Espero que les guste.
"Al inicio de los tiempos, todas las razas de Minecraftia vivían en paz, humanos y monstruos convivían unos con otros... Sin embargo, una de ellas, la primera en surgir, creía que las demás eran inferiores y decidieron atacarlas, con el objetivo de convertirse en la raza dominante; así fué, como se desató una gran guerra, sin embargo, debido a su superioridad de poder, salieron victoriosos, y esclavizaron a todas las demás razas."
-¿Y qué pasó después abuela?- preguntó un niño de unos 4 años, sentado en el regazo de una mujer mayor, con lentes, que tenía un libro en sus manos.
-Vaya que eres impaciente, ¿me dejarás contarte la historia sin que me insterrumpas?- contestó la mujer.
-¿En donde me quedé?... ¡Ah sí!- continuó
"Y así fué por mucho tiempo, pero un día, dos humanos, hermanos que estaban cansados de los abusos que sufrían, se alzaron contra sus opresores."
-¡Ellos eran Notch y Herobrine!- exclamó emocionado el niño.
-Correcto, ambos derrotaron a aquellos seres, quienes desaparecieron sin dejar rastro- contestó su abuela.
-¿Pero qué pasó con Herobrine?, ¿Por qué se volvió malo?- preguntó el niño
-Bueno, la cosa es que Herobrine, tras haber derrotado a... bueno, los llamaremos los anteriores, tras haber derrotado a los anteriores junto a su hermano Notch, descubrió la fuente de todo su poder, quedó embriagado de poder y enfrentó a su hermano con el fin de convertirse en el soberano de toda Minecraftia, pero los líderes de todas las razas, e incluso Notch mismo unieron fuerzas y lo atraparon dentro de una mazmorra en el Nether, de donde nunca escaparía- prosiguió su abuela.
-Entonces *bostezo* que pasó con ellos, ¿de verdad *bostezo* se esfumaron así como así?- preguntó el infante.
-Así es, nadie sabe a donde fueron, pero algunos cuentan que todavía siguen por ahí, oocultandose y preparados para cobrar venganza- contestó su abuela.
-¿Ellos se llevaron a mamá y papá?- preguntó el chico.
-No, pequeño Jacob mejor no te preocupes por ellos, están en un lugar mejor ahora- contestó su abuela bajando la cabeza.
-¿Y qué...?- comenzó a hablar, pero lo interrumpieron unos golpes en la puerta.
-¡ABRAN LA PUERTA!- se oyó a un hombre gritando -¡SABEMOS QUE TIENE AL ESPECÍMEN, SALGA AHORA Y NO LE HAREMOS MUCHO DAÑO!-
-¿Que esta pasando abuela?- preguntó el niño asustado.
-No hay tiempo Chial, rapido sígueme- dijo tomandolo del brazo y guiandolo hacia una habitación. Se acercó a un armario y retiró un gran pedazo de madera que guiaba hacia un tunel muy largo, el cual no se podía ver donde acababa.
- T-tengo miedo abuela- dijo el niño a punto de llorar.
-No debes de preocuparte, cuando salgas ve corriendo al orfanato, y diles que yo te envié- contestó su abuela.
-¿Pero, por qué?- dijo nervioso el pequeño.
-Las personas de ahí te aceptarán y te acogerán como si fueran tu familia, y si alguna vez tienes miedo, solo recuerda que siempre estaremos contigo... ¡Oh!, casi se me olvida, toma esto- dijo su abuela mientras le daba un pequeño collar, con una piedra negra colgando de él.
-¿Q-qué es esto?- preguntó el niño confundido.
-Ésto te protegerá, no te lo quites jamás, oíste- habló en tono serio su abuela, antes de que se escucharan nuevamente fuertes golpes, entonces abrió una bolsa y sacó un pequeño cuchillo.
-¿A-adonde vas abuela?-
Pero antes de que dijeran más, se escuchó cómo la puerta de la entrada se rompía, y los pasos de multiples hombres retumbaron en el suelo. Entonces la mujer apresuró al niño a entrar al tunel, y colocó de nuevo aquél trozo de madera, tapando el hueco en la paréd y ocultando al infante.
Unos momentos después aquellas personas entraron a la habitación, y Chial escuchó cómo le preguntaban enérgicamente a su abuela el paradero de su nieto.
El pequeño comenzó a correr a través del túnel, se escuchó un sonido fuerte de explosión, lo que alertó al chico e hizo que acelerara el paso, soltando unas cuantas lágrimas mientras corría; pero conforme avanzaba se volvía más angosto, lo que lo obligó a gatear para seguir adelante, lugo de unos cuantos minutos, logró ver el final.
Salió al exteriór y era de noche, comenzó a caminar, pero al no saber dónde estaba el lugar del que le había hablado su abuela, tuvo que preguntar a unas personas que pasaron caminando. Éstas se sorprendieron al ver a un niño andando solo a ésas horas de la noche, pero a pesar de eso le mostraron el camino.
Siguió las indicaciones y porfín dió con el edificio que buscaba, era tan grande que parecía una escuela, tenía paredes de madera, columnas de piedra, antorchas a su alrededor para brindar luz y una enorme puerta, con un letrero que decía "Orfanato".
Tocó a la puerta y una mujer jóven lo recibió, llevaba un delantal y un pañuelo en la cabeza.
-¡Oh que sorpresa!, dime pequeño, ¿Qué necesitas?- preguntó la mujer.
-M-mi abuela m-me ha mandado a-aquí- dijo el chico sollozando.
-Bien, bien, no te preocupes, aquí te cuidaremos muy bien, pasa pasa- dejo cediendole el paso al pequeño.
Entró al lugar y las grandes puertas se cerraron.
Desde la lejanía, la figura de un hombre alto y delgado se hizo presente detrás de unos árboles.
-Lo he encontrado- dijo aquella persona mientras veía como se cerraba la puerta del orfanato -La clave para derrotar a mi hermano- habló mientras salía de las sombras y la luz de una antorcha iluminaba su cara, revelando a un hombre con barba blanca, calvo y vestido con una camisa color marrón, sus ojos eran negros y tenía extraños símbolos pintados en sus brazos
-El último de ellos-
