Capítulo 1

Eran aproximadamente las 22:30. Era una noche de tormenta, truenos y relámpagos cubrían los cielos oscuros. Un joven de melena larga y oscura caminaba por las calles con una botella de wiski en la mano. Estaba vestido con un traje muy costoso. Apenas podía mantenerse de pie por la borrachera que se traía encima. Sus ojos color ámbar estaban rojos de tanto llorar. Camino hasta un pequeño parque donde cayó de rodillas. –Esto es una pesadilla…- Hablo entre lágrimas. ¿Cómo pudo haber hecho eso? La única mujer a quien amo de verdad. – ¡Yo te amaba!- Le grito a la nada. Los recuerdos no lo dejaban de atormentar, ¡las malditas imágenes!

Inuyasha después de unas agotadoras horas en su oficina quiso salir unas horas antes, quería llevar a su esposa a un Restaurante muy lujoso. Se había desocupado un poco de ella durante unos días, ya que la empresa le exigía mucho. Él era un empresario millonario, popular y respetado por muchos. Su padre, Inu Taisho, antes de morir le había dejado a cargo la empresa Shikon. Inuyasha manejo su coche lujoso hasta su departamento. Quería darle una grata sorpresa a su esposa Kikyo. Entro al departamento sin hacer mucho ruido. Esbozo una sonrisa al oír su encantadora voz que provenía de la sala. Se acomodó la corbata y camino hasta la sala, su sonrisa se esfumo en un momento. No podía creer lo que estaban viendo sus ojos. Su amada estaba… estaba haciendo el amor con su mejor amigo Naraku en el sofá. Una punzada le dio en el corazón. Salió del departamento sin hacer ruido no quería "Molestarlos".

-Cómo pudiste… ¡y con mi mejor amigo!- Hablo con la voz quebrantada – ¿Que hice mal?- Echo a un lado su botella y se agarró de los cabellos. Estaba dolido. ¿Qué hizo mal? Él le compro todo lo que ella quería, joyas, vestidos, perfumes. Sobre todo le dio amor.

-¿Señor?...- Pregunto una voz tierna detrás de él. – ¿Se encuentra bien?- Sonaba preocupada. Era una mujer muy bonita, tenía el cabello negro que le llegaba hasta los hombros. Llevaba una sombrilla para protegerse de la lluvia. –Dígame algo por favor…-

-¡Estoy bien!- Hablo fastidiado con la voz quebrantada.

-¿Inuyasha?- Hablo sorprendida al reconocer su voz. –Espera aquí Inuyasha, ya vuelvo- La mujer comenzó a correr hasta el local que quedaba frente al parque. Cerró su paragua y entro al local a buscar a su esposo apresuradamente. – ¡Sesshomaru!- Llamo mientras caminaba junto a su esposo que se encontraba pagando algunas compras.

-Rin, ¿qué ocurre? ¿Ya has ido al baño?- Esbozo una sonrisa mientras cogía las bolsas.

-¡Es tu hermano! Esta afuera en la lluvia…- Hablo preocupada Rin mientras salía del local seguida de Sesshomaru.

-¿Qué dices?- Pregunto incrédulo mientras abría la parte trasera de su coche y metía las bolsas dentro. –Te abras confundido- Cerro la puerta.

-¡Ven! Corre…- Llamo Rin mientras caminaba apresuradamente bajo la lluvia hasta el parque

-Rin, ¡espera!- Hablo Sesshomaru. Intentando alcanzarla – Te enferma…- No termino la oración al ver a su hermano menor de rodillas en medio del parque – ¡Inuyasha!- Corrió hacia él. Lo levanto con ayuda de Rin. – ¡Estas ebrio!- Hablo sorprendido mientras lo miraba a la cara.

-Sesshomaru…- Hablo Inuyasha con los ojos lleno de lágrimas - ¿Qué hice mal?- Grito mientras rompía nuevamente en llantos. Sesshomaru lo abrazo.

-Vamos…- Hablo Sesshomaru mientras colocaba el brazo de Inuyasha sobre su hombro. Rin hizo lo mismo. Lo ayudaron a caminar hasta el auto. –Rin, ¿puedes ir atrás esta vez?- Lo ayudo a sentarse en el asiento de enfrente.

