Prologo
En una ciudad de estados unidos se encontraba una pastelería con el nombre "sweet angel" en donde se encontraba trabajando un grupo de reposteros bajo la vigilancia de Ichigo Amano su jefa, pero sentado en la esquina de la cocina se encontraba un chico de 17 años viendo trabajar a todos y sonriendo feliz por los dulces que se hacían en ese lugar.
-Haru, que estás haciendo ahí sentado, párate y ven y ayúdanos – dijo Ichigo con diversión en su rostro aun cuando en su voz se escuchó cierta orden.
El muchacho salto del asiento y felizmente se fue a poner su ropa para trabajar en la cocina y cuando volvió a entrar, ya completamente cambiado y preparado para cocinar, se paró enfrente de Ichigo y con una gran sonrisa dijo.
-que cocinaremos hoy mamá? – pregunto el chico de nombre Haru.
-… POSTRES! – grito su madre Ichigo saltando de alegría, aún después de tener más de treinta años ella no había dejado de ser quien era, una amante de los dulces; pero su actitud aun infantil logro que no solo su hijo se riera, sino que todos sus trabajadores también rieran de igual manera.
La mañana fue movida y después de las 7 el chico tuvo que irse a la escuela, aunque él prefería estar en la cocina, pero por insistencia de su madre se terminó yendo… pero no esperó saber que esa sería la última vez que la vería.
POV Haru
Me encontraba de camino a la escuela, luego de que mi madre me mirara con reproche y con su típica mirada que decía que si no ve iba, me daría de comer puras cosas con sabor acido… cosa que odiaba más que hacer la tarea, así que termine poniéndome mí uniforme azul marino y me fui. Pero dejando esa parte de lado ya casi a unas calles de llegar a la escuela me encontré con un amigo mío.
-hola Haru, como puedes estar tan despierto a esta hora, me muero de sueño – se quejó mi mejor amigo Jonathan, un chico casi de la misma altura que yo, solo que él era alvino de ojos grises.
-es que tú eres un perezoso – le conteste mientras sonreía divertido mientras lo veía bostezar por segunda vez.
-… me imagino que tu entusiasmo se deba a que eres mitad japonés ¿no? después de todo en ese lugar siempre se la pasan pensando en el trabajo ¿verdad? – y ahí va de nuevo con lo de mi sangre japonesa.
-te recuerdo amigo mío, yo nací en estados unidos y aunque mi madre sea japonesa, yo no conozco Japón; en mi vida he estado en ese lugar – le contesto algo molesto por su comentario, después de todo él se quejaba de que ser mitad japonés era algo extraño, pero a él le encantan los postres de mi madre que eran una unión con los postres japoneses típicos con los postres comunes de por aquí.
-pero y tu padre, a ese tipo no lo conoces – y otra vez con eso, con estos amigos para que quiero enemigos.
-sabes perfectamente que nunca lo conocí, mi padre dejo a mamá después de que supo de mi existencia… con decirte que ni siquiera se su nombre es suficiente? – le pregunto para ver si se callaba y es que odiaba hablar de mi padre, ese hombre cada vez que le preguntaba a mi mamá sobre él, ella siempre evitaba mi pregunta y en la noche cuando pensaba que no la veía ella estaba llorando en la oscuridad de la casa.
-… bien… hiciste la tarea de historia? – gracias a dios cambio de tema… pero…
-habían dejado tarea?
-jajajaja idiota.
Después de golpear en el hombro a mi amigo terminamos hablando de la escuela y otras tonterías mientras llegábamos a las puertas de la escuela.
Las clases eran relativamente normales y hasta cierto punto aburridas, la única clase que me gustaba era la de artes, clase que teníamos hoy y donde la actividad de esta vez era hacer un autorretrato.
A todos nos dieron un espejo y nos sentamos en nuestros lugares con un cuaderno blanco y lápiz.
Comencé por poner mi rostro, uno estilizado, luego el cabello rubio que lograba taparme un poco las orejas y que de la parte izquierda como a la mitad de mis cejas estaba rapado, después las cejas rubias y los ojos del mismo color de mi madre, puse la nariz y la boca y para terminar puse mi pirsin (una arracada) que estaba en el cartílago de la oreja derecha.
Termine mi dibujo y fruncí el ceño… odiaba el color de mi cabello, más de una vez mi madre me dijo que me parecía a mi padre por el color de mi cabello y cuando fruncía el ceño mientras me encontraba enojado o pensativo… odiaba eso, por qué hacía que ella tuviera una mirara de añoranza cuando me veía así y es que ella aun después de que él la abandonara ella aun lo quería.
Simplemente odiaba a mi padre.
Cuando estábamos en la hora de comida uno de mis maestros viene corriendo a la mesa en donde estaba comiendo mi almuerzo con Jonathan… su cara mostraba pánico, cosa que me preocupo un poco.
Cuando me dijo que tenía una llamada del hospital y que era por mi mamá, perdí todo el color de mi rostro.
Y es que los maestros se les había ocurrido hacer el edificio para que los teléfonos no pudieran recibir señal, así que los únicos teléfonos que servían eran los alámbricos de los maestros.
Corrí con el maestro detrás de mi casi pisándome los talones y cuando llegue al cuarto de maestro y tome la llamada… todo mi mundo se cayó, mi madre había sufrido un accidente automovilístico y en este momento se encontraba en urgencias… el que me había contactado era un compañero de trabajo que había estado presente en el accidente.
