— ¿Te gusta ser Ladybug? —Pregunto de la nada Chat Noir en medio de un patrullaje nocturno. Ladybug arqueó la ceja ante esa extraña interrogante.

— Si, si —Contesto segurísima— Bueno... —Añadió ahora reflejándose la duda— En un principio no. No me sentía que tenía la capacidad de poder ser una heroína —Hizo una pausa tratando de aclarar sus pensamientos— No lo sabes... pero sin el traje soy bastante torpe, no creí que fuera la indicada para luchar contra el mal, pero cuando soy Ladybug es todo lo contrario...

Se detuvó. Mirando al gatito que tenía toda su atención en ella.

— ¿Por qué me estas preguntando eso? —Le cuestionó— ¿No te gusta ser Chat Noir? —Sin poder creer que esa fuera la razón, ya que siempre se veía muy feliz.

Él negó con la cabeza.

— Es todo lo contrario. Quisiera ser Chat Noir para siempre y no tener una vida civil en la que tengo que esforzarme por ser "perfecto". Quiero siempre sentirme, así... así de libre.

Hubo un silencio por un rato en los que los héroes se miraban a los ojos sin poder apartarse.

— Siempre sentí que tenías cadenas con mi forma civil —Repuso— Encarcelado la mayor parte de mi vida, cumpliendo y obedeciendo lo que me decían. Sin poder hacer lo que yo quería.

Los ojos azules no se apartaban de los verdes que le estaba contando parte de su vida. Abriéndose a ella.

— ¿Sabes porque te amo? —Le preguntó ocasionando que las mejillas de la heroína adquirieron un color rojizo. No esperando eso, quien negó con la cabeza lentamente profundamente avergonzada.

— Porque tú fuiste la primera en verme sin ellas.