YAOI WARNING: Trunks x Goten


Estas son las mentiras

Te veo.

Abro mis ojos. Me reincorporo. Observo el balcón en el que te encuentras, donde la luna te alumbra, resaltando tu perfecta figura. Hay un cigarrillo en tu mano izquierda, mientras que ambos brazos se encuentran recargados en el frío barandal de metal. Tú, sin camiseta, utilizando apenas un pantalón deportivo. Tu cabello dando revuelos mientras el viento lo golpea ligeramente. Las cortinas se mueven al compás de tu cabello. Una nube pasa y cubre la luna.

Ya no te veo.

Para cuando la nube se ha ido, tú lo has hecho por igual.

.

Estas son las mentiras que me cuentas:

No dolerá.

¿Hablabas de la penetración o de tu partida? Porque siendo honesto, ambas dolieron como el infierno.

Amigos, siempre.

¿Los amigos hacen esta clase de cosas?

No te reemplazaría nunca.

¿No te diste cuenta de que lo hiciste o te centraste tanto en ella que ni siquiera notaste cuándo sucedió?

Eso no afectaría nuestra amistad.

La quebró.

Esta será la última vez.

Y yo sigo creyéndolo.

Te quiero.

Sin comentarios.

.

Y estas son las mentiras que me cuento a mí mismo:

No quiero verte otra vez.

Cada día muero por observarte.

No he llorado ni una vez por ti.

Parece no haber otro motivo.

No me interesa que te guste ella.

Me rompe más que lo que tú rompes tus promesas.

¡La vida es buena!

¿Qué tiene de buena?

No te necesito.

Tú no me necesitas.

No te amo.

A diferencia de ti, que dices quererme, pese a ser una mentira, yo te amo.

Pero sólo sé que estas mentiras me mantienen vivo.

.

Te veo.

Sujetando su mano. Mientras caminan, sonrientes y alegres. Miles de destellos y flores los rodean, junto a esa aura llena de color rosa y corazones imaginarios. No lo tolero. Me hace querer vomitar verles tan acaramelados.

Te veo, te veo.

Pero tú no me ves.

.

Aún lo recuerdo. Es tan fresco en mi memoria, tal como el día que la vimos por primera vez. La fiesta de cumpleaños de tu madre; ella, tratando de robarse un tesoro preciado para todos nosotros: las esferas del dragón. Por supuesto que, ni tú ni yo, teníamos idea de qué era lo que ella y sus amigos pretendían, sin embargo, tan seguro de ti, pese a no conocerla, me afirmaste:

— Ella es mi novia— Posaste tus puños a ambos lados de tu cadera, queriendo sonar aún más impresionante.

Y vaya que me impresioné.

Claro que Son Goten, un joven que creció hasta los siete años sin un padre que le explicara cómo vivir acorde al amor y sentimientos, no tenía idea de qué sentía.

Intriga, fue la primera palabra que se vino a mi mente. ¿Cómo se conocieron? Yo había vivido a tu lado y tú al mío, no existía cosa que uno no supiera del otro, sin pudor, total confianza. Siendo así, una relación tan íntima como la que creí que manteníamos (del modo más inocente posible, debido a que por aquel entonces tendríamos doce y trece años), no parecía factible, según mi criterio, de que tú salieras con alguien sin antes saberlo yo.

Conmoción. ¡Cómo la consiguió! Eras y sigues pareciéndome, un muchacho bruto, hijo de ricos, niño de mami y una persona a quien le conceden todos sus deseos. Ahora, planteándomelo, ¿quién más sería capaz de amarte, sino yo? Ella me agrada, no lo puedo negar. Es una joven astuta y bella, pero no le tengo interés; y qué mal si lo tuviera, si es la novia de mi mejor amigo.

Años más tarde descubrí que todo fue un engaño. Ella no te conocía, tú lo inventaste para impresionarme, y, aun así, formaron una verdadera relación. Una relación nacida de un engaño. ¿Cómo podrá ser su desenlace? Naturalmente, con otro engaño. Aunque de una categoría mucho mayor.

Soy cómplice de una infidelidad. Conozco a la chica, es amable y al igual que cualquiera, merece el respeto y la franqueza de su pareja. ¿Por qué hacerla sufrir a ella también? ¿No te basta con provocármelo a mí? Cada vez que te miro encima de mí, desnudo, con sudor corriendo por tu tórax, tu cabello agitándose, tus labios pronunciando mi nombre… En todo aquello, también logro mirarla a ella, triste y afligida, preguntándome por qué estoy haciendo esto. Cuando contesto, quiero decirle un "Porque lo amo" a ella, pero en su lugar, digo un "Te amo", a ti. Lo repito una y otra vez. ¿Cuál es tu respuesta? De nuevo, mi nombre.

Al llegar a los dieciséis comencé a entender que el amor que me hacías sentir, era uno romántico, no uno amistoso. ¡No podía estar pasándome esto a mí! ¿Fue por la ausencia de mi padre? ¿Es por eso que no aprendí a amar a una mujer? Me atormentaba a mí mismo con preguntas de ese estilo. Tenía cita tras cita con decenas de chicas por mes, pretendiendo encontrar a una que me hiciera convencerme de que era heterosexual, que pudiera amarla y me aceptara pese a todo lo que pasé. No pedía a nadie más. No pedía nada más.

Nunca apareció.

Llegué a los dieciocho y es donde nació esta situación.

En la que te veo partir.

Pero tú no me ves tras de ti.


Bueno, espero que hayan disfrutado de este pedacito de mí (?) Sería bueno que escucharan la canción "These are the lies" de The Cab mientras se lee esto, porque es la razón del título, y la razón por la que se me ocurrió este fic.

SOY CRUEL, GOTEN, LO SIENTO. Mi bebé tendrá que sufrir.

No sé, puede que continúe esto, puede que no, pero es bastante probable que sí.

Me despido.

¡Dragon ball, estoy de vuelta!