ADVERTENCIA: TORTURA DE HARRY A MANOS DE UN PSICÓPATA. QUIENES NO QUIERAN LEERLO QUE NO SIGAN.ANGST/LEMON/SD
Oscuridad.
Sangre.
Dolor.
Eso era todo lo que el hombre conocía. Quizá por eso no le habían afectado esos seres horribles... quizá...no le habían afectado tanto como a los demás...
El dementor paró de absorber recuerdos felices. Ya no encontraba ninguno. Observó al patético ser que estaba a sus pies, balanceándose hacia delante y atrás. Ni siquiera merecía que le diera el Beso.
Estaba loco.
Loco le habían vuelto en esa prisión.
Azkabán.
Con sólo oír su nombre los magos temblaban...y los que ya habían estado allí...mejor no pensar.
El dementor salió de la sala dejando a la criatura rubia sentada en el suelo. Sus ojos azules fijos en un punto distante de la pared.
A lo lejos se oían alaridos de terror de sus compañeros, los otros mortífagos.
Entonces paró de mecerse y sonrió. Sus carcajadas sonaron más terroríficas que los alaridos de los otros seguidores de Voldemort. Y los gritos cesaron.
Temían la locura del rubio más que a los propios dementores.
-Aquí está.
Voces. Voces humanas. ¿Alucinaciones? No. Habían hablado.
-Como ve, está en un estado de locura total. No reo que les sirva de mucho. Tal vez alguno de los otros...aunque tienen tanto miedo que tampoco podrían hablar. Malfoy es el único que no teme ya a los dementores. Se dedica a reírse todo el tiempo o a mirar la pared...
-Tiene que ser él.
Esa voz. Draco paró se reír. Escuchó, atento.
-Pero...está loco. No podrá decir nada coherente. Ninguno de los que están aquí puede ya. Para eso se hizo esta prisión. Ellos...por Merlín. Está escuchando...
Silencio.
-Abra la puerta.
-Pero...
-He dicho que la abra. Como usted mismo ha afirmado, ninguno de ellos representa ya peligro alguno¿no?
La puerta chirrió.
Sonidos de pies entrando en su celda. Caras que se agachan para verle. Draco sonrió de nuevo. Con esa sonrisa fruto de la más absoluta pérdida de cordura.
-¿Malfoy?
La sonrisa no se alteró. Las caras le miraron una a una. No reconocía a ninguno.
Entonces, desde las sombras entró una figura.
La sonrisa se borró.
Con una rapidez que nadie esperaba, el rubio se levantó de donde estaba y se lanzó a por el hombre que acababa de entrar.
-¡¡¡POTTER!!!
Pero antes de llegar a su destino, un hechizo aturdidor le golpeó de lleno.
El rubio yacía en el suelo de la fría prisión.
-Por Merlín, esto es increíble...aun le quedan fuerzas...
-Cogedle. Nos lo llevamos.
-¿Qué? Pero, señor Potter...después de lo que...
-Le necesitamos para que nos diga el paradero de Voldemort.
El mago se estremeció. Pero Harry no se inmutó y observó sin añadir nada más cómo levantaban al rubio del suelo y lo sacaban fuera de la prisión. Era extraño. No había reconocido a Ron ni a ninguno de los antiguos Gryffindor...pero sí a él. Esa mirada de odio que le había lanzado cuando le miró...
Ya daba igual. Estaba loco. Había perdido todo su orgullo cuando derrotaron a los suyos y a él mismo, así que, seguramente lo único que lo mantenía en pie era su odio.
Harry echó un último vistazo a la celda vacía y siguió a sus compañeros.
Draco se encontraba en una habitación.
Era una habitación grande. Tenía unas paredes grandes. Y un techo alto. Y una mesa, en la que se encontraba él, también grande. Pero sólo había dos sillas.
Uno a uno, los aurores y magos fueron entrando y haciéndole preguntas. ¿Sabes quién eres¿Dónde está Quien Tú Sabes¿Qué es lo último que recuerdas?
Preguntas estúpidas.
Respuestas estúpidas.
Draco se carcajeaba con su risa mortal cada vez que le preguntaban algo de eso. Y sus interlocutores se echaban hacia atrás, con miedo.