-¡Claro!- Rin asintió y subió atrás.

Sesshomaru manejo hasta su lujoso departamento que compartía con su encantadora esposa. Ayudaron nuevamente a Inuyasha a caminar hasta la sala donde lo hicieron sentar en el sofá. Sesshomaru se sentó en la mesa de vidrio frente a Inuyasha.

-¡Mírate como estas! ¿Qué ocurrió?- Pregunto con enfado Sesshomaru. Él tenía 27 años.

-Ella… me, me engaño- Hablo con su mirada perdida en un punto de la habitación.

-Inuyasha…- Suspiro su hermano – Mañana hablaremos. Hoy no te encuentras bien. Te preparare algo de ropa. Rin prepara la habitación de huésped- Hablo Sesshomaru.

La mañana había llegado. Los rayos de sol se colaban por la ventana de una habitación chocando con el rostro de una mujer de 18 años que aún permanecía en la cama dormida. Su cabello azabache ondulado estaba esparcido por toda la almohada. Levemente comenzaba a hacer muecas de desagrado por los rayos de sol que perturbaban sus sueños. Esbozo una sonrisa pícara y se cubrió el rostro con las finas sabanas. – ¡Dios mío!- Grito desesperada mientras intentaba zafarse de las sabanas donde se había atascado – ¡Es tarde!- Volvió a gritar cayéndose de la cama. Rápidamente se puso de pie quitándose el camisón que llevaba. Corrió hasta su armario extrayendo el uniforme de su trabajo que se encontraba bien planchado. –Maldita sea, es la quinta vez que me pasa esto…- Se quejaba mientras se colocaba el uniforme. Se cepillo los dientes y salió corriendo de su departamento con un peine en la mano.

-¡Santa madre!- Exclamo una joven secretaria de aproximadamente 19 años – ¡Aome! Parece que te has peleado con un león- Hablo sorprendida mientras observaba a Aome con el cabello revuelto y su uniforme desordenado.

-Sango, ¡es la quinta vez que me pasa!-Exclamo con disgusto mientras se acercaba al centro de atención al cliente, en donde se encontraba Sango al otro lado ordenando algunos papeles.

-¡Deberías dejar de hacer esas llamadas!- hablo un poco sorprendida. Sango es Recepcionista de la empresa. Se encarga de atender a los clientes – Eso es adictivo-

-Pero no puedo vivir sin las llamadas. Es tan excitante hacer el amor por llamada – Aome hablo con deseo. Le encantaba hacer esas llamadas con personas desconocidas se sentía tan excitada al hacer esas cosas. - ¿Ya ha venido el jefe?-

-Aun no. Un momento…- Hablo Sango mientras alzaba el teléfono que comenzó a sonar.

Inuyasha se encontraba desayunando en la mesa con su hermano y su cuñada. Su cabeza lo estaba matando hace unos momentos si no fuera por los remedios naturales de Rin él hubiera muerto con el dolor. Él le había comentado a su hermano lo que había pasado con su esposa Kikyo, aun no podía creer lo que vivió ayer. ¡Ella lo había traicionado con su mejor amigo!

-¿Qué harás ahora?- Pregunto Sesshomaru – Me refiero a lo de Kikyo…-

-No lo sé Sesshomaru. Supongo que echarla de mi departamento no sería la mejor decisión- Hablo mientras se acomodaba la corbata. – Gracias Rin por lavarme el traje- Se puso de pie al igual que su hermano.

-¿Quieres que te acerque a la Shikon?- Pregunto amablemente Sesshomaru.

-No te preocupes. Tomare un taxi. Gracias Sesshomaru por acogerme en tu departamento. Te debo una hermano-

-Aquí estaré para cuando me necesites…-

Inuyasha había tomado un taxi. Estaba hundido nuevamente en sus pensamientos. La tristeza lo envolvía nuevamente acompañado del dolor y la furia que sentía. ¿Cómo pudo ser capaz esa desgraciada de traicionarlo? ¿Acaso no le basto el amor que él le entregaba? Su cabeza daba vueltas y vueltas con esas preguntas. Pero lo más importante ¿Qué le diría cuando la viera?