Can't help falling in love…

Llevo mi cappuccino en la mano, mientras me deslizo por esta jungla de metal a toda prisa, llego tarde, no es muy normal en mi, me miento, y sigo adelante camino al trabajo.

Una noche agotadora, donde apenas pude conciliar el sueño, los nervios se apoderaron de mi estado zen habitual, la verdad, con apenas 27 años ascender hasta Directora de Proyectos en K&J Company es casi como un sueño, que digo sueño, un auténtico milagro..

Los últimos acontecimientos tras la marcha de Jaha, nuestro anterior Director por motivos personales, fue una pérdida increíble, sobretodo porque ha sido mi mentor, el que me acogió cuando empecé las prácticas y me educó en este mundo de pirañas que es la publicidad en New York.

Wells se había ido y con él Jaha fue mermando tanto física como emocionalmente hasta caer en una depresión crónica con tintes psicóticos, o eso nos comunicaron tras su marcha a un centro de rehabilitación de prestigio llamado "The City of Light", con ese nombre parece más una secta de los Harre Krisna que uno de los centros más exclusivos de la ciudad.

Su marcha precipitó una serie de cambios que todavía están por comunicar pero es vox populi que me convertiré en la nueva Directora de Proyectos, mi ego se congratula de tal noticia pero en realidad estoy cagada, muerta de miedo y atemorizada ante este reto..

Debo respirar y calmarme- me digo- o directamente suicidarme con la palita para remover el café- sonrío ante tal ocurrencia- ¡Keep calm Clarke o esto puede ser divertido!- ironizo.

Cuando llego al gigante de acero que es la empresa para la que trabajo un escalofrío recorre mi cuerpo, dividiéndome entre la satisfacción más egoísta hasta el miedo más absoluto.. Esto me hace sentirme viva, más que desde hace bastante tiempo y siempre provocado por cuestiones laborales..

Subo en el ascensor hasta la planta 45, veinte minutos en los que chequeo mi e-mail en busca de mi agenda diaria y allí está un correo de primera hora en la que me citaban en el despacho del Jefe Kane a primera hora de la mañana. Y allí como una seta con ojos me siento en el suelo del ascensor buscando un descanso a mis piernas que no paraban de temblar, los que allí se encontraban me miraban con cara de -¿Estás bien?- y yo asentía, no era capaz de articular palabra y un tsunami de dudas me asalto en aquel mísero momento, y si no estaba preparada? Y si no era para comunicarme mi ascenso? Y si fracaso? Y si este puto ascensor se cae morimos todos y no llego a saber nunca si soy la nueva Directora de Proyectos?- Este es el punto exacto en el que se me va la cabeza y vuelvo a ser yo, a la normalidad, me recompongo, aliso el pantalón que llevo con sumo cuidado para no arrugarlo, aspiro con fuerza y justo en ese momento, como el sonido del microondas cuando las palomitas están hechas, salimos en manada bifurcándonos cada uno al despacho que le corresponde.

Llevo mi pantalón negro de pata de elefante y los tacones más increíbles que tengo, unos laboutin de infarto negros como el azabache y que realmente no sé cómo puedo dar dos pasos.. Son laboutin así que puedo hasta hacer la media maratón si eso fuera necesario, para eso me gasté una pasta en un día menstrual en Macys. También llevo una blusa blanca de seda que cae por mi espalda como una cascada y en días de viento en la ciudad como hoy acompaño de un abrigo largo que llevo colgado en mi brazo junto con el bolso, el iPhone, y el cappuccino... congelado de tanto esperarme.

-¡Toc, Toc!- antes de coger impulso y abrir la puerta como si fuera la salida de Jurasic World y yo escapara de 3 velocirraptores. Obviamente parecía un sketch del SNL entrando como una posesa en el despacho del jefe pero el súbito parón espacio-temporal que allí sucedió, justo en ese momento, con lo que allí me encontré, me dejó tan paralizada y extrañada que cuando pude moverme y adentrarme en aquel lugar, caí en la cuenta de que llevaba bastante tiempo sin respirar y no queda bonito sufrir una hipoxia en el despacho del jefe y con aquella mujer que lo acompañaba sentada en la silla de enfrente.

