Nota de Autor: De antemano quiero agradecer a todos aquellos usuarios que se tomen el tiempo de leer esta historia, y pedir disculpas por las faltas ortográficas y de redacción que pude haber cometido en este o en cualquier otro capítulo. A continuación daré un breve resumen de acontecimientos que preceden a la historia:

Hillary era una chica de 15 años común y corriente del Japón, particularmente sentimental y ligeramente introvertida, a quien le disgustaba que la gente se entrometiera en su vida privada. Tenía un novio a quien quería bastante, pero su verdadero amor le pertenecía a otro chico llamado Sora. Esto sólo lo sabían ella y su mejor amiga Umeko, hasta el día en que esta última decide revelar el secreto a todos los alumnos del colegio. No obstante, Umeko decidió añadir unos cuantos detalles a la información que hicieron que Hillary quedara ante todos como una prostituta. Esto trajo como consecuencia que perdiera muchísimas amistades, que su novio Ryo pusiera fin a su relación de seis meses, y que Sora se alejara por completo de ella. Fue entonces cuando Hillary decidió refugiarse en los libros y dejar a un lado su amistad con Umeko.

Recibo con mucho gusto cualquier crítica constructiva y sin más que agregar, espero que mi historia sea de su gusto.


AMARGA VENGANZA

CAPÍTULO I: Death Note

Hillary.

Era una tarde tormentosa, el rumor de los relámpagos aturdía mis oídos y desde la ventana del salón de clases podían divisarse nubes de un color grisáceo muy cercano al negro; la temperatura era baja, estaba lloviendo afuera y había olvidado mi impermeable en casa. Sonó el timbre de salida e inmediatamente todos salieron afuera con sus morrales e impermeables, menos yo, pues tomé el camino del corredor que llevaba a la biblioteca para pasarme por ahí a leer un libro hasta que la tormenta se aplacara. Bien podría haber tomado un autobús a casa, o pedir un Taxi, pero sencillamente no tenía ánimos de salir en ese momento.

Al entrar a la biblioteca saludé a la señorita Yoko, la bibliotecaria, quien como de costumbre me recibe con una sonrisa para luego continuar leyendo sus revistas, a veces de cocina, a veces de decoración, y raras veces de pasatiempos; hoy, leía una revista de decoración. Me adentré en la inmensa y algo polvorienta habitación que alberga libros de todo tipo, ordenados por categorías en cada pasillo en los cuales pueden ser encontrados estantes con los materiales de lectura en orden alfabético todos los días del año; de hecho, aunque algún despreocupado o travieso cambiara cualquier libro de su sitio, al otro día como por arte de magia podía encontrarse el mismo libro justo donde debería estar.

El ambiente exterior me influyó a querer leer algo distinto esa tarde, algo profundo, que me deje reflexionando o pensando acerca del tema un buen rato, y que me aleje de la realidad tanto como sea posible. Entonces me dirigí al pasillo de la categoría sobrenatural y mitológica, miré a cada lado y me gustó encontrarme con una variedad propia de una dedicada colección. Me adentré en los estantes, mirando de izquierda a derecha los libros: La mitad (estante izquierdo) estaba llena de historias ficticias y especulaciones, la otra (estante derecho) tenía investigaciones hechas por hombres y mujeres con sed de información, creyentes en cosas como "El más allá" y en la comunicación con los espíritus; algunos los había leído, otros no… De repente mi zapato patea lo que parece ser un cuaderno negro, el cual capta mi atención al ponerse en mi campo visual. Me agacho para verlo detenidamente: Tiene unas letras blancas que parecen haber sido talladas con una navaja sobre la solapa, dice "DEATH NOTE" en la parte centro-superior de la cubierta. Tomo el libro y lo volteo para ojear la contracubierta, y dice "REGLAS DE USO" con el mismo estilo de las letras que las de la portada, como es de esperarse, seguido de una serie de reglas enumeradas.

Cuando estoy a punto de leerlas soy interrumpida por una voz femenina:

-¡Ah! ¡Lo has encontrado!

-¿Qué? -levanto la mirada, es una criatura extraña, un demonio tal vez, con muchas curvas y rasgos propios de una mujer; su piel es entre púrpura y gris, y sus ojos son idénticos a los de una serpiente; tiene forma humanoide, posee unas alas de ángel de color oscuro-.

