Aquí de vuelta, les traigo otro long ficc sobre Harry Potter, la inmortal saga que me inició en el mundo de la literatura fantástica, un mundo del que jamás volví a salir. Lleva mucho tiempo de preparación (y cuando digo mucho tiempo, creánme que es MUCHO tiempo). Espero que lo disfruten tanto como disfruté yo al pensarlo y escribirlo.
Disclaimer: Todos los personajes y la mayoría de los escenarios y estructuras son propiedad de J.K Rowling.
GG
Volviendo de King's Cross
Hacía una tarde verdaderamente hermosa. Harry estacionó el auto con un ruidito chirriante y paró en seco frente a una ya muy conocida plaza. Lily y Ginny ya bajaban del auto; en cuanto lo hicieron Harry levantó en brazos a la niña, haciéndole cosquillas se acercó a la puerta pintada de un brillante negro y una aldaba con forma de serpiente.
Tocó una vez la puerta con la punta de su varita y se oyeron ruidos de cadenas; la puerta se abrió hacia adentro y los tres pasaron sin hacer ningún ruido. Aún después de veinte años no había podido descolgar el retrato de la Señora Black, la madre del que había sido el querido padrino de Harry y el mejor amigo de sus padres. Aún después de veinte años... Harry no había podido abandonar esa casa.
- Por fin en casa - exclamó Ginny depositando su bolso en una mesita-. Estaba harta de tanto gentío, por fin tendré un poco de paz.
Harry la observó sonriente y le plantó un beso en los labios, lo que hizo que Lily se apartara de ellos con cara de asco.
- ¿Tienen que hacer eso enfrente mío? - preguntó mirando enfadada a su padre.
- ¿Y a ti qué? - le preguntó él mirándola sorprendido-. Ve arriba y lávate las manos, tu madre no tardará en hacer la cena.
Se había hecho bastante tarde. Habían estado todo el día de paseo y de compras en Londres. Estaban los tres verdaderamente cansados y con hambre.
La casa había cambiado mucho en esos años. Ginny solo había aceptado vivir allí con Harry si la transformaban de la cueva oscura, tétrica e inhabitable que era a un verdadero hogar, y eso era lo que se habían dedicado a construir desde entonces: las paredes habían sido vueltas a pintar con colores claros, y cubiertas con papel tapiz colorido; las ventanas habían sido reemplazadas por vidrios nuevos y marcos claros; las cortinas ya no eran de pesado terciopelo, sinó de liviana y blanca gasa. Las lámparas daban luz, las cabezas reducidas habían desaparecido y ya no estaba el paraguero de pierna de ogro que tantos problemas habia ocasionado en el pasado. Las alfombras y los tapices eran nuevos y coloridos, y la casa brillaba con una nueva luz, que respetaba su antigüedad, pero dándole un aire joven y vital. Harry aún recordaba los gritos y sarteses inintilegibles que había clamado el retrato de la señora Black durante las remodelaciones, a las que se había prestado la familia Weasley entera, junto con Ron y Hermione.
La niña subió arriba y Harry aprovechó para entrar a la cocina; donde encontró a Ginny ya vuelta de espaldas cocinando y controlando el fuego del caldero de cobre. No notó en absoluto la intromisión, y Harry (aprovechando la ocasión), se le acercó por detrás y rodéandole la cintura le besó el cuello.
- ¡Ay! - dijo Ginny, dando vuelta la cabeza para observar a Harry-. Me asustaste, no hagas eso...
- Perdón, no fue mi intención incomodarla - respondió él, fingiendo haberse ofendido. La verdad era que con esa táctica (desde adolescentes) siempre lograba que Ginny le diera un beso de más.
- No digas tonterías. No quería decir eso; es sólo que me sobresaltaste... ¿Y Lily?
- Está arriba, lavándose las manos, y supongo que jugando con Guantes - Guantes era el gato que Harry le había regalado a Lily para su noveno cumpleaños-. Ya bajará - le respondió, y dándola vuelta, la besó.
Ese beso, momentaneamente en privado, transportó a Harry a mucho tiempo atrás, cuando él y Ginny eran novios y ni siquiera Ron podía interrumpirlos, donde el roce de los labios de Ginny era lo único que existía y su cabeza quedaba en blanco...
- Ejem, ejem... ¿interrumpo algo? - el hechizo en el que Ginny dejó a Harry se rompió de repente, y ambos se separaron dando un respingo.
