Hola lectores, ¿qué tal la están pasando? Espero que estén deseos para la segunda parte de Leyendo el Pasado, porque aún nos quedan 5 libros por terminar así como a nuestros personajes favoritos. Espero que estén listos.

Resumen: Rose y los demás siguen atrapados en la sala a la espera de que alguien pueda quitar el sistema de alarmas y sacarlos pronto, por suerte para ellos, una saga de seis libros están a la espera de ser terminados. Pero la preguntan aún sigue… ¿quién los escribió?

Aviso:

.: Vampire Academy :. - POV General

.: (nombre) :. - POV Personaje

~ Debo decir que la saga Vampire Academy fue un libro escrito por Richelle Mead


~ Leyendo el Pasado II ~

Prólogo

.: Rose :.

Me apoyé de antebrazos en el barandal del balcón mirando hacia abajo, era una altura considerable, estábamos como en el… piso… más alto… bueno, la verdad es que estábamos en el piso número diez de una torre cómicamente alta, como en las películas medievales.

El edifico era antiguo así que la altura por piso era considerablemente alta, casi parecía que estábamos en un piso veinte o quizás más. Ninguno de los guardianes se atrevía a bajar a escalada, al menos no sin instrumentos para rapel.

El maldito sistema de seguridad seguía sin funcionar y todo gracias a Adrian que estando embriagado dejo caer el líquido de una botella sobre el sistema y este hizo un corto tras cerrarse por completo dejándonos atrapados. Aunque nadie culpa a Adran, yo no podía dejar de sentirme encerrada y gracias Dimitri que rompió la cerradura del ventanal podía salir un rato de la habitación.

Lissa tenía razón, yo no era tan claustrofóbica, solo era el cansancio de entonces el que casi me hace estrangular a Adrian y volverme histérica.

El cielo estrellado era hermoso, tantas y miles de estrellas estaban presentes sobre mí en una danza junto a la luna que brilla por luz propia. El hermoso platinado se extendía por el campo de la corte, iluminando a los faroles que mostraban senderos hermosos donde apenas se podía ver gente caminar, parecían hormiguitas.

La brisa suave jugaba con mi cabello y daba la sensación de estar abajo, en el campo alzando los brazos y sintiendo la sensación de paz y tranquilidad, pero no lo era, puesto que estaba arriba encerrada y todo era una ilusión encantadora de la cual no quería despertar.

– Pizza servida; novio ruso esperándote – Escuche la voz de Lissa detrás de mí. Sonreí tranquilamente y la miré.

– Querrás decir dios ruso – Dije. Ella rió.

– ¿Aún necesitas un poco más de aire? – Preguntó tranquila.

– No, supongo que la pizza gana la balanza – Dije sonriendo.

Entre con ella en la sala. Una sala sencilla pintada de crema con hermosos diseños de oro, baldosas café clara, con un mosaico bastante elegante y lindo. No había ventanas dado que había un ventanal grande con cortinas rojas, hermosas. A mi izquierda había una puerta que daba a la cocina donde gracias a Dios que nos quedaba comida como para un par de días si es que se tardaban en quitar el sistema de alarmas, al otro lado una puerta que daba a un baño bastante elegante y bien limpio. No había habitaciones dado que solo era algo parecido a una sala de estar. En el centro de la sala había una mesa de centro, grande y redonda que contenía plazos con trozos de pizza y uno con la pizza completa, debajo había una caja con unos libros que Lissa y yo encontramos en la biblioteca. Rodeada de sofá que formaban un pentágono, o algo parecido porque un circulo no era. Habían muebles en la sala, era cierto, y aun lado habían diez puff de diferente color amontonados.

Tome asiento en un viejo sofá, anda polviento después de tanto uso, color verde. Dimitri yo lo habíamos estado usando para dormir, como cama, pero mientras no dormíamos Lissa y yo solíamos usarlo como lo que es: un sofá; también para tirarnos almohadazos, pero eso es extra, y también esa es la razón por la que Dimitri solía cambiarse de asiento para sentarse en el chaise longue blanco con Christian.

Lo que más me molestaba de estar encerrada es que seguía usando la misma ropa de antes. Usaba unos jeans ajustados en las pantorillas, una polera morada de mangas largas, por supuestos ajustadas para que quedaran en mis ante brazos, con un escote en v que al llegar a mi pecho dejaba ver una polera blanca debajo.

