermanos, Itachi y Shisui, fallecidos al igual que sus padres. No tenían absolutamente nadie con quien contactar para averiguar algo de él. Una vez que Sai hubo leído cuanto era necesario, Sakura volvió a seguir con su lectura del informe ante la atenta mirada de Ino que quería creer en lo que leía.

-Según el registro, era médico—señalo Sakura, leyendo en voz alta para que Sai la escuchara, y el resto de los presentes, -residente en emergencias del Hospital St. Benjamín, desde 1999 al 2001—detallo esto último, observando confundida la fotografía de aquel hombre que aparecía en su computadora.

En caso de que ese informe fuera erróneo, en caso de que lo escrito y detallado ahí hubiera sido manipulado, lo hubiera sentido, pero extrañamente no sentía que ese hombre fuera una mala persona, era una sensación que entro en ella en cuanto vio la fotografía.

-Busquemos posibles colegas, tal vez sepan algo—ordeno Sai.

Centrada en aquella fotografía y los pensamientos que surcaban su mente, Sakura no vio marcharse a su jefe y a la gran mayoría de los presentes para cumplir aquella orden, excepto a Ino que se colocó su chaqueta, esperando que su amiga se moviera. Sakura se centró en aquella fotografía, pero no por motivos repentinamente inexplicables sino porque…viendo la mirada de aquel hombre, era casi como si rebobinara a la noche del asesinato de su madre, si esos orbes ónix fueran rojos, estaba segura de que habrían sido los mismos, la misma mirada, la misma intensidad…

-¿Sakura?—llamó Ino, no recibiendo respuesta, viendo a su amiga con la vista pegada a la pantalla, -Sakura—llamó levemente más fuerte, haciendo reaccionar a la pelirosa que parpadeo, confundida, -¿el Hospital?

La pelirosa asintió, cerrando su computadora, dándole una última mirada antes de levantarse y tomar su chaqueta. Más tarde tendrá tiempo para pensar en eso.


El Hospital St. Benjamín era fácilmente ubicable y reconocible en la ciudad, de hecho gran aparte de las víctimas de intentos de asesinato, robos u otras circunstancias que investigaban llegaban ahí la mayoría de las veces, el personal que ahí trabajaba era de la entera confianza de todo, una política estricta pero extrañamente cómoda a su vez. Sakura recordaba haber estado ahí luego del asesinato de su madre para un par de chequeos antes de que la destinaran a una de los tres terapeutas con quienes había tenido que lidiar hasta garantizar que no estaba loca, pero con la aparente confirmación que "eso" que había visto esa noche era producto del trauma sufrido o de otros factores.

En ese momento se encontraba con la enfermera principal del Hospital, la encargada del personal y que afortunadamente había iniciado como tal un año antes de que el—aparentemente—escurridizo recluta comenzara a trabajar hacía ya tantos años. Si ella no les proporcionaba la información, entonces nadie más lo haría.

-¿Uchiha?, claro que lo recuerdo—garantizo la directora de personal, -la mayoría de los residentes se vuelven arrogantes, pensando que lo saben todo, pero Sasuke no—se detuvo a aclarar, no pudiendo evitar sentir nostalgia al recordarlo, -¿Sabían que sus hermanos murieron en las torres gemelas?—inquirió la enfermera.

Escuchando esto, Sakura no pudo evitar intentar—o hacerlo—empatizar con cómo debía de haberse sentido, sus hermanos Itachi y Shisui habían sido héroes…pero desgraciadamente eso no le había impedido perder la vida. Conectando los puntos adecuadamente, Sakura ya creía tener el motivo por el cual había abandonado la idea de ser médico para luego enlistarse.

-No, no lo sabíamos—admitió Sakura, sintiendo lastima.

-Estuvo aquí ese día, espero hasta que los trajeran—explico para tristeza de Sakura, otra historia que añadir a la lista. –Nunca volvió al trabajo después de eso—menciono con tristeza.

