COMPLEMENTO
De la RAE, "complemento" se define como:
1. m. Cosa, cualidad o circunstancia que se añade a otra para hacerla íntegra o perfecta.
2. m. Integridad, perfección, plenitud a que llega algo.
Querido lector, seas tú muy bienvenido.
Llevaba días con la idea dando vueltas en mi cabeza: un fic de viñetas, de momentos cortos, de one-shots. Así que me he decidido y aquí estoy. Si desean o si tienen alguna idea, estaré abierta a recibir sugerencias o pedidos de algún momento que deseen ver bajo mis mis deditos. Además que tengo deseos de probar muchas cosas nuevas con mi escritura de este par en este fic, así que tengo todas las expectativas ¡Hurra!
La mayoría de las historias estarán basadas en una palabra, como los retos de los 30 vicios, o las tablas de retos a la carta, por ejemplo (de hecho, sacaré palabras de allí). Si quieren, también pueden dejarme palabras para ver si las musas se vienen de mi lado.
Gracias por vuestro tiempo, espero que disfruten del primer shot y que deseen volver a ver lo que sigue.
¡Hasta pronto!
J.K Rowling es dueña de los personajes y el contexto, sin embargo, nada de esto ha sido escrito por ella.
I
¡Los libros no se rayan!
Ron escuchó hace apenas un minuto la voz de Madame Pomfrey diciéndole a alguien que él necesita descansar, y que la visita sólo puede durar unos minutos. Entonces arrojó la revista que estaba leyendo y cerró los ojos, suspirando profundamente, haciéndose el dormido. Siempre lo hacía, por precaución.
Se escuchó el correr de la cortina y algo que se dejaba caer sobre la mesita de noche junto su cama, luego sintió un peso crearse a su costado. Alguien se había sentado en la cama.
Sabía lo que seguía.
Un montón de besos pegajosos sobre la cara y mil ruegos para que despertara. Entonces él tendría que gemir, y girarse hacia el lado contrario para que Lavender se aburriera y se fuera. Pero nada de eso pasó.
Quien sea que estuviera sentado o sentada en su cama, no pretendía tocarlo, ni despertarlo.
Bufó para sus adentros. Se iba a cansar de hacerse el dormido o iba a dormirse de veras. Al instante después escuchó una pequeña risita.
Un momento… él conocía esa risita.
Medio abrió un ojo, esperando a que su oído no le hubiese traicionado y se alegró cuando descubrió que aquel peso al costado de su cama y aquella suave risita eran pertenecientes a Hermione. Su mejor amiga, a la que había recuperado hace un par de días.
—¿Estabas durmiendo? —preguntó ella, riéndose, y él se incorporó un poco, sentándose sobre las almohadas.
—¿Por qué no me avisas que eres tú? Me ahorraría desgastar mis estudios teatrales —. Fingió cansancio y Hermione rió más fuerte.
—Oh, tendrás que tomar esas clases de nuevo porque eres pésimo —. Ella sonreía mientras enlazaba sus dos manos sobre su regazo. Ron la miró, devolviéndole la sonrisa.
—Casi te lo crees —rebatió.
—Mentira. Casi tú te crees que soy Lavender —respondió ella. Ron negó con la cabeza inmediatamente. —Pude haber complementado mi actuación con algún "¿cómo amaneció won-won?" pero no quise fastidiar al resto de los enfermos tan temprano —añadió con un tono serio y grave. Ron sabía que estaba siendo sarcástica, sin embargo, le dio risa.
Hermione se unió por unos segundos a la risa de él y cuando se callaron, él pudo observar que lo que había dejado sobre su mesita de noche era la mochila del colegio.
Ella se bajó de la camilla de un salto, abrió su mochila y sacó dos libros. Ron reconoció rápidamente uno de ellos como el de él.
—¿Vas a leerme? —le preguntó. Ella negó con la cabeza.
—Vamos a estudiar. O sea, yo voy a hacerlo. Si tú quieres, traje tus libros —ofreció.
—Estoy enfermo —se excusó él, indicando su cuerpo envuelto en las sábanas de la camilla. Hermione movió la cabeza de lado a lado y se desabrochó la túnica. Ron giró la cabeza hacia otro lado; no quería mirarla mientras se desvestía, aun cuando tuviera miles de otras capas de ropa más abajo. No le convenía, porque ya podía sentir sus orejas poniéndose algo rojas por lo que estaba pensando. Encontró su distracción en la revista de quidditch que leía antes y la tomó. Para cuando volvió a girar la cara, Hermione ya había terminado de quitarse la túnica y leía, concentrada.
Intentó sumergirse en las historietas y no consiguió reírse con ninguna. Leyó la sección de los mejores jugadas y no logró comprender ninguna, porque cambiaba de página a mitad de su lectura, sólo para encontrar en ese espacio de pocos segundos, un momento para mirarla.
Chasqueó la lengua y decidió que la única forma de no desperdiciar esa hora libre en que ella había decidido ocupar estudiando él, era precisamente, estudiando.
—Está bien, tienes razón —dijo notando como su voz rompía el silencio de una manera estrepitosa. Hermione arrugó las cejas y levantó la vista al terminar de leer el párrafo.
—¿En qué tengo razón esta vez? —Ron rió ante esa particular pregunta.