– Hey – Dije sonriendo, Dimitri me besó en la frente acomodándose para abrazarme. Lissa tomo asiento en el chaise longue con su novio, el chef.

– ¿Tienes hambre? – Preguntó sonriendo.

– Pero que pregunta, camarada – Me reí – Por supuesto que sí

Tomé un plato con una rebanada y sonreí, aún estaba caliente. Dimitri no dijo nada, me rodeó con su brazo. Gracias a lo caliente de la pizza no sentía tanto frío, al menos en mis manos, pero Dimitri insistía en que si tenía frío le dijera para que me entregase su gabardina.

– Bueno, al fin hemos pasado al segundo libro – Dijo Lissa tras darle una mordida a su trozo de pizza – Quiero leer primero, la sinopsis

Todos asintieron dejándola leer. Ella sonrió.

– Ejem… sinopsis – Dijo sonriendo – Vaya, tiene prólogo también

– Yo lo leeré – Dije sonriendo – Apostaré lo que quieran a que están mis pensamientos

– Te va a gustar como comienza – Se rió Lissa – Sinopsis…

Rose Hathaway tiene un grave problemas con los chicos.

– Hombre – Gruñí – ¿Por qué tenía que empezar así? Mi vida romántica ya era mala y así solo me deprimieron más

Su guapísimo tutor, Dimitri, está interesado en otra, su amigo Mason está muy colado por ella y no puede evitar meterse en la cabeza de su mejor amiga Lissa, cuando esta con su novio, Christian. (¡Que mal!)

– Hombre – Gruñí de nuevo.

– ¿Interesado en otra? – Preguntó Abe mirando a Dimitri con una ceja levantada, sin duda disgustado.

– Habla de Tasha – Dije sorprendida. Claro que hablaba de Tasha, no era posible que fuera otra persona. Mire a Dimitri con una punzada en el pecho, él suspiro pesadamente y me besó en la frente. Por supuesto, Christian no podía pasárselo mejor tampoco.

Entonces el enorme ataque Strigoi pone en alerta máxima a St. Vladimir, y la academia se llena de guardianes, incluyendo a la legendaria Janine Hathaway… la formidable y largamente ausente madre de Rose.

– Oh eso no suena bien – Advertí recordando como las cosas con mi madre eran un desastre entonces, y allí no fue mejor ya que me la peleaba por todo.

– Quizás sea mala idea leerlo – Previno Abe – Estoy seguro de que, como entonces se llevaban terrible, sus pensamientos no son buenos

– Es posible – Respiro hondo mi madre – Pero nada que no podamos controlar ahora, ¿verdad?

– Por supuesto – Sonreí – Las cosas cambiaron

Los Strigoi se están acercando, y la academia no desea correr ningún riesgo. Este curso, el viaje vacacional anual de esquí de St. Vladimir es obligatorio.

– Eh, nos conocimos allí, es bueno, ¿no? – Dijo Adrian sonriendo.

– Mierda – Mascullé. Rogando, por el amor de Dios, que no sea lo que estoy pensando.

Pero el deslumbrante paisaje invernal y el lujoso complejo en Idaho tan solo proporcionan una falsa sensación de seguridad. Cuando tres estudiantes huyen para encontrarse con el mortífero ataque de los Strigoi, Rose debe unir fuerzas con Christian para rescatarlos. Solo que esta vez, Rose, y su corazón, corren un peligro mayor de lo que jamás podría haber imaginado…

Cubrí mi rostro con ambas manos. Justo lo que pensaba: el ataque en Spokane. Como yo, Eddie no sonreía y mantenía una mirada triste y perdida. Lissa calló entregando el libro a Jill, preocupada por mí y por Eddie más que por nadie.

Todo lo que deseaba era recordar a Mason con una sonrisa, recordar como era él y su tonta sonrisa. Lo último que deseaba era recordar todos los eventos de esa noche.

– ¿Empiezo? – Dudo Jill, pero la pregunta, no iba dirigida a mí o a los demás, ni siquiera a Lissa: sino a Eddie.

– Sí, yo creo – Sonrió. Me miró – ¿Qué dices?

Respiré hondo, necesariamente tenía que volver a salir. Dimitri me sonrió abrazándome con fuerza, queriendo que el hilo de mis pensamientos cambiara, y luego me besó en la frente.

– Prólogo – Empezó de una buena vez.

Las cosas mueren, pero no siempre se quedan muertas.

– Que linda forma de empezar Rose – Se quejó Christian.

– Eh, que no sabemos si es mi punto de vista – Dije tranquila.

