Así no debía ser
Prologo: "Un regalo"
(10 años antes)
Hola mi nombre es Giotto Sawada tengo 5 años, y un hermano pequeño de 4 al cual quiero mucho y haría cualquier cosa por él, de echo a veces por juego le digo mi pequeño cielo ya que Tsuna es como el cielo, siempre en armonía y cubriendo todo, también tengo una madre cariñosa que respeto más que a cualquier persona, aunque a veces sea un tanto… despistada, y un padre que nunca está en casa, mamá me ha dicho que está muy ocupado consiguiendo las cosas que necesitamos para vivir; pero aun así lo extraño mucho.
Por este motivo es que me extraño que este intento de padre viniera a pasar la semana junto a su jefe, o eso me dijo mi mamá.
Se supone que estos hombres debían llegar en unas cuantas horas y a medida que pasa el tiempo siento algo que me dice que eso no será bueno, creo que mi padre le dijo súper-intuición, no estoy seguro, por lo que para distraerme juego con mi hermanito.
— ¡Giotto!— Me llama mi mamá mientras bajo las escaleras ya que estaba jugando con Tsuna arriba. Tropiezo varias veces hasta caerme de cara al suelo
— Gio-chan ¿Estas bien? — Me pregunta mi mamá llegando con un delantal puesto y una cuchara de madera mientras se agacha para quedar a mi altura.
—Estoy bien mami, solo me tropecé— Dije mientras me levanto y de alguna manera ese movimiento hace que me caiga de nuevo. Esto ocasiona una pequeña risa de mi mamá. No sé si sentirme bien porque mi madre está riendo o sentirme humillado. Bueno da igual.
—Rayos Gio-chan ahora no se si pedirte lo que quiero— Rápido me pare del suelo colocándome en una pose militar.
—Deme sus órdenes general— Realmente quiero que mi mamá me confié algo ya que a causa de mi torpeza no puedo hacer nada bien, pero me esforzare.
—Entonces ve a la tienda de la esquina, esa que atiende el Sr. Rodolfo y pídele mi encargo ¿Si? ¿Puedes hacerlo? Normalmente lo haría yo pero estoy un poco ocupada ordenando para la llegada de tu papá y la tienda est casas y el Sr. Rodolfo es alguien de confianza…—
—Yo puedo madre, ¿Puedo llevar a Tsuna conmigo?— Por unos segundos pareció dudar; pero al final accedió.
—Gracias mamá— le doy un beso en la mejilla y luego subo escaleras arriba. Abro un poco la puerta intentando sorprender a mi hermanito fallando estrepitosamente pues él la termina de abrir haciendo que tropiece y ¡Adivinen que! ¡Me caigo de cara al suelo! Rápidamente me paro intentando disimularlo.
—Gio-nii ¿Por qué eres tan torpe?— Me pregunta mirándome con curiosidad, yo intento contestarle; pero no se me ocurre nada, es una maldición.
—De-Dejando de lado si soy torpe o no… ¿Quieres acompañarme a cumplir un encargo de nuestra madre?— Al final opto por cambiar de tema para distraerlo, es muy probable que no funcione. O tal vez si ya que se ve muy emocionada con la propuesta, juraría que me iba a decir que sí; pero por obras del destino niega con la cabeza.
—No quiero, quiero quedarme en la casa— Se ve desanimado y me da un no sé qué preguntarle por qué, por lo que dejo el asunto hasta ahí y vuelvo a bajar menos entusiasmado que antes.
—Mamá ¡Me voy!— le aviso, ella se asoma y al no verme con Tsuna me mira con cara interrogativa.
— ¿Y Tsu-kun? —
—No quiere venir, no me atreví a preguntarle por qué— Lo dije más molesto de lo que estaba podría jurar que mi tono de voz fue más cortante de lo quería.
—Eso es extraño, bueno, ¡Que te vaya bien! —Me voy directo a la tienda sin contratiempos, lo cual serían unos 5 minutos de camino ya que me tropiezo una y otra vez.
—Sr mmm… disculpe, mi mamá dejo un encargo… ¿Me lo podría entregar?— dije tímidamente, aunque sé que es buena persona no puedo evitar asustarme un poco por su mirada, tiene la mirada de un yakusa.
—¡Oh! ¡Si es el hijo de Nana-chan! Dime… ¿Tu mamá aún no se va a divorciar del bueno para nada de tu padre?—
—¿Divorciar? ¿Qué es eso? —
—Me lo tomo como un no, es una lástima, realmente me gusta mucho Nana-chan— Me ignoro olímpicamente mientras busca algo, supongo que el pedido de mi mamá, luego le preguntare a ella que es divorciar .
—Discúlpame Giotto-kun pero se me quedo la torta que me encargo tu madre en mi casa ¿Te importaría acompañarme? —
—No estoy seguro, mamá se preocupara si me demoro más de lo debido…—
—No te preocupes, estoy seguro que Nana-chan no ha puesto un límite de tiempo, en cualquier caso si se enoja puedes culparme a mí—
—No lo sé…—
—Mira que eres persistente, vamos mira hasta te daré dulces—
—Yipa, ¡Dulces! — Soy consciente de que no debería ir o al menos ir a avisarle a mi mamá; pero la palabra dulces me hace perder el control, sobre todo las tortas, ahora sé por qué mi mamá no me aviso que era el encargo es más que seguro que de haberlo sabido me habría comido la torta. Aun así hay algo que me inquieta y no sé qué es, el sentimiento ha estado ahí todo el día; pero cada vez es más fuerte hasta el punto que me duele la cabeza.
