¿Porque subo otra historia si ni siquiera subí el segundo capítulo de Hitsugaya en tierra de hadas?
¡Simple, porque no se me antojo, porque me vino la inspiración para este y porque ando atascada en la otro historia!
´La gente piensan saben´
"y también hablan"
-Finales de la guerra separatista del Edo–
Un joven hombre herido estaba caminado por los escombros que había sido un pequeño poblado en la tierra de edo. Con cabellera plateada lisa, orejas puntiaguda y una cola blanca, era un amanto, su armadura toda desaliñada y ensangrentada por su sangre y la de sus enemigos, usando un palo como bastón debido a una lesión en su pierna izquierda.
El pobre ya no podía más, el cansancio y la pérdida de sangre estaban arrastrando su conciencia a la tranquilidad de la oscuridad. Sin poder dar un solo paso se derrumbó frente a las escaleras de un templo. Lo último que pudo divisar fue una silueta, una de un samurái.
´Supongo que hasta aquí llegue´ fue su ultimo pensamiento antes de que todo se desvaneciera.
La siguiente vez que se despertó noto que estaba sobre el templo y noto una silueta que le daba la espalda. Fue cuando la realización lo golpeo, esa persona, no… ese samurái lo había llevado allí.
Haciendo un esfuerzo logro incorporarse y con ayuda de las paredes del templo llego al lado del samurái.
Lo primero que noto fue que él, tenía el pelo plateado pero a diferencia del suyo poseía una permanente.
´me pregunto si es natural´ su primer pensamiento.
Ambos hombres se sentaron en la entrada del templo sin decir una sola palabra, sin mirarse, solo contemplando el cielo que lentamente se torna en un atardecer rojo.
"Hola desconocido, o debería decir buenas tardes" el amanto dijo sin poder resistir un minuto más de silencio hablo. Sin apartar la vista del cielo.
"Hola" dijo aquel extraño samurái simplemente.
"¿porque me salvaste?" pregunto mientras abría sus ojos turquesa para mirarlo.
"Es curioso como este atardecer se ve más triste que otros" responde el extraño hombre sin despegar sus ojos del horizonte.
´Él no me responderá ´ pensó volviendo a mirar al frente "Si estas triste es porque el fin de esta guerra se acerca"
"¿tú crees?" bajando su mirada por primera vez al amanto aquel samurái miro en aquellos ojos turquesas que se veían exhaustos del largo recorrido.
"Por supuesto señor desconocido, mi tropa se retiró con el mensaje que no se encontraba más resistencia de parte de los humanos… poco después todo murieron a manos de un grupo de samuráis dirigidos por ese tal noble… Katsura creo que lo llamaban" dijo con una amplia sonrisa amarga.
Al escuchar el nombre de aquel samurái el salvador del amanto se puso tenso y con un suspiro de frustración expreso "Ese zura no sabe cuándo rendirse".
"¡oh!, ¿lo conoces?, ¿son amigos?, ¿te peleaste con ellos por eso me salvaste?" dijo moviendo alegremente sus orejas y expresando una sonrisa que combinada con sus ojos daba la impresión de ser un zorro muy divertido con el tema.
El samurái solo pudo ver a lo que ahora se reducía a dos simples franjas (los ojos) en la cara del amanto con una mirada en blanco.
Después de otro rato de silencio el amanto solo pudo esbozar una sonrisa mientras veía el ahora oscuro cielo lleno de estrellas. "Gin" dijo.
"¿Cómo…?" dijo el samurái pasmado
"Ichimaru Gin, así es como me hice llamar en esta guerra"
Con una expresión de indiferencia el samurái solo pudo responder "¿y cómo debo llamarte ahora cara de zorro?"
"Puede que parezca un zorro pero soy un gato" dijo ofendido Gin "Ichimaru solo fue un nombre que use por asuntos que no te conciernen, pero si gustas dime Hitsugaya"
Después de contemplar al gato el samurái esbozo una ligera sonrisa y mirando al cielo estrellado contesto "Entonces te llamare cara de zorro" ganándose una mirada molesta de Gin.
"y es Sakata Gintoki"
El resto de la noche ambos se la pasaron mirando las estrellas y al amanecer Gin se dispuso a ir al lugar de encuentro donde podría volver a su hogar.
"Gracias por curar mis heridas Sakata-san… creo, es así en su cultura ¿no?" pregunto Gin apoyándose en el pedazo de madera que uso como bastón.
"ts" fue lo único que obtuvo de respuesta.
"Una pregunta más Sakata, ¿hacia dónde está el Monte Fuji?"
"Al oeste pasando un arrojo"
"Gracias Sakata, y espero que no te mueras hasta que tengas que morir" dijo el gato divertido
"eh, por supuesto que no me moriré" dijo Gintoki mientras se sacaba los mocos.
"jejeje espero que tengas razón" y con una reverencia el maltrecho gato a paso lento pero seguro se fue en busca de su boleto a casa.
Poco sabia aquel samurái que termino enviando al amanto en la dirección contraria a la que tenía que ir. Pero lo que Hitsugaya Gin sabía a ciencia cierta, es que ese samurái, Gintoki, le salvo la vida y Gin le debía ese favor. Después de todo el detestaba deber favores.
