¡Hola a todos! Con motivo de este día tan bonito de Navidad, quise publicar una serie de cuentos sobre este tema y todo lo que ello engloba, desafortunadamente de los seis cuentos que planeaba hacer (uno por cada mane) solo pude hacer 2 ya que el trabajo me absorbió de lleno y el tiempo se me agotó, además de que la idea se vino tarde. Como sea, aquí les traigo el primero de tres cuentos, ya que el tercer está a la mitad, por ende ese lo subiré cuando lo termine ¿vale?
Sin mucho más que agregar, espero disfruten tanto como yo lo hice al escribirlo. Como consejo, escuchen una bonita melodía de navidad, sobre todo si es piano o violín.
Disclaimer: My Little Pony: Friendship is Magic no me pertenece, sino a Hasbro y su creadora Lauren Faust. Yo solo hago uso de sus personajes, y uno que otro personaje mío, para el disfrute de los lectores.
Summary: La época de Navidad es una fecha mágica. Porque un simple deseo puede unir corazones y rebasar fronteras. Ya que, a fin y al cabo, la felicidad consiste en un pequeño toque… de magia.
"Un Cuento de Navidad"
La Aventura de Rainbow Dash
"Uniendo Corazones"
Amanecía en la ciudad de Cloudsdale y mientras la luz de sol inundaba cada una de las casas que ahí se posaban, los pequeños pegasos despertaban de su sueño con renovadas energías y alegrías que hacían sonreír a sus orgullosos padres.
-¡Ahh! ¡No quiero levantarme!-
Claro, eso no era cierto en todos los casos.
Rainbow Dash, la pegaso de pelaje cian más veloz de Equestria se había vuelto a tapar con su cobertor de nubes hasta la cabeza impidiendo que la luz del astro rey pegara en su rostro. Maldijo con un siseo bajo y comenzó a estirar sus entumecidas extremidades para desperezarse. Vio el calendario y sonrió con renovada alegría, al fin y al cabo, hoy era noche buena ¡y que mejor! Mañana seria navidad.
Se levantó de su cama y se cepilló su crin multicolor, del desayuno se preocuparía después, ahora debía hacer lo que más le gustaba. Despejar el cielo de las feas nubes y alumbrar este hermoso día y de paso, batir un nuevo record.
Sin más salió de su casa rumbo a Ponyville volando a gran velocidad, acelerando a cada metro que avanzaba, intentando rebasar sus propios límites. Sin embargo hoy era un día diferente, no supo cuándo ni donde, pero disminuyó la velocidad de su vuelo, sintiendo los fríos copos de nieve contra su pelaje, sintiendo la fresca brisa de invierno en sus mejillas y lo mejor, el sabor de la nieve y la sensación de esta al derretirse en su lengua.
Sí, no existía nada mejor que la sensación de volar y que los copos de nieve choquen contra tu cara. Aunque pensándolo bien, tal vez si existía algo mejor, bueno, dos cosas mejores. Una era volar con los Wonderbolts a toda velocidad y la otra era abrir los regalos de Trothy Claus el día de navidad.
Se había portado bien todo el año, había hecho su trabajo (con uno que otro imprevisto) y había ayudado a todas sus amigas a salvar el mundo y todas esas cosas que para ella eran de lo más fácil. Rainbow sonrió en demasía, seguro que este año Trothy Claus le traería un gran regalo.
"Vamos Rainbow, hoy le mostrare que soy la mejor pony y que merezco el más genial regalo de todos"
Más tarde esa noche, después de haber despejado de nubes todo Ponyville, de haber ayudado en la granja de los Apple, de haber ido a arreglar (o empeorar) el desorden en la biblioteca de Twilight e incluso haber ayudado a una pobre viejecita a cruzar la ciudad (omitiendo claro, los improperios por la innecesaria velocidad) Rainbow Dash regresaba a su casa, cansada y algo adolorida por tanta actividad, pero con una reluciente sonrisa en su rostro.