¿Por qué tienen miedo? Es divertido. Temen mi risa. ...
Y se reía. Se reía siempre.
Al cabo de cinco horas, los aurores estaban desesperados.
-No sabe nada, Harry. Incluso Moody lo ha intentado...no parece ni que se acuerde de él...y eso que le ha amenazado con volver a convertirlo en hurón...como en Hogwarts...
-¿Y qué ha hecho?
-Se ha reído más y se ha caído al suelo, llorando de risa.
Harry frunció el ceño. Si Malfoy no respondía a nada, tendría que pasar él. Pero entonces se le echaría otra vez encima...
-Harry, déjame a mí.
-Hermione...no sé si te reconocerá. A lo mejor también se te lanza encima...
-Algo hay que intentar¿no?
Y se metió en la sala con Draco. Este seguía sentado en la silla, los brazos apoyados en la mesa, las manos unidas. Y su sonrisa en la cara.
Hermione se sentó y esperó.
No dijo nada.
Draco tampoco.
Después de unos segundos la sonrisa del rubio se ensanchó. Giró su cabeza y miró a la mujer que estaba a su lado.
Hermione estaba conteniendo la respiración. Draco Malfoy enfocaba sus ojos hacia ella. Seguro. La había reconocido...en medio de toda esa locura. La pregunta era si se comportaría con ella igual que con Harry...
Draco se acercó.
Hermione abrió los ojos.
Draco se acercó más.
Estaba a tan solo unos centímetros de su cara, mirándola fijamente, con su falsa sonrisa.
Hermione presionó su varita contra la nuez de Draco.
-No te acerques más, Malfoy. Tan solo dime lo que quiero saber.
Draco ensanchó aun más, si cabe, su sonrisa.
Y la besó.
Lo que sucedió después fue muy rápido.
Al final Draco se encontraba en la pared, derrumbado, con un dolor muy fuerte en el pecho, producto de un expelliarmus. Pero no estaba dolido, ni furioso.
Hermione se levantó furiosa de la silla e insultó a la criatura que se carcajeaba de nuevo en el suelo. No la había reconocido...simplemente sus instintos despreciativos Malfoy le habían guiado. Meneó la cabeza con disgusto y se dirigió a la puerta.
-Granger.
Hermione se giró lentamente.
Malfoy le miraba sonriente.
Hermione se le acercó de nuevo.
-Así que sí que me recuerdas...Malfoy.
-Sí, Granger. No suelo olvidar a las sangresucia como tú.
Hermione apretó los puños.
-¿Sabes dónde está?
Mirada fría.
-¿Quién?
Sin dejar de sonreír.
-ÉL
-Mi Señor...sí, lo sé...pero tú no.
-...dímelo.
-...
-Draco Malfoy, dime dónde se esconde el Señor Tenebroso.
-... Granger...
-¿Qué?
-¿Esa comadreja ya te ha jodido?
Entonces recuerda algo...
-Si. Ese...maldito bastardo...Harry, yo creo que nos recuerda a todos, simplemente finge no saber nada. Aunque loco está, seguro...Los dementores le han hecho tanto daño que ya no siente dolor...es como...como un niño que juega...
-Un niño psicópata.
-Harry, no puedo hablar otra vez con él. Lo siento...yo...
-No importa, Herm, lo entiendo, gracias. Y no te preocupes, se lo merecía...si tú no le hubieses hecho el Crucio...seguramente se lo habría hecho Ron...o yo mismo...
-Pero...yo tenía que haberme calmado, no debía haberle seguido el juego...Merlín... ¿y un Veritaserum?
-Probaremos. Pero no se si resultará.
Draco se tomó la poción sin rechistar.
Los aurores le rodeaban de nuevo. Hermione y Ron entre ellos.
-Malfoy. ¿Sabes dónde está el señor tenebroso?
-Sí.
Draco sonreía.
-Entonces, dinos dónde está.
-Um...no puedo decirlo...
Sonrisa más ancha.
-¿Por qué?
-No lo sé exactamente...uaaaaaaa...pero sí te lo puedo mostrar... ¿quieres?
