Eres solo mío

Están frente a la barra uno se ocupa de limpiar algunos vasos y el otro se ocupa de servirle a una chica

-¿Que desea?- pregunta sonriendo

-No mucho, solo a ti en la habitación de mi hotel- El aludido solo puedo sonreír con gracia mientras unos ojos marrones que se encontraban a pocos metros le miraban con odio.

-Lo siento pero eso no puedo concedértelo- Seguía sonriendo como si nada hubiera pasado.

-Pues que mala suerte- suspira sin dejar de mirarlo- en ese caso quiero un Martini-

-En seguida se lo traigo- El chico le guiñó el ojo y se dirigió hacia el otro lado de la barra. Hay ya lo esperaba el castaño dispuesto a reclamarle.

-Pero, ¿qué es lo que te pasa?- Se cruzó de brazos esperando una respuesta.

-No me pasa nada- contestó el moreno, comenzando a preparar el trago.

El castaño no muy contento con la respuesta de su gemelo lo abraza por la espalda colocando ambas manos en su cintura y susurrándole al oído:

-No quiero que vuelvas a hacerlo, no me gusta como te ven todas esas chicas. Recuerda tú eres solo mío.

El moreno se soltó de su agarre, le sonrió mostrando una fila de dientes blancos y volvió a la barra donde aquella chica rubia de ojos azules aun esperaba su trago.