-¡Rainbow Dash!- gritó alguien a sus espaldas.
La pegaso cian volteo al reconocer la voz que la llamaba. Scootaloo venia hacia ella en su scooter a toda velocidad. La pequeña potrilla se detuvo a penas a unos centímetros de su heroína, estaba emocionada, pronto seria navidad y ella recibiría un grandioso regalo, al igual que Rainbow Dash.
-Hola Scoo, ¿A dónde vas?- preguntó ella acercándose a la pequeña.
-Voy a la casa club, ¡las Crusaders veremos a Trothy Claus esta noche!-
-¡Wow! Eso es genial, cuando lo vean deben decirme, tengo una enorme lista de regalos que darle personalmente-
-¿Qué pedirás Rainbow Dash?- La pequeña se le quedo mirando. ¿Qué podría pedir ella si era tan genial?
-Pues a decir verdad no estoy segura, ser admitida en la academia de los Wonderbolts, volar con Spitfire y Soarin- contesto con un ligero rosa pintando sus mejillas. –O tal vez que el me note- diciendo lo último en un susurro.
-¡Eso es genial! Yo también pedí ser admitida en los Wonderbolts… aunque me conformaría con poder volar- terminó ella con un tono triste.
Rainbow la vio cabizbaja y no pudo evitar abrazar a la pequeña. No supo que le llevo a hacerlo, pero solo la pego a su pecho, intentando darle un poco de alivio a su tristeza.
-No te preocupes Scoo, algún día lo conseguirás… y no necesitaras ninguna clase de magia para ser la más rápida del mundo, después de mí claro-
Sin decir nada más, la pequeña se abrazó un poco más fuerte y un poco más de tiempo a ella. Se limpió una pequeña lagrimilla de felicidad y le sonrió agradeciéndole en silencio las palabras de apoyo.
-Oye Rainbow. ¿Ya hiciste tu carta para Trothy Claus?-
Los engranajes en la cabeza de la pegaso retrocedieron a los sucesos del día y sus buenas acciones, intentando buscar el momento en que escribiera la dichosa carta. Su cerebro hizo click al darse cuenta que había olvidado el hecho más importante.
-¡Mi carta!-
Y sin previo aviso salió disparada hacia el cielo dejando a una Scootaloo riendo por la torpeza de su gran y mejor heroína a todo lo largo de Equestria.
Mientras tanto, a máxima velocidad volaba Rainbow Dash sin fijarse demasiado en el camino. Ya había oscurecido y la tormenta había arreciado un poco más así que su visión no era la mejor en esos momentos, pero eso no le importaba, debía llegar y escribir su carta antes de que el llegara porque si no, no habría regalos y tal vez no podría entrar a los Wonderbolts o no volaría a la par de Spitfire y Soarin (de preferencia Soarin).
Tan metida iba en sus pensamientos que no vio una gran sombra que se cernía frente a ella. Y lo último que pudo ver y escuchar fue un coro de gritos de sorpresa… y una que otra maldición.
XxxxxxxxxxxxxX
Podía escuchar toda una bulla en la estancia de su casa. No recordaba mucho de antes de dormir. Un encuentro con Scootaloo, un vuelo veloz a su casa a hacer quien sabe qué y después nada. Abrió los ojos, atenta al alboroto que se oía debajo de su habitación… ¿Alboroto? ¿Mientras ella dormía? ¡¿En su propia casa?!
Rainbow se incorporó asustada. Con desconcierto notó que las luces de toda la casa se encontraban apagadas a excepción de la luz que lograba pasar a través de la puerta de su habitación. ¿Acaso había entrado algún ladrón? ¿Y si querían robarle sus trofeos de la más veloz? ¡Por Celestia, no su autógrafo de los Wonderbolts!
Con velocidad abrió la puerta y corrió hasta la sala cada vez más preocupada al escuchar un coro de voces que no se preocupaban en lo absoluto por disminuir su tono para no ser escuchados.