- No, linda - dijo Harry, algo molesto-. No pasa nada. ¿Y el gato?
- Arriba, jugando con las bombas fétidas que me regaló James en mi cumpleaños - le contestó la niña, con el ceño fruncido.
Pero el malhumor se le fue enseguida al escuchar unos familiares golpes en la puerta de la calle.
- ¡Tía Hermione! - exclamó de inmediato, y salió corriendo en dirección al vestíbulo, con el cabello ondeándole detrás.
Ginny miró sorprendida a su marido, pero Harry se encogió de hombros, tan sorprendido como ella y le dirigió una mirada que decía claramente "no tengo ni idea".
Trotando fue hacia la puerta y la abrió de un tirón. Allí, parados en el umbral, estaban Hermione y Ron cargando a Hugo, junto con Teddy, que momentaneamente desapareció bajo una melena pelirroja cuando Lily se lanzó a sus brazos.
- ¡Teddy!
-¿Que tal va? Vinimos de visita, espero que no hayamos caído en mal momento... -sonrió Ron, estrechándole la mano a Harry y dándole un abrazo.
-¿Mal momento? ¿Estás bromeando? -Harry también saludó a Hermione con un beso, y abrazó a su ahijado, que ya había sido liberado del apretujón de Lily-. ¿Que tal estás, Teddy?
_ Bien, muy bien, gracias _ contestó con una sonrisa. Era igual a Lupin; pero, como su madre, tenía el don de metamorfosearse (lo cual explicaba el cabello verdeazul que traía en ese momento)-. Fui a casa de Ron y Hermione, y estábamos charlando cuando se nos ocurrió darnos una vuelta por aquí. Ahora que los chicos empezaron el colegio, ambas casas parecen muy solitarias...
-¡Y tranquilas! -intervino Ron, que ya pasaba adentro con los brazos cargados de Lily.
-¡Ron! -lo regañó Hermione indignada.
Harry y Teddy se echaron a reir.
-Vamos, adentro, Ginny está cocinando -dijo meneando la cabeza.
-Iré a echarle una mano -dijo Hermione.
Los cuatro entraron a la cocina, Ron con Lily y Hugo encima, y al abrir la puerta apareció Ginny.
-¡Ron! ¡Hermione! Dos veces en un día. Eso es mucho... Teddy, querido, ¿como estás? Siéntate por favor -abrazó a Hermione y Teddy y besó a su hermano en la mejilla.
-Parece que tendremos toda una fiesta -apuntó Ron sentándose en una silla junto al fuego-. ¿Tienes algo de tomar, Harry?
Harry lo miró con una ceja arqueada, sabiendo a que se refería, y con una sacudida de su varita hizo aparecer siete copas de plata y una jarra llena de espumante hidromiel.
-Ahí tienes.
-Gracias, amigo -Ron se sirvió y ofreció una copa llena a Hermione.
Ginny puso unos cuchillos a cortar verduras y carne, y agregó el doble al caldero. Hermione insistió en ayudar, y entre las dos pronto se pusieron a cocinar, charlando animadamente. Por otra parte, Harry, Ron y Teddy, este último con Lily sobre las rodillas, se pusieron a conversar sobre Gringotts y el Ministerio de Magia.
-Yo estoy decidido a triunfar como Auror -dijo Teddy con orgullo.
-Bah... ¿Para qué? -le contestó Ron-. No hay ningún mago tenebroso interesante al que cazar... el último lo derrotó Harr... -pero no terminó la frase, porque Harry lo pateó violenta y silenciosamente bajo la mesa y le lanzó una mirada de advertencia muy clara, ambas cosas que Teddy pasó por alto.
-No tiene nada de malo que seas Auror, pero vas a tener que esforzarte mucho; aún te falta un año , y el últimos siempre es el más dificil -le dijo Harry. Después de todo lo sucedido al cumplir diecisiete años, había solicitado que lo dejaran entrar en el curso para Aurors, respaldado por McGonagall, Flitwick, Slughorn y hasta por Kingsley; por pura suerte lo había dejado terminar los estudios, en reconocimiento a todos sus logros, y había pasado a ser parte del grupo más selecto de trabajadores del Ministerio de la Magia; tras esforzarse mucho, por supuesto.
-Si, bueno... para todo hay que aplicarse ¿cierto? -dijo Teddy, y bebió otro sorbo de hidromiel.
