Esto es lo que Sam espera de Dean:
Sam espera de él que se comporte como un capullo integral.
Sam espera de él que sea superficial y que no comprenda muchas cosas, y que a veces no quiera entender. Sam espera de él que no tenga modales, y para él es rutina que Dean ignore sus discursos sobre ética y filosofía y sobre como deben comportarse las personas civilizadas.
Sam espera de él que trate de acostarse con cualquier cosa con tetas y pulso, y Sam espera de él que Dean intente una y otra vez que Sam haga lo mismo.
Sam espera de él que sea el fuerte, que no se muestre vulnerable nunca, jamás. Incluso cuando le pide que le cuente como se siente, Sam espera de su hermano que se resista, que se lo guarde todo.
Sam espera de él que sea su hermano, que le proteja, que no le abandone nunca, pero también espera de él que lo mate si al final todo falla.
Y Dean, que está harto de hacer siempre lo que Sam, su padre y el puto demonio esperan que haga, se aparta de su hermano con la respiración acelerada, las mejillas sonrojadas y los labios amoratados por el beso que acaban de compartir.
- Vaya. Eso sí que no me lo esperaba – admite Sam, perplejo, avergonzado y, si el bulto contra el costado de Dean sirve de indicación, tan excitado como su hermano.
Dean suelta una carcajada y vuelve a besarlo.
FIN
