La una de la mañana. Acostado en su pequeña cama, en aquella maldita alacena, el pequeño Harry, de tan solo diez años de edad, perdía su mirada en el gastado y sucio techo, asilimando sus condenas, aunque llevaba toda su vida solo, seguía esperando a que algún día todo cambiara, que su mundo fuera algo mejor, sabia que tenia que haber alguien en el mundo que lo quisiera, después de todo, como decía la gente, después de la tempestad viene la calma. Pero que tempestad..

Estaba castigado, no podía salir de su alacena, pero no le importaba, sentía igual estar en su alacena que en cualquier otro lugar de la casa, la opresión era la misma..

*Flash Back*

Los Dursley y Harry comían tranquilamente, tranquilamente dentro de lo que cabe ya que tío Vernon no se cansaba de lanzarle miradas furtivas a cada minuto, despegando su vista del periódico que leía.

Dime cariño, que hiciste hoy en la escuela - dijo tía petunia dedicándole una noble sonrisa a si hijo.

La maestra nos hizo dibujar a nuestra familia, y todos se empezaron a reír cuando Harry entrego si hoja en blanco - dijo Dudley con una risa burlona.

Bueno eso no es novedad, sabemos que Harry no es un niño normal - dijo tío Vernon, sin despegar la vista del periódico.

Si soy un niño normal, lo que pasa es que ustedes no me han dicho nada sobre mi familia, los odio! - dijo Harry con la voz llena de furia

A mi no me contradices chico, eres un anormal! No tienes familia porque nadie te quiere, Y vete ahora mismo a tu alacena, estas castigado - dijo tío Vernon señalando la puerta.

Harry se levanto furioso y se encerró en su alacena.

*FIN del Flash Back*

Empezó, como siempre lo hacia a darle vueltas a la situación, tío Vernon siempre lo regañaba e insultaba, pero no sabia porque esta vez había sido diferente, las palabras de su tío resonaban una y otra vez en su cabeza, como era posible que nadie lo quisiera, el era un buen chico, no el mas listo, ni el mas popular, pero en fin, buen chico, si había alguien capaz de querer a Dudley, alguien sin duda lo tendría que querer a el.

Harry mantenía ese pensamiento para no hundirse en sus penas, sabia que debía ser fuerte. Pero algo no lo había evadido con sus pensamientos, el hecho de que su tío lo llamara "anormal" ¿era el una persona anormal? ¿era por eso, quizá, que nadie lo quería? Harry empezaba a preocuparse, ahora no solo era rechazado, si no que el era el raro, el que hacia que la gente lo rechazara, tenia miedo, tenia mucho miedo de ser él, el causante de sus propios problemas.

La duda no lo dejaba en paz, tenia que saber si el era el que emitía un sentimiento de rechazo para hacia los demás. Podría ir al psicólogo o algo por el estilo, pensó, pero eso era imposible, de donde iba a conseguir dinero para ir con un psicólogo, además el no necesitaba un psicólogo, no estaba loco, solo estaba solo.

Decidió hacer esto de una forma mas fácil, buscaría en el diccionario el significado de anormal, y si era posible el perfil de una persona anormal. Esa noche saco, de debajo de su cama, una caja con cosas que los Dursley ya no encontraban inservibles, libros que Dudley nunca leería, juguetes rotos, entre otras cosas. Por fin encontró un diccionario, demasiado viejo, sucio y desgastado, pero no dejaba de ser un diccionario y hacer sentir con ánimos a Harry.

Empezó a buscar el significado, no era un gran diccionario, pero encontró algo:

1 adj. No normal.

2 com. Persona privada de alguno de los sentidos corporales, o de desarrollo mental imperfecto: escuela de anormales.

Su miedo disminuyo, ahora por lo menos sabia que el no era una rareza.