– Cinco dólares a que sí – Dijo.

No acepte, porque tenía una ligera sensación de que sí era así.

Créeme, lo sé.

Hay una raza de vampiros en este mundo que son literalmente muertos-andantes. Se llaman Strigoi, y si todavía no tienes pesadillas, deberías. Son fuertes, son rápidos, y matan sin vacilación ni misericordia.

– Pues yo dudo en eso último – Dije recordando que Dimitri no me había matado, de hecho… aunque suene mal y no sea lo mejor, él había jugado conmigo; sin embargo, los Strigoi no tienen ni mente ni corazón, es por eso que lo hacían todo despiadadamente.

– Me alegro tanto de no haberte matado ni convertido – Dijo él sin pensar. Se paso una mano por el rostro y yo le sonreí, besándolo en la mejilla.

– Y yo me alegro tanto de que estés aquí conmigo… como dhampir – Dije sonriendo. Me acurruque a su lado.

También son inmortales –lo que dificulta todavía más destruirlos. Solo hay tres formas de hacerlo: una estaca de plata clavada decapitación en el corazón, decapitación, o prenderles fuego.

También existen vampiros buenos. Se llaman Moroi. Ellos están vivos, cada uno tiene increíbles y fantástico poder de usar magia con uno de los cuatro elementos –tierra, agua, aire y fuego. (Bueno la mayoría de los Moroi, pueden hacer eso- explicaré más sobre esa excepción más tarde).

– Seguro que son los pensamientos de Rose – Dijo Abe sonriendo.

– Hm – Pensé un poco – No recuerdo haber pensado eso

– Es un reinventario de tu vida – Dijo mi madre divertida.

– Estoy segura que no – Dije.

Apenas usan su magia, para prácticamente nada, lo que es realmente triste.

– Gracias – Se quejaron los moroi.

– Por nada – Le di un mordisco a la pizza.

Habría sido una gran arma, pero los Moroi creen firmemente que la magia solo debe ser usada para cosas pacificas.

– Alguien que piensa como yo – Dijo Christian sonriendo – Sobre el uso de magia

– Sí, ha sido interesante tener algo en común – Dije riendo.

– Ustedes tienen demasiado en común – Dijo Lissa riendo.

Esa es una de las mayores reglas en su sociedad. Los Moroi son altos y delgados y no pueden soportar mucha cantidad de luz. Pero tienen sentidos sobre humanos que lo compensan: visión, olfato y audición.

– Que pena que no el gusto – Dije sonriendo sin dejar de comer la pizza.

– Solo a ti te importa – Dijo Eddie riendo.

Ambas clases de vampiros necesitan sangre. Supongo, que es eso lo que los hace vampiros.

Me gane muchas miradas obvias, pero yo me encogí de hombros.

– Y dije que no es mi punto de vista – Recordé.

– Pero habla de ti – Dijo Sydney – ¿Recuerdas? Así que es muy probable que sea tu punto de vista

Sin embargo, los Moroi no matan para conseguirla. Todo lo contrario, ellos mantienen a algunos humanos cerca que voluntariamente donan pequeñas cantidades de sangre. Ellos se ofrecen, por que las mordidas de los vampiros contienen endorfinas que te hacen sentir, muy, muy bien, y pueden hacerse adictivas.

– "Muy, muy bien" Está claro que eres tú – Dijo Adrian riéndose.

– Adrian no me hagas querer romperte la cara – Dije sacudiendo la cabeza.

Sé eso por experiencia propia.

– ¡Rose! – Dijeron todos contentos al darse cuenta de que probablemente si era yo.

Bufé – También mordieron a Eddie

– ¿Por qué sigues negándolo? – Pregunto Lissa.

– Intento aferrarme a una esperanza –

Esos humanos son llamados alimentadores, y son realmente adictos a los mordiscos de los vampiros.

Aún así, mantener a los alimentadores cerca, es mejor que hacer las cosas al estilo Strigoi, por que, como puedes esperar, ellos matan para obtener sangre. Creo que eso les gusta. Si un Moroi mata a una víctima mientras ellos se están alimentando, él o ella, se transformará en un Strigoi. Algunos Moroi hacen eso por propia elección, abandonando su magia y su dignidad por la inmortalidad.

– Mis padres – Dijo Christian.

Lissa le frotó el brazo y lo besó en la mejilla susurrando algo a su oído.

