Bueno, he aquí mi primer fanfic, espero que les guste y si les gustó (o también si tiene alguna crítica constructiva) les ruego me dejéis un comentario. Todo depende de ustedes. Pienso que por si solo es un buen Furt brothers, en mi opinión, pero tenia la idea de una historia Kurtbastian vs Blainchel (ya que no he visto muchas) ¿que dicen?

La vida te prepara para afrontar el fracaso. Y si todo depende de la actitud correcta y un buen juicio; el estado anímico posfracaso surge del recuento de daños. Es decir, de cuánto lo deseabas, la cantidad de tiempo que le invertiste y si, en el peor de los casos, estabas seguro de que no había forma alguna de que las cosas resultasen de otro modo.

Cuando se trata de amor, gran parte de los seres humanos tiene la mala costumbre de soñar despiertos con amores no correspondidos. El grado al que aspiran convertirse "mágicamente" en la fuente de afectos de una persona que nunca ha reparado más de 10 segundos en ellos, explica porque, al final, el rechazo resulta tan devastador.

Cuando Kurt Hummel se "enamoró" de Finn Hudson, sabía que si Dios no escuchó sus oraciones hacia 10 años, cuando su madre aún vivia; pedirle que convirtiera al típico cliché del futbolista estrella/novio de la capitana de las animadoras en gay, sería sin duda una pérdida de tiempo. Eso y que no sabía cuanta influencia podía tener siendo que ahora era ateo. Sin embargo, aceptó, con la frente en alto, que si Hudson no sería el Christian de su Moulin Rouge, no tenía por qué ser el fin del mundo.

Su pequeño flechazo con Sam Evans, resultó ser mas bien un golpe al orgullo. Sobre todo porque ni siquiera había tenido la oportunidad de intentar caer en el amor con él antes de que Finn, quien no parecía haber avanzado mucho desde su conversación con Burt, tuviera esa mini recaida homofóbica. Se sentía aun peor, porque todavía estaba seguro de que había una pequeña raya bicuriosa que sabía que solo él, el maravilloso Kurt Hummel, podría haber despertado.

Kurt sabía que no era como los demás. Que su personalidad chispeante y su aspecto elegante y colorido iba "en contra" de todo lo que significaba ser un "respetable" ciudadano de Ohio. Era consciente de que, por su grácil aspecto, la gente asumía que no sabía cómo cambiar una rueda de coche o lanzar una buena patada. No era tonto, entendía que a la vista pública podía ser el perfecto estereotipo gay. Que la gente la compararía más con Nathan Lane que con Zachary Quinto. Y le entristecía que varias personas, afines a su círculo, pensarán igual.

A sus 16 años, Kurt Hummel era un experto combatiendo el desengaño amoroso. Después de todo, era a quien continuamente slushieaban y lanzaban a un contenedor de basura. Sabía lidiar con la decepción, la rabia y la desesperanza.

En fin, nada podía golpearlo y dejarlo en el suelo.

Luego llegó Dave Karofsky.

Él hacía que el infierno que tuvo que pasar durante años pareciese un día en el Spa. La sola mención de su nombre, la captación de su colonia de pino, el sonido de un casillero cerrándose de golpe,...Vivía con el miedo constante de ser azotado por él. De encontrarse solo un día, sin poder gritar por ayuda, cuando Dave descargara toda su ignorancia sobre él. Esa era una imagen recurrente en sus pesadillas más espeluznantes.

Y entonces, lo besó.

Sin embargo, aunque puede que con más dificultad, lo de Karosky tenía solución. Algo que terminaría por afrontar.

Kurt había aprendido a no asirse de castillos en el aire. Siempre en alerta permanente. Su continuo enfrentamiento con el fracaso, la ignorancia y la decepción; había erigido un gran muro de concreto psicológico que le impedía caer en ideas bastardas como el suicidio o el abandono de sí mismo. Esa pared era la que lo animaba a mantenerse orgulloso, defenderse con frases sarcásticas y a esconder su timidez en las múltiples capas de su guardarropa. No obstante, era evidente su vulnerabilidad ante un muy específico tipo de ataque: Kurt seguía sin poder evitar el "amor no correspondido".