Dobló la esquina y dejo salir un jadeo que alertó a toda la multitud presente en su casa; unos nueve pares de ojos se dirigieron hacia ella que no pudo hacer más que abrir la boca como si fuera un pez fuera del agua.
-…-
-…-
-…Incomodo-
-Cállate tonto-
-¡No! ¡Cállate tú!-
-¡Cállense los dos!-
-¿Qué no ven que está en shock?-
-¿Y eso qué? ¿Nunca ha visto un reno?-
-Supongo que sí, pero tal vez ver seis renos en tu propia casa durante la noche puede ser algo…-
-…Incomodo-
-¡Cállense todos!- gritó Rainbow exasperada por el coro de voces que parecían ignorarla.
-Vaya… tiene carácter… sus crías también tendrán carácter-
-Uhh, Parece que se enfadó-
-Sí, pero es su culpa aun así-
-¡Sí! Ella lastimo al tonto de Rodolfo-
-¡Sí! Me lastimó mi pata…. ¡Oye!-
Rainbow Dash suspiró exasperada. Con todos esos renos hablando al mismo tiempo no podía entender lo que decían. Un momento, ¿Qué demonios hacían ellos invadiendo su tranquilo hogar de todas maneras?
-¿Podrían hablar de uno por uno?- cuestionó intentando sacar algo de la poca paciencia que tenía para aquellos molestos e indeseados invitados.
-Recuerden nuestro plan chicos, venimos a que se disculpe por lastimar al tonto de Rodolfo-
-Sí, que se disculpe conmigo… ¡Oye!-
-Tengo hambre… Oye pegaso, ¿tienes un sándwich de margaritas? ¡Amo el sándwich de margaritas!-
-No sé qué esperamos, deberíamos castigarla por retrasarnos en nuestra importante misión-
-Si hacemos eso el jefe nos castigara… ¿Acaso no recuerdas cuando nos dejó solos en un parque para niños humanos?-
-Ohhh cielos, ni me lo recuerdes, nunca pensé que existirían monstruos tan pequeños-
-¡A mi aun me duele mi lomo!-
Rainbow Dash tomó aire profundamente. Ahí, en la estancia de su casa se encontraban al menos seis renos de distintos tamaños. Uno, el que parecía el líder se intentaba apegar al plan o lo que fuera, otro, uno pequeño que inconscientemente caía en las bromas de los demás para darse cuenta demasiado tarde. Otro pensando en las posibilidades de salir bien librado si la atacaban por alguna razón que ella desconocía y otro que estaba pidiendo comida como si estuviera en su propia casa.
-Ejem- dijo una voz detrás de ella. –Creo que yo podría explicártelo-
Rainbow Dash volteó la mirada y su quijada casi cae al suelo de la sorpresa. Él estaba ahí, de pie frente a ella. La miraba con sorpresa y duda por su reacción, de pelaje negro y con los ojos teñidos de un suave color dorado. Con el sombrero rojo que culminaba con un pequeño cascabel de oro y que tintineaba a cada movimiento y un gran abrigo de color rojo y blanco que cubría casi todo su cuerpo… ¡Era el! ¡Era Trothy Claus en su propia casa!
Aunque debía admitir que no era como lo imaginó, no era ni viejo ni regordete, este era joven y… atractivo… ¡Oh dios! ¡Oh dios! ¿Acaso estaba pensando de esa manera de Trothy Claus?
-¿…Tro..thy… Claus?- pregunto ella sonrojada sin saber si lo que pensó salió de su boca… es que simplemente era algo tan… ¡Asombroso!
-…-
-¡Ja! Cree que gruñoncito es el jefe-
-Uhhh, gruñoncito la va a matar-
-¡Ya cállense!…y no, no soy el-
Y tan rápido como su Sonic Rainboom sus ilusiones desaparecieron. Lo miró a los ojos y no vio atisbo de broma, a decir verdad, no podía ver ni una minúscula sonrisa en el rostro amargado del pegaso frente a ella.
