No podía dejar de pensar en ella, tan gritona, molesta y agresiva, pero en el fondo tan tierna,dulce y amable.
Había pasado tantos momentos agradables junto a ella, que me había enamorado. Tenia algo especial que la hacia única.
En estos momentos me dirigía decidido a confesarle lo que yo sentía por ella. No sabia exactamente lo que le iba a decir, pero, no lo podía contener mas. Iba con la mente perdida en mis pensamientos, cuando, de repente, me estrelle contra alguien. Levante la cabeza con confianza de que sea ella. No, lamentablemente no lo era, sino, mi compañera de equipo, Ino, que me miraba confundida. Pedí disculpas y trate de seguir mi camino, pero ella insistió y me atrajo hacia ella
— Shikamaru, últimamente te noto raro, como si... — se le ilumino el rostro. No distinguí si era una sonrisa malvada o alegre .— ¡Estas enamorado! ¿Quién es? ¿Sakura? ¿Hinata? ¿Tenten? ¡Es la chica de la arena, lo se, lo se!
A veces odio que Ino me conozca tanto que, con tan solo mirarme a los ojos, ya descubra lo que siento.
Ella seguía hablando pero yo ya no la escuchaba. Le sonreí y seguí mi camino. No mire hacia atrás, así que no pude verle el rostro .
Sin darme cuenta, ya estaba donde se hospedaban los Sabaku No. Toque con nervios la puerta, y espere a que habrán. Me recibió uno de sus hermanos menores, Kankuro, ya que el otro estaba en Suna siendo kazekage Me preguntó si era el repartidor de Sushi, yo respondí que no y se fue sabiendo que era para su hermana. Apareció con un camisón y cara de dormida, después el vago era yo... Le pedí para ir a caminar, y con cara confundida asintió, me cerro la puerta en la cara y en unos pocos minutos ya estaba otra vez ahí, con sus lindas cuatro coletas, una playera naranja con una abrigo negro y unos pantalones comunes.
— Dale vago, ¿Vamos a caminar o te vas a quedar mirándome? — pregunto y un ligero sonrojo se formo en mi cara.
Me voltee y comencé a caminar. Tenia que encontrar el momento apropiado y un lugar apropiado, bastante problemático.
Ella me hablaba sobre su estadía en Konoha y los lugares maravillosos que había visitado. Llegamos al final de la aldea, menciono que estaba cansada y se recostó contra un árbol, era el momento y el lugar perfecto. Me pregunte que debía hacer, pero en el fondo ya lo sabia. La mire atentamente, apoye uno de mis brazos en el árbol, cerré los ojos y me fui acercando lentamente, hasta que nuestros labios se chocaron. Sus labios eran cálidos, pero ella se notaba tensa, luego se relajo. Nos separamos, ella tenia las mejillas rosas, se veía.. tierna .
— La próxima vez, pide permiso,vago..
La volví a mirar a los ojos y la abrace, la amo.
