¡¡¡¡¡¡Hola de nuevo!!!!!!!
¡¡Aquí
otro Ichiruki!! bueno, no mucho que decir...todo esta en el resumen
Se
me ocurrió anteayer tarde gracias a una amiga, recordando su
San Valentín catastrófico...y pensé¿como
será un San Valentín para los shinigamis? xDD
Antes
de comenzar, quisiera dar las gracias a los que me dejaron reviews en
mi oneshot anterior...me hizo mucha ilusión!!!! Gracias!!
Y
sobre este en concreto, no me extenderé demasiado, es un fic
corto...quizás dos o tres capítulos como mucho
(creo)...Espero que os guste!!
1- Primera parte
Rukia
abrió los ojos lentamente, mientras luchaba por despejarse. Se
encontraba en el que se había convertido su propio cuarto, el
closet de Ichigo. Todo estaba oscuro y en silencio, tan solo el halo
de luz que dejaba pasar la puerta iluminaba el pequeño
espacio.
La
joven shinigami se incorporó, estirando los brazos entre
bostezos. La pereza no duró mucho, pues siempre había
sido muy enérgica y nada más despertar ya estaba más
fresca que una rosa (que se lo digan a Ichigo). Rukia se quedó
pensativa durante un breve instante.
—Hoy es el día—dijo solamente, esbozando una sonrisa—estos humanos tienen festejos muy interesantes.
Sin haberse vestido aun, y con una sonrisa radiante en sus labios, abrió la puerta del armario con suma delicadeza, intentando hacer el menor ruido posible. Con un salto insonoro, como solo ella sabía hacerlo, alcanzó el suelo.
— ¿Ichigo?—preguntó casi en un susurro. Nadie contestó. El joven aun dormía, al parecer plácidamente. Se encontraba acostado en su cama, boca abajo, con las sábanas hechas un revoltijo. Rukia se acercó, en silencio. Con mucho cuidado, se sentó en el borde de la cama y se inclinó hacia él. Podía oírle respirar lenta y pausadamente. Un hormigueo comenzó a recorrer el cuerpo de la shinigami, dejándola aturdida. En aquel momento, Ichigo le pareció verdaderamente guapo. Ya se había dado cuenta antes, siempre había sido un chico muy atractivo para ella, pero en ese preciso instante, mientras dormía, no podía negar que era realmente mono. Rukia sacudió su cabeza, no estaba para esas cosas—Céntrate Rukia—pensó aún algo sonrojada. Se tumbó a su lado y acercó su rostro al del muchacho, con delicadeza, y le observó divertida, esperando que abriera los ojos, escuchando con atención los latidos de su corazón. No tuvo que esperar mucho, pues el dulce aroma de Rukia pronto fue captado por los sentidos de Ichigo.
El joven abrió los ojos de par en par, preguntándose qué era aquello tan embriagador que le había despertado. Cual fue su sorpresa cuando sus ojos se encontraron con los de Rukia, cuyo rostro se encontraba a tan sólo unos centímetros del suyo.
—¿¿Pero qué??—exclamó Ichigo, sonrojándose hasta la raíz del pelo— ¿Q-qué demonios?—definitivamente le había dejado sin palabras. ¿Qué hacía Rukia ahí? Jamás la había tenido tan cerca.
—¡¡FELIZ SAN VALENTÍN!!—gritó sin más, con una amplia sonrisa.
— ¿Cómo?—preguntó confundido y más sonrojado aún, si cabe. Ichigo se retiró un poco y se sentó al lado de Rukia, ladeando la cabeza para no dejar ver su rostro. Su corazón iba a mil por hora.
—Dije que feliz San Valentín... ¿acaso no sabes qué días es hoy?
—Sí, se qué día es hoy...pero... ¿a qué coño viene eso?
—Ah, tan mal hablado como siempre—le replicó la shinigami— es lo que se hace el día de San Valentín ¿no¿hice algo mal? Es la primera vez que lo celebro y me es una festividad totalmente desconocida.
—Vamos a ver—dijo Ichigo algo más tranquilo— ¿qué es lo que sabes acerca de éste día?
