Hola y gracias por seguir esta historia!

espero y esta continuacion sea de su agrado

Saludos desde Monterrey Mexico!


La luz del sol comenzó a causar estragos en sus ojos por lo que giró su cuerpo para quedar boca abajo y evitar que los molestos rayos del sol siguieran interrumpiendo su sueño, no habría problema si se quedaba dormida un poco más, hoy no importaba.

En un principio para ser precisos las primeras dos semanas había deseado con todas las fuerzas de su alma que el día de hoy llegara para regresar a konoha, pero ahora que ese día había llegado no estaba tan segura de querer regresar.

Pasaron tantas cosas buenas durante su estadía en la aldea de la lluvia que regresar al lugar que la vio nacer significaría regresar a su pasado, un pasado que no quería volver a recordar a pesar de haber aprendido y superado tantas situaciones difíciles.

Hubo momentos en lo que se creía lo suficientemente fuerte, pero había otros días en lo que simplemente la antigua Anko salía a relucir y era eso lo que precisamente quería evitar, sabía que en konoha habían demasiadas personas que la llevarían a revivir su antiguo "yo"

Pero como se lo dijo Genma alguna vez -"Apóyate en todo lo positivo que has vivido" –debía de hacerlo, pues de lo contrario simplemente no podría pararse siquiera en las puertas de la aldea de la hoja.

-¿Descansaste? –una voz masculina interrumpió sus pensamientos.

Era Genma, quien un poco adormilado posó su brazo sobre la espalda de la kunoichi en modo de abrazo.

-sí, pensé que no podría dormir pero lo logré –contestó orgullosa la Mitarashi para después voltear a ver a su compañero -¿tu como dormiste?

-excelentemente bien, cuando duermo contigo duermo perfectamente –dijo el Jounin acercándose un poco más a Anko y comenzar a besarle su blanco cuello.

La chica no pudo evitar que su piel se erizara al entrar en contacto con los labios de Genma, sabía que si ambos seguían de ese modo la historia de esa noche volvería a repetirse.

-será mejor que… desayunemos –sugirió la kunoichi.

- podríamos quedarnos un poco más, por la tarde nos iremos –contestó Genma al mismo tiempo que dejaba el cuello de la Mitarashi y comenzaba a delinear con su boca el comienzo de sus pechos.

-Pero hay que empezar a preparar las cosas –dijo la kunoichi sentándose en la cama para tomar el sostén color negro que se encontraba tirado a unos metros de ella.

Estaba caminando hacia la oficina del Hokage a paso lento pues observaba con detenimiento cada edificación de la aldea, su aspecto no había cambiado mucho, solo un par de casas más o al menos eso era lo que había podido notar el peliplateado.

Anko había dejado la aldea alrededor de cuatro años se supone que hoy era el día que regresaría, ¿"sería capaz de notar todos los cambios que ha sufrido la aldea? –se preguntó el Hatake –seguramente si"

Pero dejando de lado los cambios que tuvo la aldea, ¿Anko habría cambiado durante todo ese tiempo que no convivieron?

Le causaba cierta curiosidad volver a verla, solo era eso curiosidad debía de verlo así, pues ella lo había lastimado de manera importante el día que se marcho de konoha de la mano del idiota de Genma. Quería conocer los cambios que la kunoichi tuvo durante el lapso de cuatro años, pero a la vez deseaba mantenerla lejos del, la razón no la sabia exactamente, rabia tal vez por todo lo que había pasado.

-¿ella querrá verme? –Se cuestionó de pronto el Hatake –Que pregunta tan más estúpida.

Se supone que no debería importarle si Anko quería verle o no, eso era lo de menos. El había cambiado en ese lapso de tiempo, no sabía si ella había cambiado pero el si lo había hecho. Ahora era más maduro en todos los aspectos, en las misiones se concentraba mas y tenia mejor disposición para trabajar en equipo, había comprendido que la muerte de Obito y Rin no fue algo en vano en su vida al contrario, fueron experiencias que le ayudaron a forjar su carácter y que de algún modo lo hicieron una persona más fuerte.

También pensaba igual acerca de la relación que mantuvo con Anko por casi un año y medio, sabía que todo lo ocurrido tanto los momentos buenos como malos le habían ayudado para madurar aunque le haya costado verlo de ese modo.