Luego de tantos años siendo solo 2 personas en una isla, los conceptos de "risa" y "calidez" sentaban de maravilla, y él amaba cada pedazo de su nueva vida, pese a las cantidades de dolor, decepción y desconcierto que habían venido con ella. No obstante, la situación con Karosky había preocupado demasiado a sus padres. Y aún con todo lo que su escuela significaba para él; también deseaba dejar de correr un poco.

Las diferencias entre ambas escuelas eran ridículas: no solo por las comparaciones que solían hacerle a Dalton sobre ser el pequeño Hogwarts de Westerville- Ohio, o la increíble superioridad de sus planes estudiantiles, o su deliciosa y estricta política de tolerancia cero a cualquier tipo de violencia. Aún así, Kurt no consideraba a Dalton como su hogar, no todavía. Y no debería ser tan importante pero echaría de menos ser parte de Nuevas Direcciones.

Al instante de ser informado de la fiesta de Rachel, para cuya invitación tuvo que recurrir al chantaje, Kurt pensó que era el momento perfecto para introducir a Blaine en la otra mitad de su mundo. Con suerte, el vocalista se daría cuenta de que Kurt era algo más que solo un bebe pingüino(*) con un excelente sentido para la moda. Su evidente tropiezo en el último San Valentín, urgía un cambio de perspectiva.

Normalmente, la práctica Curruca substraía la mitad del periodo libre los viernes y parte del sábado pero, como algo de última hora, el Consejo había decidido cancelar ambas fechas, provocando que casi la tercera parte del grupo encontrara dos enormes vacíos en sus actividades de fin de semana. Había que recordar que Dalton era un Internado y no todos tenían la suerte de Kurt de contar con un lugar al que ir en este tipo de situaciones.

Luego de tomar a Blaine y de prometer encarecidamente regresarlo el domingo por la mañana; Kurt emprendió su camino a casa, no sin antes pasar por Lima Bean para que ambos culminaran buena parte de sus deberes y, posteriormente, llevarlo a casa (recordándole que pasaría por él el sábado por la mañana para hacer compras, almorzar e ir a por una película antes de introducirse en el drama loco del Rachel Berry).

No había tenido reparos en invitar a Blaine a la fiesta de Rachel; primero, porque se trataba de Rachel y a menos que ella y Santana hubieran cambiado de cuerpos en las últimas 12 horas, era poco probable que su "encantadora" personalidad lograra reunir a algo más que el Glee club (lo que era perfecto porque una fiesta realizada por su encantador grupo de Warblers era de lejos tan probablemente caótico como uno en donde se mezclara lo mejor y peor del McKinley.

En segundo lugar, y siendo que era totalmente consiente de que Nuevas Direcciones y unas cuantas botellas de alcohol sonaban como la receta perfecta para el desastre, sabía que era tal vez el único lugar en el que Kurt podría mostrarse a todo detalle y sin sentir vergüenza; algo que Dalton solía frustrar. Ya había quedado claro para él que su lado Gaga quedaría oculto en la parte más recóndita de su armario, junto con sus veneradas botas Channel, mientras permaneciese entre sus "acolchonadas" paredes.

En fin, y para resumir, qué mejor lugar para desplegar su hermoso plumaje de pavo real (sin chistes malos al respecto) que Nuevas direcciones. Blaine Anderson no sabría que lo golpeó.

Bueno, ese era el plan.

Por eso, cuando Finn le habló de una Rachel excitada ante la premisa de una fiesta que la colocaría en la cima de "la cadena alimenticia" y cambiaría su ya hostigante imagen de princesa de papá por la de una exitosa y aventurera mujer adulta (que le causó bastante gracia), Kurt no tuvo reparos en invitar a su guapísimo compañero de coro.

Ese día sería marcado como el día D.


Media hora antes de que Blaine pasara por él para ir por la película, Kurt hacía su tercera inspección frente al espejo. Se preguntaba si debió arriesgarse con un estilo más revelador.

