Era en una de las habitaciones del templo de aquella pequeña población donde un gran grupo de personas lloraban despedazadas por la cruel noticia, nadie podía creerse lo que pasaba, era tan escalofriante e imposible, la mayoría de ellos no eran más que conocidos de la familia en general, pero lloraban con tal fuerza que podría parecer que fueron amigos de toda la vida. Mientras tanto la familia hacía lo posible para mantenerse cuerda con todo aquello. Entre todos… una joven hanyou de cabellos plateados, ojos ámbar embravecidos y aun una apariencia joven de alrededor de 16 años, permanecía en un completo estado de rabia y rencor hacia el causante de ese desastre y se juraba que se vengaría de un modo u otro.
La verdad de todo, se ocultaba en 2 semanas antes cuando todos vivían y eran una familia feliz que aunque pelearan constantemente siempre todos estaban listos para cualquier cosa… menos de aquella que les esperaba.
Durante todo el día la lluvia siguió cayendo sin parar un solo segundo, era tan fuerte que difícilmente alguien era capaz de ver a través de ella y por tal, la miko que permanecía en la puerta de la casa mirando impaciente se mordía las uñas de puro nerviosismo porque sus hijos no llegaban con su padre, por su mente mil escenarios horribles pasaban, no sería la primera vez que Inuyasha perdía el rumbo por una lluvia tan fuerte o que pudieran ser atacados por monstruos como solía ser de vez en cuando, no lo podía evitar, en serio que si no volvían pronto era capaz de salir en su búsqueda.
No muy lejos de las afueras del pueblo el Padre y sus 3 hijos iban ya en camino para su hogar hasta que al parecer Inuyasha percibió un aroma extraño que apenas y alcanzaba a distinguir por la lluvia que no solo entorpecía los sentidos, sino que también esparcía los rastros por todos lados y con trabajo encontraría rápidamente el sitio exacto de donde provenía el aroma.
¿Qué pasa papá?- preguntaba la mayor de los hermanos que aun no sentía el débil aroma.
Por favor Saraya, no me digas que no sientes ese perfume de sangre y ceniza- era el comentario fastidioso de una chica de cerca de 15 años, con los cabellos grises hasta los hombros, ojos cafés y vestimentas extrañas para la época.
Es verdad, tú tienes el olfato más sensible ¿verdad Kitzumy?- dijo su padre
Se supone que si- respondió sin entender que deseaba.
Dime ¿de dónde proviene ese olor exactamente?-
De entre los árboles y al parecer está a punto de salir, pero no la veo- intentaba distinguir algo, pero le era imposible, pero su padre ya sabiendo donde estaba fue de inmediato.
Los 3 muchachos se quedaron esperando a que su padre regresara, y las 2 chicas estaban haciendo caso omiso a la curiosidad, no porque en realidad lo desearan, si no porque el menor las jalaba de las ropas para que no fueran. Al regresar Inuyasha, no venía solo, entre brazos traía a una joven con el cuerpo lleno de heridas que seguían sangrando y manchando su pálida piel, también algunas partes de su cuerpo estaban quemadas, pero eran mínimas esas zonas, el olor a ceniza era más bien porque sus piernas estaban cubiertas por este y ni la lluvia tan fuerte como estaba le podía quitar ese vestigio porque se había adherido a las lesiones en sus extremidades. Al ver el estado de la joven de mirada casi desfallecida emprendieron velozmente el retorno a casa.
Kagome, que seguía dentro de la casa pudo sentirlos acercándose ya estando dentro de los límites de la aldea y al asomarse a través de la ventana, los vio corriendo desesperados de regreso, con una extraña entre brazos, ella no esperó más y llamó a las mujeres que vivían a los lados de la casa que se encargaban de curar heridas tan graves como las que se le distinguían a la distancia.
Pasaron las horas como si fueran tan solo minutos y no había noticias de la extraña, aun que ya la lluvia se había dignado a parar. Inuyasha permanecía frente a la casa esperando a que Kagome le diera noticias de la jovencita, pero no podía evitar preguntarse qué diablos había pasado con ella, "mientras que a cargaba no solo pude notar las enormes marcas frescas en su cuerpo, si no… que tenía unas cuantas que ya habían cicatrizado, ¿pero... que le pudo pasar?" pensaba el Hanyou mientras veía a sus hijos llegar con los trastes llenos de agua para que curaran a la extraña.
Papá… sería bueno que buscáramos a su familia ¿o no?- dijo el más joven de sus hijos, que como siempre, tenía esa mirada sin expresión y no lo volteaba a ver, su cabello largo y azabache tan semejante al de su padre, le daban un toque más sombrío a su rostro y sus orejas de perro estaban gachas.