-Rage, no deberías ser así con nuestra futura heroína-
El aludido pegaso de pelaje oscuro volteó la mirada con algo de furia.
Rainbow vio con sorpresa a un unicornio de pelaje blanco y cálidos ojos verdes salir de su cocina levitando un gran y nada ahorrativo sándwich de margaritas sin atisbo de vergüenza.
-Hola señorita, permítame presentarme- dijo el viejo pony. –Soy Trothy Claus, el pegaso de ceño fruncido es mi alegre ayudante, Rage y los demás, son mis renos-
-Tío, aun no entiendo porque rayos estamos aquí- dijo de repente Rage.
-No sé por qué no lo entiendes sobrino, necesitamos ayuda, ella es buena volando; nos puede ayudar- dijo como si fuera solo cuestión de sumar uno más uno.
Rainbow estaba con la quijada abierta, ahí, frente a ella, estaba Trothy Claus, el ser legendario que traía regalos a todo el mundo el día de navidad, hablando como si nada en su sala.
-¡Pero ella es la causa de que necesitemos ayuda!-
-¿Qué?- preguntó ella.
Rage bufó enojado, estar aquí era una pérdida de tiempo, y estaban retrasados… Abrió los ojos con sorpresa al ver como el anciano se acercaba la pegaso de crin multicolor sonriendo, con esa sonrisa tan característica de él… como si ya supiera todo lo que iba a suceder.
-Vera señorita Rainbow Dash, puedo tutearla, ¿verdad?-
Rainbow Dash salió de su ensoñación y asintió repetidas veces con una sonrisa estúpida en la cara.
Trothy sonrió en respuesta. –Seguramente no lo recuerdas, pero tuvimos un altercado contigo hace un par de horas-
Rainbow lo miró con duda. Eso no podía ser cierto, si se hubiera encontrado con él, lo recordaría, eso es seguro.
-Cuando regresabas a casa, accidentalmente chocaste contra nosotros, lastimando al pobre de Rodolfo- dijo señalando a uno de los renos, el cual balanceaba una de sus patas que estaba vendadas mientras intentaba hacer la cara triste más falsa que en su vida hubiera visto.
¿Acaso quería decir lo que ella estaba pensando?
-Por ende, necesitamos tu ayuda para remplazar a Rodolfo- tras de él Rage puso los ojos en blanco. Ni él le hacía caso a tu tío… Abrió los ojos. ¡Ella estaba sonriendo!
Rainbow dio un respingo. ¡Si era lo que estaba pensando!
-Entonces, tal vez tú podrías ayudarnos-
-¡Sí!-
-Perfecto, todo arreglado- sonrió cínicamente. -¿Ves que no era tan difícil, sobrino?-
Rage murmuró por lo bajo, odiando de paso a su tío mientras todos los renos comenzaban a salir de la casa para formarse en una fila frente a un gran trineo de color rojo.
-Bien, entonces señorita Rainbow Dash, si me hace el favor de seguirme- Rainbow no dejaba de sonreír, cumpliría uno de sus sueños de potrilla y no defraudaría a uno de sus más grandes héroes.
Ambos salieron al patio y Rainbow se detuvo observando el gran vehículo que se encontraba estacionado en su jardín. Un Trineo del tamaño de un árbol yacía frente a ella. Los detalles plateados resplandecían a la luz de la luna; pero lo que más llamó su atención fue la enorme bolsa de terciopelo rojo que estaba dentro de él.
-¿Te gusta?- presumió Trothy con orgullo. –Todos se sorprenden cuando lo ven-
-E…es… ¡grandioso!-
Con velocidad característica, dio vueltas alrededor del trineo apreciando cada detalle, para al final volar hasta la bolsa de regalos y verla como la cosa más increíble del mundo. Porque eso era, ahí se encontraban los regalos de todos los ponys del mundo, y estaba segura, ahí se encontraba su regalo.