También se pueden transformar en Strigoi a la fuerza. Si un Strigoi bebe la sangre de una víctima y hace que esta beba la suya… bueno, ahí tienes un nuevo Strigoi: eso le puede pasar con cualquiera: humano, Moroi, o… dhampir.

Abracé a Dimitri con fuerza, acurrucándome en su pecho. Él me abrazó con fuerza y luego me besó en la parte superior de la cabeza.

Dhampir.

Eso es lo que yo soy. Los dhampir son medio humanos, medio Moroi. Me gusta pensar que tenemos las mejores características de ambas razas. Yo soy fuerte y robusta, como los seres humanos, también puedo salir al sol tanto como quiera. Pero, como los Moroi, tengo óptimos sentidos y rápidos reflejos. El resultado es que los dhampirs son los mejores guardaespaldas –que es lo que la mayoría somos. Nos llaman guardianes.

– Es Rose – Asintió Sonya.

– ¿Por qué siguen pensando eso? – Pregunté.

Pasé toda mi vida formándome para proteger a los Moroi de los Strigoi. Tengo un conjunto de clases especiales y prácticas en la Academia de San Vladimir, una escuela privada para Moroi y dhampirs. Sé como utilizar todo tipo de armas y puedo dar algunas buenas patadas.

– No lo dudo – Dijo Eddie riendo.

– No soy yo – Dije.

Les he dado palizas a chicos que me doblan en tamaño, -dentro y fuera del aula.

– ¿No que no? – Preguntó Eddie.

Y de hecho, son básicamente a quienes tengo que ganar, ya que hay pocas chicas en mi clase.

Pero si bien los dhampirs heredamos los buenos rasgos, hay algo que nosotros no herados. Los dhampirs no pueden tener hijos con otros dhampirs.

– Es la cosa más rara de todas – Dije.

– Es una pena – Dijo Dimitri con un suspiro largo.

– ¿Querías hijos? – Pregunte haciéndole círculos la curva del hombro y cuello con el dedo índice.

Dimitri me sonrió, yo estaba sentada contra su cuerpo, apoyando el codo en el respaldo del sofá. Detuvo mi mano y me besó en los labios un poco.

– Me habría encantado –

– Siempre podemos adoptar – Las palabras habían salido de mi boca sin antes pasar por mi cerebro, como de costumbre. Dimitri me miró sorprendido, se me había olvidado que estábamos leyendo, de hecho ni siquiera escuchaba la voz de Jill.

Me besó en la mejilla y me sonrió tomando mi mano, acaricio con suavidad mi dorso y luego abrió la boca para hablar tras pensar un poco.

– Creo que no lo estabas diciendo enserio – Dijo.

– De hecho ni siquiera lo pensé – Admití. Lo miré preocupada – Siento no poder…

– Está bien – Me sonrió – No te preocupes

Lo miré algo preocupada. Si yo tenía razón en una cosa es que Dimitri podía tener la familia que tanto deseaba con Tasha, pero él prefirió estar conmigo a costa de eso. Sonreí besándolo en los labios.

– Oigan, ya, estamos encerrados aquí así que tendrán que esperar para desgarrarse la ropa – Escuche Christian. Rodé los ojos al separarme de Dimitri y lo abracé con fuerza.

Jill se había detenido en la lectura y era la razón por la que yo ya no la escuchaba. De cierto modo esperaba a que ella siguiera con la lectura y nos ignorara a nosotros, pero por lo visto o es que quieren seguir burlándose de que tal vez sean mis pensamientos o es que ella quiere que todos escuchen, o tal vez solo se quedo plantada por el momento "romántico".

No me preguntes por qué. No es que sea una genetista ni nada parecido. Si los seres humanos y Moroi se juntasen harían más dhampirs, que es donde venimos en el primer lugar. Pero esto apenas sucede; los Moroi tienen a permanecer lejos de los seres humanos.

– Pues no todos – Dijo Adrian rodeando a Sydney con una sonrisa. Ella le sonrió también y lo besó en los labios.

Sin embargo, por otro caso extraño de la genética, si los Moroi y los dhampirs se juntasen tendrían hijos dhampirs. Lo sé: es una locura. Se podría pensar que tendrían un bebé que es ¾ vampiro, ¿verdad?

– Más o menos – Dijo mi madre asintiendo.

Pues no. Mitad humano, mitad Moroi.

– La genética es rara – Comenté.

Todos asintieron.