No. Ninguna buena relación podía iniciar con una mentira como esa; su estilo siempre había reflejado su personalidad. Además, se veía increíble.

Pero, ¿a Blaine le gustaría?

Diablos. No era hora de armar castillos en el aire ni de auto sabotearse antes de tiempo. Con este conjunto; la lista especial de canciones perfectas para su rango vocal, ya grabadas en el sistema de Karaoke de Rachel; y el plan de sus niñas de hacer ver a Kurt como la pareja ideal de cualquier chico gay "amante de Katy Perry" con dos dedos de frente; Kurt estaba listo para robar la velada.


A Puck no le tomó mucho tiempo convencer a Rachel de introducir alcohol a la fiesta. Luego de eso, lo que hasta ahora solo era comparado con ver un maratón de competencias de ajedrez o estar en medio de un juego de Bingo en un centro para ancianos, se trasformó un verdadero desmadre.

Una hora después del saqueo al bar de los Berry, todos, salvo Finn y Kurt, estaban en un evidente estado de ebriedad, la decencia se había convertido en un concepto vago y las copas empezaron a beberse como si fueran vasos de agua.

Blaine no estaba mejor. Primero había sido lindo, bailando al compás de la música y dando brinquitos de aquí a allá mientras se presentaba de forma elegante y cantarina: las chicas lo amaron al instante. Luego fue… bueno, bastante coqueto; y no coqueto en plan "eres hermoso y me gustaría dedicarte 'Hello' de Lionel Richie", si no en modo "¿qué necesitas para permitirme 'agitar' tu mundo?" (Kurt se horrorizó al verlo usar las mismas líneas en varios de sus amigos, sin distinción de sexo).

"Hey, ¿tú no bebes?" le preguntó a Finn. Finn balanceo el vaso que había sostenido la última media hora, tratando de ignorar el circo que se orquestaba frente a él.

"No, tengo que conducir ¿y tú qué?"

"intento impresionar a Blaine" respondió, haciendo su propia versión de un baile sexy (que no resultaba ridícula, viendo la manera en la que se movían los demás) "no quiero meter la pata" añadió, balanceando su brazos en lo que parecía un baile árabe fuera de ritmo. Detrás de él, Blaine se sacudió de forma extraña. "Creo que él no comparte mi preocupación"

Mientras avanzaba la noche, el contratenor decidió solo moverse rítmicamente y esperar; desistiendo de su intento de impresionar a Blaine. Pasó por encima del drama de Quinn gritándole a Puck, Santana a Sam; el baile erótico de Brit; los chistes malos de Cedes y Tina; el horripilante fajeo de Puck y Lauren, Tina y Mike, Brit y Artie, de forma intermitente; entre otras "toscas y nada placenteras de observar" cosas típicas de Nuevas Direcciones. Sonrió como una colegiala, cuando Blaine lo invitó a bailar una pieza de Kelly Clarkson; y se mostró complacido cuando Tina y Cedes discutieron sobre en cuál perfomance Kurt se había visto más caliente. Esperaba, sin embargo, tener la oportunidad de cantar una canción solo o en compañía de "su" curruca pero, como era de esperarse, Rachel lo tenía eclipsado en aras de demostrarle a todos su nueva transformación de niña a mujer adulta.

Rachel Berry que durante toda la velada no había dejado a Blaine ni a sol ni a sombra; comparando desde trofeos y créditos estudiantiles hasta guiones y musicales favoritos (algo que bien podría discutir con Kurt); parecía fascinada con toda la atención que le brindaba el moreno. Pero lo más increíble de ver era el real interés que parecía tener en todo cuanto Blaine le decía (como si hubiese encontrado el discurso perfecto para uno de sus tantos premios Tony imaginarios).

Kurt no había tenido otro remedio que sentarse y ver a Blaine comentar lo maravillado que estaba de encontrar a alguien que compartiera sus gustos y expectativas. Eso le dolió. Pero s ganó un reclamo de Mercedes, acerca de las largas horas que pasaban ignorándola mientras charlaban desde diseñadores hasta música de los ochenta.