—Bueno...ayer dijeron por la televisión que hoy, 14 de febrero, era el día de San Valentín. Es un día muy especial para los humanos, donde la gente que se quiere, se entrega regalos y se dicen que se aprecian. Y según dijeron se dice ¡¡Feliz San Valentín!!...Y puesto que eres alguien a quien aprecio, pues te lo digo. ¿Qué es lo que he hecho mal¿Hay que hacer alguna reverencia o algo así? Ah ya se...es por el regalo ¿verdad? Puedo comprarlo luego. ¿Te gustaría un conejito Chappy?
Ichigo se quedó pasmado. De no ser porque aún seguía consternado después de aquel acercamiento con Rukia, se habría muerto de risa en ese momento—Rukia, el día de San Valentín es el día de los enamorados, lo has interpretado mal.
— ¿Eh?
— No le puedes hacer eso a cualquiera, eso se le dice a tu pareja. El día de los enamorados, la gente regala cosas a la persona que quiere y se declara.
— ¿Se declara?
—Rukia, de dónde has salido—comentó perplejo—la gente declara su amor a las personas a las que quieren. Si me dices feliz San Valentín y te tiras como una loca sobre mí, significa que sientes algo—explicó incómodo—y no lo sientes, así que si no quieres causar malentendidos te agradecería que no lo volvieras a hacer.
Rukia se sonrojó ligeramente, de la vergüenza. Había metido la pata, pero al fin y al cabo, lo había hecho inocentemente.
—Y ahora si no te importa, apártate que tengo que vestirme—dijo mirando el reloj—encima me has despertado media hora antes...estarás contenta.
—Dios me libre de tenerte como pareja—contestó la muchacha con cierto enojo—con lo borde que eres, cualquiera te dice nada.
Ichigo hizo caso omiso de su comentario y se limitó a recoger las sábanas, aún despilfarradas por la cama y el suelo. Rukia, extrañada por aquel cambio tan repentino en su compañero, se atrevió a preguntar.
—Ichigo¿qué te ocurre?
—A mí nada—respondió secamente— ¿por qué?
— ¿A qué viene ese mal humor?
—Es mi humor de siempre, no es nada nuevo.
—No, estabas con tu humor de siempre cuando de repente te has puesto más borde de lo normal.
—Mira que eres pesada Rukia, que no me pasa nada. Déjame en paz, tengo muchas cosas que hacer—le espetó.
Rukia se levantó, molesta, y se encaminó hacia el closet, cerrando con un sonoro portazo una vez dentro.
—Mira que es burra—murmuró Ichigo.
— ¡Te he oído idiota!—sonó la voz de la chica desde dentro.
— ¿A quién has llamado idiota?—preguntó Ichigo enfadado mientras se acercaba al closet—no me toques las narices tan temprano, que la liamos.
—Tú eres el que lía todo, no hay quien te de los buenos días.
— ¿Desde cuándo dar los buenos días consiste en meterse en mi cama y chillar como una loca?
—Lo hice para darte una sorpresa imbécil, a la próxima te va a dar una sorpresa tu tía Rita— chilló desde el otro lado de la puerta
—A ver si es verdad
Rukia no sabía qué era mejor, si ignorarle o pegarle un bofetón. Optó por la primera opción, no quería tener problemas con él. Permaneció dentro del closet, pensando en qué podría haberle molestado tanto para que se pusiera echo una fiera. Quizás no debería haberle despertado tan temprano...pero pensándolo bien tampoco era para tanto. Ya lo decía el dicho, "a quien madruga dios le ayuda". Debería habérselo tomado con filosofía, y no ponerse tan borde con ella. En ese momento estaba muy enfada con él por su comportamiento, pero no podía evitar sentirse mal por ello...No soportaba estar así con él. De todas formas, no pensaba pedirle perdón ni ceder ante él, se había comportado como un capullo. Además, ella solo quería felicitarle el día, siguiendo las costumbres de los humanos.
Una vez vestida, abrió la puerta de un golpe. Ichigo seguía allí, y al parecer todavía no había acabado. Aún no se había puesto la camiseta, por lo que Rukia pudo ver con claridad el torso del muchacho. La shinigami no pudo evitar desviar la mirada, a la par que un nuevo cosquilleo le recorría el cuerpo.
— ¿Qué haces?—preguntó Ichigo al verla salir— ¿no ves que aún no he terminado?
