Hola a todos, si ya se que tengo otras historias en funcionamiento, pero es que quiero escribir esta antes de que se me pase.

Este fic trata un tema al que llevo días dándole vueltas y es el que hubiera pasado si hubieran ganado los republicanos la guerra civil, aquí esta una de las posibles teorías que se ha convertido en una historia que puede durar lo indudable. Por lo que se puede decir que es un universo alternativo

Los datos que use y que sean verídicos serán explicados a final de cada capitulo para una mayor comprensión del fic.

YOU ARE MINE

(Pequeña alma movida por el viento, dime quién te vio nacer, pues ahora que te roza mi aliento a mis pies te veré caer)

26 de Febrero de 1939

El día se presentaba entre los festejos de la gente, miles de madrileños vestido como las milicias republicanas con la estrella roja en la solapa del abrigo o en el gorro, o incluso los militares luciendo sus mejores galas se habían lanzado a la Puerta del Sol, en esa plaza, en mal estado debido a los bombardeos que habían cesado hacía tan solo unas horas. En la plaza la gente se abrazaba y coreaba el nombre de su nación, un joven que no aparentaría mas de veinticuatro años, de tez canela algo demacrada, cabellos castaños revueltos y ojos verdes esmeralda que desde el balcón del edificio del reloj sonreía a la multitud. Tras él se encontraban dos de sus mas fieles hombres, el general Miaja y el coronel Vicente Rojo, ambos sonrientes, pues esa alegría que sentían eran incapaces de ocultarla, mientras vigilaban que el joven no se precipitase balcón abajo.

Antonio Fernández Carriedo, la nación de España, se encontraba radiante mientras saludaba a la multitud allí congregada, hacía mucho tiempo que no veía a la Puerta del Sol tan llena, no desde aquel 14 de abril en el que se proclamo como una república tras la marcha de Alfonso XIII, aún así no pudo evitar sentir un poco de pena por los que no acudían a la celebración , aunque le doliese, también eran parte del él, eran su gente.

-¡Españoles!-gritó mientras el silencio se hacia en las calles, todos escuchaban a su amada nación, aquella por la que muchos habían dado su vida y por la que habían luchado hasta el último estertor-¡Me complace anunciaros que los sublevados han capitulado!-la gente contuvo un grito de felicidad-¡ La guerra ha terminado!

Los griteríos no se hicieron esperar, todos habían sufrido mucho en esa guerra civil que había durado tres años, habían tenido que luchar contra sus familiares y amigos solo por sus ideales, llegando incluso a matarlos de un tiro en cierto momento, eso siempre permanecería en sus conciencias, era una de las inevitables cargas que conllevaba la victoria. Habían visto sus ciudades siendo arrasadas por las metrallas y las bombas, miles de casas habían caído enterrando entre los escombros a las familias que no habían tenido tiempo de huir, pero todo había merecido la pena, la república por la que tanto habían rogado seguía en funcionamiento.

-¡Viva la República Española!-gritaban-¡Viva el señor Antonio!

Todo era jolgorio entre los vencedores y eso era algo que Antonio disfrutaba, en cierto momento una canción comenzó a sonar, Antonio no pudo evitar a casi ponerse a llorar, el himno de la República estaba siendo silbado por aquellos congregados.

-libertad libertad libertad-dijeron en cierto momento mientras lazaban los puños.

Lo estaba disfrutando, lo disfrutaba mucho, el ver a su gente feliz le hacía ser la persona mas alegre del universo, el gobierno que su gente había elegido bajo el liderazgo de Manuel Azaña seguía funcionando. Una mano enguantada se posó en su hombro, se giró y sus ojos verdes brillaron al encontrarse los ojos violetas de la nación que también se había coronado vencedora al ser la única que acudió a su ayuda en un primer momento y que había intercedido por él ante la SDN para que le ayudasen a frenar a los sublevados, ante él mirándole con una sonrisa tan tierna como aterradora se encontraba Iván Braginski, más conocido como Rusia, el país que dirigía la URSS.

