Praying to the Stars
.Drabble.
Conjunto de cortos inspirados en un dos amigos que se enamoran sin pensarlo. No tienen línea de tiempo alguna. Solamente son muchos pensamientos y momentos al azar. Quien quiera solamente leer desvariaciones, aquí habrán.
Disclaimer: Todos los personajes me pertenecen. Pedir permiso para republicar o para traducir.
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Aunque era pleno invierno para entonces, miró al cielo de un azul oscuro casi negro. Puntos blancos titilaban algunos más grandes y otros más pequeños, con nada más que el vasto sonido del silencio aturdiendo sus sentidos. Si cerraba los ojos podía escuchar más fuerte el sonido de las hojas por el viento que las mecía de forma lúgubre, un poco aterradora y solitaria generando un eco ensordecedor. Otra ráfaga de viento helado lo hizo estremecerse, hundirse en su campera en busca de refugio, una pizca de calor que no había en ninguna parte de su ser…
… Pero la halló en lo profundo de sus recuerdos, en forma de un rostro, de una sonrisa, de unos pequeños ojos negros inocentes y puros que destilaban felicidad, tanto o más que las comisuras de sus labios. La luna misma se enternecía del blanco de su piel y la palidez de su cuerpo, tan frágil, tan angelical. Sólo una ráfaga de viento podría quebrar su tan delicada existencia.
Los rasgos del chico de pie en medio de aquel parque, rodeado de naturaleza, se desdibujaron en una sonrisa. Navegó entre el mar de memorias, las más dulces de su historia, anhelando en silencio volver a aquellos momentos. El deseo bien guardado de revivir la felicidad quedaba sólo para él.
¿Por qué su corazón no podía dejarlo ir aunque aquel en sus recuerdos ya tenía a alguien más? ¿Por qué en su cabeza se reproducían una y otra vez los momentos vividos juntos? ¿Por qué aunque se sentía así, a la vez, parecía tan lejano? ¿Por qué si era algo tan común en su amistad no lograba encontrar la emoción en nadie más?
Su razón seguía negándose a aceptar que quizás se había enamorado sin que el menor hubiera hecho nada para lograrlo. Le temía a su encanto, a su magia, a su hechizante sonrisa que ya no le pertenecía. Las risas en el parque, los sueños compartidos a la luz de la luna, las tonterías inocentes durante la cena, los paseos en auto, las largas charlas… todo era inolvidable. Jamás había sido tan puramente feliz con alguien, solo corriendo en otoño sin necesitar esforzarse en lo más mínimo. Jamás había sentido que no era necesario obligarse a ser esa persona que todos querían que fuera.
Tarde o temprano debía reconocerlo. Eso que dolía en cada palpitar era amor.
Miró una vez más el firmamento ¿había algo más hermoso? Alzando una mano al cielo se preguntó si alguna vez sería olvidado, superado, o si sobreviviría en los empolvados recuerdos de aquél ángel, como él sobreviviría en los suyos. No sabía qué quería, no sabía si eso que le impedía dormir en noches como aquella era su ausencia, o el saber que estaba en otros brazos, compartiendo su vida con alguien más; tampoco sabía si se debía a alguna otra cosa. Su futuro era nebuloso como las galaxias mismas.
Pero si cerraba los ojos su boca sonriente se dibujaba en la oscuridad de sus pensamientos. Y quería volver a esos días de risas y juegos, aferrarse a ello. ¿Qué podía hacer para obtenerlo? Le rezó a las estrellas por una respuesta que no encontraba en su interior.
