Descargo de responsabilidad: Los personajes no son míos ni sus derechos. Solo es con ánimo de diversión.

Mi paga son sus comentarios.

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Capítulo I: El comienzo

"Buenos días, y gracias por dejarnos compartir las noticias más trascendentes en estos momentos. Para que usted este, siempre al día. Soy Edward Cullen y ella mi compañera Tanya Dlanie…"

De un manotazo apagó el televisor, le interesa, pero no existe un aliciente que le haga escuchar ahora que no es necesario. Les conoce en persona, sabe de sus absurdas y estúpidas exigencias, las cuales llegan a socavar la tan no paciente mente de la recién egresada. Con tan solo dos meses, no puede ni desea imaginar lo que le dejará a los seis meses. Con frecuencia se pregunta, ¿Qué llegará primero una reluciente ulcera o años de prisión por asesinato?

Es la encargada de una pequeña sección cultural antes de los primeros comerciales de los viernes, el ella habla desde teatro a su pequeña pasión, la literatura. Quizá no sea tomada por importante, pero es lo que más queda con ella, no importa que no sea estelar, lo prefiere antes de compartir créditos con alguien tan pedante y pretencioso como lo es Edward Cullen.

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Al llegar temprano a la televisora y preguntar en redacción cuál de sus notas sería dada al aire comenzó su suplicio de la boca de su mejor amigo Jacob Black.

Con mutuo horror le compartió la noticia, la más devastadora desde la creación de la batamanta y la ecoesfera, ella, Bella Swan compartiría el estelar con Edward Gilipollas Cullen. Tanya-no-me-importa-la-explotación-infatil-solo-me-interesa-las-marcas-Dlanie tuvo la generosa idea de marcharse a china para conocer el lenguaje panda y conocer los beneficios de los zapatos de bambú para la mecánica corporal humana.

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Unos días después.

Un Cullen incómodo.

Una cuenta en regresiva.

A su parece un Edward-mil-veces-más-idiota-que-ayer-Cullen, con sonrisa hipócrita incluida algo así como torcida y suficiente.

Él se presenta al público de la manera más descarada y sardónica posible, pero cuando llega al momento, al punto en que debe de presentarle a ella, nada. Absolutamente nada.

Como profesional que aparenta ser, lo deja pasar y continúa con el itinerario de noticias, pero casi le jura a cada uno de sus ancestros que no se quedará así o que dejen de llamarle Isabella Marie Swan.

Los siete minutos con cincuenta y dos segundos restantes le queman, puede sentir la furia proceder desde lo más profundo de su ser, de una tamaño inimaginable, porque valla, no te quemas las pestañas durante años ni mucho menos te sacas la carrera con mención honorifica como para que un pelele con el inútil a tú lada de haga desplantes a tele abierta.

—Cullen. — le exige indignada, pero aun controlando la voz, que le sale apretada. Pero su compañero no voltea. Ella repite con más fuerza.

— ¿Sí? — su voz es indiferente, sin prestarle atención.

— ¿Quién te crees para no presentarme? — el aire escapa en forma de chillido, sabe que está a punto de hiperventilar y que más le vale que se tranquilice.

— ¿Cuánto tiempo crees que estarás aquí?

—No lo sé— si ha de ser sincera la pregunta le descoloca.

—Sé que has llegado igual que ella. Cómo Tanya— lo dice mirando a la cámara, con una abierta sonrisa al terminar.

— ¿Cómo Tanya? — repite, huecamente.

—Sí, — ahora su voz tiene un deje de amargura— llegando a la cama de quien fuera necesario…

A Bella se le escapa un ruidito que no más que una mezcla de asombro.

—Sí— continua gesticulando con los brazos para explicar— no creas que sé identificar a las de tu clase…

Y no le importa, no le importa que estén al aire.

Le da una fuerte bofetada.

Se levanta, airada, humillada. Si tiene algo de dignidad, saldrá del foro antes que comenzar a llorar. Así lo hace.

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Gracias por leer.

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