Reencarnaciones
CAPITULO 1 "Comienzo"
Un demonio… Así lo llamaban.
Tan aislado se mantenía, que los pocos que lo llegaban a ver y conocer; murmuraban que sus habilidades no eran ni mucho menos de este mundo, que seguramente venían convocados desde las profundidades del mismo infierno.
Algunos… comentaban que había sido abandonado, justo es la orilla del cráter de un furioso volcán y que este a su vez lo había protegido.
Mientras que otros, afirmaban que el poder demoníaco era tal; que cuando vino al mundo, su pequeño cuerpo se había dividido en dos seres, uno nacido bajo una estrella, que afirmaba buenos presagios, pero el segundo como su nombre lo afirmaba; nació bajo la estrella de la catástrofe para su cruel desdicha...
Los rumores eran muchos, pero nadie sabía cuál de ellos eran falso… o si todos ellos eran verdaderos…
~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~
Un fuerte rugido retumbo desde lo más profundo del volcán. El demonio levanto la mirada junto con una sonrisa, que revelaba en la esquina de su boca; un pequeño, pero sobre saliente colmillo, que lo hacía ver salvaje y peligroso.
Paso su dedos por su alborotado cabello, intentando peinarlo y mantenerlo domado, mientras se ponía en pie y estiraba sus engarrotados músculos. Había permanecido mucho tiempo sentado entre las profundidades de la cueva, sintiendo un presentimiento un tanto extraño. No había parado en darle vueltas al asunto una y otra vez, tratando de descifrar lo que sucedería, pero todo ese tiempo gastado; había sido totalmente en vano. Salió de la caverna, alzando su mano y cubriendo sus ojos para evitar el daño que le producía los intensos rayos del sol. Ahora me asemejo a un engendro del diablo al ver por primera vez la luz del sol, pensó molesto, pero no tardo en acostumbrarse. El viento trajo consigo cenizas volcánicas y meció su largo cabello... Algo le llamo la atención, y observo sin sorpresa, como un grupo no muy numeroso de personas venían subiendo la rocosa ladera montañosa, dirigiéndose seguramente a su encuentro. Pero ya el rugido anterior del volcán lo había alertado de sus presencias, ya que ambos estaban muy familiarizados entre sí… o también se podría decir que el cráter de fuego era una extensión más de si mismo… Dio un paso hacia atrás, para permanecer un poco oculto entre las sombras, aprovecharía que el grupo no lo había notado aun.
Una idea se abrió paso por su mente, tenía derecho de divertirse un poco… y eso lo hizo reír malignamente.
~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~
Un joven, trato de contener el ligero temblor de sus hombros, al escuchar el ensordecedor segundo rugido de aquella montaña volcánica. Cada vez la escala se hacía mucho más peligrosa a sus ojos, le producía menos entusiasmos a medida que subían.
-¿Qué sucede chico? ¿Te atemorizas por esos simples ronroneos?-comento de pronto un señor mayor, aparentemente el líder de aquel grupo. Su cabello estaba ya bañado por las canas.
-¿No le parece usted, que este activo verdad? Es decir, pareciera como si estuviera a punto de hacer erupción-murmuro por lo bajo, sacando pecho y cuadrando los hombros, se rehusaba a seguir mostrándose temeroso, ya era todo un hombre. Se suponía que esa sería la experiencia de su vida… a pesar de ser un lugar muy inestable.
-¿A punto de hacer erupción dices?-cito el anciano rascándose distraídamente la barbilla, que contenía una espesa pero corta barba blanca- Por supuesto, en un abrir y cerrar de ojos podríamos vez el cielo oscuro por la ceniza que cubriría los rayos del sol por días-dijo sonriendo y viendo divertido como el chico palideció, ya que a pesar que se creía todo un adulto; no era más que un crió de veintitrés años aparentemente. Por eso le hacía gracia que intentara mostrarse valiente, cuando en verdad estaba a punto de salir corriendo.
-No te preocupes Yohan, estamos seguros, el tiene tanta experiencia aquí que no me sorprendería que se tome una noche para acampar y admirar las estrellas mientras la lava pasa por su lado- comento otro hombre a su lado.
