JEJEJE. Este fic participa en la Actividad Especial "Palabras Oscuras" del foro "El lado oscuro de la fama", con la palabra secreto.

Disclaimer: Harry Potter no me pertenec¿En serio debo decir esto otra vez?

Summary: O, quizá, sólo quizá, le guste ella.

Advertencias: Femslash (relación mujer x mujer).

Gudnait.


Labios rojos

Quizá no importe mucho. Quizá simplemente le agrade cómo se lucen, o cómo destellan bajo las luces de diamante del bar, o quizá como se humedecen en licor, jamás corriéndose la pintura.

Quizá simplemente le guste cómo relucen las suaves marcas de carmín en sus clavículas, en sus caderas. Es casi erótico verse al espejo luego de haberla amado, y observar marcas de labial en zonas que nadie más ha querido besar.

O, quizá, sólo quizá, le guste ella. Le guste cómo luce con los labios rojos o sin maquillaje, arreglada para gala o vestida como para romper el mundo. Quizá, sólo quizá, los labios rojos son una excusa (una excelente, por opinión general). Porque cuando ella sonríe con esos labios rojos, puede verla perfecta e imperfecta, miserable y hermosa, rota y fuerte. Se ha erguido en una montaña de terror luego de meses de caos. Su risa ha pasado de ser quebradiza a potente, con todo el ánimo de vivir.

Quizá los labios rojos son lo que consiguieron un hechizo más poderoso que ningún otro, un efecto demasiado adictivo. Le es imposible no dejar de verla, del otro lado de la barra, con esos labios tan morbosos y esa mueca de superioridad.

(Que sí, pudo haberla fastidiado en su momento. Y sí, ahora que la observa bien, quizá haya sido porque su belleza no se aprecia del todo en esa mueca altanera).

Así que hace lo que haría cada noche que la ve allí. Cruza la barra, su copa en la mano, y le sonríe.

—Pansy —se le escapa, y ríe. Ella le dirige una mirada pícara y luego vacía su copa.

—Granger.

No hay mucho que decir. No están basadas en las conversaciones, mucho menos en lugares públicos. Cuando acaban otra copa, sus manos se unen, sus cuerpos se entremezclan en un borrón de brutalidad en la pista de baile. Cuando ya han llamado mucho la atención, se marchan tan unidas que parecen una sola persona.

Es otra noche de amarse a escondidas. De marcas de carmín en vez de mordidas, de agridulces manos que buscaban por más.

Es otra noche del extraño secreto de Hermione Granger, de su atracción indiscutible a los labios rojos de Pansy.

Es otra noche del extraño secreto de Pansy Parkinson, de su amor, tan intenso y potente, hacía Hermione.

Uno de esos secretos es bastante más que obvio.

Pero, ¿y el otro?

Pansy despierta y se extiende en la cama. Observa una melena desordenada, unos ojos cerrados pacíficamente. Sin temor, sin impresión, sus labios rozan con suavidad los de aquella leona.

—Tú no tienes idea —murmura, con la voz grave— de la intensidad de lo que siento por ti.

Los ojos de Hermione se abren. Siempre ha estado despierta.

—Lo sé.

Algunos secretos no están para ser guardados.