-¡Mi Death Note! ¡La has encontrado! Pero como la tienes en las manos, ahora te pertenece.

-¿De qué hablas? -me levanto y retrocedo varios pasos- ¡¿Qué eres?! ¡¿Qué haces aquí?!

-¡¿Qué te ocurre Hillary?! -Exclama Yoko desde atrás-.

-¡¿No ves esta criatura?! -Apunto al demonio-.

-¿Estás loca? ¡Guarda silencio de una buena vez! Me has dado un susto horrible.

Dicho esto, la señorita Yoko, de mediana estatura y con un cabello castaño oscuro que poco a poco se va convirtiendo en gris, se aleja del lugar notablemente molesta, pero sin romper mucho el silencio, que luego vuelve a envolver el lugar en su totalidad. Miro a la criatura, la cual no aparta su vista de mí, y que luego dibuja una sonrisa aterradora y al mismo tiempo traviesa en el rostro.

-No voy a hacerte daño, eso sería descortés de mi parte -afirma- Permíteme presentarme -coloca una mano en su pecho- mi nombre es Remi, ¿cuál es el tuyo?

-Mi nombre es Hillary -digo, notablemente insegura, apunto de huir del sitio- ¿Qué eres?

-Soy una Shinigami, y tú una humana, he dejado caer mi Death Note en tu mundo porque me sentía de lo más aburrida en el mundo Shinigami.

-¿Shinigami? ¿Eres una Diosa de la muerte? -« ¿En qué lío me he metido?» pienso-.

-Correcto -afirma, sonriendo-, veo que conoces acerca de nosotros, ¿cierto?

-Uno que otro rumor, solía creer que eran un mito.

-Pues no, no lo somos, y heme aquí para probártelo. En fin, debo aclararte que sólo tú puedes verme y oírme, pues posees el Death Note. Ahora -señala el cuaderno-, ¿prefieres que te hable las reglas de uso o quieres leerlas tú misma?

-¿Por qué debería? ¡Jamás acepté ser dueña de este cuaderno que llamas "Death Note"! Sólo lo tomé porque lo he pateado y me llamó la atención, y luego lo iba a poner en su sitio, es todo.

-Pues debes saber que al tomarlo te conviertes en la dueña -me apunta con su dedo-, y por tanto, "su sitio" -apunta a mi pantalón-, es tu bolsillo, amiguita mía -ríe-.

Miro el cuaderno que se llama Death Note, luego miro a Remi:

-No lo quiero y no lo necesito, puedo comprarme un cuaderno mucho más bonito que este en una tienda cualquiera.

-Cierto, pero apuesto a que ninguno de esos podrá tener un efecto como el de la Death Note -dice, con una misteriosa sonrisa en su cara-.

-¿Por qué se llama así?

-Me alegra que lo preguntes. Es porque el nombre de la persona que escribas en este cuaderno, morirá. Siempre y cuando cumplas con las condiciones debidas, las cuales me tomé la libertad de escribir al reverso del libro.

-Suena interesante -«algo tentador… »- pero no estoy interesada en matar gente.

-No sólo los matas, controlas la forma en cómo mueren, hasta el más mínimo detalle, e incluso puedes controlar sus vidas antes de hacer que mueran.

-…No es cierto, ¿o sí?

-Si fuera una broma no habría aparecido cuando tomaste en tus manos mi Death Note, que ahora es tuya.

-Te he dicho que no la quiero, gracias -le ofrezco el cuaderno-.

-¡Oh Vamos! ¡Quédatelo! Es como dicen..."Una oferta que no puedes rechazar".

-¿No hay ningún tipo de efecto secundario?

-Culpa, esto en ocasiones suele generar culpa en los humanos. Y otro detalle es que, cuando comiences a usarlo, no podrás ir al cielo o al infierno cuando mueras. No a menos de que tu causa de muerte haya sido determinada por otra persona con un Death Note. ¡Ah! Recomiendo que no dejes que nadie toque tu Death Note, pues si eso ocurre esa persona podrá verme y oírme, y no quieres que eso ocurra.

-Es en serio Remi, no quiero matar a nadie usando este extraño objeto sobrenatural.