-Sé que es la primera vez que vienen, y tu Erick…-dijo señalando al hombre que trataba de consolar al chico y sin miedo en tutearle- Tu cara no miente, estas tan o más asustado como el-procuro no reírse ante la mueca que le dio como respuesta. Pero observo curioso y con algo de sospecha a una chica, que parecía muy joven, demasiado como para estar allí. Pero a la final sonrió- Véanla ella es la más joven y ni se inmuta con los alaridos del volcán- la jovencita se sorprendió pero le devolvió la sonrisa.- Pero admito que me alegra que sigan adelante todos ustedes- Continuo, observando detenidamente a los cinco integrantes- Cualquier científico del mundo mataría por estar aquí.
Todos asintieron en acuerdo y con el orgullo latiendo fuertemente en ellos.
-¿Pero no es algo mayor para ser nuestro guía? Digo ya que se que nos adentraremos casi al borde-señalo un extranjero, no queriendo ofenderlo para nada, se notaba que el viejo tenía un carácter muy fuerte.
El anciano rió suavemente-Conozco mis limites y aunque quisiera llegar hasta la cima, sé que no saldría muy bien parado- demostrando sus palabras, algunos de los integrantes del grupo lo ayudaron a pasar el obstáculo de unas grandes rocas, porque su cuerpo ya estaba frágil como para hacerlo por sí mismo, aunque nada de eso fue intencional- Muchas gracias –dijo sonriéndoles-Como les decía y como pudieron ver, yo no podré ayudarles mucho mas de un cierto punto, por eso mismo soy el guía que los conducirá a su verdadero guía-comento con humor- No hay nadie mejor que él para hacerlo.
-¿Quién? En el comienzo del viaje no nos habían comunicado eso-hablo curioso Yohan.
-Pues el Demonio ¿Quién más?…-respondió tranquilo.
Antes de que alguno de ellos comprendiera el verdadero significado de aquella simple palabra; un cuerpo emergió de entre las rocas, como una sombra peligrosa que asechaba siempre en los rincones más oscuros y peligrosos, demostraba un aura feroz eh intimidante, con un par de ojos hostiles y perversos que parecían brillar entre su oscuro alrededor.
Una mujer ahogo un gemido de alarma, tapándose la boca con las manos y el resto se quedo de piedra con las mandíbulas casi desencajadas, pálidos como fantasmas por el miedo. Pero el anciano ni se inmuto, solo siguió su camino hasta llegar a la entidad aparentemente maligna.
-Ya basta chico… le acabas de dar un verdadero susto de muerte.
El demonio avanzo un paso más hacia el hombre mayor, viéndose letal con su gran altura… se inclino para llegar a su oído-No puedo evitarlo… adoro que me traigas nuevas víctimas-dijo con una voz profunda y rió malévolamente. Y a pesar que se lo decía al oído; estaba muy lejos de ser un susurro, quería que todos lo escucharan.
Yohan, retrocedió y dio media vuelta para seguramente devolverse, pero alguien lo sujeto del brazo, evitando que hiciera cualquier estupidez.
-Hay Defteros…-suspiro exageradamente- Tu y esas pequeñas bromas…-comenzó a decir el viejo-Juro que a veces creo realmente que eres el demonio que afirman que eres-dijo en un murmullo para que solo él lo escuchara.
El tan llamado demonio se encogió ligeramente de hombros, mientras volvía a erguirse y le dedico una sonrisa que no llegaba a iluminar sus ojos arrogantes. Pero igual le estrecho la mano que este le ofrecía con algo de mala gana. Era un buen amigo, uno de los pocos, por no decir único; que había tenido allí. A pesar que apenas si intercambiaban algunas palabras. Pero los unía en amistad la pasión que sentía por el volcán de aquella isla.
-Renier…ya veo lo poco que me conoce-dijo serio pero algo burlón.
El anciano lo ignoro y voltio para encarar al grupo, que por sus caras malhumoradas, no le habían gustado nada aquella broma y ¿A quién le hubiera gustado? Admitía que aquel hombre podía intimidar y poner las rodillas flojas a cualquiera- Defteros será su guía, el conoce el volcán tanto como un hombre el cuerpo de su esposa-dijo atrevido mientras reía. La mujer se sonrojo furiosamente y lo miro entrecerrando los ojos, mientras que la otra chica lejos de sentirse ofendida; rió junto con ellos.
Pero las risas cesaron de raíz, cuando comprendieron el significado de las primeras palabras.