Cuando la Mitarashi decidió marcharse no fue algo sencillo para él, le dolió demasiado pero a la vez entendió que ella necesitaba hacerlo, ambos se habían hecho mucho daño tal vez el alejarse era lo mejor. Hubo momentos en lo que pensó en ir a buscarla y pedirle que regresara no era fácil dejar de verla caminar por el parque como acostumbraba a hacerlo por las tardes, o verla en el puesto de dangos… verla despertar a su lado.

Pero lo que más le había costado aceptar era que todo lo acontecido entre ambos no había sido otra cosa más una simple relación entre dos jóvenes que por una u otra situación necesitaban afecto y lo buscaron en una persona que se encontraba hundida en la misma soledad.

Una hora más y volverían a pisar el suelo de konoha, no podía evitar sentirse nerviosa sabía que tarde o temprano volvería a verlo pero eso ya no importaba, ella había madurado durante el transcurso del tiempo que estuvo alejada de él. Había mejorada demasiado en combates, también desarrollo nuevas técnicas, conoció e hizo nuevas amistades, pero sobre todo y lo más importante logro aumentar su seguridad y autoestima.

No fue una tarea fácil fue todo lo contrario, duró prácticamente un par de años en recuperarse del golpe tan duro que cierto peliplateado había ejercido sobre ella pero ahora todo sería diferente, no se comportaría mas como aquella niña a la que le era fácil de doblegar, de ahora en adelante solo buscaría su felicidad.

-¿estás bien?

-…si ¿Por qué?

-estas muy callada, eso no es normal en ti –contestó Genma caminando al lado de la kunoichi.

-no te preocupes estoy bien, es solo que estoy pensando en lo primero que hare al llegar a konoha –dijo la Mitarashi con una sonrisa.

-¿y qué harás? –pregunto rápidamente el chico.

-pues supongo que visitar a Kurenai, es lógico ¿Qué pensabas que haría?

-nada, como tú lo dijiste es lógico que pienses en visitar a Kurenai.

Anko percibió un poco de ironía en las palabras de Genma pero decidió pasarlo por alto, no era el lugar más apropiado para una discusión de pareja y mucho menos delante de sus compañeros que caminaban presurosos para tratar de llegar a la aldea lo más rápido posible.

Tanto la pelimorada como Genma caminaron el resto del tiempo en silencio, era cuestión de minutos para llegar a su aldea natal, y ella estaba a pocos minutos de poner a prueba esa seguridad que había obtenido en la aldea de la lluvia.

Fue entonces cuando se divisó la puerta verde representativa de konoha, algunos compañeros olvidaron por completo la formación que venían manteniendo desde que salieron de la aldea de la lluvia para correr lo más que sus pies les permitieron para poder llegar y abrazar a sus familias.

Anko no pudo evitar enternecerse ante lo que estaba viendo pero era lógico, habían pasado tanto tiempo sin ver a sus seres queridos.

Los ninjas fueron interceptados por su familias poco antes de llegar a los portones de la aldea había personas llorando de la emoción por tener de nueva cuenta a su hermano, esposo, compañero, o hijo de regreso.

La Mitarashi pensó con melancolía si alguna vez ella sería recibida de esa manera.

-¡Anko! –parecía ser que alguien había leído sus pensamientos–¡Te extrañe demasiado!

Kurenai corrió a abrazar a su amiga tomándola por sorpresa, esta se quedo estupefacta ante el recibimiento de la Yuhi.

-no empieces a llorar Kurenai -advirtió la chica de los cabellos morados, aunque ella misma hacia un enorme esfuerzo por contener su propio llanto.

-¿Cómo quieres que no llore? Fueron cuatro años de no verte –dijo Kurenai mientras se apartaba un poco de su amiga para observarla bien.

-Te veo después -se despidió Genma de las kunoichis, este desapareció a toda prisa envuelto en una nube de humo, seguramente para encontrarse con su familia.

-supongo que tienes mucho que contarme –dijo la kunoichi de los ojos rojos después de ver a Genma despedirse en especifico de la Mitarashi.

-Algo.