-Tenemos que hablar- le dijo el ruso al oído

Antonio asintió y acompaño al ruso al interior del edificio, donde el ministro ruso esperaba sentado en una mesa ante el presidente de la república española Manuel Azaña y junto a dos traductores, Miaja y Rojo entraron también, pero a diferencia de amabas naciones ellos no se sentaron, se quedaron cada uno al lado de la puerta por la que se salía al balcón que ahora estaba cerrada, para que los griteríos no perturbasen la reunión.

-Bien, ahora que ya estamos todos y que esta guerra ha acabado, mi jefe, el camarada Stalin quiere dejar los beneficios que la Unión Soviética recibirá de ustedes-comenzó el ministro ruso, Miaja asintió y el humano eslavo comenzó a hablar- el primer punto es que no se les será devuelto todo el oro de las arcas españolas, nosotros nos quedaremos una parte en pago a la ayuda ofrecida- Antonio asintió, eso se lo esperaba, ellos habían comprado armas a la unión soviética, pero aún así había lago que no le gustaba, tenía la sensación de que le iban a pedir algo y que no se podría negar.- además pedimos que todas las armas que no fueron compradas y o que no fueron dadas por los franceses se nos sean devueltas- Antonio escucho farfullar a ambos militares, a él tampoco le hacía mucha gracia entregar las armas, los fascistas podrían volver a atacar y no se podían gastar más dinero en armamento, la mayoría de lo que les devolviesen iría a parar a la reconstrucción de las ciudades.

Siguieron hablando durante una hora, hora en la que Rusia no hacía mas que mirar a la nación española que se sentía un tanto incomodo, Iván le estaba comiendo con la mirada.

-Bueno, pues si esas son todas sus condiciones que sepan que aceptamos-dijo el viejo Azaña- y ahora si nos disculpan tenemos un país que gobernar.

Azaña y Antonio se levantaron listos para irse, tenían muchas cosas que hacer.

-No tan rápido-dijo esta vez el de ojos violeta- aún no hemos terminado- los cuatro españoles se miraron, ¿Cómo que no habían terminado?, ¿Qué más podían querer?.

-Ustedes diran, pero permítanme decirles que se están pasando en sus recompensas-dijo educado Miaja volviéndose a sentar junto a Antonio.

-Bien, al haberles ayudado tanto, mi jefe Stalin me urge a pedirles una última cosa, no se preocupen, no se trata de armas ni de dinero- los ojos oscuros del ministro ruso se calvaron en Antonio- lo que queremos es que España forme parte de la unión soviética.

El silencio se instauró en la sala, ninguno decía nada, el de ojos verdes miró al país eslavo que le miraba serio, no era una broma, le quería dentro de la URSS.

-si no aceptan les invadiremos-dijo Rusia ampliando sus sonrisa- y se de sobra que Ispaniya no podrá aguantar una guerra más

España miró a sus diligentes, sabia que eso podía pasar, pero creyó que no pasaría, Rusia había jurado a la SDN que no le convertiría en un país comunista, si entraba en la URSS estaría faltando a su promesa ante las otras naciones, pero ya sabía que la tinta de los pactos se borra y a las palabras se las lleva el viento. La cabeza del país hispano se giró hacia el balcón, su gente seguía fuera celebrando, no quería que aquella alegría se disipase, no quería otra guerra y menos contra Rusia.

-¿Tendre que aprender ruso?-preguntó

-Da, es una de las condiciones que tienen que seguir los países de la URSS-dijo el eslavo.

-¿Seremos iguales que los demás países que conforman la URSS?-volvió a preguntar

-Da

Antonio no apartaba la mirada de la ventana mientras preguntaba, no le hacía ninguna gracia ser parte de la URSS, él era un país independiente, que había luchado por su independencia con valor.

-Puedo proponer algo- preguntó Azaña haciendo que todos le mirasen- se me ocurre que, debido a que España es un país que esta muy lejos de su núcleo comunista, pues ustedes viven en el otro lado de Europa, se convierta en un país comunista, pero que no forme parte de la unión soviética- tomo aire- a ver si me explico, ustedes juraron a la Sociedad de Naciones que no nos convertirían en un país comunista, si incumplen esto, su reputación, ya de por si mala en el resto de países no hará más que empeorar-ambos eslavos se miraron, la verdad es que aquel anciano tenía razón- lo que propongo es que España se convierta poco a poco en un país comunista, ustedes saben que el comunismo aquí es una minoría muy pequeña, mientras eso sucede la URSS puede vigilar que así sea.