La mayoría de dhampirs nacen de hombres Moroi y mujeres dhampirs. Las mujeres Moroi prefieren tener bebés Moroi. Lo que esto normalmente significa que los hombres Moroi tienen relaciones con mujeres dhampirs y luego desaparecen.

– Bastardos – Murmuré de mala gana. Al parecer no todos me escucharon, pero quien si lo hizo me lanzó una mirada. Abe. Me encogí de hombros.

Esto convierte a muchas mujeres dhampirs en madres solteras, y es por eso que muchas de ellas no se conviertan en guardianes. Prefieren centrarse en criar a sus hijos.

Por consiguiente, solamente los chicos y un puñado de chicas son guardianes. Pero aquellos que optaron por proteger a los Moroi se toman en serio su trabajo.

– Muy enserio – Dijo mi madre seria. Yo asentí al igual que Eddie, Mikhail y Dimitri.

Los dhampir necesitan a los Moroi para tener hijos. Tenemos que protegerlos. Por otra parte, es… bueno, lo más honorable que tenemos que hacer. Los Strigoi son malos y antinaturales. No es justo que se aprovechen de gente inocente. Los dhampirs que se entrenan para ser guardianes, lo tienen grabado desde incluso antes de que empiecen a caminar. Los Strigoi son malos. Los Moroi tienen que ser protegidos. Los guardianes lo creen firmemente. Yo lo creo.

– Por la influencia de la academia – Dije sonriendo.

– Me pregunto que habría sucedido de no ser así – Comentó Lissa mirándome con una sonrisa.

– No tengo ni idea – Dije sonriendo.

– Oh, esto habla de ti Lissa y es claramente que es Rose quien esta hablando en el libro – Dijo Jill riendo.

– Eso no es verdad – Dije rápidamente.

– Compruébalo tú misma – Sonrió Jill.

Hay un Moroi al que quiero proteger más que nadie en el mundo: mi mejor amiga, Lissa.

Abrí los ojos sorprendida e hice memoria de cuando en el mundo pensé todo esto. Veamos. He pensado en tantas locuras, quizás si hice un inventario de mi vida… pero más que eso… quizá fue inconsciente.

Ella es una princesa Moroi.

– Reina Moroi – Dijo Lissa con orgullo. Nosotros sonreímos y Christian la besó.

Los Moroi tienen 12 familias reales, y ella es la única que queda de una de ellas –la Dragomir. Pero tiene algo que hace que Lissa sea especial, aparte de ser mi mejor amiga.

– ¿Qué? – Se rió un poco – ¿Soy especial solo por ser tu mejor amiga?

Me reí guiñándole el ojo – Ya sabes, no todos pueden ser amigos de mua sin salir lastimados cuando dicen algo malo

– Yo soy la única que no sale lastimada – Dijo Lissa riendo, pensó un poco – Quizá si soy especial

– Y los demás nos quedamos con los golpes cada vez que la insultamos – Dijo Christian con una mueca.

– Supéralo – Bufé.

¿Recuerdas cuando dije que cada Moroi controla uno de los 4 elementos? Bueno, resulta que Lissa usa uno que nadie sabía que existía hasta hace poco. El Espíritu.

Lissa sonrió con orgullo. Nosotros nos reímos, y pude ver que la sonrisa orgullosa estaba también dibujada en el rostro de Sonya y Adrian. Claro, imagino que estaba bien para ellos.

Durante años, creímos que simplemente no desarrollaría ninguna habilidad mágica. Y entonces cosas extrañas comenzaron a suceder a su alrededor. Por ejemplo, todos los vampiros tienen la capacidad llamada coacción que obliga a otros a hacer lo que ellos quieran.

– Y a veces más – Rodé los ojos.

– No era manipulación – Se defendió ella – Te estaba ayudando

– Como sea –

En los Strigoi es muy fuerte.

– ¿Alguna vez uso eso contigo? – Pregunto Adrian sin ni una sola pizca de tacto. Dimitri cerró los ojos, sin responder.

– No lo sé – Hable – Estaba adormecida

No hacía falta explicar la razón. Simplemente solo bastaba con decir eso para que todos entendieran. Dimitri me abrazó con fuerza susurrando un par de cosas a mí oído, nada en ruso, pero eran palabras sencillas de disculpa.

Me acomodé en el sillón junto a él, de modo que su brazo derecho pasara por mi hombro y cayera colgando por mi pecho hasta entrelazar la mano con la mía. Le froté con el pulgar y luego besé el dorso de su mano.