—No hay nada que me sorprenda—contestó con indiferencia—me voy al instituto. Nos vemos allí.
Se despidió con un gesto y saltó desde la ventana.
—Tonta—murmuró Ichigo ofendido. Desganado, terminó de vestirse y bajó a desayunar. Allí le esperaban sus hermanas, Karin y Yuzu. Su padre al parecer, no se había levantado todavía.
—Buenos días Ichi-nii—le saludó la menor alegremente—feliz día de San Valentín.
—Oh, no¿tú también?—dijo con fastidio.
— ¿Qué ocurre hermanito¡Deberías estar alegre! Seguro que hoy te echas novia.
— ¿Ichigo? Lo dudo—dijo Karin entre risas.
— ¿Por qué dices eso?—le preguntó Ichigo a su hermana más por curiosidad que ofendido por el comentario.
—Oh vamos...eres más raro que un piojo rosa. Además, me resultaría extrañísimo verte con novia—dijo entre risas—Ichi-nii con novia...eso habría que verlo, jujuju
—Oh¿nuestro Ichigo tiene novia?—dijo una voz masculina tras ellos.
— ¡Papá!
—¡¡¡feliz san Valentín!!!!—gritó a pleno pulmón.
—El que faltaba—suspiró Ichigo
—Bueno, qué es eso de que tienes novia...tengo nuera ¿¿¿ y no se me ha informado¡¡Qué clase de hijo eres¿¿No te da vergüenza??—le dijo mientras le tiraba de un empujón al suelo—Que sea la última vez.
— ¿Pero cómo eres tan bestia?—rugió Ichigo mientras se levantaba—para empezar no tengo novia y en segundo lugar¡¡qué clase de padre agrede a sus hijos desde primera hora de la mañana!! Estás loco
—¡¡¡Oh hijo mío, es que soy tan feliz¡¡Es el día del amor!! Lo más bonito que tiene este mundo...hay que estar alegre cual mariposilla en la primavera.
—Deja de decir estupideces y desayuna—le dijo Karin mientras le sentaba de un bofetón..
—Hija¿tú tampoco vas a echarte novio?—preguntó el padre, cuya emoción no había sido interrumpida por la cachetada de su hija.
—Qué va, eso son tonterías. Las chicas como yo somos independientes, yo me valgo sola.
—Tengo una hija tan madura...—comentó Ishiin entre lágrimas
— ¿Se puede saber qué te pasa? Estás más tonto de lo normal—dijo Ichigo
—Es que estoy tan contento...
—Eso ya me lo has dicho, y no tiene ningún sentido.
Ishiin se puso serio y entrecerró los ojos.
—Este día me recuerda mucho a vuestra madre...Era tan bonita...La quería tanto—las lágrimas brotaron de sus ojos—y pensar que ahora mis niños van a encontrar el amor...Oh, Ichigo me alegro tanto por ti
— ¡Que no tengo novia pesado!
—Bueno, pero a partir de esta tarde sí ¿no?
— ¿Qué quieres decir?—preguntó Ichigo a su hermana, sin comprender.
— ¿No se lo vas a decir a tu amiga?—preguntó Yuzu con una sonrisa.
— ¿Decir qué y a quién?
—A tu amiga. La chica con la que vas todo el tiempo—contestó la pequeña—¿no le dirás que te gusta?
Ichigo no podía creer lo que estaba oyendo, encima de labios de su hermana pequeña. Un ligero rubor recorrió sus mejillas.
— ¿Q-qué te hace pensar que me gusta?
—Intuición femenina—contestó divertida—bueno también el cómo la miras dice mucho.
— ¡Yo no la miro de ninguna manera!—comentó molesto, sin dejar atrás su sonrojo— ¿Y desde cuándo piensas esas cosas Yuzu? Pero si eres una enana.
—Pero no soy tonta, y sé que te gusta—añadió dejando escapar una risita.
— ¿A qué chica te refieres Yuzu?—preguntó Ishiin, mostrando interés—¿a la jovencita morena?