El extranjero miro al demonio con suma curiosidad, luego chasqueo la lengua- Ya recuerdo, ciertamente me habían comentado esto algunos de mis compañeros, pero realmente no les creí-dijo apartando la mirada, ya que anteriormente había pensado que era pura falsedad toda esa cuestión de que aquel sujeto realmente residía en la isla- El Guardián del Volcán o mejor conocido El demonio del volcán-lo dijo calladamente para no enfadar al peligroso hombre.
Murmullos empezaron a surgir entre ellos, ahora comprendieron todo. Si en un principio les hubieran informado sobre su misterioso guía; las preguntas y quejas hubieran sido más que tormentosas, sin contar que el viaje hubiera sido tenso y preocupante. Ahora se sentían un poco más a gustos por el que los lideraría tenía un gran conocimiento sobre aquel lugar. Pero aun así no le quitaba el aire amenazador que él portaba como si fuera una segunda piel.
~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~
Media hora había transcurrido desde que había continuando y dejando al Anciano Renier a mitad de camino, que aseguro poder bajar solo sin problema, pese a las contradicciones de algunos. Estaban cada vez más próximos a la cima del volcán. Ellos caminaban a una distancia prudente del llamado Demonio, aun temerosos. Defteros los había ignorado todo ese tiempo, pero desastrosamente comenzó a notar que sus conversaciones y comentarios se le estaban saliendo de las manos.
-Fíjense que escuche por allí que ha vivido aquí durante muchísimo tiempo, que a veces se le ve y otras no, simplemente desaparece, como si el mismo volcán se lo tragara-susurro la señora. Pero la perfecta audición de Defteros la escuchaban con total claridad.
-Puede ser, pero eso no es tan asombroso, se dice que tiene poderes sobrenaturales y que controla la misma lava a su antojo-dijo Erick.
-¿En serio?-pregunto la joven alzando las cejas- ¿Lo has visto?
-Pues… no-respondió avergonzado- Pero eso podremos averiguarlo –dijo decidido.
-Ahora que lo pienso, se me hace muy familiar –murmuro algo distraído Yohan.
-Claro es obvio-comenzó a decir el hombre que no había mencionado ni una palabra anteriormente, se ajusto los lentes serio. Todos le prestaron clara atención- Tiene un hermano en la ciudad, este es muy famoso en su trabajo…- Ninguno de ellos noto; como el Demonio tensaba la mandíbula y apretaba los puños con fuerza.
- Pues a mí no me parece ni remotamente conocido-hablo alguien a su lado.
-Es normal que algunos no lo conozcan, es muy discreto en lo que hace, pero para que lo que tienen el placer de hablar con él, sabrá que está en presencia de una persona sumamente importante. –Explicaba, arrogantemente por poseer tanta información- Y cuando lo vean, notaran el parecido inmediatamente, ya que son gemelos se llam…
Un rugido feroz detuvo la oración a medio terminar. Todos ellos miraron perplejos y aterrados a Defteros, quien había producido tan escalofriante sonido desde lo más hondo de su ser. El los miraba por encima de su hombro, con unos ojos azules, letales, que prometían un destino atroz aquel que continuara con el tema, ya que el mensaje era más que claro. Sus hombros se habían tensado, al igual que todo su cuerpo, pero su caminar aun seguía siendo firme, a pesar de la turbulencia que existía en su interior y que nadie más podía notar.
-No quiero ni una palabra más…-su tono de voz era bajo como un mortal siseo, pero increíblemente autoritaria.
Sabiamente guardaron silencio. Temían que las historias que contaban fueran más que ciertas.
El tiempo pasó y ya poco les faltaba ya, el Demonio les ordeno ponerse los trajes protectores, para evitar las altas temperaturas y el intenso olor azufre. Pero miraron curioso a su demoníaco guía, ya que este no daba indicios de proteger su propio cuerpo, ni si quiera portaba un equipaje. Solo unos pantalones de cuero marrón que se ajustaban en sus musculosas piernas, botas de igual color y unas pares de vendas en las muñecas y los brazos, que no se sabía si las usaba porque estaba herido o por alguna otra razón. Pero nadie se atrevió a decir nada.
~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~/~
Ya en la cima, los científicos se deleitaron con el maravilloso paisaje. El volcán aunque peligroso; era increíblemente divino, el leve humo de un gris oscuro se alzaba hacia las nubes, y pequeños géiseres de lava emergían de entre las rocas ennegrecidas… pero había algo más que quitaba el aliento, era el bello panorama que otorgaba la montaña, el mar tranquilo y las brillantes olas bajo la intensa luz del sol, creando reflejos ante la espuma blanquecina. Suspiros de lamento se escucharon, ellos no estaban allí para ver y disfrutar de la hermosa vista. Se pusieron manos a la obra, tomando muestras y analizando las rocas, ese era su verdadero propósito allí, ese volcán era uno de los mejores lugares para investigar este fenómeno elemental.