Es más débil en los Moroi, y también está prohibido. Lissa, sin embargo, tiene esa capacidad casi tan fuerte como la de un Strigoi. Con solo parpadear, la gente hará lo que ella quiera.

– Sigue sonando como si fuera malo – Dijo Lissa.

– Como sea – Rodé los ojos.

He dicho antes que no siempre las cosas muertas. Bueno, yo soy una de ellas. No te preocupes, no soy como los Strigoi. Pero yo morí una vez. (No lo recomiendo).

– Te dijimos que hablabas tú – Dijo Jill riendo.

Suspiré.

Pasó cuando el automóvil en el que viajaba se salió de la carretera. El accidente me mató, mató a los padres de Lissa, y a su hermano. Sin embargo, en algún momento del caos –sin que ella se diese cuenta- Lissa usó el Espíritu para traerme de vuelta.

– Y es razón suficiente para estar más que agradecidos con nuestra reina – Dijo Abe con un tono formal exagerado. Nos reímos – Hablo enserio, gracias

– Sí. Realmente estamos agradecidos contigo – Dijo mi madre sonriendo.

– Whoa – Dije apenas, ya que moví mis labios y el sonido salió a penas. Estaba estupefacta por ver a esos dos decir aquello.

No supimos eso durante mucho tiempo. De hecho, ni siquiera sabíamos que el espíritu existía.

Desafortunadamente, había una persona que si lo sabía antes de que nosotras lo descubriésemos. Víctor Dashkov, un príncipe Moroi que se estaba muriendo, descubrió los poderes de Lissa, y decidió raptarla y hacer de ella su médico particular –de por vida.

– Pero eso no sucedió – Dijo Lissa sonriendo – No gracias a nuestro vínculo

– Créeme, vas a querer odiar el vínculo si llega a salir un momento que estoy pensando – Dije refiriéndome a la cita de Lissa y Christian en el ático.

Ella me miró confundida, no sabía de que estaba hablando yo y mucho menos se lo imaginaba, pero si de algo estaba segura ella es que como reina podía ordenar saltar páginas. Suertuda. Pero también ella sabía que yo lo podía evitar solo para vengarme por hacer que leyéramos el libro, así que cualquier momento del cual ella pudiera avergonzarse de que salió a la luz… bueno, tendría que soportarlo.

Cuando me di cuenta que alguien estaba siguiéndola, decidí tomar las riendas del asunto. Dejamos la escuela y vivimos entre los humanos. Fue muy divertido –pero también estresante- ser unas fugitivas. Estuvimos así durante dos años antes de que las autoridades del San Vladimir nos cazasen y nos trajesen de vuelta hace unos meses.

– Puedes celebrar – Dije mirando a Dimitri. Él se rió y me besó en la frente.

– Ya lo celebre – Dijo riendo.

Fue ahí cuando Víctor actuó, secuestrándola y torturándola hasta que ella hizo lo que él quería. En el proceso, tomo algunas medidas bastantes extremas –como lanzarme a mí y a Dimitri, mi mentor, un hechizo de lujuria. (Hablaré de eso más tarde). Víctor también explotó la forma en que el Espíritu hace que Lissa sea mentalmente inestable.

– Maldito desgraciado – Dije sonriendo.

Pero incluso eso no fue tan malo como lo que hizo con su propia hija Natalie. Llegó a alentarla para que se convirtiese en Strigoi para ayudarle a escapar. Ella terminó estacada.

– Y yo con huesos rotos – Me reí.

– Ay vamos, yo te curé – Dijo Lissa sonriendo.

– Aún así – Dije.

Incluso después de ser capturado después de la fuga, Víctor no mostró ningún remordimiento acerca de lo que le había obligado hacer, eso me hace pensar que no me estaba nada mal crecer sin un padre.

– Eh yo no soy malo – Dijo Abe ofendido.

– Viejo, aún pienso que eres un mafioso – Dije despreocupada.

– Por algo lo llaman Zmey – Apoyó Sydney.

Me reí junto a Sydney cuando Abe bufó indignado.

Aún así, ahora tengo que proteger a Lissa de los Strigoi y los Moroi. Solo unos pocos agentes saben sobre lo que ella puede hacer, pero estoy segura de que hay otros como Víctor que quieren usarla. Afortunadamente, tengo un arma extra para ayudarme a protegerla.

– ¿Una estaca? – Preguntó Eddie. Negué con la cabeza.

– ¿Una personalidad temeraria? – Preguntó Christian. Negué con la cabeza.