—Sí
— ¿Kuchiki¿Es ella la que te gusta hijo mío? —la cara de Ichigo era un poema en ese momento—Oh, debo decirte que es una gran elección. A decir verdad, es una chica bastante guapa. Un poco bajita pero eso no le resta puntos, la verdad es que es muy bonita...¡¡Preséntamela en condiciones hijo mío!! Esta noche tráela a casa para cenar, celebraremos todos juntos vuestro compromiso de enamorados.
—Papá, yo me ocupo de hacer la cena, tú lo estropearías todo—dijo Karin—al no ser que Ichi-nii quiera algo más íntimo...
— ¿¡Pero qué me estáis contando!? Estáis todos locos—dijo Ichigo, alucinando ante la escena que estaban montando entre los tres—Me voy a clase, esto puede conmigo.
— ¡Pero hijo¡Aún hay que ultimar los detalles de la cena¿Y qué vas a hacer? Llévale algo bonito hombre, unos bombones, unas flores...—sugirió Ishiin siguiéndole por el pasillo.
—Que me dejes—le respondió su hijo apartándole de un empujón.
—A mí no me trates así ¿eh¡¡Un poco de respeto hacia tu padre!!—le replicó mientras le golpeaba tirándole de bruces contra el suelo.
Ichigo se levantó y de un golpe incrustó a su padre en la pared.
—Me voy—dijo mientras salía por el umbral de la puerta.
—Yuzu—dijo Karin—trae la palanca...hay que sacar a papá de ahí.
Aquella mañana había mucho revuelvo en el instituto. Multitud de jóvenes se agolpaban en los pasillos con regalos y presentes. Había de todo: peluches, ramos de flores, cajas de dulces, de bombones, cartas de amor...
Rukia se preguntó si alguien habría comprado un conejito Chappy para regalar. Si ella fuera la afortunada, sería muy feliz.
—¡¡¡¡¡Kuchiki-san!!!!!—gritó una alegre voz femenina tras ella.
—Inoue, vaya qué alegría verte. ¿Qué tal?—preguntó sonriendo.
—¡¡Muy bien¡Es San Valentín¿¿No es emocionante¿No es un día fantástico?
—Sí, claro...— contestó algo apenada, recordando su discusión con Ichigo.
—¿Te ocurre algo Kuchiki-san?
—No, no qué va...—respondió rápidamente, con una sonrisa forzada—y llámame Rukia, por favor, te lo he dicho muchas veces.
—Ah sí, lo siento, espero que no te moleste—se disculpó la muchacha.
—No, claro que no Inoue. Es solo que me suena muy lejano...y bueno, somos amigas¿no?
—¡¡Claro que sí!!—respondió alegremente—oh, mira es Keigo— dijo señalando a la derecha. El susodicho se acercó con una gran sonrisa—¡¡Hola!!
—¡¡Hola chicas!! Hola Kuchiki-san—dijo el muchacho cogiéndole la mano a Rukia, con intención de besársela. La shinigami apartó la mano inconscientemente— ¿oh, te molesta? Perdona Kuchiki-san, no era mi intención molestarte, lo siento.
—Tranquilo, no pasa nada
—Bueno Rukia-chan te dejo—interrumpió Inoue, un poco sorprendida por la escena—Tatsuki me espera en clase ¡Dice que tiene algo que contarme¡Hasta ahora¡Luego nos vemos!
—¡¡¡N-no..no me dejes sola con este!!!!—pensó Rukia, aterrorizada.
—Oh Kuchiki-san, hoy estás especialmente bella ¿no te lo han dicho?
—No, que va...Pero no será para tanto hombre...—dijo restándole importancia, observando como les miraba la gente.
— ¡Claro que sí¡Tus ojos son como dos estrellas que brillan en medio de la noche!...tu pelo, es tan radiante como el sol...tu boca..
—Anda déjalo...—le pidió, avergonzada—venga, venga, vámonos a clase.
— ¡Déjame acabar! Tu boca...tu boca es como una amapola en la primavera...—siguió el muchacho con un tono musical.
— ¿Amapola¿Dónde ve éste la amapola?—pensó Rukia. En ese momento, sintió la presencia de Ichigo tras suya. No podía verle, pero estaba segura de que era él...le reconocería en cualquier lugar. Rukia se giró y le miró de soslayo. El muchacho pasó de largo, sin siquiera mirarla ni dirigirle la palabra.