Defteros se mantenía un tanto alejado, sin embargo, los vigilaba constantemente, le fastidiaba esa tarea, pero no tenía otro remedio… debes en cuando algunos de ellos le echaban miradas entre curiosos y temerosas.
-¡Ni suda!-chillo por lo bajo la mujer, mas para sí misma que para él, pero enseguida aparto la mirada.
Ciertamente cualquier otra persona con su escasa vestimenta, estuviera sudando como un puerco y su piel estaría al rojo vivo por el insoportable y picoso calor, y sin contar aun el mortal aroma azufre… pero aun así, el se sentía cálido, aunque ese calor no llegaba abrazar a su atormentada alma. Gruño frustrado, les dio la espalda y camino una pequeña distancia, dirigiéndose a un cráter no muy grande, que se podría ver con claridad; como el magma fluía en un rió ardiente, muy cerca de la superficie. Se agacho de cuclillas, mientras estiraba su mano hacia el interior de la fosa y luego acaricio el liquido espeso con las yemas de sus dedos… distraídamente; tomo un poco de la lava, teniendo cuidado de que no escurriera entre sus dedos… y esta comenzó a flotar con lentitud, a una ligera distancia de su palma. Miraba como hacia movimientos en ondas, con algunas gotas a su alrededor, danzando mágicamente, y sus vivos colores resaltaban aun mas. Tomo una gran bocanada de aire, y el azufre inundo rápido sus pulmones, pero lo cual no lo afecto en absoluto, era como respirar aire puro para el…
Estaba realmente perturbado desde la mención de su hermano, aunque eran gemelos; a veces lo veía como un total desconocido, una furia ciega lo asaltaba con nada más oír su nombre… por eso mismo se había alejado tanto, ya que sentía que su espacio se cerraba con su presencia, se sentía agobiado, porque el mundo solo parecía girar en torno a su gemelo, aborrecía por completo como algunos lo confundía descaradamente con el. Lo irritaba de sobre manera, el no era como su hermano, jamás lo seria… aunque a veces se despreciaba a sí mismo por parecer tanto físicamente a el. Simplemente no podía imaginarse a ambos en una misma habitación a solas, no tenía dudas que acabaría matándolo y no solo a golpes…
Sus pensamientos fueron interrumpidos, ya que una serie de pisadas se dirigían hacia él, dejo la lava caer de nuevo al río bajo sus pies, cuando se irguió, miro curioso como el joven científico se acercaba con nerviosismo y no se atrevía mirarlo directamente a los ojos… eso le dio un mal presentimiento.
-Señor Defteros…a ocurrido un problemita-murmuro, tomando valor para mirarlo.
El demonio lo observo detenidamente a los ojos, veía el temor hacia él, pero también la preocupación y la decisión, el muchacho podría ser algo gallinita, pero admiraba su intentos de aparentar coraje- ¿Qué sucedió?-pregunto alerta.
-Pues… la chica –dijo tras el fallido intento de recordar su nombre-…diviso algo que llamo su atención más abajo de un risco, yo la ayude a bajar… y ahora no se puede subir-respondió haciendo una pequeña mueca.
Defteros resoplo ante la torpeza de ambos críos y lo distraído que se había puesto, y solo por eso se aguanto de darle un sermón por su imprudencia. Solo se dispuso a caminar con grandes zancadas, hacia el lugar que el chico le señalaba. Procurando no llamar la atención del resto del equipo; lo último que quería era la preocupación alarmada eh innecesaria del resto.
Se asomo en el borde, sin vértigo alguno y observo con molestia, como la jovencita mantenía la espalda pegada a la pared rocosa. El risco era angosto y ella se aferraba de las filosas piedras. La altura desde donde se encontraba él y ella no era mucha, pero era muy diferente si la joven cometía un movimiento en falso, y caía al la tundra rocosa, las grandes y puntiagudas piedras esperaban al final, esparcidas por toda la arena, creando un manto mortal… seguramente no viviría para contarlo. Y obviamente no era lo que él quería, cuando estaba literalmente encadenado a la protección de aquel grupo aparentemente de torpes.