-¡Oh Vamos! ¡Ochocientos de los mil Humanos que han tenido la oportunidad de usar una Death Note han aceptado la oferta!

-¿Hablas en serio? ¿Mil han tenido la oportunidad y ochocientos la han aceptado? Eso no tiene lógica, pues si alguien hubiera querido asesinar a toda la humanidad, ya habría ocurrido.

-No es posible hacer eso con la Death Note, o al menos, es demasiado difícil y podría darse solamente en un caso muy extremo, como la Peste Negra...

-¿Qué tiene que ver la Peste Negra?

-Los Shinigamis somos más antiguos que ustedes los humanos, y esto obviamente no lo saben ustedes, pero la Peste Negra fue causada por un humano con una Death Note, sin embargo, el efecto se salió de control y las personas comenzaron a infectarse y el ambiente a contaminarse. Al final, el humano que causó la Peste murió por los efectos del mismo virus, es gracioso -ríe-.

-Eso es...extraño. Y, si asesino a alguien, ¿nadie sabrá que fui yo?

-Técnicamente no eres la asesina, sencillamente puedes hacer que un tercero mate a tu persona objetivo, y la culpa y el peso de las leyes humanas caerían sobre el tercero, y tú no serías siquiera sospechosa. Aunque claro, eso depende de la persona que quieras matar.

-Es algo muy...peculiar...

-Me alegro de ver que al menos te interesa saber sobre el tema -sonríe, levantando una ceja-.

-¡Hey! ¡Hillary! -Susurra audiblemente Yoko, a lo lejos- ¡Ya es hora de que vayas a casa! ¡El colegio está por cerrar!

-¡Vale! -respondo en el mismo tono de voz mientras comienzo a caminar en la misma dirección por donde vine, y soy seguida por Remi-.

Saludo a la señorita Yoko, quien ya no está enfadada y me devuelve el saludo antes de tomar las llaves de la biblioteca para salir después de mí y cerrar. Continúo mi camino, abro la puerta de salida del colegio y puedo contemplar que ya falta muy poco para la noche y que aún el cielo está nublado, pero que ya no truena ni llueve, así que tomo el camino a casa, todo en compañía de la Shinigami.

-¿Por qué me sigues? -pregunto-.

-Porque tienes la Death Note, porque es tuya, pero sigue siendo mía.

-¿A qué te refieres?

-La Death Note es mía, pero tú puedes usarla para matar a quien quieras, de esa forma absorbo el tiempo de vida de la persona a la que mataste y lo añado al mío.

-¿Tiempo de vida?

-Los Shinigamis tenemos la capacidad de ver el tiempo de vida restante de un ser vivo cualquiera con sólo verlo. Eso significa que sé exactamente cuándo morirás, o deberías morir naturalmente. Sin embargo, si mueres antes es por causa de una Death Note, y tu tiempo de vida será añadido al del suertudo Shinigami dueño del libro que usaron para matarte.

-Con que absorben vida cuando alguien usa esto... Entonces, ¿vas a usarme solamente para tener más años de vida?

-Es taaaaaan feo cuando lo pones de esa manera -dice, con cara y rostros entristecidos-, pero supongo que sí es así -cambia inmediatamente las facciones de su rostro, se dibuja su típica sonrisa misteriosa, y luego ríe-.

-Eso es tétrico...

-Sí, pero debes admitir que tétrico o no, vale la pena acabar con las personas que no sirven para nada en tu vida.

-Aún tengo que digerir todo esto, ¿vale? Así que mejor no hablemos del tema por ahora.


Al llegar a casa, luego de una cena común y corriente con mis padres (sólo con la diferencia de la compañía de un demonio que ellos no pueden ver), subí las escaleras y entré a mi cuarto, puse mi bolso y mi morral en la mesita de noche, junto a la Death Note. La habitación está fría, no tengo ánimos de ver qué hay en televisión, así que luego de poner la alarma, me arropo con la cobija hasta la cintura y cierro los ojos. Cuando estoy a punto de dormirme Remi me desea las buenas noches, cosa que me incomoda, abro un ojo y le dedico el mismo deseo, luego lo vuelvo a cerrar y quedo profundamente dormida.