Trothy la veía divertido, ya hacía mucho tiempo desde que había visto a alguien sorprenderse con la majestuosidad de su trineo. Sonrió con nostalgia al mirar a su sobrino salir de la casa, él había respondido de la misma manera hace ya muchos años.
-Señorita Rainbow, es hora de comenzar-
Rainbow asintió y voló hasta el en un parpadeo. -Colóquese aquí- dijo Trothy, acomodándola al frente de la fila de renos. –Rage, prepárala-
-¡¿Qué?!- escupió Rage, agrandando sus ojos al pasar a su lado.
-Rage- llamó en voz baja, al lado de Rainbow. –Prepara a la señorita. Apropiadamente- enfatizó.
¿Apropiadamente? Se refería a vestirla.
-¡No!-
-Rage, estás perdiendo tiempo valioso- dijo reprobadoramente. –Ayúdale a colocarse el arnés-
-¿Qué? No, eso no es necesario, puedo colocármelo yo sola-
-Ahora, Rainbow- empezó Trothy con la mirada fría y ese tono reprobador que usaba con su sobrino para chantajearlo emocionalmente y que así hiciera las cosas. –Una señorita no rechaza la ayuda cuando es necesaria-
-Pe.. pero-
-Rainbow Dash- y los cálidos ojos verdes de Trothy Claus se volvieron frías gemas de jade.
Rage puso los ojos en blanco. No había posibilidad de que la terca pegaso aceptara tal propuesta. Abrió los ojos. Con la mirada baja y un leve rojo invadiendo sus mejillas, ella se dio la vuelta sin decir nada más.
Contento con el resultado, Trothy se volteó hacia su sobrino que lo mataba con la mirada. –Ahora, sobrino-
Rainbow vio que el pegaso se acercó a e ella con mucha reticencia. Con nerviosismo levanto los arneses que se encontraban a su lado y los paso por sobre su lomo, cuidando de no tocar mucho sus alas y arrancarle una que otra pluma.
-Ya, déjame-
-¡Quédate quieta!- rugió a sus espaldas. Rainbow dio un respingo y volvió la vista al frente. Rage frunció el ceño una vez más, le temblaban los cascos y se estaba poniendo más nervioso a cada momento.
Detrás de él Trothy se encontraba riéndose ahogadamente mientras subía a su puesto en el trineo.
-¿Estás seguro que puedes hacerlo?- se burló ella.
-Uhh, tiene coraje, eso sí es una hembra- se escuchó de uno de los renos.
-Si te quedaras quieta, podría poner este estúpido pestillo- aseguró el, ignorando a los renos y disminuyendo a nada la distancia que los separaba. No pudo darse cuenta de la mirada que los seis renos, y Trothy, pusieron ante tal atrevimiento.
Rainbow se puso rígida ante la baja y demandante voz que se abría camino hasta sus orejas y que enviaba escalofríos a su columna. Su corazón dio un vuelco cuando sintió los cascos de él rozar sus flancos para amarrar otro nudo.
–… No te muevas- susurró.
A Rainbow cada vez le costaba más trabajo mantenerse quieta y no voltearse a darle un golpe a ese atrevido pegaso que seguro disfrutaba ponerla nerviosa, tocándola y mirándola con esos ojos dorados.
-Ahí, listo- sus cascos soltaron el broche y se dio la vuelta con rapidez.
-… Si, gracias- murmuró con un sonrojo en sus mejillas.
–Ahora, escucha con atención- dijo el a su lado.
Rage comenzó a amarrarse los arneses justo a su derecha. –Puede que esa chatarra parezca pesada y difícil de mover, pero si no vuelas con más velocidad que ella, serás solo una carga más-
Ella lo miro con furia. ¿Quién se creía que era? ¿No sabía acaso quien era ella? La pegaso más veloz de Equestria ni más ni menos.
-Entonces prepárate para convertirte en "una carga más"- aseguró con decisión.
-Ya lo veremos, cría- finalizó colocándose en posición. -¡Listos!- gritó abriendo sus alas en toda su envergadura. Rainbow también lo hizo.