- Buenos días señorita Griffin, - dice Kane con vos de seductor- Cada vez esto se torna más extraño así que intento mostrarme natural y mi cara de interrogación le debe resultar bastante transparente porque añade- siéntese por favor, pero antes tiene que conocer a alguien, la señorita Woods, Lexa Woods- Vaya como Bond, James Bond-pienso y retiro ese pensamiento porque odio que mi maldito humor haga acto de presencia mental en los peores momentos- Encantada- acierto a decir- Igualmente Clarke- responde con toda la naturalidad del mundo- como si me conociera de toda la vida- pensé.

Mi jefe prosiguió con su charla, sobre la motivación y el liderazgo durante apenas 35 minutos, 35 LARGUÍSIMOS MINUTOS en los que me hubiera gustado que realmente fueran velocirraptores y estuvieran saboreando mis entrañas, porque tal y cómo mis peores sospechas, la morena de las piernas largas y boca fresca era la nueva Directora de Proyectos y yo seguía en mi puesto.. Y por si la humillación no fuera suficiente, mi maravilloso jefe me encarga hacer de anfitriona a la nueva Directora y su equipo, el que tan amablemente había traído para quitarnos nuestros trabajos y nuestras mujeres y nuestros hijos.. – Bueno, esto último es síntoma de que debo decir algo o probablemente estalle por la rabia interna que me posee.

-Enhorabuena Srta. Woods- mantengo las distancias- El reto es enorme, espero y deseo que esté preparada para llevar la Dirección de la mayor empresa de publicidad de este país y la lleve hasta lo más alto a nivel mundial- digo con toda la corrección que puedo, sabiendo que mis palabras son como piedras en su espalda- me mira y asiente abriendo todavía más sus ojos verdes y puedo ver en sus ojos el brillo de la ilusión pero también noto algo más que no sé descifrar- Lo mejor en estos casos- añado- es hacer las presentaciones y ponerse a trabajar- seguro que los chicos quieren conocerla.

- Gracias- dice, y yo me levanto de la silla dispuesta a correr hasta el baño más cercano para llorar amargamente, pero se me adelanta y dice – Por favor me gustaría que me acompañaras ya que tengo que decir unas palabras a mi nuevo equipo y desearía que estuvieses presente. – Intento sonreír aunque no me sale muy bien, hago un gesto con el brazo indicándole que pase delante de mí que la sigo y allí vamos.. Es hora de dar la cara- me digo.

Cuando llegamos, observamos como todo el mundo está de pie, enfrente de ella, y yo me adelanto para hacer la presentación, así porque si, tomo la iniciativa no sé si por fortaleza o por evitar caras de desagrado en mis chicos y eso enfadara al jefe.

Doy dos pasos hacia atrás como señal para que ella hable y así lo hace, se muestra segura y convincente y mientras pronuncia su mini discurso me paro a mirarla, ya que la vergüenza y decepción de aquel momento no me había dejado desde que entré en ese despacho. La observo y me fijo que lleva un mono de un tono oscuro y elegante que le cae a la perfección por su anatomía, de estas piezas de ropa que no todo el mundo puede ponerse y claro vaya culazo, pelo, manos, brazos, tronco, cara y ojazos… la verdad es que estaba tremenda y eso no hacía más que acrecentara ese sentimiento de asco por la vida en general que golpeaba mi estómago. No, que fuera súper atractiva no ayudaba- pensé. Desde ese momento me juré tirarm- puff no!- me corrijo rauda y veloz- tirar a ese pibón por el piso 45 de vuelta la cueva de los pibones de donde haya salido…