Capítulo 1: Nueva en la escuela


Ella caminaba apresuradamente por los corredores viendo de aquí para allá en busca de algún indicio de dónde estaba el salón de español, se confundía entre tantos pasillos, ya ni recordaba por donde partió.

"Tranquila Marissa, a ver, ¿Qué te dijo la secretaria?"

Trató de calmarse, se pasó la mano por el cabello echándoselo para atrás y ahora con más seguridad trató de recordar cuál es el camino. Bien. Derecha, izquierda, izquierda y…

No pudo continuar con su mapa mental ya que chocó contra un chico haciéndola caer al suelo desparramando sus libros junto a los de él.

-¡Lo siento muchísimo!- se apresuró a decir ella mientras recogía los libros que se le cayeron.

-Tranquila, fue mi culpa, yo venía distraído- le dijo él mientras se agachaba para estar a su altura, recogió sus libros y se incorporó rápidamente para ofrecerle la mano a ella para que se pusiera de pie.

-Gracias- murmuró ella mientras se paraba, entonces pudo fijarse en él con más claridad. Su largo cabello castaño oscuro atado en barias dreadlocks que caían enmarcando su cara, esa piel de un tono ni tan oscura ni tan clara, como una mescla perfecta, y unos ojos pardos que lanzaban chispas prácticamente. Ellos seguían tomados de la mano, mirándose a los ojos, perdiéndose en la mirada del otro, como si el tiempo no transcurriera. Pero si transcurría, y se dieron cuenta de eso al oír sonar la campana de entrada- ¡Oh no! Por favor, dime que sabes dónde está la clase de español- dijo ella mientras se volteaba a todos lados para luego verlo con ojos suplicantes.

-Claro, iba para allá ahora- él sonrió y le ofreció su mano- Vamos juntos- ella le sonrió de vuelta y la aceptó, ambos se echaron a correr. Ella se sentía un poco agotada, sus piernas le pesaban pero estar de la mano de él la hacía querer seguir corriendo, pero no soltarlo jamás, estar siempre sujeta de su mano.

"¿Qué rayos piensas Marissa? Parece que la comida te está afectando el cerebro" Y aun que eso tenía algo de verdad, que ella no dejaba de pensar en la comida, cabe remarcar que en el fin de semana no probó el más mínimo bocado, todo para estar radiante en su primer día de clases.

Al cruzar el umbral del salón de español pudieron notar como todos ya estaban sentados escuchando a un profesor bastante joven, se miraron el uno al otro por un segundo y él carraspeó un poco para hacer notar su presencia.

-Llegan tarde- el muchacho no pareció no entender nada, pero allí estaba ella.

-Lo sentimos mucho- ella y su perfecto español- No lográbamos encontrar el salón-

-Muy lindo acento, señorita- dijo el maestro- Pueden tomar asiento- ambos caminaron con paso raudo hasta el fondo del salón y se sentaron compartiendo un escritorio- ¡Mis vacaciones de verano!- dijo con gran énfasis, como si fuera el tema más innovador que pudiera existir.

-Gracias por salvarme- le susurró el muchacho a la joven pelirroja.

-No fue nada, tú me salvaste de no terminar en la azotea buscando el salón de español- él rió un poco- Me llamo Marissa por cierto-

-Yo soy Samuel- dijo tendiéndole su mano la cual ella aceptó para que luego ambos se dieran una sonrisa.

-Parece que ya estamos haciendo amigos, ¿No?- interrumpió Will quien estaba parado frente a ellos quienes, al parecer, no lo habían oído acercarse- ¿Por qué no se presentan con la clase?- dijo sin malicia.


Sonó la campana dándoles a entender que venía la siguiente clase, casi todos salieron muy apresurados, pero ellos tenían tiempo, bueno, la verdad es que no, pero querían creer que si lo tenían para poder hablar un poco más. Antes de que pudieran salir el señor Schuester los detuvo.

-¿Ocurre algo?- preguntó él con calma.

-Quería pedirles si podrían pegar este folleto en el diario mural- dijo mientras les entregaba un papel- Con las prisas de hoy no he tenido tiempo de hacerlo-

-Seguro, ahora lo haremos- ella sonrió.

-Gracias señorita- sonrió- Y a usted igual caballero- ambos se alejaron con tranquilidad para ir hasta el mural, pero no habían dado ni cinco pasos cuando él le susurró a ella en el oído.