-Es por eso que se enlisto—justifico Sakura a Ino, uniendo los puntos, por decirlo así.

-¿Y no lo ha visto desde entonces?—inquirió Ino.

La enfermera no pudo evitar observarlas un tanto divertida, para estar buscando información sobre un ex-residente no sabía casi nada de él y eso se notaba. ¿Qué esperaban averiguar de esa forma? Ni siquiera parecían saber que el Uchiha había muerto hacía ya quince años.

-Para ser detectives, no saben mucho—ironizo la enfermera un tanto extrañada.

-No, sabemos que supuestamente está muerto—señalo Sakura.

Claro, el informe y papeleo decía eso pero algo le insistía a Sakura que ese hombre no podía estar muerto. Legalmente y a ojos de todos quienes partían a Afganistán no volvían y punto, el simple hecho de ir ya de por si era una sentencia de muerte. Tal vez hubiera sobrevivido y solo no se supiera tal cosa. De lo contrario, ¿Cómo se explicaba la presencia de sus huellas en una reciente escena del crimen? Era imposible que de entre tantos soldados enlistados no sobreviviera alguien, alguien tenía que haber sobrevivido, era una simple estadística.

-¿Supuestamente?—pregunto la enfermera, -hay una placa en el vestíbulo, con su nombre—aseguro.

Okey, nuevamente eso corroboraba su idea, una placa y un acta de defunción eran solo eso, material gubernamental incapaz de comprobar del todo, ahí había algo y Sakura estaba segura de ello, de lo contrario nada de lo que estaban investigando tenia justificación.

-¿Recuerda a alguien cercano a él, alguien a quien hubiera buscado?—pidió saber Saura, genuinamente interesada.

La enfermera se detuvo ante aquella incógnita, intentando recordar claramente todo aspecto recurrente que hubiera sido de su conocimiento durante la estadía del Uchiha en el Hospital.

-Sasuke no era muy sociable—aclaro la enfermera, haciendo memoria, -pero tenía un compañero de apartamento.


Al menos tenían algo por dónde empezar, o eso quiso creer Sakura mientras conducía y escuchaba a Ino leer lo recopilado por el personal del departamento. Estaba entre concentrada y distraída, aun intentando hallarle un sentido a lo que había leído y a lo que se suponía que era una realidad. Sin necesidad de corroborar el lugar, Sakura subió su auto a la acerca vacía, estacionándose sin problemas, no había nadie en las cercanías así que no tenía por qué preocuparse de la ley en ese momento.

-Naruto Uzumaki, investigador médico—leyó Ino en el registro de identificación antes de levantar la vista para contemplar lo que, para ella, merecía ser calificado como vertedero. -¿Aquí es donde vive?, ¿En una planta nuclear?—observo Ino el lugar, sin demasiadas expectativas.

Encogiéndose de hombro, Sakura simplemente salió del auto, seguida de Ino, en momento así se alegraba de tenerla como mejor amiga y compañera de trabajo a causa de su sentido del humor, pero además porque era sincera y lo bastante intimidante como para hacer temblar a cualquier hombre antes sus repentinos arrebatos de cólera que había protagonizado junto a todos sus ex-novios.

-Es un investigador, ¿Tal vez trabaja en casa?—Sakura intento buscar el lado positivo.

Dándole otra mirada al lugar, Ino pareció tener otra teoría.

-Si, o es un laboratorio de Metanfetamina—ironizo Ino, divertida con la idea, -es justo mi tipo—aclaro ante la mirada de su amiga. -¿Qué tal una revancha por Kiba? Puedes quedarte con él—alentó Ino en un intento porque Sakura dejara esa aura asquerosamente positiva.

Su amiga era una persona simplemente magnifica pero ese aire positivo que irradiaba, en un intento por no pensar en su quiebre amoroso la frustraba, Sakura no tenía por qué empeñarse en lucir correcta ante todo el mundo, era humana como todos y sentir era parte de ser humano. Entrar en ese—a ojos de Ino—deposito o lo que sea que fuera no había resultado complicado ya que no había puerta que impidiera su paso, todo se trataba de un antiguo complejo, húmedo, con goteras. En resumen, un lugar abandonado.

