¡Estoy cumpliendo mi gran sueño!, ¡este fic está dedicado a una Kuchiki!... ¡sí!, ¡a Kuchiki Ru…!, no, mentira, no es a Rukia xD jajajaja este fic va dedicado a la gran Nany Kuchiki, el sueño que cumplo es que es mi primera historia de terror terror, sin humor declarado ni nada xD, bueno, romance sí.
Los personajes de Bleach y sus personalidades le pertenecen al señor Tite Kubo, esta historia me pertenece y juro que seré yo quien asesine a alguien si aparece en alguna parte sin mi consentimiento (ya… ni que fuera tan genial… bueno, eso depende). Sin más disfruten mi primera historia de terror, así que si pueden critiquen o apoyen… es muy importante para mí (aunque admito que este primer cap… no es la gran cosa)
Nota: Cualquier referencia a ciudades y lugares son meramente con fines de ambientación, no se corresponden necesariamente con su ubicación real o sus apariencias.
Nuestras primeras vacaciones
Capítulo 1: Y he aquí que comienza
-Maldición Ichigo –Una mujer joven de negros cabellos, molesta, se encontraba sentada en el asiento del copiloto, con cinturón de seguridad puesto, un brazo reposando en el espacio entre la puerta y el vidrio de la misma, mirando fijamente el asfalto que tenía por delante.
-¡Ya te dije que no es mi culpa! –gritó un hombre de curiosos cabellos naranjas y potentes ojos café claro, derivando a un tono dorado. Ambos adultos jóvenes, de edad no superior a los treinta años, tenían el cabello mojado, fuera del vehículo llovía copiosamente.
Hacia menos de cinco minutos el automóvil había estado detenido en una gasolinera con servi-centro. Hace poco más de una hora estaba igualmente detenido, en medio de la carretera a kilómetros de nada. Habían quedado sin gasolina alrededor de tres kilómetros antes de llegar a una gasolinera a media noche en plena lluvia y con tráfico vehicular casi nulo, siendo esta invisible por estar luego de una curva.
Ambos se habían tenido que bajar y empujar el vehículo, que por suerte se encontraba en un terreno algo plano con una leve inclinación favorecedora al movimiento. Pese a los impermeables que se habían puesto, la temperatura era tan baja y el viento tan fuerte que terminaron incluso con los interiores mojados y con sus dientes castañeando al llegar a la gasolinera. Pagaron duchas y cada uno se bañó y cambió por ropas que traían en sus bolsos de viaje.
-Eres tú el que conduce, ¡debiste haber visto que no había suficiente combustible y cargarlo antes! –reclamó furiosa Rukia mientras le gritaba al rostro a su acompañante.
-¡Pero tú lo usaste en la semana!, ¡no sabía que habías gastado el estanque sin reponerlo! –le gritó Ichigo en respuesta, con el rostro igualmente girado hacia ella imprudentemente mientras conducía.
-¡¿Qué clase de escusa es esa?, ¡Idiota!
-¡Condenada enana del demonio!
-¡Fresa estúpida amargada!
-¡Deja ya de gritarme!
-¡Deja de gritarme tú primero! ¡y presta atención a la carretera imbécil! –le gritó ella más furiosa mientras le giraba bruscamente el rostro hacia el frente del vehículo.
Se callaron.
Pasaron así un buen rato en que ninguno de los dos quería doblegarse frente al otro, pero Ichigo terminó por suspirar cuando notó que Rukia miraba por la ventana demasiado orgullosa para solucionar el asunto, mirarlo o realizar alguna otra acción, salvo tener un leve aire melancólico alrededor. El camino le mostraba a la chica un conjunto monótono de arbustos y árboles levemente iluminados por los focos del automóvil y azotados por la lluvia y el viento.
-Escucha… Rukia… -miraba al frente con el ceño fruncido, sus manos apretaron el volante un instante en que se quedó callado, pero luego aflojaron la tensión. –lo siento.
Rukia volteó a verlo luego de haber quedado temporalmente en shock, que Ichigo Kurosaki se disculpara significaba una de dos cosas… o tenía fiebre, o se acababa el mundo. Rogaba porque fuera la primera, aún tenía toda una vida por delante.
-Escucha enana, en verdad creí que llegaríamos, pero la lluvia y el viento hicieron que se gastara más combustible y pues… lo siento.
-¿Te sientes bien Ichigo? –preguntó en completa inocencia mirándole escrutiñadoramente el rostro con seria preocupación.
-¡Ah, maldición!, ¡sólo trataba de disculparme! –gritó sonrojándose volviendo a apartar la vista del camino para ver a la chica.