Los ojos azules abiertos de par en par, sus dientes blancos apretados.
Ron y Hermione se miraron preocupados.
El auror continuó.
-...está bien, muéstranoslo.
Draco asintió y rápidamente se puso de pie, se bajó los pantalones y se sacó el pene, sacudiéndolo ante todos, los boquiabiertos.
-¡Aquí, aquí, está aquí! - carcajadas trastornadas- ¡Aquí tenéis a mi amo y señor¡Tocadle si podéis¡Nunca podréis quitármelo¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJA!!!
Todos los presentes estaban en silencio. La sorpresa inicial había pasado a enfado y odio contra esa criatura pervertida, que ahora se paseaba sobre la mesa, moviendo las caderas y tocándose sus partes delante de sus narices.
Ron estaba rojo, de vergüenza y furia y miraba a Malfoy de forma asesina.
Hermione tenía una mano cubriéndole la cara, desesperada. Con un suspiro apuntó al rubio y le aturdió de nuevo.
-Es como el diablo...igual que el mismísimo Satanás...
-¿Qué murmuras Harry?
-¿Mmmh? Nada...
Harry lo había estado viendo todo en una bola de cristal. Draco estaba loco, completamente. Sólo alguien a quien se le había ido la olla del todo haría algo así, siendo un mortífago y en presencia de aurores.
-Decía que si mis tíos lo vieran, seguramente dirían que es el diablo...
-Harry, si tus tíos vieran a Malfoy, sería lo último que verían...
-...si, tal vez. No se a quién soportar menos... ¿sabes la última? Quieren echarme de casa. Dicen que me busque una yo solito, que me van a denunciar a la policía porque los he estado explotando y amenazando...que estoy como una chota, vamos...y eso que no han visto a Malfoy...
Diggory se rió. Si. Desde luego esos muggles eran unos indeseables. Si se encontraban con Malfoy algún día...desearían no haber hecho sufrir a Harry...
-Por cierto¿dónde está ahora?
-Se lo han llevado a la enfermería. Aunque yo lo veo un gasto innecesario.
Harry no respondió.
Los aurores estaban furiosos.
En el mundo hay buenos y malos. Es como una balanza, un equilibrio constante y siempre hay más malos que buenos. Los buenos son los que hacen el bien, los que defienden, los que luchan contra los malos. Y los malos son lo contrario. Hacen sufrir a los demás, hieren y matan a los indefensos, los torturan, les hacen daño...
Pero hay un momento en el que, cuando en el mundo hay más buenos que malos, los buenos se creen superiores y poco a poco, sin saberlo, se van haciendo malos. Pero esto al principio no se nota. Es después de un tiempo cuando ya se ve en qué se han convertido y en lo que son. Y entonces vuelve a haber equilibrio, porque ya hay más malos.
En este momento algunos aurores se estaban volviendo malos.
Draco estaba solo en la enfermería.
¿Cómo se atrevía un simple y repugnante mortífago a burlarse de ellos? Se creía seguro, siendo quien era. Después de todos estos años aun se creía el príncipe de Slytherin...le iban a dar una lección a ese príncipe. Y les iba a decir el paradero de Voldemort, por las malas.
¿Qué ocurre cuando doce magos con varita atacan a uno solo e indefenso?
Que el equilibrio del mundo poco a poco vuelve a ser estable.
Dolor.
Sangre.
Oscuridad.
De nuevo.
Draco no oía ya. El dolor no le dejaba. Tampoco veía. Ni sentía. Simplemente sabía que le estaban haciendo algo malo. Alcanzaba a entreverlos, todos con sus varitas en alto, vengándose.
Draco sonrió con la mandíbula sangrando. Después de todo, de eso se trataba...¿por qué fingían? El rubio sabía mejor que nadie de qué estaban hechos esos hombres. Sabía lo que hacía falta para ser auror...curiosamente lo mismo que para ser mortífago.
Su sonrisa le valió un nuevo Cruciatus.