-Esto será un departamento en dos años—menciono Ino, sintiendo asco del lugar tan desaseado. –Definitivamente necesita un nuevo decorador—añadió.

O un toque femenino, pensó Sakura ante las críticas de amiga. Lo cierto es que, visto desde otra perspectiva, el lugar no estaba tan mal, pero claramente estaba un tanto desaseado, casi le costaba creer que alguien viviera ahí. Siguieron el único pasillo que conformaba el lugar hasta llegar a dos pesadas puertas de meta siendo que en la izquierda—extrañamente—se leía Oficina.

Sakura le dio una mirada a su amiga que estaba igual de extraña por el aspecto de aquel lugar, todo era lúgubre, en el mejor de los sentidos pero lúgubre al fin y al cabo. Resignada, Sakura golpeo a la puerta.

-¿Naruto Uzumaki?—llamó Sakura sin escuchar pasos o indicio de presencia en aquel lugar, -policía de Nueva York—aclaro en un intento porque encontraran algún rastro del cual asirse. –Señor Uzumaki—volvió a llamar Sakura.

Decidiendo esperar un segundo, la puerta se abrió de forma repentina por obra dl que debía ser el propietario—si así podía llamarse—de aquel lugar. Bueno, de hecho, concordaba perfectamente con el perfil.

-¿Naruto Uzumaki?—le nombrado asintió. –Soy la detective Haruno, ella es la detective Yamanaka.

-Esto no es por la multa de velocidad, ¿o sí?—pregunto Naruto, claramente preocupado. –Porque voy a pagarla—aclaro.

-No, estamos aquí para hablar con usted sobre un antiguo compañero de apartamento—inicio Sakura en un intento porque el Uzumaki entendiera, cosa que aparentemente no sucedía, el porqué de su presencia. -Sasuke Uchiha—el nombre causo cierto nerviosismo en el rubio que Sakura noto casi al instante.

Apartándose ligeramente de la puerta y dándoles la espalda a ambas mujeres el Uzumaki oro por clama, clama para tener paciencia y no matar personalmente a su amigo por culpa de todos los embrollos en los que estaba involucrándolo, ¿Qué parte de secreto, encubrimiento y clandestinidad no entendía?

-Sasuke Uchiha…- repitió Naruto adentrándose en su "hogar" y permitiéndoles la entrada alas detectives, -es una desgracia lo que le sucedió, tan joven—menciono el Uzumaki intentando tocar el lazo emocional de alguna de las dos mujeres.

Lo mejor que podía hacer, en ese preciso momento, era dar por sentado lo que el resto dl mundo sabía, que su amigo estaba muerto y punto, nadie tenía porque indagar nada. La pelirosa no se dejó convencer ante el intento del Uzumaki por tocar una fibra sensible como mujeres que eran. Ese truco ya lo conocía.

-Entonces, asumo que no escuchó sobre él reciente—dio por sentado Sakura.

-¿Escuchar? Como voces o…- no pudo evitar cuestionar el Uzumaki.

-No, a él—especifico Sakura, observando el lugar tan atentamente como le era posible, sintiendo que algo no cuadraba, -sus huellas aparecieron en una escena del crimen—aclaro.

La mirada de la pelirosa recorrió la habitación, teniendo a Ino como completo a su espalda, el lugar no estaba nada mal; cómodo, apartado, callado, lo que muchas veces se buscaba en la ciudad, pero algo no cuadraba, era una especie de presentimiento. Si, en ese momento no debería dejarse llevar por algo así, pero prefería llamarlo instinto policial.

-Parece que necesitan mejor personal en el área de huellas—intento justificar Naruto.

Ino lo observo en un intento por no parecer ofendida. Tenían un personal altamente calificado para cada área y a su entender tal crítica no tenía fundamento alguno como para ser hecha siquiera.