(Narración de Kurenai):

La vi muy cambiada no solo su apariencia física, su carácter y temple eran totalmente distintos. Teníamos mucho de que platicar por lo que la invite a tomar una taza de café en mi apartamento, en el trayecto a mi casa la pude notar un poco intranquila como si estuviese buscando a alguien.

-¿a quién buscas? –no pude evitar preguntarle

-a nadie en especial.

En cuanto llegamos nos sentamos en el comedor para esperar a que el agua que había puesto en la estufa hirviera.

-puedes dejar tus cosas aquí -le señale un pequeño perchero.

-gracias.

No sabía que preguntarle primero, tenía demasiada curiosidad acerca de como la había pasado durante cuatro años en otra aldea saber que tanto se había adaptado, pero igualmente me intrigaba saber acerca de su relación con Genma pues cuando ella partió a la aldea de la lluvia apenas habían tenido una cita.

-y dime… ¿Cómo van las cosas entre tú y Genma? –me decidí a preguntarle mientras servía las tazas de café.

-bien.

-¿solo bien?

-estamos bien, llevamos poco más de tres años de ser novios.

-¿y?… -esperaba que me dijera alguna otra cosa, no sé, tal vez me conformaría si la viera un poco más animada al verla habar de su novio.

-pues nada todo va mejor de lo que esperaba, de algún modo me ha dado la estabilidad que necesitaba.

-pues me alegro por ti - no pude encontrar otra forma de facilitarla por su relación –¿y cómo fueron las cosas en la aldea de la lluvia?

-bien, sustituí por unos meses a una sensei de un trío de mocosos fue algo emocionante -por fin la escuché un poco más animada.

-pobre niños, debieron de haber tenido demasiadas quejas tuyas.

-algunas, pero después me lo agradecerán.

-si claro… y dime ¿donde dejaste a la penosa y retraída Anko? –tenía que preguntarle pues desde el primer momento en que la vi pude apreciar no solo su notorio cambio de vestimenta, su carácter también había cambiado.

-¿Por qué lo dices?

-¿Cómo que porque lo digo? Te ves diferente mírate usas ropa más atrevida, mucho más atrevida que antes, eres más segura al hablar… te ves diferente. –volví a recalcarle, mi amiga había cambiado mucho ¿tal vez había madurado?

-La verdad siento que he cambiado en gran parte a Genma, me a ayudado a ser una persona distinta más segura de mi misma, el no temerle a nada ni a nadie, pero sobretodo enfrentar los problemas tal cual son.

-no puedo creer que te escuche hablando así, valla que Genma ha hecho un gran trabajo contigo –le dije a Anko para después romper en carcajadas.

Parecía un niño pequeño así era como se sentía el Hatake pues no podía dormir, sus sabanas se encontraban totalmente revueltas y debajo de sus pies.

Faltaba un cuarto para las dos de la mañana y el seguía sin poder conciliar el sueño ¿A qué se debía? El ya conocía la respuesta a esa pregunta aunque no le agradara, él sabía perfectamente que la única razón por la que seguía despierto era por Anko.

Todo el día desde que se levantó hasta ahora que era el momento de dormir no había dejado de pensar en ella, tenía que haber una explicación inteligente ante tal obsesión que despertó en él la pelimorada precisamente en este día.

Minutos horas tal vez tuvieron que transcurrir para poder llegar a una conclusión coherente. Después de martirizar su ya fatigada mente terminó por deducir que todo se trataba de una simple curiosidad por ver cuánto había cambiado en el transcurso de los cuatro años que no la vio, simplemente eso.

Pero por ahora debía de concentrarse para poder dormir y mañana poder levantarse temprano para hacer sus pendientes, tenía que esforzarse y dejar el asunto de Anko por un lado.

Se encontraba desvelado, sinceramente no había querido levantarse de la cama y ahora como siempre iba tarde. Pero lamentablemente para él, hoy no existía pretexto alguno para llegar después de la hora señalada debía de entregar la lista de los Gennins que participarían en el examen para ascender a Chunnis, el Hokage le dijo muy claramente:

-"a las ocho de la mañana en punto…Kakashi en punto"

Y ahora debía de caminar rápido o más bien correr para poder alcanzar al Hokage en su oficina, ya se imaginaba el tremendo sermón que le esperaba. El Hatake corría a toda prisa por entre los pasillos, su corazón latía con violencia pero no importaba en absoluto, lo primordial ahora era llegar lo más pronto posible con el Hokage.