– El vínculo – Afirmó Lissa con una sonrisa. Asentí sonriendo.

En algún momento mientras ella me estaba curando durante el accidente de coche, un lazo mental se formó entre ella y yo. Puedo ver y sentir lo que ella experimenta. (Sin embargo, solo funciona de un lado. Ella no puede "sentirme").

– Uy me encantaría poder hacerlo – Dijo Lissa con una mueca molesta – Sería genial si fuera en dos direcciones

– No siempre es divertido estar en la cabeza de otro – Dije tranquila – En ocasiones es como una violación a privacidad, si es que no estás en peligro, o simplemente es molesto cuando se confunden tus emociones con las mías y no sé cual es de quien

– Nunca me dijiste que eso te sucedía – Dijo sorprendida.

– Es porque rara vez sucede, no le di importancia – Dije sonriendo.

Este vínculo me ayuda a mantener un ojo en ella y así saber si está teniendo problemas, pero a veces, es extraño estar en la cabeza de otra persona.

– Yo diría que siempre – Dije riendo.

Estamos seguras de que hay muchas otras cosas que el Espíritu puede hacer, pero no sabemos todavía qué.

– Caminar en sueños – Dijo Adrian con orgullo.

– Encantar objetos – Dijo Sonya sonriendo.

– Control sobre otros elementos, aunque débil – Dijo Lissa.

– Hablar por la mente – Dije sonriendo recordando a Lissa en mi mente.

– Y muchas cosas más – Dijo emocionada – Como cuando estabas ahí conmigo cuando estábamos con Avery, no estabas presente en carne y hueso, pero si en mi mente. Fue increíble. Hay tanto por descubrir y ahora… sabemos que puede ocultar la escritura y traer los pensamientos de alguien más a los libros

– Sí, eso último no es tan divertido – Dije con una expresión seria, me miró sorprendida y yo sonreí divertida.

Mientras tanto, trato de ser la mejor guardiana que puedo ser. Escaparnos retrasó mi formación, por lo que tengo clases extras para compensar y recuperar el tiempo perdido. No hay nada en el mundo que quiera más que mantener a Lissa a salvo.

– Ay que linda – Sonrió Emocionada.

Lamentablemente, tenemos dos cosas que a veces complican mi formación. Una de ellas es que actúo antes de pensar.

– Sin duda – Dijeron todos.

– Eh – Bufé indignada – Estamos trabajando en eso, ¿sí?

– ¿Estamos? – Sydney levanto una ceja.

– Sí, yo y mi temperamento – Dije tranquila.

– ¿Cómo te va con eso? – Preguntó Christian con ironía.

– Mejor que antes – Sonreí divertida.

Cada vez estoy mejorando más a la hora de controlarme, pero cuando algo ocurre, tiendo a golpear primero y preguntar después.

Todos se rieron.

– Como al chico de la cafetería – Dijo Eddie riendo, miro a Mikhail – ¿Lo recuerdas?

– Oh como olvidarlo, sucedió la semana pasada – Se burló Mikhail.

– En teoría él debió de tener cuidado – Dije despreocupada.

– ¿Qué pasó? – Preguntó mi madre.

– Estábamos en el desayuno nosotros tres, hace como una semana, ¿verdad? – Pregunto Eddie a Mikhail que le asintió – Y Rose quería comer donas, como de costumbre, nosotros la regañamos y todo, pero entonces…

– …apareció un chico que comenzó a hablarle – siguió Mikhail – Era extranjero, Rose no le entendió en nada lo que hablaba y lo golpeo, dado que pensó que le dijo un insulto, luego de que la alejamos le dijimos que la traducción era completamente diferente. Ella parecía despreocupada, pero luego volvió a golpear al chico…

– …porque se estaba llevando todas las donas – Se rió Eddie.

– Fue muy gracioso – Apoyó Mikhail. Los demás rieron un poco.

– En mi defensa, parecía un insulto y nadie se lleva mis donas – Dije cruzándome de brazos.

Cuanto trato de proteger a aquellos que están en peligro… bueno, las reglas me parecen opcionales.

– También cuando no – Dijo Dimitri riendo.

– Nunca me importaron las reglas, solo están hechas para ser rotas – Dije sonriendo.

El otro problema en mi vida es Dimitri.

– ¿Soy un problema? – Preguntó sorprendido.

– En ese entonces – Dije tranquila.

Fue él quien mató a Natalie, es fantástico.