Harry estaba furioso. Eran estúpidos. Completamente estúpidos. ¿Por qué habían hecho eso? Malfoy era el único que podía ayudarles, se lo había repetido una y otra vez. No. Los muy idiotas no habían podido reprimirse. Muy bien, pues como castigo estaban recluidos en Azkabán, a pesar de sus protestas y las de otros miembros, que no veían qué mal hacían en hacerle eso a un mortífago.
La cuestión no es que sea un mortífago- había dicho Harry- Es el acto en sí lo que cuenta.
Y era verdad. El odio y la venganza no llevaban a nada. Si seguían vengándose de todo lo que les habían hecho, estarían toda la vida matándose los unos a los otros. Eso no debía ser así.
Debían coger a Voldemort. Nada más. Y destruirle. ¿Acaso era tan difícil de entender?
Hermione estaba junto a Draco en otra cama de la enfermería, más grande. Y el rubio estaba recostado, vendado por todas las heridas que había recibido. Y la miraba.
-Eres imbécil. ¿Lo sabes? Seguro que si...o tal vez no...Merlín, Malfoy, estás loco...pero ellos lo están más. Deberían comportarse como aurores...no como, como ...
-Mortífagos, Granger...mortífagos...
Draco volvía a sonreír...aunque le debía de doler mucho.
Hermione lo miró enfadada. Tampoco era que sintiera que le hubiesen linchado. Ella, al igual que Harry, reprobaba el acto en sí.
-Cállate Malfoy. O las heridas se te abrirán.
-Ohhhhhh...¿preocupada Granger? Jijiji...qué estúpida eres...
-Para ya, Malfoy, deja de provocar a la gente. Me insultas por puro instinto, en realidad no sabes qué decir...estás loco.
-Ya. Instinto...locura...van unidos. Tú estás loca. Tú y todos los demás. Los que os creéis que sois buenos...
Draco intentó reír, pero con las costillas rotas no le salió muy bien.
-¿Por qué dices eso? No es que nos creamos los buenos, Malfoy. Es que alguien debe luchar contra los tipejos como vosotros. Si no fuera por nosotros¿quién defendería a los débiles y a los inocentes? Los mataríais a todos...
Draco la miró con sorpresa y luego se empezó a reír a carcajadas, ya sin importarle el dolor ni la sangre. Hermione se levantó preocupada.
-Los salvadores...del mundo mágico...vaaaaaaaaaaayaaaaaa...conque débiles e inocentes...dime Granger¿acaso no era yo débil hace un rato¿Y qué han hecho tus salvadores, eh?
-...los provocaste, Malfoy.
-Estúpida. Aunque no hubiese hecho nada, habrían encontrado cualquier excusa para hacerlo...
-Te equivocas. Ellos no son como tú...
Pero ya no estaba tan segura.
-Ja. Ni siquiera te lo crees. Ya has visto lo que me han hecho...pero no los culpo. En el fondo somos iguales. Los mortífagos y los aurores.
-Desvarías.
-No. Al fin y al cabo ambos luchamos contra los otros por unos ideales. Los dos grupos sabemos matar y aunque no quieras creerlo, os gusta. Por lo menos nosotros no lo negamos.
-Vosotros sois asesinos, Malfoy.
-Los aurores también lo son.
-Los aurores matan asesinos.
-¿Y quién les da derecho?
-¡Sois asesinos, Malfoy!¡Psicópatas sin control!
-La gente no nace asesina, Granger. Nos hacen así.
-¿Quién?
-Tú. Ellos.
-¿Yo?¿Ellos? No te entiendo, Malfoy. Tú elegiste ser mortífago.
No podía elegir otra cosa. Era eso o morir por mi propio padre. ¿O crees que él me hubiese dejado pasar a vuestro lado? Ja.
-Tú no hubieses querido pasar a nuestro lado.
-Nadie me dio la oportunidad. Ni a mí, ni a mis compañeros. ¿Ves? Vosotros sois los malos.
-No se de qué estás hablando.
-El sombrero seleccionador Granger
-¿Qué?
-Estúpida, estúpida. ¿Todavía no te enteras? Habéis sido marionetas todo este tiempo, títeres manejados por otros y por el destino...
-No te entiendo...
Hermione estaba confusa. ¿Qué intentaba decirle Draco?