"Pero solo somos amigos. No me gusta Kurt" rio Blaine, con el rostro ensombrecido por el alcohol.

Kurt tuvo que hacer acopio de todo su autocontrol para no dejarse hundir ante esas palabras. Una cosa era intuir que no le gustaba de ese modo y otra muy distinta, escucharlo de su propia boca; sobre todo porque TODOS en esa sala sabían lo que Kurt sentía por él.

"Bueno, mal por ti, Anderson, mi chico es caliente como el infierno y es la única animadora que no me he jodido por lo que vale la pena" resopló Puck en medio de su borrachera. Lauren le dio un codazo pero este solo guiñó un ojo en dirección a Kurt.

Blaine, por otro lado, ni se inmutó, iniciando una nueva conversación con Artie.

Es Rachel quien propone el juego de la botella; y Kurt la odia por ello. Sin embargo, la posibilidad de tener su primer boca a boca con Blaine, lo aleja de subir a su recámara, buscar el horroroso suéter de renos que Rachel adora y quemarlo frente a sus ojos. Un beso puede ser definitivo, después de todo.

Blaine se sentó a su lado en el círculo, y Kurt lo perdonó enseguida por las frases crueles antes dichas.

"hey, Kurtsie" lo llamó con una sonrisa boba "no dejes que nadie se aproveche de mí, ¿ok?"

Kurt quería soltar un chillido indigno. Cómo Blaine podía ser tan tierno y extremadamente sexy al mismo tiempo.

"Espera" bramó Finn "no podemos hacer esto, Kurt y yo somos hermanos ahora, ¿Qué hay si me toca con él? Eso estaría mal" señaló con nerviosismo.

"tranquilo, Frankenchico, nadie aquí dejara que tú y Lady Face mezclen lenguas, no habría manera de sobrevivir al trauma y Berry ya tiene trastornos de personalidad" Santana le arrebató la botella a Rachel y la puso sobre una vieja tabla de ajedrez (ya que veía poco probable que rodara en una alfombra). Kurt no supo si sentirse ofendido o aliviado por su intervención: porque Santana es una perra y nunca se sabe cuando dice las cosas para lastimar y cuando para romper con la tensión en el ambiente.


El ancestral y temido juego de la botella. Admitió que resultó divertido al principio, sobre todo luego de que señalara a Mike y que él se viese obligado a besar a Artie. No hubo besos chica-chica hasta el momento, lo que parecía decepcionar a varios (incluida Lauren). Pero si se hicieron mezclas raras: Finn y Tina, Rachel y Mike, Mike y Mercedes, Brit y Kurt, Sam y Brit,…

Entonces, la botella le dio una puñalada a traición.

Rachel Berry: eres una maldita zorra.

Kurt ya antes había sentido celos de Rachel. Ella era una chica después de todo, podía cantar todas las notas altas sin que sus padres fueran amenazados por teléfono. Podía mirar a cuanto chico quisiese y nunca nadie la acusaría por ello. Rachel lograba que el club Glee hiciera lo que quisiera, y Kurt odiaba que no supiese que todo eso se lo debía a él. Él, que había errado la nota F adrede, dándole la victoria y permitiéndole recuperar la fe en sí misma. Kurt odiaba que el Glee olvidase que el mundo no giraba alrededor de Rachel Berry. Que sin importar que tan talentosa fuese, ese mounstro egocéntrico y malcriado merecía el mismo trato que todos.

Y Rachel no era mala pero era manipuladora y podía no tener escrúpulos en su intento de conseguir lo que quería. Aún peor, no sentía remordimientos por ello.

Cuando Kurt le dio a Rachel esos malos consejos de moda, se sintió fatal. Luego, de usar a su papá para acercarse Finn a través de una relación con su madre, deseo haber sido más prudente y sensato. Kurt no era una mala persona. Él podía ser un luchador pero no era despiadado. No con el rostro de su madre tan grabado en él cada que se encontraba tentado a serlo.