-¿Existe una razón por la que el señor Uchiha quiera que la gente piense que está muerto?—cuestiono Ino, igual de dudosa de la situación que Sakura. –Tal vez estaba en problemas—intento encontrar una justificación.

El Uzumaki hizo lo posible por parecer ofendido, dando a entender que el tema era de su interés y preocupación a la vez que sentía los pasos de la detective Haruno acercarse hacia las escaleras. No tenía que acercarse tanto, tenía que hacer algo para impedirlo, de alguna forma lo más disimulada posible.

-Estaba en Afganistán, por supuesto que estaba en problemas—aclaro Naruto en el acto.

Sakura continuo analizando todo lugar posible hasta que sus ojos se centraron en la escalera que conducía al segundo piso, en lo alto—en vez de una puerta de madera o acero como la de la entrada—se hallaba una puerta de rejilla, cosa que la extraño un más, eso y el hecho de que—extrañamente—sentía que era objeto de observación, pero al voltear a ver y Naruto e Ino se dio cuenta de que no era así. Había tenido esa sensación desde el momento en que había bajado de su auto.

-Una mujer fue asesinada en el Hotel Stanwyck, anoche—debatió Sakura, no conforme con lo que escuchaba del interrogatorio de Ino hacia el Uzumaki. -Tal vez leyó sobre eso, ¿Cree que podamos echar un vistazo?—implico la pelirosa, no dándole tiempo de contestar al rubio.

Afortunadamente, para salir de aquella estorbosa situación no tenía que mentir o por lo menos no del todo. Pero tenía que evadir ese intento de interrogatorio de alguna forma a la vez que intentaba no perder la paciencia y matar a su amigo de un momento a otro por implicarse en semejante asunto.

-Miren, me encantaría ayudarlas, pero tengo que irme—resolvió cortésmente el rubio, -tengo que dar una clase de bioquímica—sostuvo uno de sus libros ante la pelirosa que pareció de acuerdo.

Observando el libro, Sakura debió admitir que sonaba perfectamente convincente a pesar de que esa idea o pensamiento de sentirse observada no desapareciera de su mente. Esperaba que fueran imaginaciones suyas como creía. La pelirosa busco en uno de los bolsillos de su pantalón.

-De acuerdo—dio por terminado Sakura, entregándole una tarjeta con su nombre y número al Uzumaki, -háganos saber si ocurre algo—pidió.

-Absolutamente—prometió Naruto.


Salir no le resulto agradable a Sakura, habría deseado investigar más, comprobar el segundo piso y quitarse ese extraño presentimiento pero algo dentro de su pecho le gritaba que no estaba equivocada, que pensaba perfectamente bien de solo cuestionarse tantas cosas. No habían obtenido resultados fructíferos, seguían sin tener ni la más remota idea de cómo es que Sasuke Uchiha—aparentemente muerto—estaba ligado a un crimen recientemente sucedido. No encontraba explicación para eso, aún más cuando, casualmente, su huella solo se había encontrando en un botón. Tal vez Naruto tuviera razón y hubieran cometido un error al decodificar o algo.

-Viste las escaleras—indago Sakura en cuanto abandonaron el lugar.

Ino asintió pero sin darle demasiada importancia, no habían obtenido una repuesta al fin y al cabo, prácticamente había llegado al lugar por nada, saliendo con las manos vacías justo como habían llegado.

-Sí, pero los alojamiento espeluznantes no son motivo para una orden judicial—puntualizó Ino, analizando el rumbo que Sakura intentaba tomar. –Pero si te enganchas de él…-intento ayudar la Yamanaka.

-O tu rompes tu abstinencia—igualo la Haruno.

Ino no consiguió evitar reír, no, aun no tenía pensado hacer eso. Sakura se detuvo, dejando a Ino subir en solitario al auto. No consiguiendo evitarlo, Sakura giro su rostro hacia las ventanas del aparente "refugio" del señor Uzumaki, no estaba conforme o tranquila, algo se lo decía desesperadamente, casi como si sintiera que—en aquel momento—alguien la había estado observando. Algo no estaba claro con respecto a Sasuke Uchiha e iba a averiguarlo.