—Ichigo...
— ¡Y tu piel! Es como una fina capa de nieve que...
—Discúlpame Keigo—le cortó Rukia.
—P-pero...
—Luego hablamos ¿vale?—y la muchacha se alejó de allí, dejando al joven enamorado con la palabra en la boca.
Ichigo entró en la clase, de mala gana. Dejó su mochila tirada de cualquier manera y se limitó a sacar los libros correspondientes, intentando no hacer caso a los comentarios de sus compañeros, que seguramente tendrían que ver con el dichoso San Valentín.
—Qué pesado se me va a hacer este día—pensó angustiado.
— ¡Hey¡Kurosaki!
—Hola Mizuiru—saludó.
— ¿Qué tal?—preguntó el moreno animado— ¿un día fantástico no crees?
—Cojonudo
—Ja,ja, venga hombre no será para tanto...Y bien ¿qué vas a hacer?
— ¿Que qué voy a hacer con qué?
—Con Kuchiki claro está... ¿le pedirás salir no? Vamos es obvio, os gustáis mutuamente, que lo sé todo—dijo pegándole un codazo, sonriendo con picardía.
— ¿Pero qué le pasa a todo el mundo¿Os he hecho algo malo¿Me odiáis por algo¿Por qué me torturáis con todo esto?
—Kurosaki...que no soy tonto.
—Lo que tú digas...Por qué no te buscas novia tú y me dejas tranquilo.
—Ya lo he hecho
— ¿Ah sí?—preguntó el pelirrojo, asombrado—y dime¿quién es ella?
—No es de aquí, la conocí en la parada de autobuses, hace un mes. Es una mujer muy bella.
— ¿Cuántos años tiene ésta?
—Veinticuatro
—Ah bueno...menos que la anterior, vamos mejorando...—comentó Ichigo, pendiente de Rukia, que acababa de entrar en la estancia.
—Sí, esta tarde iré a su casa y...
Rukia cogió aire y entró decidida, sin vacilar. Con tres grandes zancadas alcanzó la parte donde estaban las chicas, Tatsuki e Inoue.
—Hola chicas—saludó sin dirigirle la mirada a Ichigo— ¿cómo estáis?
—Oh, muy bien—respondió Tatsuki—este día siempre es muy interesante. Te enteras de cosas muy curiosas. Por ejemplo, mira, esos dos de la esquina, van a salir juntos... ¿quién lo diría?
—Vaya...—respondió, distraída.
— ¿Has traído tus chocolates Kuchiki-san?—preguntó Tatsuki, cambiando de tema.
— ¿Mis chocolates?
— ¿No le vas a regalar a nadie chocolates¿Nunca has celebrado san Valentín o qué?
—Pues la verdad es que no.
—¿¿No??¿¿Y cómo es eso Rukia -chan??—preguntó Inoue, curiosa.
—Bueno es que...en el pueblecito donde vivía no se celebraban estas cosas...hehe...y no se muy bien como va esto.
—Es bastante simple—explicó Inoue— el día de San Valentín las chicas le regalamos chocolates a las personas que nos gustan, y un mes después el llamado día blanco¡¡los chicos deben devolverte el regalo!!
—Esa es la teoría—añadió Tatsuki—pero no siempre lo hacen...Desde hace un par de años la cosa está cambiando y ahora los chicos también regalan cosas, como hacen los occidentales.
—Pues no, no he traído chocolates—dijo Rukia, que ahora entendía todo mucho mejor. La shinigami centró su atención en Inoue, que parecía inquieta—¿Qué te ocurre Inoue¿Te sientes mal?
—Ah no, Rukia-chan jeje, es solo que estoy algo nerviosa, eso es todo.
—¿¿Nerviosa??
—Sí bueno es que yo...verás...—la muchacha comenzó a sonrojarse a una velocidad vertiginosa. No pudo terminar ya que dos chicas de la misma edad, del curso de al lado, se acercaron a ellas, entre risas.
— ¿Qué ocurre?—les preguntó Tatsuki.
—Nada—respondió una de ellas, la más alta—veníamos a observar.
— ¿Observar qué?
—A Kurosaki—respondió otra dejando escapar una risita—es realmente guapo ¿no creéis?