Tal vez Nio… pero… no sabemos nada de ella, lo mejor será esperar a que despierte y nos cuente lo que pasó- respondió Inuyasha muy serio mientras seguía mirando entre las copas de los arboles.
El chico entró a la casa con enrarecida calma y se dirigió al cuarto en que tenían a la desconocida, solo entró por la orilla dejando el agua sobre una mesa y miró a la chica de más o menos su edad que ya era atendida y miraba justo hacia donde él estaba, pero sus ojos aun estaban abiertos en balde… o al menos eso pareció, hasta que él estuvo a punto de salir y de ese cuerpo maltrecho que reposaba en el rincón de la habitación unas cuantas palabras salieron.
Tú eres… un… hibrido…-dijo en completo susurro logrando llamar la atención del chico que volteo a verla y presenció como la su triste boca iba torneando una sonrisa solo para él.
Pero de cualquier modo salió de inmediato al sentirse aterrado por esa simple expresión que le hacía saltar el corazón.
Pero… Nio ¿estás bien?- preguntó Saraya al verlo tan conmocionado
Yo… es que ella sonrió y…-
Ah, es eso… mmm jeje, no será que… ¿sientes que tu corazón se va a salir de tu pecho?-comenzó a interrogar la joven.
…si-
¿Te aterra la idea de volver a entrar y mirarla… pero sientes que debes hacerlo?-
Yo… si… algo así-
¿y ahora mismo te sientes aun muy nervioso?-
Aja… ¿sabes qué es esto?-
Jeje… hermanito- le dijo pasando su brazo alrededor de su cuello –tú tienes todos los síntomas de haberte enamorado por primera vez-
¿Qué?, no, eso no-
Perdón, pero mi eterna sabiduría en los problemas del amor, dicen que si-
¿y tú desde cuando eres una experta en asuntos amorosos?-preguntó algo molesto
…desde que yo lo decidí, así que no me levantes la voz, que desde ahora seré tu sensei para que aprendas a ver como es esto del primer amor- como al decirlo mantenía sus ojos cerrados no se dio cuenta cuando Nio se fue y la dejó hablando sola. – ¿eh?... tsk, pero que mal educado hermanito tengo…-
En eso Kitzumy se encontraba al lado de su padre preguntándole toda clase de cosas que debían hacer para dejar a la chiquilla con su familia y si no, encontrarle un buen sitio para quedarse a vivir, decidiendo que lo primero que podían hacer para no perder más el tiempo era ver en el lugar donde la habían encontrado y revisar si la lluvia no había borrado por completo el rastro de sangre.
Entonces Kitzumy… ¿crees que puedas ir tú sola?- preguntó Inuyasha ya resignado a la idea de ir, pues a cada rato Kagome le pedía con urgencia que buscara algo que sus hijos o no conocían o simplemente no debían tocar y no podía dejarla sola, siempre cabía la posibilidad de que lo que había atacado a la chica, volviera para terminar su trabajo.
Claro, no te preocupes papá, volveré antes del anochecer de cualquier modo- fue su respuesta antes de salir corriendo.
Bien… date prisa- fue lo último que menciono el hanyou antes de entrar de nuevo a la casa.
Aunque…- comentó deteniéndose a cierta distancia y llamando la atención de su padre- si me lo preguntaras a mí… creo que ella está ocultando algo, no digo que sea la responsable de esto… pero… hay algo que no me cuadra para nada de su familia- terminó de comentar antes de seguir su rumbo.
Solo una hora después de eso, la jovencita despertó mirando a Kagome detenidamente.
…tú… ¿Quién eres?- le preguntó con la voz muy baja y débil.
Mi nombre es Kagome y te estoy cuidando, mi esposo y mis hijos te trajeron aquí- respondió la joven madre de familia
Ya veo… ¿y mi familia?-preguntó de pronto en un flashazo de memoria que le dio.
No lo sabemos, por eso quiero que me digas lo que paso por favor… -
Yo… lo intentaré- la chica comenzó a intentar recordar todo lo que la llevó hasta ese lugar.
Pero primero… ¿Cuál es tu nombre?- interrumpió la miko al ver que estaba a punto de llorar.