Pero por desgracia eso no sería ahora. Con aquella idea, Sakura negó para sí misma mientras seguia su camino hacia su auto donde ya la esperaba Ino.


Se suponía que debía estar muerto o eso decían los registros que hablaban de él siquiera, tenía que aparentar que lo estaba, tenía que mantenerse alejado del resto del mundo, presa de su propia condena, una condena que nunca había pedido pero que inevitablemente lo hacia una bestia con forma humana, ¿Los responsables? Una organización llamada Muirfield.

Gran parte de lo vivido en Afganistán estaba, literalmente, borrado de su mente. Recordaba los hechos principales como quienes habían mezclado secretamente su ADN con el de especies cruzadas, el cómo habían intentado matarlos y el como había sobrevivido buscando ayuda en la única persona que había estado a su alcance, arriesgándolo todo, su mejor amigo Naruto. Así era como se había visto obligado a pasar los próximos quince años enclaustrado como un animal para que nadie tuviera ni la más remota idea de que estaba vivo, si alguien—sobre todo Muirfield—se enteraba que seguía vivo entonces estaría verdaderamente muerto.

Viéndola a ella subir a su auto, -desde la ventana-Sasuke escucho con claridad a Naruto subiendo por la escalera a la par que él tomaba un pequeño recorte de su escritorio, cruzado de brazos en cuanto el rubio entro.

-¿Qué demonios hiciste?—grito Naruto.

Despreocupado, muy contrario a su amigo, Sasuke le tendió el recorte que el rubio tomo bruscamente antes de abrir enormemente los ojos. La hija de una víctima de asesinato dice que un "bestia" la salvo, se leía en el anuncio donde aparecía una chica de al menos doce años, claramente era la misma y muy atractiva detective Haruno que casualmente acababa de hacerle una visita con respecto a la investigación de un caso.

-Era ella—reconoció Naruto a la niña de doce años en la fotografía.

Hace doce años, exactamente, se había encargado de rastrear a dos agentes de Muirfield que habían estado su pista, intentando probar que no estaba muerto como todo el mundo creía, intentando dar con su paradero. Casualmente se había topado con una tórrida escena del crimen en que habían estado a punto de matarla, a ella, a la misma mujer que hace solo momentos atrás había estado interrogando a Naruto. Pero desgraciadamente se había dejado ver más allá de lo necesario porque ella había estado segura de ver algo.

-¿Ramen?—se atrevió a su seguir el Uchiha ya sabiendo a donde iba a llevar el tema.

Por más que adorara aquella comida de todo corazón, venerándola como el alimento de los dioses, Naruto intento concentrarse en discutir con su amigo y no dejándose sobornar por él.

-No, ahora, gracias—aclaro sin perder la camaradería para con su mejor amigo, -quiero que me digas porque no la olvidas, no tienes nada que ver con ella—dio por seguro el Uzumaki, -y que diablos hacían tus huellas en una escena el crimen—señalo con aun más importancia y temor.

-Estaba en problemas…—intento aclarar Sasuke.

-¿Problemas?—repitió el Uzumaki antes de temer lo peor, -¿acaso tú…?

Solo había hecho lo mismo de siempre. Estar encerrado no le resultaba agradable o ligeramente soportable siquiera y salir a deambular por la noche le permitía pasar inadvertido y ayudar a quien encontrara en su camino, eso es lo que había sucedido la noche anterior, el solo había intentado ayudar, no implicarse a sí mismo como posible orquestador de un crimen.

-No, idiota, no la lastime—aclaro molesto ante la sola idea.

Pese a aquella explicación, Naruto no parecía conforme porque simplemente la hermosa detective estaba implicada en eso y su amigo velaba por ella, doble razón para intentar que las cosas no se volvieran todavía más complicadas de lo que ya eran.