— ¿Desde cuándo os interesa Kurosaki?—preguntó Tatsuki asombrada—Siempre ha sido un chico que no ha captado interés, y no es que tenga algo malo—se apresuró a decir viendo la mirada de Inoue—solo que como es tan anti-social el pobre, poco se le han acercado.
—Bueno, es un chico muy bueno...—dijo una de las chicas—el otro día me salvó de ser aplastada...ayyy—suspiró la muchacha—nunca nadie había hecho por mi algo parecido...La verdad es que era muy rápido, tuvo muchos reflejos.
La shinigami permaneció pensativa. Aquella cara le sonaba mucho. Pronto se dio cuenta de quien era. Hace apenas una semana, un Hollow destruyó la azotea de un edificio. Ichigo y ella estaban allí, y el muchacho evitó que aquellos escombros aplastaran a la chica.
—También es muy atractivo—dijo la otra.
Rukia
se quedó extrañada tras oír los comentarios.
¿Ichigo causando delirio entre las chicas de la escuela¿Hasta dónde habían ido a parar¿Qué
se había perdido? Pero si era el modelo de chico totalmente
opuesto al que tenían las chicas de allí.
Tatsuki
le dirigió una mirada a Rukia, y ambas sabían que
pensaban lo mismo.
—Kurosaki Ichigo...—suspiraron. Se quedaron embobadas observándole y Rukia no pudo evitar hacerlo también. El shinigami seguía conversando con Mizuiru, animadamente. Ichigo se percató de que le estaban mirando y se giró para ver quien era. Nada mas verlos, sus ojos se posaron en los de Rukia y ambos sostuvieron la mirada durante unos segundos, hasta que Ichigo, aún molesto, la desvió.
—Oye Kuchiki—dijo una de las chicas. Rukia no contestó, aun seguía mirándole—Kuchiki...¡Kuchiki!
—¿Eh¡Ah, perdonad! Creo que aún ando algo dormida—se excusó.
—Queríamos hacerte una pregunta.
—Decidme.
—Bueno, tú...em...sabemos que mantienes una relación con Kurosaki...pero no estamos seguras de qué tipo de relación.
— ¿Cómo?
—Seamos claras¿estás saliendo con él?
Rukia se quedó de piedra. La respuesta era no, claramente, pero sin saber por qué no se atrevía a decirlo. Un pensamiento le rogaba que dijera lo contrario.
— ¿Y bien¿Sales con él?
"Rukia...sabes muy bien que no...Díselo..." pensó la shinigami. De nuevo aquel pensamiento inundó su mente: "No les digas que no..." La joven sacudió la cabeza, despejando sus ideas.
—No, claro que no. Solo somos amigos.
— ¡Eso es estupendo! Es que verás—dijo la más bajita de las dos, rebuscando algo en su mochila—pensábamos darle esto.
— ¿Chocolate¿Vais a...pedirle...salir?—preguntó Rukia. Por supuesto era una pregunta retórica, ella sabía que la respuesta era "sí".
—Claro. Bueno, más bien solo yo...-respondió la castaña, la más bajita—a mi amiga le parece guapo y todo eso...pero no le gusta demasiado.
—No, tengo mi atención puesta en otro.
— ¿Y tú Orihime? Sé que vas detrás de Kurosaki desde hace mucho tiempo—le dijo la chica con una sonrisa. Inoue no pudo evitar ponerse colorada ante aquel comentario— Supongo que a partir de este momento somos rivales, pero no te lo tomes a mal, no debemos pelearnos...que gane la mejor.
—C-claro...
—Bueno, en el descanso del almuerzo, le entregaré mi presente...espero que acepte...buena suerte Orihime. Aunque creo que no podrá rechazarme fácilmente—dijo con una pícara expresión.
La joven le tendió la mano a Inoue, y ésta se la aceptó. Las dos chicas se despidieron de ellas, prometiendo volver más tarde.
Rukia no podía creerse lo que estaba pasando. Sabía que a Inoue le gustaba Ichigo desde hacía tiempo, era evidente, pero no pensaba que se lanzaría. Y menos que otra muchacha iba a hacerlo también. Aquello la había pillado totalmente de sorpresa.