Mi nombre es Asure… y lo que pasó… fue todo por mi culpa…-comenzó a relatar –recuerdo… que esa tarde estaba recolectando algunas hiervas para que la sacerdotisa de nuestro pueblo pudiera curar a algunos heridos que habían llegado desde la entrada sur del pueblo, ella me dijo que no me alejara mucho porque por el aroma a sangre los monstruos se habían interesado y acercado a la aldea… pero… cuando estaba en los limites y me disponía a regresar… vi unas hermosas flores entre los arboles… miré a los lados y como no vi ninguna amenaza fui hasta allá… me equivoqué… un monstruo con forma humana estaban esperando ahí a que alguien se acercara y me pidió que me fuera con él, al verlo me asuste e intenté huir… pero… con un movimiento de su mano vi como miles de monstruos salieron de el bosque y comenzaron a tacar mi aldea, algunos me alcanzaron a morder pero yo me escapé hasta llegar a casa… pero justo cuando crucé la puerta… adentro ese sujeto ya estaba esperando, me amenazó para que hiciera lo que me pedía… él… -las lagrimas empezaron a correr por sus mejillas-… él mató a mis padres frente a mi por negarme- se soltó en un llanto crudo que hizo sentir a Kagome que el corazón se le hacía añicos y solo resolvió acariciar su cabeza consolándola y a pesar de estar tan dolida Asure siguió con su relato- justo cuando iba a matar a mi hermano mayor, él lo golpeó, tomó a mi otra hermana y a mí y nos sacó de inmediato, nos dijo que estaríamos más seguros con la sacerdotisa… en el camino pude ver toda la aldea quemándose y a mis amigos ser devorados por los monstruos… justo antes de llegar hasta el templo donde estaba la sacerdotisa… él llegó hasta donde estábamos y me arrebató de mi hermano clavándome sus garras, mi hermano quiso rescatarme pero no pudo, ese hombre era muy rápido y me llevó hasta el bosque… cuando me dejó en el piso comencé a correr y él me atacó, primero con sus garras y luego con una enorme espada, al final… logré huir, no recuerdo bien pero lo último que supe fue que caminaba hacia las afueras del bosque cuando me desmayé y alguien detuvo mi caída... y luego… estaba aquí- terminó al fin de contar su historia.
Con que eso pasó… no te preocupes linda, seguro que tu familia estará bien, los buscaremos a como dé lugar- prometió la miko.
Gracias…-fue su respuesta dedicándole una sonrisa.
Kagome salió del cuarto y le dijo a Inuyasha todo lo que le acababan de decir y que a juzgar por su relato, la aldea estaba cerca de ahí y era casi seguro que el monstruo aun rondaba el bosque.
Eso es imposible… si así fuera ya habría sentido e aroma del lugar aun con que la fuerte lluvia hubiera limpiado el lugar… pero suponiendo que fuera así y el monstruo esta en el bosque… o diablos… Kitzumy se fue por allá- dijo el hibrido.
¿Qué, pero que hace ella sola por allá?- reclamó Kagome.
Es que no pensé que ese sujeto pudiera rondar por ahí-
No Inuyasha, tú simplemente no piensas- comenzó a levantar la voz la joven miko
¡Cierra la boca, no es como si yo hubiera hecho eso a propósito!-
¿Y si mejor la buscamos en vez de que ustedes se peleen?- interrumpió Saraya que iba entrando con Nio.
Está bien, le pediré a una de las aldeanas que me ayudaron que cuiden de la chica- dijo Kagome y acto seguido, todos marcharon.
Ya en el bosque los 4 se dividieron en 2 grupos, Inuyasha con su hija y Kagome con el chico.
oye papá… se supone que ella debió dejar un rastro pero… no hay nada-
claro que no… recuerda que Kitzumy no tiene esencia alguna-
… ¿en serio?- interrogó Saraya
… si… ¿no te diste cuenta?- paró Inuyasha de caminar mirando confundido a su hija.
Ah jajaja… la verdad no le pongo mucha tención jeje- rió nerviosa.
Y un poco más apartados Kagome caminaba con cuidado con flecha en mano.
Madre… ¿Cómo se supone que la encontraremos?- preguntó Nio, sin dejar de mirar a todos lado pero sin mucha preocupación.
Pues… no hay forma… solo podemos confiar en que aparecerá pronto frente a nosotros-
Y si no lo hace jamás la encontraremos ¿verdad?-
… hijo, seguro que la encontramos, no te preocupes- le sonrió para calmar un poco la tención que se generaba.
La verdad no me importaría si no la encontramos, de todas formas tu y papá pueden tener otro hijo, así que mejor hay que dejar de hacer todos estos estúpidos intentos y volver a casa- dijo fríamente Nio
…pero Nio… ¿por qué dices esas cosas tan horribles?-preguntó Kagome mirándolo detenidamente y presintiendo algo muy malo.
No te das cuenta madre… lo más seguro es que mi hermana este muerta-agachó la mirada al decirlo ocultando por completo su mirada y sonrío maliciosamente dejando escapar algunas carcajadas por lo bajo.