Un piedrita se desprendió debajo de sus botas marrones y esta cayó en la coronilla de la abundante cabellera, lo que alerto a la joven y giro un poco el rostro, alzando la mirada todo lo que en esa posición le permitía, teniendo cuidado de no soltar a las rocas en la que se agarraba. Sus ojos castaños se iluminaron nada más verlo y le dedico una sonrisa bastante nerviosa, por lo cual Defteros respondió con un pequeño alarido, que asusto al chico que permanecía con él. –Trata de que los otros tres no se den cuenta- Le dijo a Yohan, pero no lo miro. Y sin otra opción; comenzó a descender por el risco, dispuesto a alcanzar a la tonta chica. Bajaba con total agilidad y sin esfuerzo alguno, y antes de que ambos jóvenes se dieran cuenta; ya el demonio estaba a su lado.
Ella suspiro algo aliviada, pero igualmente se negó apartar las manos de las rocas, a la vista el… sus dedos parecían ganchos adheridos.
Defteros se mantuvo de pie muy tranquilo sin necesidad de apoyarse de ningún lado a pesar del angosto lugar donde se mantenían ambos, como si no notara que estaban al borde de un precipicio volcánico. El viento era algo fuerte, por la gran altura donde se encontraban, así que Defteros decidió actuar rápido. Pero cuando apenas movió un músculo, la chica se sobresalto.
-Déjame ayudarte-dijo algo irritado.
-No hasta que me digas como piensas hacerlo-murmuro ahogadamente, su rostro pálido daba mucho que decir sobre su temor.
El puso los ojos en blanco, el Rescate no sería fácil, trato de conseguir aunque sea un poco de paciencia- Primero date la vuelta con mucho cuidado, así será más fácil de sujet…-se cayó ante la sorpresa de ver; que antes de que terminara la frase; ya ella se había dado la vuelta como él había indicado, pero sin el consejo de hacerlo despacio, fue tan rápido que le asombraba que no se hubiera resbalado.
-¿Estás loca?-señalo alzando una ceja azulada.
-Lo que estoy es realmente asustada… -respondió con algo de reproche- Deberías saber que le tengo pánico a las alturas-susurro mirando de reojo el vació mas allá de sus botas de seguridad y lo único que hizo fue ponerse más pálida.
Se dio cuenta que la joven no llevaba puesto la capucha ni la máscara protectora… quizás estaba más loca de lo que pensaba.- ¿En qué rayos estabas pensando?
-El problema es que creo que no estaba pensando- dijo encogiéndose levemente con una pequeña mueca en su rostro.
-Ya no importa, hay que sacarte de este lió… ven voy a sujetarte y a…
-¡No!-dijo con un grito ahogado, alejándose un poco.
-¿No? ¿No Qué?- confundido y ahora de un nuevo mal humor.
-No te me acerques aun- el labio inferior le comenzó a temblar ligeramente.
-¿Y cómo pretendes que te ayude?-noto que en realidad si estaba muy atemorizada, vio eso en sus grandes obres expresivos, hasta le dio un pequeño vuelco en el corazón, eso lo incomodo un poco. Estiro la mano hacia ella, pero esto solo ocasiono que se alejara otro poco; aferrándose más a las piedras- Estate quieta- gruño.
-Solo quiero estar preparada-dijo tomando una gran bocanada de aire antes de volver hablar- Puede tardar.
-Por los dioses… -murmuro frotándose las sienes con dos dedos- ¿Te apetece tomar un té aquí?- hablo molesto, ya la paciencia se le estaba agotando, mas rápido de lo que quería. Vio por unos segundos como sus ojos castaños llamearon, pero luego volvió a inundarlos el miedo- El volcán hará erupción para cuando te sientas lista-ya sin querer perder más tiempo; extendió la morena mano. Pero nuevamente la joven se alejo, pero esta vez a una mayor distancia.
-¡Entonces me quedo aquí! –cuando se aferro con demasiada fuerza a una roca por el pánico y la frustración; al resbalarse y sujetarse de esta; se desprendió…
Y un pequeño temblor se comenzó a sentir...
Continuara...
Nota: espero que le guste este nuevo fan fic que estoy trabajando, y ciertamente el primer capitulo siempre es el mas largo jeje.
Pd: Por cierto habra muchisimas parejas donde podran escojer ;)