-¿Por qué materia vas? -le preguntó Ron.
- Por Ocultación y Disfraces -recitó él con una sonrisa-. Una materia hecha a mi medida.
Ron y Harry se ríeron.
-Si, bueno... tu mamá también era muy buena en eso -dijo Harry con una sonrisa aún más pronunciada-. Recuerdo que cuando nos conocimos me contó que era metamorfomaga, y que había pasado esa misma materia con nota sobresaliente... ¿que cosa, no? -murmuró a su ahijado, mientras contemplaba el fuego de la chimenea. Le recordaba a Lupin y Tonks, a esas dos personas que tanto había apreciado, y que también había perdido. De hecho, recordaba perfectamente todas las conversaciones que había tenido con ellos, todas las misiones, todas las batallas, todas las risas...
Ron observaba a Harry fijamente. También parecía recordarlos, porque una triste sonrisa invadió su rostro. Teddy estaba atónito.
-¿En serio? -les preguntó repentinamente, sacando a ambos de su sopor de golpe.
-Si -dijo Harry, algo desconcertado.
Unos segundos después aparecieron Ginny y Hermione haciendo levitar un caldero lleno de guiso y una bandeja con papas y carne asada, respectivamente.
-Amor, ¿puedes hacer a un lado la jarra? -preguntó Ginny a su marido; Harry asintió y con un movimiento de su varita corrió la jarra que tenía enfrente-. Gracias...
Poco después, todos ya estaban comiendo entre risas y palabras animadas. Lily, mientras tanto, ya había desaparecido junto con Hugo y Guantes.
-A esta altura, ya habrá terminado la Ceremonia de Selección _ anunció Ron, media hora más tarde.
-Es probable _ dijo Ginny-. Seguro que Albus fue elegido para Griffindor. Ojalá a Albus le haya gustado el colegio.
-¡Como no va a gustarle! -protestó Harry-. Es imposible que no le guste. Yo lo amaba. Fue mi primer y verdadero hogar. ¿A quién podría no gustarle Hogwarts?
-Estoy de acuerdo con Harry -dijo solemnemente Ron.
-Rose va a estar contenta de que su primo entre al colegio. Y James estará en las nubes de regresar...
-Si, a él le gusta mucho. Salvo la parte de estudiar, claro -dijo Harry frunciendo el ceño. Todos ríeron-. Seguro mañana vamos a recibir una carta de treinta centímetros de largo de parte de Albus, contándonos todo lo que vio.
Nuevamente resonaron las risas.
-¿Y el Quidditch, Harry? -dijo después de un rato Ron. Hermione lo miró.
-No sé. Supongo que ya me contarán los chicos que tal todo. A James al menos le gusta. Tal vez entre en el equipo este año.
Ginny lo miró con curiosidad.
-¿Tal vez? -exclamó Ron, indignado-. Sería un crimen que no lo dejaran entrar, ¡es tu hijo! A menos que me equivoque, con tu sangre corriendo en las venas será un trofeo para la casa. Y no olvidemos a Fred y George. Yo pienso instar a Hugo a que sea guardián, igual que yo lo era _ añadió con orgullo.
-¿Ah, si? -intervino Teddy.
-¿Que, no lo sabes? -le dijo Ron-. Tu padrino fue el mejor buscador en la historia de Griffindor. Con él ganamos la Copa dos años seguidos... ¿o fueron tres? Como sea, fue el mejor.
-Y el más joven... -dijo Harry arrastrando las palabras y mirándolo-. No te apresures. Además James tiene más la complexión de un bateador que de un buscador.
-Aún así...
-Yo creo que Albus va a ser el que se sienta fascinado cuando lo vea. Ojalá lo dejen entrar cuando tenga edad... Después de todo es igual a ti _ dijo Ginny a Harry-. Y tiene el cuerpo. Sería un buen buscador.
-Es cierto -asintió Hermione-. James y Albus. Con la sangre de los gemelos Weasley, y con la de los Potter... Un bateador y un buscador. Es una buena combinación.
-Y Hugo -volvió a decir Ron-. Serán un trío fenomenal. Sólo hay que esperar.
Todos asintieron conformes y quince minutos después, Ginny sirvió tarta.
- Me la enseñó mi madre -le contó a Teddy, cuando este elogió el sabor.
Después de un rato, tras la última taza de café, Ron y Hermione (con Hugo profundamente dormido a cuestas) y Teddy anunciaron que se iban a sus respectivas casas.