-¿Qué rayos dijo?- ella lanzó una sonora carcajada para luego taparse la boca con las manos como arrepentida.

-Lo siento, no quería ofenderte ni nada- dijo con sus manos aun frente a su boca mientras se ponía cada vez más nerviosa, él lentamente le retiró la mano y le volvió a susurrar en el oído.

-Yo también creo que fue gracioso- ella se volteó a verlo, sonreía, y eso le dio seguridad, ella devolvió la sonrisa y ambos llegaron hasta el mural, colgaron el cartel y se detuvieron a leer que ponía.

-¿Club Glee?- cantar era algo que ella disfrutaba, lo hacía para expresar lo que sentía, pero nunca tuve la valentía para cantar en público, ¿Sería capaz de entrar?... antes de que pudiera seguir considerándolo el muchacho la sacó de sus cavilaciones.

-¿Tienes un lápiz?- ella rebuscó entre sus cosas hasta dar con un sobrio lápiz negro. Él comenzó a anotar su nombre en la lista.

-¿Vas a entrar?-

-Creo que por eso estoy escribiendo mi nombre en la lista- dijo burlón, le devolvió el lápiz y se dio media vuelta para seguir a su próxima clase, esperaba que ella siguiera a su lado pero se había quedado embobada viendo la lista. Cuando él se volteó para ver porqué no estaba junto a él pudo notar como ella escribía su nombre apresuradamente en aquella lista, él se volteó para que pareciera que no lo notó y ella caminó rápidamente para llegar a su lado.

-¿Qué clase te toca ahora?- pregunta ella.

-Química- dice mientras sonríe de medio lado al pensar en ella cantando para la audición- ¿Y a ti?-

-Igual-


-Elijan bien a sus compañeros pues serán los mismo de todo el año- dice la maestra observándolos a todos por sobre sus lentes de media luna. Samuel y Marissa se miran instantáneamente, saben que ellos estarán juntos, pero los grupos son de a cuatro, entonces se voltean a ver quien más queda, la pelirroja puede ver a una chica que no ha dejado de ver a Sam en toda la clase, le ruega al cielo que ella no se acerque a ser parte de su grupo.

"Que no se acerque, que no se acerque, que no se acerque…"

-Hola, me llamo Lindsay- "!Maldición!"- ¿Puedo unirme a su grupo?- él busca con la mirada a Marissa en busca de una respuesta, ella sólo logra sonreír.

-Seguro- dice él sonriendo, ella toma un taburete y se sienta junto a él, muy cerca de él- Falta una persona- entonces la pelirroja observa a un muchacho que está sentado solo en un rincón, mirando al frente sin pensar en buscar compañeros de laboratorio, pensaba que lo podía hacer todo él solo. Pero no cuenta con que Marissa se colocó de pié y caminó hasta donde estaba él, puso su mano sobre su hombro y en una voz dulce le habló.

-Hola- casi estaba susurrándole a ese chico pero estaba segura de que él la escuchaba- Me llamo Marissa, ¿Y tú?-

-Cameron-

-Un gusto Cameron… dime… ¿Te gustaría ser nuestro compañero de laboratorio?- pregunta inocentemente.

-No quiero incomodar ni nada-

-No digas eso, nos encantaría tenerte como compañero, mira- dijo apuntando en dirección a sus compañeros- Ellos son Samuel y Lindsay- movió la mano en señal de saludo en cuanto Cameron giró su cabeza, ellos le respondieron el saludo- Y los tres estaríamos felices de trabajar contigo- él se volteó a verla, ella se acercó y le sonrió- ¿Qué dices? ¿Te unes?-

-Seguro- sonrió y ambos caminaron hasta la mesa.

-Chicos, él es Cameron- dijo ella mientras se sentaba e invitaba al muchacha a sentarse a su lado. Samuel se movió un poco en su asiento al sentir que Lindsay le colocaba la mano en su pierna, ella actuó como si nada pero eso no evitó que Marissa y Cameron los miraran con cara inquisidora- ¿Ocurre algo?-

-Nada- responde él mientras corre su silla un poco para alejarse de la morena quien, al haber estado recargada en su hombro, pierde ligeramente el equilibrio, eso hizo reír a la pelirroja pero no pudo evitar que se formara un incómodo silencio.