-¡Listos! ¡A mi cuenta pequeños!- gritó Trothy desde su asiento. –¡Tres!-
-Oye, ¿por qué nosotros estamos hasta el frente?-
-Nosotros alzamos el vuelo-
-¡Dos!-
-Pero no hay más pegasos… ¿Los renos vuelan?-
-¡Uno!-
El la miró y le sonrió. -Magia-
-¡Vamos!-
Todos comenzaron a correr a toda velocidad. Rainbow trastabilló un par de veces pero se mantuvo a la par de Rage. Cuando el pegaso asintió ambos aletearon y comenzaron a elevarse con los renos pisándoles los talones. Miro hacia atrás y pudo ver a todos los renos hablando entre ellos, unos riendo y otros gritando enojados o golpeándose entre sí. Ella no jalaba y ellos no empujaban. Nadie se esforzaba más de la cuenta, todo era magia.
-Bien pequeños, tenemos solo unas horas antes del amanecer y nos falta más de media Equestria- dijo Trothy haciendo brillar su cuerno. –¡Así que vamos! ¡Hagamos de esta navidad, una digna de recordar!-
Una aurora apareció en cielo y Rainbow supo que hacer. Aleteó con más fuerza aun y todos se dirigieron hacia la luz.
Si, esta navidad sería algo que ella jamás olvidaría.
XxxxxxxxxxxxxX
-Esta es la siguiente-
-¿De quién es esta casa?- preguntó ella entrando por la ventana.
-Un tal Soarin Dash, o algo así-
Rainbow calló del alfeizar de la ventana y cerró los ojos esperando encontrar el frio y duro piso. Su cuerpo aterrizo sobre una superficie mullida, seguro no era el suelo. Abrió los ojos y se vio en una cama revuelta. Paredes pintadas de azul a su alrededor con imágenes de los Wonderbolts pegadas por todas partes.
-Oye, ¿estás bien?- pregunto Rage desde la ventana. –Tienes suerte que ese tonto se haya caído de la cama-
Rainbow vio con horror como a un lado de la cama, sobre el suelo se encontraba un Soarin Dash envuelto en sabanas mientras masticaba un cojín entre sueños.
-¡Es Soarin!- dio un pequeño gritito.
-Shh, silencio tonta-
Rage entró a la habitación y sin detenerse fue hasta el pequeño, y algo insignificante (en palabras de Rage) árbol de navidad. Colocó un pequeño paquetito debajo de este y se dispuso a salir por el mismo sitio donde había entrado.
Iba a saltar la ventana cuando sintió que olvidaba algo. Volteó la mirada y se encontró a una embelesada pegaso mirando al dormilón en el suelo. Rage suspiró.
-Oye, si no nos vamos no terminaremos nunca-
Rainbow no lo había escuchado. Se encontraba observado con fascinación y un tono rosa en sus mejillas, al macho que le hacía latir el corazón. Ya hace mucho había deseado estar cerca de él, hablarle, pero jamás había tenido la oportunidad. Y verlo dormir era la imagen más tierna que había visto.
-Oye, cría, vámonos- gruño Rage detrás de ella.
-Espera-
-Espera, mis cascos ¡vámonos!-
Rainbow lo ignoró olímpicamente. Había estado esperando una oportunidad así y ahora la tenía en bandeja de plata. Con cuidado se acercó al rostro del pegaso, cada vez más nerviosa. A cada centímetro de distancia que salvaba entre ellos, su corazón latía más a prisa y no le importaba que le diera un paro cardiaco, lo besaría, aunque fuera una sola vez en su vida.
Rage abrió los ojos sorprendido. Una vocecita en su cabeza le ordenó detenerla… y sin saber la razón avanzo hasta ella, pisando una pequeña pelotita que le hizo perder el equilibrio.
Un peso en su espalda la venció y Rainbow se encontró besando sorprendida a un integrante de los Wonderbolts con los ojos abiertos.