-¿Qué quieres que diga? Ahora la tenemos a "ella" en nuestra puerta—critico el rubio, enseñándole aquella imagen del periódico.

-No tenía idea que sucedería algo así—justifico Sasuke.

En un inicio y luego de haberla salvado se había preocupado, la había vigilado, casi exigiéndose así mismo el garantizar que ella estaba a salvo, primero había sido un acto de simple caridad, humanidad y atención para saber que ella—siendo inocente—no corría ningún peligro, pero con el paso del tiempo ese sentimiento se había mantenido, en cierto modo se había autoimpuesto un deber de responsabilidad con ella hasta la fecha y lo peor es que, ahora que no era una niña, sabía que su razón para protegerla era otra.

-Sasuke, ambos sabemos que llevas años vigilándola—debatió Naruto, tocándose la frente en un intento por buscar paciencia, -rompiste las reglas; no interactuar con nadie, no entrar a un edificio…

-Conozco las reglas, ¿sí?, yo las hice—recordó el Uchiha, interrumpiéndolo. –Son quince años Naruto, no puedes pedirme que no sienta este lugar como una prisión—critico Sasuke.

-¿Qué prisión tiene pantalla plana y una X-box?—batallo el Uzumaki, sintiendo que su amigo no valoraba lo que había hecho hasta ahora. –Si consideras que es tan difícil, ¿Por qué dejaste de intentarlo?—exigió saber Naruto.

Para Naruto era fácil decirlo, no era el quien tenía que cargar con un peso que ni siquiera había pedido, no era el quien tenía que hacerse a la idea que ya no era un humano, no era el quien tenía que hacerse a la idea de vivir enjaulado como un animal, obligado a dejar de ser quien había sido en el pasado, todo por algo que nunca hubiera hecho de haber sabido como acabaría condenándose.

-¿Conoces la definición de locura, Naruto?—espeto el Uchiha, -hacer lo mismo una y otra, y otra, y otra vez esperando que algo cambie—casi grito esto, ya harto de tener que ser una especie de conejillo de indias.

Naruto asintió, frustrado consigo mismo. Sasuke era su mejor amigo, desde siempre, no le había dado la espalda porque lo conocía perfectamente bien para saber que a pesar de todo seguía siendo el mismo sin importar lo que sucediera, se había decidido a protegerlo e intentar buscar una solución para él a su vez que intentaba seguir con su vida, pero era igualmente complicado si él se involucraba en situaciones como la mencionada por la detective Haruno.

-Lo sé, lo siento—reconoció prontamente Naruto, -pero si Sakura Haruno—volvió a enseñarle la fotografía del periódico para recalcar lo obvio, -comienza a hacer preguntas, acabara por alertar a Muirfield de que estas vivo y estaremos muertos—recordó siendo que esto era su mayor preocupación, el que su amigo siguiera con vida. –No muertos en el sentido del papel, "muertos" como muertos, muertos—aclaro en un intento por ser claro.

Sasuke aparto la mirada ante aquella mención, tenía muy en claro el porqué estaba donde estaba, en porque era lo que era sin haber pedido nada. Pero tampoco podía olvidar quien era y el corazón humano que seguía teniendo a pesar de todo lo vivido y mucho menos olvidar que desde aquella noche, hace doce años, sentía tener una responsabilidad moral de proteger a Sakura sin siquiera poder entender porque.


PD: dije que me debatía en hacer un nuevo fic y finalmente me he decidido por hacerlo en base a la serie "Beauty and the Beast", pero futuramente haré el de Titanic. Antes que todo informo que tal vez tarde en actualizar porque esta historia es más extensa y completa, además del hecho de que la próxima semana tendré ciertas cosas de las que ocuparme y porque quiero ver comentarios cuando menos (adelantando que no abandonare la historia hasta terminarla debidamente, promesa solemne) igualmente dedico este "prologo" a Adrit126 que me aleto a hacer el fic que quisiera :3 gracia mis queridos lectores, besos, abrazos y hasta la próxima.