Se sentía extraña. Nunca antes, al menos que ella recordara, se había sentido así. Un calor indescriptible recorrió el pecho de la shinigami. Dolía...ardía...Una fuerza desconocida la quemaba por dentro, y por más que lo intentaba no conseguía pararla.
—Rukia-chan ¿estás bien?—preguntó Inoue, visiblemente preocupada. Rukia se llevó una mano al pecho...no se sentía nada bien
—Sí, no te preocupes—sonrió.
—No tienes buena cara
—Ya, es que no me encuentro muy bien desde esta mañana...pero no te preocupes, no es nada.
—Será mejor que te sientes—le sugirió Tatsuki—seguramente te hayas mareado un poco.
—Claro...
El timbre que anunciaba el comienzo de las clases sonó, y todos los alumnos se sentaron en sus pupitres.
Ichigo se dio cuenta de que algo no iba bien. Jamás había visto a Rukia con esa expresión, y eso que se habían peleado muchas veces. ¿Qué le ocurriría? A decir verdad, él se había pasado un poco, no debería haberse puesto así con ella.
—Pero me llamó idiota así porque sí—pensó Ichigo, testarudo—deja de mirarla y concéntrate—se obligó.
Pero poco podía concentrarse...clase de matemáticas. La verdad es que no era algo que le estimulase, así que inconscientemente, dirigió su mirada de nuevo hacia Rukia. Aun con esa expresión triste, seguía siendo increíblemente bonita.
—Idiota, qué estás pensando—se dijo a sí mismo sacudiendo la cabeza, con un ligero rubor en sus mejillas.
Rukia
se dio cuenta de que la estaban mirando, así que se giró.
Ichigo. ¿Qué hacía mirándola¿Y
qué le pasaba en la cara¿Por qué estaba tan
colorado?
No
tuvo tiempo de averiguarlo, ya que el chico volteó el rostro
en cuanto fue descubierto.
—Sigue enfadado...—pensó la shinigami, entristecida.
—Cuántas veces te he dicho que no la mires así Ichigo—murmuró el joven para sí.
Rukia
no podía más. Aquel calor la estaba matando, la
abrasaba por dentro.
No
tenía ni idea de qué era lo que le estaba pasando, pero
fuera lo que fuera, no la dejaba respirar. Le faltaba el aliento, le
asfixiaba desde dentro. Quería salir de allí, salir
corriendo y gritar. No sabía qué, ni por qué...pero
quería salir de allí.
—Entonces, cuando tenemos una matriz cuadrada, lo que debemos de hacer es...
—Disculpe profesor...—dijo Rukia casi en un susurro, irguiéndose.
— ¿Sí, señorita Kuchiki?
— ¿Podría irme? No...no me encuentro muy bien.
— ¿Está enferma?
Rukia asintió. El profesor la examinó con la mirada. Realmente no tenía buena cara. Ichigo la miró preocupado... ¿tan mal estaba? A lo mejor estaba enferma. Pero esa mañana se encontraba bastante animada, no parecía enferma. ¿Acaso habría sido él?
—Claro, ve a la enfermería.
—Gracias...
—Recupérese, espero que no sea nada.
—Gracias de nuevo—murmuró mientras se levantaba. Con la mano en el pecho, se dirigió hacia la puerta y salió de allí.
Una vez fuera, solo pudo correr. No sabía hacia qué dirección, dónde ir...solo quería alejarse de aquel lugar.
No
supo con certeza cuanto tiempo estuvo así. Quizás dos
minutos...quizás cuatro...quizás veinte...El tiempo no
era algo que le preocupara en aquel momento.
La
muchacha paró en seco y miró a su alrededor. Se
encontraba en un lugar en el que no había estado nunca antes.
Era un parque bastante amplio, con grandes árboles que se
alzaban acotando la zona.
Rukia
trepó a uno de ellos, cosa que se le daba bastante bien, y se
sentó en una de las ramas.
Allí,
a la sombra, permaneció en silencio, abrazando sus piernas con
ambos brazos y cabizbaja. La joven shinigami se estremeció.
¿Qué le estaba pasando? Aquello no podía ser más
fuerte que ella.
—No entiendo nada...—susurró para sí misma, angustiada.
Poco después de que Rukia saliera de clase, Ichigo se levantó, movido por un impulso.