Ambos se miraron, ojos violetas y ojos azules se encontraron. Y sin saber muy bien la razón, ambos se acoplaron.
Rainbow no cabía de júbilo, Soarin le estaba respondiendo. Con caricias suaves y delicadas, pequeños mordiscos que la hacían estremecer y cortos gemidos que lo hacían vibrar.
Ambos se separaron de manera lenta, no sin que Soarin dejara una ínfima caricia de su lengua en sus labios. Quiere más, yo quiero más.
Se acercó nuevamente con la intención de continuar, pero un brillo la cegó de repente y un ruido seco se escuchó. Rainbow abrió los ojos y se encontró con un Soarin inconsciente en el suelo.
-Rainbow, tenemos que continuar-
Rainbow volteó de un lado a otro, intentando procesar lo que había ocurrido hace apenas unos segundos. Primero había tropezado en la cama del más sexy macho en toda Equestria, después había terminado besándolo y él respondiendo, y después ¡Puuff! Todo había terminado.
Miró a Rage.
-Sí, se lo que dirás, pero no me importa, debemos terminar-
-Tu-
-Rainbow-
-Como te atreves- siseó.
-Rainbow, cálmate-
-¡Idiota!-
-¡Aaaahhh!-
XxxxxxxxxxxxxX
-Aun no puedo creer que hallamos terminado a tiempo- dijo Rage cayendo al suelo exhausto.
-Te dije que lo haríamos- aseguro ella cayendo a su lado.
Ambos rieron a carcajadas. Después de su corta pelea, donde Rage fue el más herido, golpeado, insultado y hasta mordido (eso no lo lamenta demasiado) habían hecho las paces gracias a Trothy que una vez más los había convencido (chantajeado) para que pararan. Después, había recorrido media Equestria entre peleas y discusiones entre ellos, entregando los regalos y despertando a mitad de la población sin haberse dado cuenta; gracias al cielo que tenían a Trothy para dormirlos, sino, seguro ya no sería tan mágico.
Rage se levantó y enfrentó con seriedad la divertida mirada de su inusitada compañera. Rainbow hizo lo mismo y lo miro a los ojos.
-Gracias… supongo- dijo el, estirando su casco hacia ella.
-De nada- contestó ella.
-Eres rápida-
-Lo sé-
-Presumida-
-Gruñón-
-Cursi-
-Celoso-
-¡Oooooooooohhhhhhhhh! ¡Te venció Rage!- gritaron el coro de renos detrás de él.
-¡Métanse en sus asuntos!- gritó el ofuscado ante la burla de todos, incluyendo a Rainbow que no paraba de reír.
-Muy bien pequeños, es hora de partir- dijo Trothy Claus desde arriba de su trineo.
Ambos voltearon la vista y asintieron.
-Supongo que es el adiós, ¿no?-
-Supones bien, cría-
Ella lo miró y el respondió su mirada. Tal vez esta era una despedida momentánea, pero ambos sabían que no era un adiós.
-Espero volver a volar contigo-
-Tenlo por seguro- dijo el, y aprovechando que aún no había soltado su casco la jaló hacia si, sellando sus labios con un beso que, a pesar de no haber sido esperado, fue bien recibido.
Ella cruzó sus brazos alrededor de su cuello, agachándolo al tiempo que sus bocas se juntaban y sus lenguas luchaban en una deliciosa danza que ambos sabían perdida.
Ella se apartó y el siguió sus labios hasta que sus pulmones le exigieron un poco de aire. Ante la necesidad, él también se separó sin quererlo. Apoyo su frente en la de ella y le sonrió, no queriendo ocultar su sonrojo de la violeta mirada.
-Me voy- dijo el, pasando su lengua por los labios femeninos, seduciéndola.
-Aquí estaré- prometió.
Un brillo inundo su mirada y todo se volvió oscuro una vez más. Rage la sostuvo en sus brazos y dejo escapar un suspiro; era hora de partir.