Ignorando a mis maestros y a mi amigo que me había seguido me dirigí al hospital… cuando estaba llegando recibí una llamada de Jonathan preguntándome que había pasado, yo solo le dije lo esencial y que me disculpara con los maestros, pero mi mamá estaba primero.
Cuando llegue a la zona de urgencias me recibió el mismo que me había llamado, estaba con lágrimas en los ojos y un brazo enyesado.
Estaba entrando en pánico, ningún doctor me decía dónde estaba mi mamá ni como se encontraba y para terminar el tipo que me había marcado no estaba en condiciones para contarme lo que había pasado, porque él también estaba muy alterado!
-tu eres un familiar de la señora Ichigo Amano? – me pregunto un… ¿Qué hace aquí un oficial de policía?!
-… si, pero que…? – le mire con duda, no entendía que estaba haciendo ahí.
-podrías acompañarme a un lugar un poco más privado? – me pregunto mientras veía a la otra persona junto a mí.
-… si, no hay problema – le conteste mientras lo seguía a otro lugar en el hospital, pronto encontramos un lugar solo y empezó a hablar.
-no tienes a algún familiar mayor de edad? – me pregunto un poco preocupado… que estaba pasando?
-no, solo soy yo y mi mamá… pero usted porque lo pregunta? – dije un poco alterado, que pasaba?
-muchacho… el hospital me llamo para que pudiéramos buscar el testamento de tu madre y ponernos en contacto con su abogado… lamento mucho tu perdida – me dijo el policía con lastima.
Pero yo… que?... este tipo que intenta decir?... mi mamá… no… es mentira verdad?... simplemente rompí a llorar, el maldito hospital había llamado a la policía para decirme que mi mamá había muerto!
Mi mamá había muerto!
Mis piernas perdieron su fuerza y caí al suelo sobre mis rodillas mientras lloraba y gritaba al cielo por qué lo que me decía el policía fuera mentira.
… cuando volví a abrir los ojos descubrí que estaba en una camilla de hospital, me había desmayado por la sorpresa y el ataque de ansiedad que me dio al saber de la muerte de mi mamá… mi mamá… ya no estaba en este mundo, sin poder evitarlo y sin la menor intención de retenerlo, lagrimas rodaron por mi rostro.
A las horas el policía había llegado junto con el abogado de mi mamá y me leyeron su testamento junto con el proceso de cómo se haría la incineración del cuerpo de mi mamá, según su testamento.
Según el testamento mi mamá tenía tres peticiones para mi si es que ella moría, uno era que fuera incinerada y sus restos fueran tirados en tierras japonesas, el segundo era que yo me fuera a vivir en Japón con mi padre y tercero era que yo estudiara en una escuela de aquel lugar llamada Academia St. Marie; además de que ella me heredaba la casa en donde vivíamos, la pastelería y me dejaba todos los ahorros que tenía en el banco, pero solo podía recoger ese dinero cuando tuviera los 21 años, además de que me dejaba sus diarios que en total eran tres… diarios de los cuales hasta ahora no tenía ni idea de su existencia.
Decir que estaba impresionado seria solo una parte del revuelto sentimiento que sentía en mi interior, me sentía muy extraño.
Estaba triste (como no estarlo?), estaba sorprendido (la había perdido muy rápido), estaba molesto (me pedía que me fuera a un país que no conocía y que viviera con alguien que odiaba) y tenía mil emociones más en mi interior haciéndome tener una gran confusión e intranquilidad, pero aun así, la tristeza era mayor, por lo que no pude dejar de llorar mientras me hablaban del testamento, del protocolo… simplemente las lagrimas no dejaban de salir.
…
Después de la incineración del cuerpo de mi madre y que dejara la escuela, cerrara la pastelería y empacara todas mis cosas de la casa y guardara todo en ella, dos meses ya habían pasado y ya era hora de empezar a cumplir las peticiones de mi mamá.
Me encontraba con mis maletas en el aeropuerto despidiéndome de Jonathan, pronto tendría que subir al avión con dirección a Japón.
-cuídate amigo – me dijo Jonathan después del apretón de manos que habíamos tenido.
-si… te veré después de los 21 – le conteste con una ligera sonrisa… desde la muerte de mi mamá mi sonrisa ya no era la misma, está ya no llegaba a mis ojos tristes y apagados.
-sí, solo cuídate y si bien me va en el área de tecnología, puede y te alcance allá en Japón amigo mío – me dijo mientras me daba palmadas en la espalda y me acompañaba a la puerta donde registraban mi equipaje para ya entrar al avión.
-si me alcanzas, dímelo para recibirte en el aeropuerto y si puedes traite a una novia, te hace falta – bromeo con él, después de todo el seguía enamorado de la misma chica desde hace dos años.
-cállate! – me grito cuando yo ya estaba del otro lado de la puerta.
Sonreí con tristeza y me fui del cuarto para entrar ya al avión, luego de que me dijeran donde estaba mi asiento y que la azafata diera las direcciones de escape y el proceso de seguridad, el avión despego y yo deje el país en donde había nacido y crecido… y ahora me dirigía a conocer a la persona que odiaba y saber cómo es el país donde mi mamá había nacido y crecido… (suspire) mientras el avión estaba en vuelo, yo tome de mi mochila que me había dejado conmigo dentro del área de asientos, saque de la mochila el primer diario de mi mamá, era ahora de saber la razón del por qué me los había dejado.