-Am… Cameron- dijo Marissa tratando de iniciar una conversación- Vas a… ¿Te gustaría unirte al Club Glee?-

-¿Hay un Club Glee en esta escuela?- interrumpe Lindsay con una exagerada cara de asombro, ella sólo asiente- ¡Yo tengo que unirme!-

-¿Cantas?-

-¿Qué si canto? Yo voy a ser una estrella de Broadway- hizo una pose dramática.

-Bueno pero… yo te pregunté a ti Cameron- dijo volteándose para verlo.

-No se… creo que no-

-Pero si hasta tocas la guitarra- dice animosa.

-¿Cómo sabes que toca la guitarra?- todos la miraron con duda, estaban seguros de que era la primera vez que ellos se veían y no había forma de que ella supiera que él era guitarrista.

-Tienes las uñas de una mano largas y las de la otra mano cortas… eso hacen los que tocan la guitarra sin uñeta, ¿Verdad?-

-Sí- Cameron sonríe de oreja a oreja- ¿Tú vas a entrar?-

-Yo… sí-

-¿Qué harías tú ahí?- la interrumpe Lindsay en forma de burla- De seguro sólo moverías tu cabello como si fueras a trabajar en un comercial de shampoo- concluyó con una carcajada haciendo que Marissa mirara avergonzada el suelo y apretó los ojos tratando de no llorar. Cameron pasó su brazo por sobre el hombro de Marissa y le susurró al oído.

-No le hagas caso, de seguro lo harás genial- ella sonrió para un segundo después darse cuenta de que Samuel tenía el ceño fruncido, se preguntó si sería por lo que dijo Lindsay o porque Cameron le había…

"Seguro Marissa. Él va a estar celoso de que Cameron me dijera eso" se mordió ligeramente el labio inferior "Y de todos modos, ¿Qué me importa que piense él? Y de seguro Cameron sólo me dijo eso por compasión"

-Con permiso- dijo la pelirroja con la voz quebrada y las lágrimas a punto de salir de sus ojos, se puso de pie y salió con calma del salón, pero a penas estuvo afuera se echó a correr tan rápido como pudo en dirección a los baños sin. Cerró dando un portazo y se miró al espejo, el disgusto fue instantáneo.

"¿Por qué tiene que pensar eso de mí?" creyó escuchar a alguien decir su nombre, pero pensó que quizás alucinaba "Ni siquiera me conoce y ya dice eso de mí" ahí estaba de nuevo, alguien diciendo su nombre "Imposible… quizás si no fuera tan horrenda algo más que mi cabello resaltaría"

-Marissa, por favor abre- esta vez sí reconoció la voz, trató de calmarse y apaciguar el llanto, se restregó las lágrimas y abrió la puerta.

-¿Qué ocurre?- preguntó lo más serena que pudo.

- Lo siento mucho- eso lo cayó por sorpresa, ¿Qué sentía?-

-No entiendo… ¿Por qué te disculpas?-

-No debí dejar que Lindsay te tratara así-

-Apenas y nos conocemos… puedes ponerte del lado de quien quieras- dijo apartándose lentamente con la cabeza aun gacha. Él la tomó por la barbilla haciéndola alzar la vista.

-Yo quiero estar de tu lado- le susurró mirándola a los ojos. Eso la hizo sonreír, dejar de lado esa tristeza que ahora ya parecía algo olvidado, en un loco impulso ella se acercó a abrazarlo, ambos pensaron que ese momento podía ser eterno, esa tranquilidad que afloraba cuando ambos estaban juntos. Lástima que la campana los saca de su mágico mundo para ser invadido por un montón de adolecente que salen rápidamente de sus salones para ir a comer algo- ¿Vamos?- le pregunta mientras la toma de la mano, ella sonríe pensando en que les tocaba juntos en la siguiente clase, pero no pudo evitar poner una cara de puro pavor al darse cuenta de que entraron a la cafetería.

"¡No!" se repetía una y otra vez, no quería comer, no quería parecer una obesa… menos frente a él "Piensa en algo, piensa en algo" cuando se posicionaron en la fila para comprar algo ella estaba casi temblando, entonces él se dio cuenta de que algo ocurría.