Varias horas después…
Maldita mi suerte, maldita mi suerte, ¡Maldita mi suerte!, se suponía que solo iría a la casa de él Sr. Rodolfo a buscar la torta y luego volvía a la mía; pero al llegar sin duda había dulces, más de los que puedo contar o comer (Me llevo una bolsa de dulces y tortas entre otras cosas) y bueno la tentación era mucha y comí hasta hartarme y en ese tiempo estaba tan concentrado que olvide a que había ido e incluso ignore la sensación extraña que había tenido anteriormente, luego llegó la hija del Sr. Rodolfo junto a la madre de esta y bueno me coloque a jugar con ella, sin darnos cuenta llego la hora de comer y no pude decirle que no a la señora del Sr. Rodolfo, cuando recobre el sentido de que debía volver a mi casa ya era tarde, tome la torta que le encargo mi mamá al Sr. Rodolfo y salí entre corriendo y tropezando a mi casa, lo cual me llevó a mi situación. ¡Maldita suerte la mía! Mi mamá y mi hermano me van a matar, tampoco llegue a la comida, estoy más que muerto.
Iba tan concentrado retándome a mí mismo que no note cuando choque con una persona, vestía un traje negro, no uno formal sino uno de trabajador, también tenía un casco y una mascarilla, ese golpe me hiso volver a la realidad, el caballero al parecer no sintió mi choque con él, tal parece que está ocupado haciendo algo en un camión rojo, al volver a la realidad me di cuenta que estaba frente a mi casa…o lo que queda de ella, ya que esta son solo ruinas.
Camino lento hacia ella ignorando a la gente que se dio cuenta de mi presencia y me grita algo, asumo que es que me aleje; por supuesto que no les hago caso, mi mente está en blanco, hasta que algo hace click. Mi hermanito y mi madre estaban dentro de la casa, la sola idea de que algo pudiera haberles pasado me impulsa a correr en dirección a las ruinas, no sé cuándo empecé a llorar; pero estaba llorando mientras corría, sorprendentemente no tropiezo.
Alguien me agarra del hombro y me detiene para luego abrazarme por la espalda, me intento liberar pero no puedo, su agarre es demasiado fuerte, pataleo, grito, rasguño, muerdo; pero no me suelta, finalmente dejo de luchar cuando siento algo húmedo en mi hombro, me giro y veo a mi papá, sin pensarlo me abrazo a él y lloro con él.
Lo poco que sé de él me dice que si me ha detenido a sido porque no me quiere perder, y si él estaba aquí antes que yo, quiere decir que ya entro a la casa, y si está llorando es por una de dos opciones, o Tsuna y mamá murieron o están gravemente heridos, intento dejar de llorar pero no sirve.
—¿Dónde está Tsuna y mamá? — Pregunto con voz quebrada y sin dejar de llorar, dudo que me haya entendido con todos los mocos que estoy botando.
—Giotto escúchame Tsu-kun y Na-Nana están desaparecidos, de momento hay que confiar que huyeron antes de que la casa se incendiara y están bien—
—¿Y si no es así? ¿Qué les pudo pasar?— Esa duda me carcome la mente
—Están bien— Me separo de mi papá y miro a la persona que me afirma que mi familia está bien
—¿Quién eres? ¿Cómo sabes que están bien?— Es un hombre anciano, esta vestido de traje y se ve…como decirlo, desesperado.
—Yo soy Timoteo Vongola, sé que tu mamá y tu hermano están bien, mi intuición me lo dice y mi intuición nunca falla— Su mirada cambia a una más dulce, comprensiva.
—Nono, ¿Hay pistas sobre como paso esto?— pregunta mi padre está enojado, se nota a simple vista, no tengo que conocerlo para saberlo.
—No estoy seguro tendría que investigar el interior de la casa, mientras llévate a Giotto a un hotel—
—Perdone abuelito, ¿Puedo ir con usted? Quiero ver la casa por última vez— Tengo miedo, ¿Se abra enojado por tomarme la libertad de llamarlo así?
—Claro, vamos— Pues parece ser que no
Aun a sorbetones entre con aquel sr tan amable a la casa, todo se ve quemado, pero me interesa ir al segundo piso, mientras el abuelito se distrae un poco subo por las escaleras un tablón cae mientras subo; pero afortunadamente no caigo, el sonido atrajo la atención del abuelito, la cara se le puso blanca al verme arriba, decido ignorarlo y avanzo con el mayor cuidado que puedo tener a la habitación de Tsuna, me caigo una que otra vez y se desprende una que otra tabla dándome un susto de muerte, al entrar en la habitación de Tsuna se me va la sangre.
Sus cosas están destruidas, no por el incendio, fueron destruidas antes, todo está patas arriba, y en la pared dice con algo líquido de color rojo:
"Esto es un regalo para el futuro decimo Vongola"