¿Pero qué pasa aquí?... ¡agh!- se quejó al sentir como su propio hijo la atacaba logrando cortar superficialmente la piel de su mano izquierda. – ¡para Nio!- gritó fuertemente llamando la atención de Inuyasha y Saraya que de inmediato fueron en su busca.- tú no eres así.
Jeje, claro que lo soy madre… solo que tú nunca me has visto como en verdad soy- levantó el rostro dejándola ver sus ojos totalmente enrojecidos y sus colmillos más crecidos de lo normal. – en serio mamá… deberías defenderte… porque yo seguro que te mataré si no lo haces –preparó sus garras y se le lanzó encima atacándola directo a la cabeza.
La miko solo resolvió esquivarlo y defenderse con su arco sin atreverse a atacarlo, Nio solo se reía de ella al verla tan impotente acertando más de algún golpe, de un momento a otro la hizo tropezar y clavo sus garras en su nuca levantándola y susurrándole al oído.
Será divertido matarte- ya estaba a punto de cortar su cuello con su otra mano cuando llegó Saraya por detrás y lo envistió para que la soltara.
¡Kagome! ¿Estás bien?-le preguntó Inuyasha que ya la sostenía.
-yo… si, pero Nio tiene algo raro… algún demonio debe estar controlándolo-
De inmediato Inuyasha empezó a examinar con cuidado y Kagome miró con detenimiento a ver si encontraba aquello con lo que lo manipulaban, pero Nio aun estaba dispuesto a pelear e intentó volverse contra su padre y justo cuando estaba por soltar su ataque, su hermana Saraya lo detuvo.
¿pero qué diablos crees que haces?- musitó mientras sostenía sus manos y presionándolo para que retrocediera.
Quítate de en medio si no quieres que te mate a ti primero- advirtió
Ja, entonces eso significa que de igual modo me quieres matar-sonrió retadora –quiero ver que lo intentes hermanito-
Grrr… ¡será como tú me lo pides!- aceptó furioso Nio.
Él se separó por completo y la atacó de frente con sus garras envueltas en sangre y dejó que su ataque la persiguiera, Saraya hizo todo para evitarlo pero recibió un poco del ataque sobre su hombre derecho y el resto que siguió su curso en línea recta cortó los arboles que se encontraban sobre la cabeza de Kagome, Inuyasha los destrozó con sus garras de acero evitando que cayeran sobre ella y volvió a mirar la recién comenzada pelea.
Jeje, al parecer no soy tan débil como pensabas hermanita- pronunció diabólica Nio. –así que será mejor que me tomes en serio, eso solo fue una advertencia.
No te quería lastimar porque eres familia, pero si sigues así yo…- no pudo terminar de hablar pues fue golpeada a puño cerrado en el abdomen. – ¡¡agh!!- sin embargo eso solo la hizo enfadar y respondió agresivamente golpeándolo en el rostro pero con las garras por delante, cortando gravemente su rostro.
Ya con los ánimos encendidos ambos comenzaron a pelear sin pensar en el hecho de ser hermanos, cada uno sacó sus mejores técnicas armando un gran desastre a su alrededor, Inuyasha ya no encontraba como proteger a Kagome, la había tenido que llevar en brazos para que lograran esquivar cada ataque traicionero, ya en esa zona no había árbol alguno, solo escombros y un suelo manchado de rojo por el liquido vital que salía rápidamente del cuerpo de ambos peleadores y a pesar de sus malas condiciones seguían luchando ferozmente hasta que al fin Kagome vio los hilos que sostenían a su hijo y lo obligaban a comportarse de tal modo, todo gracias a que se había impregnado de la sangre del muchacho.
Inuyasha, corta los hilos antes de que sea tarde- le rogó la sacerdotisa.
El hibrido no perdió tiempo, la dejó en un lugar seguro y se dirigió a cortarlo mientras Nio permanecía distraído peleando con Saraya, cuando los tuvo en su poder, jaló fuertemente de ellos e hizo errar el ataque del joven que daría directamente contra la cansada chica, Inuyasha sacó a Tesaiga y cortó cada uno de los hilos con gran dificultad, al hacerlo, de inmediato Nio volvió a la normalidad y miró a su hermana lastimada y aun enfadada con él, se puso a mirar detenidamente sus manos y supo de inmediato que no solo la había lastimado a ella, sino también a si madre.
Pero… ¿Qué fue lo que hice?... es imposible… yo… no puede haberles hecho eso- se dijo en voz baja y esa mirada pesada suya de siempre… tomo un aspecto más desolado y atormentado que antes.
