No podía evitar verla, no podía ni quería, estaba allí, sentada, en el mismo salón de clases.

No supo en que momento la escenografía cambió y el salón se había convertido en una sola pantalla rosa, no supo en que momento el viento entró junto con las flores, ni siquiera cuando ella empezó a hacer provocativos movimientos con las manos y el cabello castaño, no supo en que momento se había enamorado de ella.

Los estudios nunca fueron difíciles para él, quedarse callado y escuchar al profesor era uno de sus muchos dones, incluso en esos terribles griteríos de la gente en el ultimo día de clases, pero en ese momento su mente no podía dejar de irse hacia la castaña que estaba sentada en la silla de al lado.

Siempre sorprendía al profesor y a sus compañeros con observaciones, comentarios y preguntas perspicaces que solo una mente como la suya hacer. Pero en ese momento se había quedado– literalmente hablando– sin palabras. Su mente se había quedado demasiado tiempo– poco, para él– rondandola y admirando su belleza que no le había prestado ni una pizca de atención al profesor que estaba al frente y, para su muy mala suerte, causando que cuando le hicieron una pregunta su única respuesta fue un "eh" pensativo. Ella lo miro y le sonrió.

A la salida de la clase le preguntó si quería que la acompañara a casa, ella aceptó, gustosa.

La conversación en el camino casi la había hecho ella sola, en muy contadas ocasiones él hacia una brillante, corta pero efectiva observación.

Los dos estaban disfrutando de la mutua compañía, ella no podía dejar de pensar en como se había vuelto tan cercana a aquel chico, ella no le sonreía a todo el mundo pero había algo en él que le parecía conocido, vagamente familiar y confiable. Definitivamente había algo en ese chico que la atraía. Durante el tiempo que pasaban juntos se habían convertido en algo mas que compañeros: amigos.

El quería decirle que la quería, que no podía dejar de pensar en ella, que era una persona muy importante para él. No podía dejar pasar el momento, tenía que decírselo

–Vanessa...

– ¿Si Ferb?

–... Ah... ¿Quieres un helado?– tal vez, sería en otro momento