Con lentitud y disfrutando el cargarla sobre si, la condujo a su habitación. La colocó sobre su cama y se tomó su tiempo en contemplarla. Era una lástima que jamás la volvería a ver, pero aun así estaba feliz. La había conocido, y había probado en pedazo de cielo; había tocado el arcoíris.
Permitiéndose una vez más y un poco más de tiempo, posó sus labios sobre los suyos. Degustó su sabor, importándole poco que este se confundiera con la sal de una de sus lágrimas.
Se separó de ella y la contemplo en silencio, maldiciendo su destino. Envidiaba a ese tonto dormilón, el si podría hacer lo que él no podía, con suerte, llegaría a darle todo el amor que él podría darle. Con suerte..
-Ya es hora sobrino- dijo Trothy tras de él.
-Tío, ¿tu sabias?-
-Si-
-¿Por qué no me dijiste antes?-
-… A veces tienes que seguir, aunque lo único que te mantenga sean las esperanzas de un mejor futuro-
-…No comprendo-
-Con el tiempo lo entenderás-
-…-
-Vámonos-
Rage asintió antes de voltearse a verla por última vez.
-Si-
XxxxxxxxxxxxxX
Rainbow despertó de golpe al sentir la luz del sol en su rostro. Se encontraba en su cama y no recordaba mucho de la noche anterior. Con esfuerzo intentó acordarse de lo sucedido pero no pudo recordar más que su absurdo sueño en el que besaba a Soarin. Había sido tan irreal, tan perfecto que hasta lo sentía aun sentía una calidez en sus labios.
Se levantó con renovada alegría y se dirigió a la cocina a prepararse un desayuno. Con pereza busco en las alacenas algunas margaritas y algo de pan. Pero no encontró nada, algo raro pensó ella, ya que recordaba haber comprado la despensa hace un par de días.
"Seguro me lo comí todo"
Entonces, vio el calendario y con sorpresa vio que hoy era 25 de diciembre. Hoy era navidad.
Sin pensarlo demasiado y olvidando su desayuno voló hasta su árbol para encontrarse con que no había nada ahí. ¡Eso no podía ser! ¡Había sido buena pony! Voló alrededor de su árbol sin observar alguna pequeña caja o paquete. Nada.
Decir que estaba desilusionada era poco. Se sentó en el suelo preguntándose qué había pasado cuando volteó y vio una pequeña carta colgando de una de las ramas.
Sin esperar la tomó entre sus cascos y la abrió, encontrando una pequeña nota escrita con perfecta caligrafía.
Estimada Rainbow Dash.
Te preguntaras por qué no hay un regalo de navidad esperando debajo de tu árbol.
Esa es una pregunta sencilla señorita.
La respuesta es porque ya lo recibiste.
La magia de la navidad es tan poderosa que, como el amor, une corazones.
¿Por qué no sales a buscar aquello que siempre has deseado?
Tu buen amigo, Trothy Claus.
PD. Rage dice que tienes pésimo gusto para los machos.
PD2. Rodolfo te pide perdón por acabarse todos tus sándwich de margaritas.
¿Pero qué demonios?
-Jajaajajajajajajaja- rio Rainbow pensando quien de sus amigas habría venido hasta su casa haciéndose pasar por Trothy Claus a dejarle una nota, y de paso acabarse su despensa.
Aun con espasmos de la risa anterior, Rainbow Dash se limpió una lagrimilla de su ojo. Guardó la nota en un cajón y se preparó para salir.
Abrió la puerta y volteo una vez más la mirada hacia donde había guardado la nota.
-La navidad une corazones… ¿tendrá algo que ver?-
"Bueno, eso lo tendré que comprobar"
"Un Cuento de Navidad"
La Aventura de Rainbow Dash
"Uniendo Corazones"
FIN
¿Y bien? ¿Les gustó?
Sin más que decir, solo les pido una última cosa. Lean, disfruten y sean parte de la magia.