—Estudiemos. Me voy a quedar atrasado con las materias —. Ahora fue el turno de ella de reír, pero al ver que Ron aunque sonriente hablaba en serio, le entregó su libro de transformaciones. —Página…ciento noventa y tres.
Ron abrió su libro en la página indicada y descubrió algo que no deseaba ver. Junto a la sangría del primer párrafo de la página indicada, había un dibujo de un corazón en tinta roja con las iniciales suyas y las de Lavender. Junto al indeseado y romántico dibujo, estaban las palabras "Te amo won-won".
Demonios, ¿en qué momento había hecho eso y él no se había dado cuenta?
Hermione lo miró preguntándole si ya había encontrado la página, él la miró absolutamente sonrojado, y levantó el libro de manera que ella no viera lo que quería esconder mientras asentía con la cabeza. ¿Dónde estaba su varita?
Hermione empezó a leer en voz alta, provocándole exactamente el efecto contrario al que esperaba. Quería que su voz lo relajara, como lo hacía últimamente, pero se sentía cada vez más nervioso.
Estiró su mano con cuidado, esperando que ella no lo viera para alcanzar su varita que estaba en la mesita de noche, pero Hermione tenía mejores reflejos que el propio Crookshanks y levantó la vista enseguida. Lo vio tomar su varita.
—No practicaremos hechizos Ron, sólo aprenderemos la teoría.
—Ah, bueno —dijo, pero continuó con su varita en la mano. Hermione le miró extrañada.
—¿Qué pasa?
—Nada —. Inevitablemente apretó su libro con más fuerza. Hermione se puso de pie.
—¿Pasa algo? ¿Has estado siguiendo la lectura en voz baja? —preguntó. Ron asintió con la cabeza.
—No pasa nada…—pero en eso ella ya le había quitado el libro. Hermione apretó los dientes hasta hacerlos sonar mirando fijamente el corazoncito y la frase que tontamente adornaba a aquel sagrado libro de estudio. ¡Los libros no se rayan!
Se lo devolvió con un gesto de desprecio.
—Deberías saber que los libros no se deben rayar —comentó mientras volvía a sentarse.
—¡Yo no fui quien lo rayó! —protestó él. —Fue Lavender…ni siquiera sabía que estaba esto aquí —se excusó. Hermione abrió la boca, ofendida.
—O sea que ni siquiera has intentado leer la materia que estudiamos —convino.
—No es eso…
—Sí, eso es lo que has hecho —. Hermione le miraba furiosa. —Sino, te hubieses dado cuenta de que tu novia te está rayando tus cosas, quizá cuantas cosas más rayó… —se preguntó mirando hacia su mochila.
Ron soltó un bufido, apuntó con su varita hacia el dibujo y lo borró.
—¿Quieres ayudarme a revisar? —preguntó —¿Tienes el resto de mis libros ahí?
—Sólo el de Historia de la Magia, y no. No quiero ayudarte a encontrar tus notas de amor.
Dicho esto se puso de pie y sacó el libro de Historia de Ron y lo dejó sobre la mesa. Apretó su libro de transformaciones entre las manos y cuando se colgó la mochila a la espalda, murmuró: —Que te sigas recuperando —a modo de despedida.
Y cuando iba a salir, Ron movió su varita y la cortina que separaba el biombo se cerró frente a la cara de ella. Hermione soltó un bufido y se giró.
—¿Qué?
—Aún no ha terminado tu hora libre.
—Ya lo sé —dijo ella, rodando los ojos. —Yo no soy la que suele llegar tarde a todos lados.
—¿Y a dónde vas? —le preguntó, ignorando la insinuación a su falta de puntualidad y responsabilidad.
—A la biblioteca —contestó —, donde la gente sí tiene cierto respeto por los que quieren estudiar.
—¡Oye! —saltó a la defensiva —Yo estaba callado, tú interrumpiste lo que yo iba a hacer, yo no perturbaba tu estudio.
—Se supone que estudiábamos, en plural, los dos. No sólo yo —. Dio una patadita al suelo sin querer y él quiso sonreír por la pequeña rabieta. Se incorporó en la cama, le arrebató el libro de las manos con facilidad. Hermione ni se había dado cuenta que se había ido acercando a la cama mientras discutían; ella dio un gritito en protesta. Ron tomó su pluma, y a duras penas intentó escribir sobre la primera página abierta mientras ella le agarraba los brazos, impidiéndole lograr su cometido. Estaba prácticamente encima de él quitándole el libro, gritándole que se lo entregara.
—¡¿Qué hiciste?! —le espetó con furia mientras abría el libro y buscaba lo que sea que Ron haya rayado. Estaba sentada con los pies colgando de la cama, las mejillas rojas por la furia y el arrebato de la pequeña lucha con Ron y hojeaba desesperada buscando la página marcada.
La encontró.
Sobre un texto importantísimo de los peligros de la transformación humana, en una horrible, desordenada y tiritona letra se leía la palabra: "¿PERDÓNAME?".
Y por más que se contuvo, y trató de poner cara de enojo, no pudo evitar romper a reír.
Nota: Tenía escrito esto mucho antes de que Emzf subiera una historia también con algo de libros rayados ("Garabatos" ¡Léanlo, lo recomiendo!) , por eso no puedo dejar de pensar que ya había leído algo así cuando leía ese fic, en fin.