-Nyet-negó el ruso- Ispaniya tiene que ser completamente mío.

Antonio miró por primera vez en mucho rato a los ostros tres españoles que miraban a l ruso con odio mal disimulado, ¿se acababan de librar de una dictadura fascista para caer en una comunista, aun cuando ese grupo político era muy minoritario?.

-Seré tuyo-dijo seriamente, Miaja, Rojo y Azaña fueron a protestar, pero un gesto del hispano les detuvo- pero solo lo seré si soy un estado independiente pero bajo tu protección, nada más, mi lengua seguirá siendo el castellano y yo decido mi propio destino.-le miró seriamente, sin dar lugar a negativas.

-¿vendrás conmigo a Rusia?-preguntó el eslavo, no quería renunciar a España, era un país muy bien posicionado para extender el comunismo, la puerta del mundo que se le llamaba, además su jefe le había dicho que tenían que vigilar a Antonio y a su gente, era bien sabido que el pueblo español era luchador hasta más no poder, que darían la vida por una causa que creían verdadera y sobretodo si esa causa era su país, ¿qué mejor manera de mantenerlos controlados que llevarse al hispano con él? Además, quien sabe, quizás podría aprovechar para hacer algo que quería hacer desde que vio por primera vez esos ojos verdes.

-Está bien-dijo sin muchos ánimos haciendo que el eslavo sonriera feliz.

Bien hasta aquí el primer capitulo de este fic

Aquí las aclaraciones.

La estrella roja que llevan prendida era una estrella que llevaban los pertenecientes al ejercito popular, conocido como las milicias republicanas.

Vicente Rojo Lluch: (n. Fuente la Higuera, Valencia, 8 de octubre de 1894 - f. Madrid, 14 de octubre de 1966) fue un militar español jefe del Estado Mayor del Ejército republicano durante la Guerra Civil Española. Es conocido por su participación al frente de las fuerzas del bando republicano durante la Guerra Civil Española en la defensa de Madrid, así como en la planificación operativa de la Batalla del Ebro,

José Miaja Menant (Oviedo, 20 de abril de 1878 - México D.F., 14 de enero de 1958) fue un militar español. Fue una de las personas clave (general en jefe de la Junta de Defensa) en la defensa de Madrid entre noviembre y diciembre de 1936, durante la Guerra Civil Española.

Manuel Azaña Díaz[1] (Alcalá de Henares, 10 de enero de 1880 - Montauban, Francia, 3 de noviembre de 1940) fue un político y escritor español que desempeñó los cargos de Presidente del Gobierno de España (1931-1933, 1936) y Presidente de la Segunda República Española (1936-1939). Me ha parecido correcto poner a este hombre como presidente de España ya que su gobierno duro hasta febrero del 39.

La mala fama a la que hago referencia que tenía la URSS viene dada por el pánico rojo que se extendió por todo el mundo tras la revolución rusa. Tras este echo que implantó el comunismo en Rusia, muchos países democráticos tuvieron miedo de que la idea comunista se extendiera y llegase hasta ellos. Este pánico rojo influiría en la decisión del pacto de no intervención que sucedió en realidad, ya que los países democráticos tomaron lo que ellos consideraban la opción del mal menor que era el fascismo, puesto que la posición de España es idílica para extender una idea o comenzar una invasión, puesto que por norte y este entras en Europa, por el oeste llegas a América y por el sur a África.

Las normas a las que se refieren en la historia son una serie de dogmas dadas a los pasises que conformaban la unión soviética, como por ejemplo que debían saber ruso, o que cada país tenia cierta libertad económica, y digo cierta, pues en realidad estaba controlada por Rusia que era el eje central de la URSS.

Es también un hecho que en España había más socialistas, republicanos y anarquistas que comunistas.

Espero que les haya gustado, nos vemos en el próximo capitulo