— ¿Y a usted que le pasa Kurosaki?
—Disculpe, pero ¿podría ir a ver a Rukia?
— ¿Kuchiki?—preguntó sorprendido el profesor— ¿a qué viene eso?
—Repito ¿podría ir a verla?
—Por supuesto que no¿cómo me pregunta eso? Siéntese—le ordenó. Ichigo hizo caso omiso a sus palabras y siguió de pie, con expresión tranquila—¿No me ha oído?
—No, es que usted no me ha entendido, quiero ir a verla.
—Kurosaki, siéntese—repitió. Pero Ichigo no obedeció. El resto de sus compañeros le miraron extrañados. ¿Qué le pasaba?— ¿me está usted poniendo a prueba?
—No, solo digo que quiero ir a verla
— ¡Siéntese ahora mismo!—exclamó con enojo. Inoue, que aún no sabía muy bien a qué venía esa actitud de su amigo, se apresuró a intervenir.
—Disculpe profesor¿podría dejarle ir?
— ¿Cómo dice señorita Orihime¿Usted también? No me lo esperaba de una alumna tan brillante como...
—Por favor—le cortó— es que verá, la familia de Kuchiki-san está fuera en un compromiso, y Kurosaki-kun se ocupa de ella durante el tiempo que no estén.
Ichigo no sabía qué decir.
— ¿Es cierto eso?
—Claro que sí—afirmó Tatsuki, apoyando el relato de su amiga—por eso...es normal que se preocupe tanto por ella...Sus padres la dejaron a su cargo.
—Por favor déjele ir—pidió Inoue.
—Solo será un momento—añadió Ichigo, esperanzado.
—Está bien—aceptó el profesor, incapaz de decirle que no a las miradas de Tatsuki e Inoue, cargadas de angustia—Ve Kurosaki, pero no tardes—le advirtió.
—Claro.
Ichigo apartó la silla y se dirigió hacia la puerta, no sin antes acercarse a la mesa de Inoue, dedicándole una sonrisa llena de agradecimiento.
—Más vale que nos expliques luego qué es lo que pasa aquí—susurró Tatsuki al joven pelirrojo—anda ve.
—Gracias—dijo tan solo. Inoue le devolvió la sonrisa, dejando escapar un "de nada". Nada más salir, el shinigami corrió hacia la enfermería, preocupado por el estado de su amiga. Una vez allí, llamó. No obstante, nadie contestó, por eso Ichigo abrió la puerta sin pensárselo dos veces.
— ¿Rukia?
Pero la sala estaba totalmente vacía. No había rastro de Rukia, ni siquiera parecía que alguien hubiera pasado por allí.
¿Qué
le había pasado¿Dónde estaba? Quizá
había sido un hollow...No, no era eso. Si hubiera sido un
hollow lo habría sentido, debía de ser otra cosa.
Ichigo
no comprendía nada. Habían discutido, pero era lo más
normal del mundo. Pocos eran los días en los que ambos
shinigamis no acababan tirándose los trastos a la cabeza.
—Rukia¿dónde te has metido?—pensó, abatido. Entonces se dio cuenta: seguramente estaría en casa, allí estaría más tranquila que en la enfermería, claro que sí—Está en casa, no te preocupes—se repitió una y otra vez—La veré dentro de un rato y le preguntaré qué le ocurre, no debo preocuparme.
El joven pelirrojo se retiró y caminó hacia su clase. Pese a que intentó hacerse el duro, permanecer impasible y aparentar que aquello le resultaba indiferente, en el fondo estaba muy preocupado por ella...Después de todo, quisiera o no, aunque lo negara una y otra vez, sabía que Rukia era lo más importante para él.
Bueno...hasta aquí el primer capítulo!!! Pronto más xD
¿¿Os ha gustado¿¿Es una auténtica mierda?? Ya me direis x.x
Quizá es un poco largo y se os haya hecho pesado, pero es que no podía acortarlo...
De verdad...¡¡¡que cabezones que son estos dos!!!! Siempre discutiendo xD pero en el fondo se quieren mucho :3
espero que haya sido de vuestro agrado, y si habéis leído hasta aquí, muchísimas gracias de verdad!!!
Kisses!