Lily corrió desesperada y se abrazó firmemente a su tía.
- ¡Quiero ir a casa de Tío Ron y Tía Hermione! -lloriqueó-. Quiero jugar con Hugo. ¿Tía, puedo quedarme a dormir en tu casa?
Hermione miró sorprendida a Ron y este asintió con vaguedad. Luego miró a Harry, que, con el ceño fruncido, consultaba con la mirada a Ginny. Como esta se encogió de hombros, Harry se puso en cuclillas y abrazó a Lily. Ella sonrió de inmediato.
-Pórtate bien, ¿me oíste?... Nos vemos mañana - la niña asintió y fue corriendo a buscar sus cosas.
- Adiós, cuídate Hermione -dijo Ginny abrazando a la mujer-. Adiós Ron, no la fastidies demasiado -risas-. Y Adiós Teddy -dijo besándolo en la mejilla. Harry se despidió de igual manera.
-Está bien, nos vemos Ginny, Harry -respondieron los otros.
Un minuto después bajó Lily como un bólido cargando una mochila, y besó a su madre en la frente antes de ir corriendo hasta Teddy.
-Adiós, cuídense -dijo Harry, pasándole un brazo por los hombros a Ginny.
Los Weasley, junto con Teddy, saludaron con la mano y, tras salir de la casa, desaparecieron en el umbral.
Entonces Ginny estiró los brazos y se permitió un enorme bostezo.
-Que noche... -murmuró, tirando del brazo de Harry-. Vamos a la cama...
Ambos subieron y Harry se acostó. Aprovechando que Ginny estaba en el baño, se quitó la camisa y se tumbó en la cama.
La casa estaba increíblemente silenciosa. Harry cerró los ojos y empezó a ver imágenes en su mente; recuerdos de su adolescencia.
Hermione y Ron paseando con él en el castillo de Hosmeade... sus escapes a casa de Hagrid... el primer beso con Ginny...
"Ginny", Harry sonrió.
De todos los trofeos y cosas maravillosas que Harry había ganado en su vida, definitivamente Ginny era el mejor y el más preciado para él. Habían crecido juntos, y ella se había transformado en una hermosa mujer. Además, le había dado el regalo más hermoso que podrían haberle obsequiado: tres maravillosos hijos. Una familia. Lo que siempre había deseado.
A Harry le venían imágenes a la cabeza de él y Ginny, hacía mucho tiempo. Juntos en el lago, o en la casa de ella, besándose a escondidas y sin que nadie lo supiera...
Harry suspiró. "Con lo que me costó tenerte", pensó. Y era cierto. Le había costado mucho estar con Ginny, y cuando por fin lo logró, tardó dos años en atreverse a pedirle matrimonio. Y el permiso al Señor Weasley (aunque tanto él como la Señora Weasley habían estado encantados de tenerlo en la familia). Aún lo recordaba.
-Ejem, ejem... - una vocecita interrumpió abruptamente los pensamientos de Harry. Se incorporó de golpe y se quedó mudo.
Apoyada contra uno de los pilares de la cama, Ginny lucía un corto y escotado camisón de seda celeste y encajes negros. Sus largas piernas blancas brillaban en la penumbra.
-¿Lo recuerdas? -preguntó arqueando una ceja, con una sonrisa sugestiva. Harry sonrió de inmediato.
-Por supuesto que lo recuerdo -la imagen de un cuarto semioscuro donde estaba a punto de acostarse, y Ginny colándose furtivamente en la habitación, mientrás todos dormían, le vino a la cabeza-. ¿Como olvidarlo? Después de tantos años, verte con él es como volver el tiempo atrás. Pensé que lo habías tirado... -añadió, y abrió los brazos.
Ginny sonriendo negó con la cabeza y lo abrazó.
-No, lo tuve muy bien guardado.
-¿Y por qué ahora?
-Porque, por si lo olvidaste, hoy en el aniversario de una fecha muy especial... Veinte años, Harry.
-Ohhh... -Harry abrió los ojos, atónito, y se echó a reir-. Era eso.
Había olvidado por completo que acababan de pasarse de las doce.
-Ajá _ susurró ella, empezando a besarlo.
-Bien entonces.
-Como cuando tenía diecisiete _ dijo ella.
-Como cuando tenía dieciocho _ la segundó Harry, y arrojándola sobre la cama, la besó.