-¿Pasa algo malo Marissa?-

-No, no. Claro que no- dijo con una nerviosa risilla. Se detuvo un segundo y su rostro se iluminó al llegar de esa idea- Creo que me saldré de la fila, olvidé traer dinero- mintió con toda la convicción que podía tener.

-Tranquila, yo traigo algo de dinero extra y te puedo comprar algo-

"¡Maldición!"

-No… en verdad no quiero ser una molestia-

-Pero no puedes estar sin comer… menos ahora que sigue deporte-

-¿Cómo sabes que mi siguiente clase es deporte?-

-Dejaste tu horario sobre la mesa de biología- dice él mientras saca un papel doblado de su bolsillo.

-¿Tú también tienes deporte?-

-Sí… es curioso pero coincidimos en todas las clases- lanzó una nerviosa risilla, ella simplemente sonrió, guardaron silencio unos segundos para que luego volvieran a caer en la realidad al momento en que ya estaban frente a la barra de comida, él tomó dos bandejas, las dejó en la barra y comenzó a ver que servirse.

-No sé para qué sacaste dos bandejas, ya te dije que no quiero molestarte- le lanza una sonrisa y coge la bandeja para dejarla en el montón.

-Y yo digo que vas a comer algo- estuvo a punto de coger nuevamente la bandeja pero ella la sujetó la mano mirándolo con súplica- ¿Por qué no quieres comer, bonita?-

"¿Bonita? ¡¿Qué rayos tengo yo de bonita?"

-Sam, en verdad yo…- de seguro hubiera terminado esa frase si no fuera por…

-¡Von Bleicken!- ella no reconocía esa voz pero que la llamaran por su apellido de seguro denotaba algo malo, se agachó para pasar bajo la barra y caminar hasta la mujer que la había llamado.

-¿Qué ocurre…?- se sorprendió al verla, la famosa entrenadora Sue- Señorita Sylvester-

-A mi oficina. Ahora- dijo tajante.

Los nervios no tardaron en aflorar mientras seguía con paso raudo a la entrenadora, ¿Para qué la llamaba? De seguro no era nada bueno. Una vez ya llegaron a la oficina la entrenadora se paró junto a una silla y le hizo una señal a la pelirroja para que se sentara.

-¿De qué quería hablarme señorita Sylvester?- dijo tratando de denotar tranquilidad.

-Tú eras una de las integrantes del equipo que me venció el año pasado-

-Sí- "Oh no… es no puede decir nada bueno. Quizás se quiere vengar"

-Seré breve. Te quiero en mi equipo de porristas- eso sí que la sorprendió- Como capitana- y eso la dejó choqueada, ¿Estaba hablando en serio? ¿Capitana del equipo de porristas?- Respóndeme rápido porque no tengo todo el tiempo del mundo- llevaba un tiempo sin entrenar y últimamente se sentía un poco débil, pero eso la haría popular en tan sólo un segundo, la haría aceptada a pesar de su apariencia física, aun que la verdad es que tendría que adelgazar un poco antes de poder llevar ese uniforme con orgullo.

-¿Me podría dar un tiempo para… pensarlo?-

-¿Quieres jugar con mi tiempo?-

-No, para nada, es sólo que… necesito pensarlo-

-Bien- dijo ofuscada- Respóndeme mañana- la joven lanzó un suspiro de alivio- Ahora, ¡Fuera de mi vista!-

La pelirroja salió casi corriendo de ese lugar, quería contárselo a alguien, se moría de ganas de contársele a alguien, saber qué opinaba. Ella no estaba segura de qué quería, y necesitaba saber la opinión y tener la aprobación de alguien a pesar de que la decisión debía de ser netamente suya. La primera persona que vino a su mente fue Samuel, quizás aun siguiera en la cafetería, quizás él podría orientarla con su opinión. Al entrar lo buscó con la mirada.

Allí estaba él.

Pero no estaba solo.


Bien, comienzo un nuevo fic, este está situado en la escuela, es como si Samuel, Marissa, Cameron y Lindsay estuvieran allí siendo personajes del programa, claro que aun no se han graduado los anteriores así que no se sorprendan si se topan con las peleas entre Rachel y Lindsay por quien tendrá el próximo solo jaja bueno, ojalá les guste :)

Y como soy ociosa voy a hacer un montón de videos sobre la pareja para patrocinar mi fic jajaja, les dejo el link del primer video, si quieren se animan a comentar

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