Se le veía tan arrepentido y confundido que fue entonces que su madre y hermana al fin se convencieron de que había vuelto en sí.
Qué alivio, ya volviste a ser tú mismo- suspiró Kagome algo más tranquila.
Cof… ya era hora Niotaro, en serio que estaba comenzando a pensar que tendría que aniquilarte- exclamó la hermana del pobre chico que aun estaba muy desconsolado.
Perdónenme… yo no quise…-
Está bien, ahora hay que regresar forzosamente a la aldea para que los curen, después yo vendré a buscar a Kitzumy- acertó en decir Inuyasha
De ninguna manera, ¿qué no ves lo que ese monstruo puede hacer? Seguro que si te ve solo también te controlará papá y entonces puedes asegurar que nadie saldrá con vida, bueno, no es que yo no pueda contigo, es solo que… si también controla a más seres como tú y tal vez a mi hermana… nos superaran en número y… no habrá salida- dijo analizando la situación su hija mayor.- será mejor si esperas a que terminen de curarme y yo te acompaño-
No, será mejor que te quedes con los demás, yo me encargaré de lo demás- insistió en hanyou antes de marcharse para seguir con la búsqueda mientras el resto, solo lo miraban marcharse y regresaban a casa convencidos de que nada lo haría cambiar de parecer.
Al llegar a la aldea, todo estaba hecho un desastre, toda la gente estaba peleando unos con otros, totalmente fuera de control, en el suelo algunos hombres ya hacían mal heridos por un amigo que les atacó con una herramienta de trabajo, unas mujeres se peleaban con los cuchillos que usaban al cocinar y otros tantos seguían peleando con únicamente sus puños.
¡¿pero qué pasa aquí?!- gritó Kagome molesta y horrorizada por lo que sus ojos veían.
El grito llamó la atención de muchos deteniendo cada riña que se había propiciado en su ausencia, sin embargo, ninguno de ellos planeaba dejar de pelear, la única razón para que se detuvieran, era que todos estaban dispuestos a ir contra ese grupo en especifico.
Diablos- pronunció entre dientes Saraya –son solo humanos, no podré atacarlos en serio- al decirlo también pudo notar que los hombres mal heridos en el suelo también se levantaban para atacar.
Puedo verlos, están siendo manipulados de la misma forma que yo- dijo Nio que era el de la mejor vista, igual que su progenitora. –da igual si los matamos o no, algunos de ellos ya fallecieron e igual se mueven, no hay salida hermana, no podemos ganar- profetizó el muchacho mientras esquivaba un golpe.
Son solo marionetas- fue su respuesta al golpear a varios aldeanos para abrirse paso aun con su madre en brazos –claro que podemos vencerlos… aun que sea para escapar- la miko que solo miraba incapaz de hacer algo más que eso recordó de pronto a la chica y se zafó del agarre de protectora -¿qué haces mamá?- le gritó al verla correr entre los pueblerinos evitando toda clase de agresiones.
¡Si esto es a causa de ese demonio, eso quiere decir que tal vez vino por ella!-
Cuando Kagome llegó hasta la puerta de entrada lo vio, era ese demonio del que hablaba Asura, él la había acorralado y estaba a punto de tomarla y llevársela con él. Cuando ese sujeto notó la presencia de la sacerdotisa, se volteo mirándola de medio lado.
valla, valla, pero miren quien está aquí, una hermosa sacerdotisa- terminó de darse la vuelta –mmm, en verdad que me sorprende jeje, no creí que siguiendo a esta mocosa encontraría a 2 hermosas sacerdotisas, una en el pueblo en que la encontré y otra aquí, en esta deplorable aldea que eligió para refugiarse, pero que buenas elecciones tomaste Asura- la chica seguía en ese rincón aterrada.
aléjate demonio o te juro que te mataré- amenazó la miko apuntándole con una de sus flechas sagradas.
Agh, odio cuando se ponen difíciles… pero lo admito, te ves encantadora enfadada, sería una lástima el desperdiciar tu belleza asesinándote… ¿por qué no mejor te unes a mi?- le dedico una sonrisa tendiéndole la mano- mi nombre es Xeder-
Je, yo jamás me uniría a ti, prefiero morir antes de eso- dijo retadora Kagome.
oh, ya veo, en serio que será un desperdicio, pues bueno, entonces supongo que no me queda otra opción que aniquilarte como me pides- levantó la mano que antes le había extendido y de entre sus dedos aparecieron dagas filosas de color rojo de un solo movimiento, las cuales, lanzó rápido y preciso contra la sacerdotisa que no tenía escapatoria alguna.
Continuará… pronto subiré el resto de la historia.
