Isabella Swan, tenía 19 años, originaria de Washington Forks, su mayor sueño, ser bailarina de ballet.

-California- le dijo a sus padres –Me voy a California a perseguir mi sueño- su padre solo la miraba algo preocupado, pero dispuesto a apoyarla. Su madre vivía en Inglaterra desde su divorcio, por lo que solo se lo pudo decir por teléfono, aunque ella también le había asegurado su apoyo, no era lo misma tristeza y añoranza que sentía como con su padre.

-Promete que te cuidaras y cualquier cosa me llamaras, no importa si es algo malo o una presentación importante, quiero estar presente Bella prométemelo- beso su frente y la acompaño por el aeropuerto.

Al fin, al fin podría cumplir su sueño, ser una prima ballerina. Reconocida en todo el mundo. Eso le daría una lección al gordinflón de Mike Newton, el chico de la secundaria que siempre la había molestado por querer ser una bailarina.

Al fin había llegado, en su nariz podía sentir el calor y la humedad de California, el clima de inmediato le hizo notar que ya no estaba en casa. Bajó del avión sin saber a dónde ir, ni qué hacer. A lo lejos pudo distinguir una estación de taxis.

-¿A dónde la llevo?- pregunto el conductor. Isabella lo pensó un poco.

-A un hotel- dijo tímidamente.

-Sí pero ¿a cuál?-Isabella hizo una cara de desesperación- Ah ya, usted no sabe, la llevaré a uno de una prima mía, es muy barato y la tratarán muy bien – Isabella asintió. El taxista era muy amable, su nombre era Sam y por alguna extraña razón le conto su gran sueño y su historia.

-Vaya señorita, en ese caso la estoy llevando al lugar equivocado, usted debe de ir a un lugar en donde vivan chicos con el mismo sueño que usted y mire que aquí sobran de esos –

-Pero, pero, yo no tengo dinero para pagar una renta o algo así-

-No se preocupe, con que pague el primer mes, en ese mes, se busca una beca o un representante, que de esos por aquí también sobran- siguió conduciendo una media hora hasta que llegaron a un enorme edificio del que salían todo tipo de chicos. Se podía apreciar que estaba bien cuidado y la mayoría de los chicos que estaban por ahí se conocían entre ellos.

-Mucha suerte señorita-

-Gracias- dijo tímidamente. Entro por la puerta principal que era enorme, tenía unas rejas negras que al parecer hace mucho tiempo no se cerraban, los edificios tenían grafitis por todos lados, pero ninguno ofensivo, todos eran artísticos a su manera y al parecer a todos les gustaban, se podían apreciar chicos en el césped leyendo libros o practicando obras, algunos otros tomando fotos.

-¿Buscas a alguien?- dijo una chica pequeña aun con los botines de tacón de aguja que traía puestos, sus lentes de sol quedaban perfectos con su rostro fino y pequeño. Su cabello apuntaba hacia todos lados y su ropa parecía sacada de la televisión, de esos programas de modelos que Isabella algunas veces acostumbraba a ver. La pequeña chica comenzó a reírse al notar la forma en la que Isabella la miraba.

-Perdona, no lo sé, en realidad no sé a quién busco- dijo con la mirada agachada. La chica comenzó a reír.

-Mi nombre es Alice Cullen y me imagino que quieres ser modelo ¿no es cierto?- Isabella negó con la cabeza

-Bailarina. Bailarina de ballet- Alice soltó un gritito y dio unas palmaditas.

-¿Cuál es tu nombre?-

-Isabella Swan, pero todos me dicen Bella- le dio una sonrisa tímida.

-Bueno Bella, yo también soy bailarina de ballet y si no tienes en donde quedarte, absolutamente eres bienvenida en mi departamento, tiene 3 habitaciones y justo la chica que vivía con nosotras se fue- Isabella sonrió.

-Este lugar es un paraíso, rentas baratas, lugares espaciosos, todo porque aquí habían dejado la obra sin terminar y llegaron unos chicos a terminarla, fue toda una lucha que les entregaran el lugar pero al fin lo consiguieron y nos ofrecieron el lugar a los chicos que no teníamos en donde cumplir nuestros sueños- la chica seguía caminando y hablando rápidamente, mostrándole todo el lugar y la historia de cada uno de los rincones que había por ahí, que al parecer era mucha.

-Llegamos- dijo emocionada, en realidad la casa era espaciosa justo como ella había dicho, en el interior no se sentía el calor como afuera debido al aire acondicionado.

-¡Rosalie!- grito Alice –tenemos a una nueva huésped- dijo emocionada

Rosalie la miro de arriba abajo. Rosalie era una chica hermosa, sus ojos verdes no eran nada comparado con su cabello ondulado y rubio, su blusa y sus jeans ajustados dejaban ver su gran y marcada figura, sus labios color rojo se abrieron para emitir su veredicto de lo que habían juzgado sus ojos.

-Hay tres reglas en esta casa, regla número uno, no toques mis cosas, número dos, no entres ni a mi cuarto ni a mi baño y número tres, escúchame con atención- se acerco a Isabella, haciendo que esta retrocediera –No te atrevas a hablar con mi novio, ni a decirle buenos días, ni buenas tardes, ni buenas noches, ni un hola, ni un movimiento de cabeza hacia él, nada, NADA ¿entendido?- dijo con una sonrisa fingida, Isabella solo asintió.

-Perfecto, bienvenida entonces- se dio la vuelta y salió de la casa dando un portazo.

-¿Verdad que es un encanto?- dijo Alice riendo.

-¿Tu si puedes hablar con su novio?-

-Por supuesto, no podría prohibírselo a su propia hermana- dijo riendo.

-Ahora entiendo porque se fue la otra chica. Por cierto ¿se fue por que le hablo a tu hermano?-

-Oh no, por supuesto que no- Isabella suspiro.

-Se fue por que se le quedo viendo- dijo sin darle importancia. Isabella solo abrió los ojos y entro a la habitación que Alice le había indicado.

-Por la primera renta no te preocupes, esa va por mi cuenta, en lo que tu consigues algo, todos necesitamos algo de ayuda algunas veces, por cierto, ¿te gustaría ir a ensayar a un estudio que está muy cerca de aquí?- Isabella asintió y le pidió que saliera para cambiarse.

Llegaron al estudio, que por cierto era enorme y desde el primer momento en el que entro se sintió observada, como si alguien la hubiera estado siguiendo desde la entrada. Comenzó a hacer sus calentamientos junto con Alice y eligieron entre las dos la música que utilizarían para ensayar juntas. En las sillas que había a lo lejos había unas 10 personas observando a algunos otros de los chicos que estaban ahí. Isabella comenzó a bailar, libremente, con una sonrisa enorme en los labios como siempre acostumbraba. Su cuerpo parecía flotar en el aire y aterrizaba con la gracia de un cisne. Cuando estuvo en el suelo de nuevo pudo sentir todas las miradas en ella, pero seguía sintiendo aquella mirada, que comenzaba a incomodarle.

-Alice, creo que mejor me voy-

-¿Estás bien?-

-Sí, es solo que estoy algo acalorada- Se dio la vuelta y choco con alguien.

-Perdone ¿está bien?- dijo aquel hombre de ojos verdes. Isabella comenzó a marearse y cayó desmayada al suelo.

Holoooo, Isabella es una bailarina :o ¡Sorprendente! Hahaha actualizare todos los viernes y tal vez algunas veces suba dos capítulos por día, para que vean cuanto me agradan hahah. Bueno, bueno, espero sus reviews y no duden que los contestare :o Los quiere…

Alejandra.