Él había encontrado gracioso que la primera contribución de Blaine al juego resultara ser con una niña. Sobre todo porque Blaine era muy GAY y muy orgulloso de serlo, y Kurt lo admiraba por eso. Blaine jamás se hizo pasar por hetero para intentar complacer a sus padres. Era una especie de héroe para él.

"Blaine curruca, voy a cambiar tu mundo" advirtió Rachel con una voz rasposa. Luego, torpemente, lo besó.

Sólo duró 18 segundos. Tuvo risas bobas, dientes, fue brusco y sin fineza; todos aplaudieron y rieron en torno a ellos, como era lo natural. Pero luego de un rato, el beso comenzó a tornarse más suave, dulce y peligrosamente serio; fue cuando empezó a sentir como sus entrañas se retorcían de una forma dolorosamente familiar. Blaine besaba a Rachel del modo en el que siempre deseo que lo besara. Del modo en el que siempre deseó ser besado.

Fueron los segundos más largos de su vida. Y había que agregar a su memorias desagradables: ver al chico de sus sueños besar a su "mejor amiga" sosteniendo sus mejillas y con los ojos firmemente cerrados.

Finalmente se separaron y Blaine sonrió ampliamente, apenas consiente del número de personas que habían presenciado su pequeño desliz sexual (o eso esperaba Kurt que fuese).

Estudiando sus rostros, Rachel estaba obviamente ebria y un poco ida pero Blaine la miraba fijamente, con el tipo de miradas que conocía y que siempre eran dirigidas para alguien más. Sintió terror al recordar las palabras de Sue tan solo meses atrás ¿cómo podría Blaine estar seguro de ser gay? Él nunca había tenido un novio (por lo que él sabía), y pese a todo lo que tenía en común con él, Blaine también compartía muchos gustos con Wes y David (y ellos SI estaban bastante seguros de su sexualidad).

Rachel gritó que tenía un nuevo compañero de canto, y se dejó caer sobre el hombro del castaño. Él decidió que lo dejaría pasar, era un juego después de todo.


"¿Estas bien, dude?" le preguntó Finn al cabo de un tiempo. Rachel y Blaine habían abandonado el escenario para jugar de nuevo a la botella, nadie se les había unido por lo que usaban esa excusa para besarse cada vez.

"Quiero ir a casa, Finn" habló bajo.

A Finn no le gustó el tono de su voz, parecía una súplica. Kurt sonaba roto, se veía roto. Intentó no pensar en que esta era la clase de dolor que él le había provocado alguna vez. Esa mirada vacía, desolada. Pensó en abrazarlo pero estaba seguro de que algo tan íntimo solo sería tergiversado por el resto del grupo; por tal y como estaban las cosas, le acarició la cabeza suavemente y le obsequió una sonrisa.

"A casa, entonces" señaló animosamente. Tomó sus chaquetas y avisó a todo el mundo que se iban, antes de volver con el contratenor. Pero justo cuando estaban a punto de tomar la escalera, Kurt los detuvo.

"espera, le prometí a Blaine que si no estaba en sus cabales me lo llevaría a casa" Finn lo miró incrédulamente ¿enserio? ¿El chico había sido un patán casi toda la velada y él aún se preocupaba por él?

"que va, que se regrese solo" escupió Finn

"¡Finn, se lo prometí!" intentó. Mierda, que también quería mandarlo al diablo, pero su corazón no le dejaba. Estrujó su chaqueta en sus manos, tratando de ignorar el grotesco sonido que venía desde la esquina donde Blaine y Rachel se babeaban el uno al otro.

"¡hey, Anderson, mueve tu culo, nos vamos a casa, si te quedas tendrás que explicárselo a tus padres!" Gritó Finn, desde la escalera

Blaine salió disparado, no sin antes darle un último beso a Rachel, quien se reía ante lo que creía era un ataque de celos de Finn.


"ha sido una pazada, me lo he pazado genial. Kurt, tuz amigos zon alucinantez"(**)

Blaine divagó durante todo el camino, a veces sobre la fiesta en general o sobre algún tórrido secreto que había cogido de Tina (que para él sería novedad). "¿y sabéiz que Zam rompió con Quinn porque ella le fue infiel? él ahora Zale con zantana que ez como la mala abeja reina del McKinley"

Habían sentado a Blaine en la parte trasera del coche. Para Kurt porque era más seguro; para Finn porque de ningún modo se sentaría a su lado durante una hora.