-Solo que no es propio de ti hacerlo muy seguido… -soltó un suspiro de alivio y le sonrió. –Bueno, si es así… entonces disculpa aceptada. –miró al frente en la carretera viendo como las gotas eran iluminadas en su caída por los focos del auto. –Aunque hasta podríamos contarlo como una "aventura" en un futuro –dijo riendo luego de hacer el gesto de comillas con sus manos.
-Pues… será una de tantas que tendremos que contarles a nuestros hijos –el hombre sonrió con suficiencia de medio lado sin apartar la vista del frente cogiendo una lateral para desviar de la carretera principal.
-¿Quién dice que tendremos hijos? –preguntó sin molestia, no le disgustaba la idea para nada, después de todo sus suegros (*) habían insistido en darle de regalo de bodas una enorme casa con seis habitaciones para las visitas que pensaban hacerles con sus propias familias. Claro que ella e Ichigo habían insistido en pagar al menos la mitad del hogar y la verdad al ser tan grande se sentía algo vacío sólo con ellos dos.
-Yo lo digo. –dijo muy seguro –Y no dudo que te guste la idea… al menos el previo. –la miró con su típica sonrisa de medio lado que le avisaba a la chica del modo al que entraba, mientras movía sugestivamente las cejas. Rukia lo golpeó en el hombro e Ichigo rió mientras volvía a prestar atención a la ahora solitaria y sin señalética vía.
La lluvia amenazaba con hacer desbordar el canal sobre el cual ahora transitaban, el camino parecía desolado e Ichigo ya estaba cansado, solo que jamás lo admitiría.
Rukia bostezó e Ichigo por reflejo también. Ella sabía que definitivamente estaba cansado, eran ya las dos de la mañana e Ichigo había tenido una jornada laboral estresante. Ese día habían planificado partir sobre las dos de la tarde, cosa de a las diez estar llegando al primer punto de parada que habían reservado, un hotel de cuatro estrellas ubicado a los pies de la cordillera. Pasarían ahí cerca de tres días para luego continuar su viaje más al sur y recorrer los canales de agua dulce. Toda una larga travesía que tomaría alrededor de diecisiete días considerando ida y vuelta, claro que preferían ir en vehículo por la comodidad de movilización en los lugares y además para poder conocer mejor los paisajes.
Pero lamentablemente no se pudo.
Ichigo debió atender una cirugía de emergencia en vista de que su remplazo aún no llegaba y él se encontraba aún en el lugar. Tardó cerca de 4 horas y el estrés y agotamiento que cargaba desapareció cuando vio a Rukia aguardándolo fuera de la clínica en el vehículo ya cargado. Eran sus vacaciones, las primeras vacaciones oficiales como marido y mujer desde que las habían pospuesto por infinidades de motivos. Terminaron por salir de la ciudad cerca de las ocho de la tarde.
Y ahora para Rukia se reafirmaba, había sido una mala idea. No creía posible que en el estado de agotamiento del chico llegaran al hotel durante esa noche, además ella misma no estaba en condiciones de conducir.
Encendió inesperadamente la luz del copiloto, Ichigo se sobresaltó en su estado pasivo y somnoliento para echarle un ojo a los movimientos de la chica. Rukia removió en la guantera hasta encontrar lo que buscaba, un mapa turístico de la zona.
-¿Dónde vamos? –preguntó al cabo de un rato de lograr ubicar el hotel en el mapa y la ciudad de la que provenían.
-Ya pasamos el desvío a Cajón, pero aún no entramos. –Rukia miró el mapa e hizo pequeños cálculos mentales.
-¿Seguro?, porque aquí dice que a estas alturas ya la debimos de haber pasado.
-No he visto ningún cartel que diga "Bienvenido a Cajón" o algo por el estilo… y tampoco he visto más que árboles en el camino –comentó desenfadado, más bien concentrado. Rukia por su parte soltó un suspiro.
-Nos perdimos
-¿Cómo nos vamos a haber perdido si había un solo camino? –preguntó Ichigo, seguro de encontrarse en buen camino. –Seguro te equivocaste, déjame ver –con una mano trató de coger el mapa de manos de la chica, quien enseguida lo apartó.
-Estás conduciendo, idiota, fíjate en el camino. –Ichigo entonces se orilló y procedió a verlo.
-Mmm…
-¿Ves?, tengo razón… hay algo que no cuadra –expresó Rukia.
-¿Qué hacemos entonces?, ¿nos devolvemos? –la chica miró la hora.
(*) quiero que se entienda que trabajaron por el regalo la familia Kuchiki y la familia Kurosaki, además claro de ambos (ichi y kia)
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En este semestre me gustan los días martes… siempre aguardo con ansias a que den las 5:20 pm para dirigirme a mi clase de humanista; "Psicología Industrial". Desde hace ya unas cuatro clases charlo durante todo el camino con mi profesor.
Las personas… son interesantes y extrañas.