También muy apuesto. Ok –más que apuesto. Está buenísimo- del tipo, del tipo que te hace dejar de caminar en la calle o te hace chocar con el tráfico.

Todos se rieron. Me sonroje, bastante, así que tuve que desviar la mirada.

Pero como ya he dicho, es mi instructor. Tiene 24 años. Estos dos son los motivos por los que no debería enamorarme de él. Pero honestamente, la razón más importa es que él y yo seremos los guardianes de Lissa cuando ella se gradúe.

– Sí me lo dijiste – Dijo Lissa suspirando – Ya lo recuerdo, yo te pregunte algo y tú me lo dijiste…

Me pasé una mano por el cabello intentando no pensar en ese momento. Odiaba haber hecho llorar a Lissa, más que eso, herirla.

Si él y yo nos centramos en nosotros, entonces eso significa que no nos centramos en ella.

No tuve mucha suerte intentando olvidarme de él, y estoy segura de que a él le pasaba lo mismo. Parte de lo que lo hace tan difícil es que él y yo estábamos bastantes excitados cuando estábamos bajo la influencia del hechizo.

– Ay fue una noche bastante romántica – Gimió Lissa – Uhg si tan solo no hubiera estado secuestrada

– Romántica o no, no estaba bien – Dijo Dimitri serio. Suspiré. Él tenía razón.

– Eres tan serio – Me quejé.

Víctor quería distraerme mientras secuestraba a Lissa, y había funcionado.

– Y vaya que estabas distraída – Se rió Adrian.

Estaba dispuesta a perder mi virginidad, y Dimitri está dispuesto a hacerlo.

– Hm, sabes que no me arrepentía de nada después de lo sucedido en la cabaña, ¿verdad? – Preguntó tranquilo. Llamando la atención de todos.

– Por supuesto – Sonreí mirándolo – Me lo dijiste

Lo besé en los labios.

– ¿De qué que cabaña estás hablando? – Preguntó Lissa acusadoramente.

– Nada – Dije tranquila.

– Rose – Gimió – Más vale que eso salga escrito, porque yo quiero saber

Sonreí nerviosa. Por mi parte, aunque había sido algo grandioso, prefería que no estuviera escrito.

En el último momento, rompimos el hechizo, pero los recuerdos están siempre conmigo y eso hace que cada vez en cuando sea realmente difícil concentrarse en los golpes durante un combate.

– Claro, porque no te molesta hacerle daño a un rostro tan guapo – Dijo Jill riendo. Le guiñé el ojo.

– ¿Qué estás queriendo decir? – Pregunto Eddie levantando una ceja.

– Eddie, todas nosotras sabemos que Jill tiene razón – Dijo Lissa despreocupada – Es guapo

Levante una ceja cuando comenzaron a discutir sobre si era verdad o no. Por mi parte, estaba más que claro que sí, Dimitri me miro divertido y algo avergonzado, yo sonreí besándolo.

A propósito, mi nombre es Rose Hathaway. Tengo 17 años, me preparo para proteger y matar vampiros, estoy enamorada de la persona equivocada, y tengo una mejor amiga, cuya extraña magia puede volverla loca.

Ey, nadie dijo que el instituto fuese fácil.

– ¡Te lo dijimos! – Dijeron todos al unisonó.

Sonreí incrédula, porque mis pensamientos estaba allí, técnicamente pensándolo bien quizás si fue cosa inconsciente, pude haberlos pensando sin darme cuenta, al mirar las cosas.

– Bien, bien, sigue leyendo. –

– Es que aquí termina – Sonrió Jill – ¿Podemos empezar el primer capítulo?

– Yo lo haré – Dijo Christian.

– Yo opino que lo haga Rose – Dijo Lissa sonriendo – Anda, inaugura la ceremonia

– ¿De dar a conocer mis pensamientos? Ya es malo que tengan que leerlos, ¿por qué hacerlo yo? –

– Porque entonces la cosa sería más creíble – Dijo Abe sonriendo.

Gruñí tomando el libro.

– Bien, yo leeré primero – Dije.

Continuara…


Aquí termina el primer capítulo de Leyendo el Pasado II: Frosbite. Espero que les haya gustado y nos veremos en el siguiente capítulo que nos espera. Solo para que lo sepan, mi plan es hacer los seis libros completos, ahora veremos si puedo porque hacerlos igual es cansador, más que incluso escribir una historia común como las que hago wuaskjask

Dejen Reviews (y)

Se despide Lira12 (L)