El semblante de Kurt había mejorado pero todavía se veía triste. Finn esperaba que todo fuera mejor en la mañana, cuando Blaine se diera cuenta que había sido un idiota total y se disculpara por todo.

"y Rachel ez la chica máz maravilloza que he conocido, no zé cómo pudizte dejarla ir Finn, ella beza deliciozo" le reprochó

"sí, claro, también te pone los cuernos deliciosamente" comentó Finn, sin dejar de ver la autopista. Blaine lo ignoró. Finn hubiese preferido que los ignorara el resto del viaje pero el moreno parecía haberse "desinhibido".

"ez una zuerte que no noz tocara bezarnos, Kurt, no zé qué hubiera pazado. Eres mi mejor amigo pero no erez mi tipo ¿zabez? Y yo no quiero arruinar nueztra amiztad"

"hey, chico, cállate" Finn trató, ¿acaso, Blaine era una especie de hetero-bastardo cuando se embriagaba?

"a mí me guztan loz chicoz más masculinos ¿ok? No digo que no me guztez, me gustaz pero…"

"CALLATE, YA" gritó Finn, y Blaine cerró la boca. Kurt decidió aprovechar el silencio para sintonizar la radio.

"Llegaremos a casa pronto, Blaine, ¿por qué no duermes un poco? No querrás que mis padres te encuentren en ese estado" a Blaine no pareció molestarle que Kurt le hablara como a un niño de cinco años, hizo un ruido de aprobación y se refugió cómodamente en el asiento de atrás.

"despiértame, cuando lleguemos ¿vale?

Kurt no le respondió.

Era muy tarde para cuando llegaron a casa pero igual resultó muy fácil meter a Blaine en la recámara de Kurt.

"¿estarás bien, dude?" preguntó Finn

"No me llames dude, Finn, y si, estaré bien" Finn sonrió, su hermano reina del drama había vuelto, eso era una buena señal. Observó la figura derrotada de Blaine sobre las elegantes mantas de su hermano, era tan diferente a la imagen de príncipe encantador que solía transmitir. Se preguntaba cuál de los dos era el verdadero yo, era acaso culpa del alcohol o solo fingía ante ellos por pura conveniencia. Como fuese, el tipo que había visto esta noche no le gustaba para nada. Y si acaso era parte de Blaine, no lo quería cerca de Kurt, eso era seguro.


Kurt no podía dormir. Tener a Blaine durmiendo a su lado, habría parecido un sueño antes del sábado; ahora, sin embargo, era un recuerdo constante de su poco atractivo y de su continuo fracaso en el romance.

No, no era solo eso. Blaine había besado a Rachel muchas veces luego de ese estúpido juego de la botella; eran sus palabras las que aun taladraban su mente. Blaine no encontraba incómodo la idea de besarse con una chica pero la idea de besar a Kurt le asqueaba. De besarlo a él… Como si el hacerlo resultara ser la peor cosa del mundo.

Sentía ganas de llorar.

Cómo podía tener tan mala suerte. Blaine había preferido meter la lengua en la boca de Rachel Berry, a besar al chico estúpido y empalagoso que estaba tan loco por él como para pensar que tenía una oportunidad. Se sentía tan feo e imperfecto, tan patético, siempre deseando lo que no podía tener.

Hizo todo el camino desde su alcoba a la cocina, en completo silencio. Le urgía beber del viejo juego de té de su madre, eso siempre le daba la paz que necesitaba. Ella habría sabido exactamente que decir en una situación como esta. Y si no era suficiente, el simple olor de su perfume le haría olvidar todo el dolor y la angustia. Porque el solo estar en sus brazos le hacía sentir tan seguro y amado como nunca lo había vuelto a estar en su vida.

La extrañaba tanto.