-Ay, Granger. Nunca pensé que sería yo el que te diera la lección. Bien, empecemos- Draco sonreía - Érase una vez, desde tiempos inmemorables, un mundo en el que había bien y mal. Esto se ve en todas las mitologías, Granger. siempre bien y mal. En equilibrio. No puede existir el uno sin el otro. Y ¿por qué? Sencillo. Si el mal desaparece, el bien se convertirá en mal y viceversa.
-Eso no es cierto.
-Oh, si que lo es. Te pongo un ejemplo. Yo. Yo era el mal antes. Ahora los aurores que me han hecho esto son el mal, se han convertido. Porque Voldemort no está. Y sin Voldemort no hay mal. Y entonces los del bien se envalentonan y deciden ser ellos los que manden y hay disputas y...en fin, ya lo verás. Si todos los mortífagos desaparecen, vosotros mismos os dividiréis en enemigos...
Hermione movió los ojos pensativa.
-¿Tendría razón?
-Y además- prosiguió- si nos hubieseis dejado seguir, habría sido al revés. Bueno, si Voldemort venciera, al principio habría mal, pero después, cuando todo estuviese gobernado por él, nadie se pelearía...sería un paraíso ...y al final sería como un rey, como un dios...y daría a sus súbditos todo lo que quisieran...transformándose en el bien...
-Dudo que Voldemort llegara a ser benigno alguna vez. Si fuera como dices, no estaríamos luchando entre nosotros...Dumbledore, Fudge, ayudarían a Voldemort incluso...
-Ay, no entiendes nada, Granger. Dumbledore es un manipulador, él ya lo sabe. Sabe que sin Voldemort y los mortífagos habría problemas mucho mayores...problemas ocultos que no se ven tan claramente. Con nosotros, vosotros os unís y formáis el bien. Y nosotros la otra cara de la moneda. Por eso las casas. Por eso el sombrero seleccionador. No es más que una artimaña para separarnos, para dividirnos y así poder dirigir el odio de todos hacia los Slytherins...y tener un enemigo común. ¿Lo entiendes? Desde que entraste en la escuela te han dado un enemigo al que odiar: Slytherin. Y ¿qué podíamos hacer nosotros con esa fama?¿Qué hacer cuando todos te odian? Odiar, claro. Una vez más sin elección. Ya la habían tomado por nosotros.
-...- Hermione estaba descolocada. Creía lo que le decía Malfoy.- Pero el sombrero lo inventaron los fundadores de Hogwarts.
-Porque estaban cansados de luchar entre ellos, de conspirar en secretos, de las falsas apariencias...así que hicieron un sombrero con un único propósito: separar a buenos y malos. Por supuesto como sabían que iban a salir más buenos, inventaron a Hufflepuff y Ravenclaw. Como neutrales. Pero es tan solo una artimaña, en realidad, también estaban en contra de Salazar y los nuestros. Y él se dio cuenta. Por eso se fue.
Hermione suspiró. Entendía lo que le había dicho Draco, Pero no quería creerlo. En el fondo, siempre lo había sabido. Levantó la vista.
-¿Te he abierto los ojos, Granger?
Hermione no respondió. Estaba extrañada. Le faltaba algo. Se tanteó. Su varita. Miró a Draco. Draco sonreía con el palo de madera en su mano.
-... dámela Draco.
-Yo que tú no me acercaría...todavía sé hacer maldiciones...- se incorporó lentamente. Hermione dio un paso atrás.
-¿Y todo lo que me has dicho¿No decías que no tenías elección? Ahora la tienes. Dame la varita, Malfoy.
-No tengo elección, Granger. Si te la doy, nunca podré salir de aquí...y además, tú me has hecho un Cruciatus...
-Malfoy...maldito seas, te había creído...
-Y haces bien. Todo lo que he dicho es cierto.
El rubio se acercaba amenazante. Hermione se chocó contra la pared.
-Dijiste que no tenías oportunidad...ahora...
-Ahora es demasiado tarde, Granger...
-Pero tú has dicho...
-Que soy de los malos.
Hermione abrió mucho los ojos mientras la varita le apuntaba.
-Desmaius.
