"No mueras..."

Ella estaba dispuesta a darlo todo por él, su salvador, su "Familia"… Desde el día en que la salvo ella tiene una deuda de vida, él la regreso de la muerte, y no volvería a morir sin decirle todo lo que sentía.
-Eren, solo quería decirte…-
-No moriré, ya lo sé, no me lo repitas- Dijo él, subiendo a su caballo.
-No era eso, sino que…
Le interrumpió su superior, el Cabo Rivaille.
-Ackerman, esté lista para la misión.
Ella solo suspiro y se subió a su caballo, con la impotencia de una vez más haber sido interrumpida, callada, ignorada.
La misión comenzó, y por grupos los soldados salían de las murallas. Su formación era simple, los más poderosos adelante, los menos capacitados a los lados, y quienes necesitaban ser resguardados, detrás.
Al poco tiempo, los soldados comenzaron a caer, momento a momento las tropas disminuían, y Eren quedaba cada vez más expuesto al ataque de los Titanes, cada vez menos soldados quedaban para protegerlo.
-Ackerman, mantenga su ubicación, nada le pasara a Eren.
Ella estaba aturdida, escuchaba los gritos, suplicas y llantos de los soldados a medida que era devorados.
Volteo a ver, Eren estaba desprotegido. No lo dudo, rompió su formación y, una vez más, llego a tiempo para evitar su muerte. Tomando las riendas del caballo de Eren, lo llevo hacia adelante, donde los más fuertes lo protegerían.
-¡Ackerman, le dije que mantuviera su formación!
-De no haberlo hecho, Eren estaría muerto.
-Cualquiera podría salvarlo, no era necesario que tú lo hicieras.
-Si para mí- Dijo ella mirando al frente, llendo a todo galope, aun tomando las riendas del caballo de Eren.
El Cabo tomo la delantera, buscando más protección para el joven soldado que, enfurecido, intentaba no morderse las manos.
-Ackerman, quédese junto a Eren, y no rompa su formación.
Las tropas seguían avanzando. Eren galopaba detrás de Mikasa, impotente de no poder ayudar, y obstruir a uno de los mejores soldados, sin ser de utilidad para las tropas.
Miro a su alrededor, soldados caídos y soldados cayendo por él, muriendo para protegerlo, siendo liberados uno tras otro. Se perdió en sus pensamientos un momento, y solo reacciono con el grito…
-¡Cuidado Eren!
El golpe lo aturdió, había caído del caballo, el cual yacía muerto en el piso, junto a varios soldados.
Reaccionó, viendo a sus amigos defenderlo frente a las grandes bestias devoradoras, a sus superiores siendo asesinados, soldados escapando, y soldados muertos.
Se levantó, tomando sus espadas. Estaba decidido a ser útil por una vez en su vida, por lo menos sin ayuda de su poder, o maldición.
Luchó, logró salvar a su amigo de la infancia una vez más, asesinó un par de bestias, y ayudó a los soldados heridos a subir a sus caballos.
Todos los titanes fueron asesinados. Sus cuerpos humantes yacían junto a los cadáveres de los soldados.
Comenzó el recuento de cuerpos, cuando, junto a Armin, escucho algo que le heló la sangre.
-No puede ser, no ella, ¿Cómo sucedió? Por protegerlo…
Un grupo de soldados hizo un círculo alrededor del cuerpo, algunos se quedaron quietos, otros se secaban las lágrimas, pero ninguno decía nada, ni se acercaba al centro.
Eren decidió ir a ver.
Cuando llego a ver algo, empalideció. Se acerco lentamente al centro, y se dejo caer de rodillas en estado de shock.
Ahí, junto a él, se arrodillo Armin, ambos estaban incrédulos ante lo que veían.
-No es ella, ¿Verdad, Armin?
Armin apoyo la mano en el hombro de su amigo, asintiendo lentamente con su cabeza.
Eren soltó un grito desgarrador y, abrazando el cuerpo de su compañera, susurro
-Lamento no haberte protegido, lamento no haber estado ahí para ti, Yo… Realmente lo lamento.
Gruesas lágrimas caían por sus mejillas. Por su culpa, por no poder hacer nada, la mejor soldado de su tropa reclutada, Mikasa Ackerman, había sido asesinada por los Titanes.