"¿No puedes dormir?" La voz del mariscal de campo lo sobresaltó. Volviendo a la realidad, notó que una fina lágrima bajaba por su mejilla. "¿Necesitas algo? "

Kurt pensó en mentir, pero su presa emocional se inundaba. Y allí, a mitad de la cocina, sosteniendo una de las viejas tazas de su madre, Kurt Hummel se quebró finalmente. "Hey, ¿estás bi-?" Finn no terminó de hablar porque enseguida Kurt lo abrazó y soltó a llorar sobre su pecho. Era un llanto desgarrador. Duro de oír. Finn trató de decir algo inteligente y alentador pero todo lo que logró articular fue: "está bien, todo estará bien"

Pero no lo estaba, y no sabía si algún día podría estarlo. Su mamá se había ido; y a donde fuera, el mundo se encargaba de recordarle que no encajaba. ¿Eso cambiaría alguna vez? Sin Dalton, sería presa fácil de la ignorancia pero entre sus elegantes paredes se sentía como un pájaro enjaulado.

"¿Esto es sobre Blaine?" preguntó tímidamente.

Kurt negó, limpiándose las lágrimas furiosamente "es todo, Karofsky, Dalton, Blaine,… A…" intentó seguir pero su voz volvió a quebrarse "justo cuando pienso que las cosas comienzan a mejorar, alguien más me recuerda que soy un tonto por creer que soy igual a los demás. Sé que mi apariencia y mi voz gritan "mírenme" pero por qué nadie quiere entender que así soy y que no puedo ser de otro modo, no importa cuanto lo intente"

"¿qué tiene de bueno ser normal?, ¿quién quiere ser como los demás?, nadie del Glee Club lo es" Finn afianzó su abrazo en lo que Kurt se acurrucó en él, y por primera vez notó lo pequeño que era. Tan frágil. Cómo existían personas capaces de causarle daño "aun así, estoy seguro de que puede que haiga no menos de diez Finn Hudson en el mundo, y solo tenemos un Kurt Hummel. Tenemos mucha suerte" le sonrió

"Eso significa que estoy solo ¿Qué pasa si no hay nadie para mi allá afuera?

"ay, dude, no sé qué decir al respecto. Mírame, estaba destinado a ser tu hermano y no pude protegerte" sonaba como si estuviera a punto de llorar, y casi lo hizo, sobretodo porque Kurt lo miró y lloró con más fuerza "pero yo creo que eres increíble, y que hay un chico con suerte, quizás no tan lejos como piensas, destinado a hacerlo mucho mejor de lo que yo, Sam y cualquier Blaine curruca idiota podría"

Kurt sonrió.

"habrías sido un buen novio, Finn Hudson" susurró "pero me alegra que seas mi hermano, creo que lo prefiero así"

"eso es genial, porque no me he leído todos esos libros para nada, y algunos eran muy difíciles, tuve que pedirle a la señorita Pillsbury que me los explicara, además de sobornar a Burt para que no se lo comentara a mamá, ella siempre llora cada vez que hago cosas por el estilo" Kurt rio "te ríes pero si fuésemos más pequeños ella nos habría confeccionado trajes gemelos, tío, que son nada cool"

"cállate y abrázame, chico grande, solo cinco minutos más"

"está bien, pero si Burt baja que estamos jugando a las luchas. El parece desconfiar de todos, tienes suerte de no ser una chica, o nunca verías la luz del sol" Kurt volvió a reír.

No muy lejos de ahí, Carol Hummel era testigo de ese cuadro conmovedor, bajó los ojos y se enjuagó una lágrima. Habría querido que Burt lo viese también pero no quiso perderse ningún detalle. Lenta y silenciosamente volvió a su recamara, guardaría este precioso recuerdo y lo usaría como pieza de chantaje cuando Burt fuera demasiado severo con sus bebés.

"¿a dónde fuiste? " le preguntó su marido entre sueños.

"solo a la cocina, cariño, vuelve a dormir"

"ok, duerme también, nena, dulces sueños"

"dulces sueños, amor"

Aclaraciones:

(*) es una incongruencia temporal pero pienso que era la descripción idonea

(**) mi triste intento de imitar el habla de un borracho