-¡llegué! –Gritó prácticamente el peliplateado al entrar violentamente a la oficina del Hokage -…lo siento – se disculpó al darse cuenta que el Sarutobi lo observaba con seriedad.

-son las ocho con treinta minutos –dijo el líder de konoha mientras miraba un pequeño reloj de pared color rojo.

-yo de verdad siento llegar tarde pero no pude evitarlo, me quede…

-las listas –dijo secamente el hokage extendiendo su mano.

-le pido que me disculpe, no fue mi intención llegar tarde.

-Kakashi, te pedí las listas para las ocho en punto…

-lo sé y lo siento –le interrumpió el peliplateado al mismo tiempo que entregaba las hojas al Hokage.

-Te pedí las listas a las ocho en punto porque sabía que no podrías traérmelas a las nueve.

-¿perdón? –el Hatake no había querido entender lo que le acababa de explicar el Sarutobi.

-Necesitaba las hojas para las nueve de la mañana –contestó el Hokage sonriéndole a Kakashi –sabía que no las traerías a tiempo, pero esperaba que por solo una vez en tu vida llegaras temprano, y como no lo hiciste tendrás que ayudarme durante todo lo que duren los exámenes chunnins… sin misiones claro.

-…entendido.

-por cierto comienza por avisarle a Kurenai Yuhi que le corresponde hacer durante los primeros tres meses las demostraciones de peleas a los pequeños de la academia.

-…si…me retiro.

Definitivamente no era su día ahora debía de ir a buscar a Kurenai para darle las ordenes del Hokage, y por el humor que este tenía seguramente debió de haber discutido de nueva cuenta con Asuma pues el líder de konoha no acostumbraba a reprenderlo por sus llegadas tarde.

Se encontraba caminando perdido en sus pensamientos o en su pesimismo cuando al dar vuelta por una de las calles cercanas a la residencia de Kurenai pudo ver una imagen que inmediatamente llamo su atención, allí estaba ella… Anko.

Estaba buscando a Kurenai y a la que encontró fue a la pelimorada.

Pero por fortuna se encontraba suficiente alejado de ella como para que esta no pudiese notar su presencia, por lo que aprovechando la situación decidió esconderse un poco detrás de uno de los árboles que adornaban la calle en donde la chica se encontraba.

Lo que pudo ver fue a una kunoichi mas alta y con un cuerpo mas delineado (eso sí que no pudo evitar observar) y aunque la veía de espaldas pudo darse cuenta que la pelimorada platicaba animadamente con un hombre.

Trato de agudizar un poco mas su visión hasta percatarse de que aquella persona no era otra más que Genma.

A penas se dio cuenta de que era Genma cuando este la tomó por la cintura a la Mitarashi y la acercaba a su cuerpo para después plantarle un beso que Anko acepto con todo gusto y naturalidad.

Kakashi al ver la escena sintió como el coraje y la rabia comenzaban a adueñarse de su pecho. Deseo con todas sus fuerzas poder ir y romperle la cara a ese idiota pero… después de todo ¿A él que más le daba?

No tenia porque sentir nada al verla, ambos hace cuatro años concluyeron lo que sea que hayan tenido.

Debía de aceptar que Anko merecía estar con otra persona conocer gente nueva, y lo había hecho ya.

Genma había ganado. Hace tiempo cuando los tres salieron por primera vez a una misión. Ambos prácticamente se declararon la guerra, pues era más que obvio que el chico sentía también algo por Anko, aun podía recordar esas miradas retadoras y las situaciones incomodas que tuvieron que pasar juntos.

Kakashi no era de los ninjas que acostumbraban a perder o dejarse vencer, él siempre salía triunfador de todo tipo de situaciones pero ahora que la veía con él sabía que en este tipo de cosas en las que los sentimientos se ven seriamente involucrados él siempre sería el perdedor y debía de entenderlo de una buena vez, debía de entender que Genma había ganado la partida del juego,

Sin más ganas de seguir observando la escena de los novios, Kakashi siguió su camino cargando en su espalda los pensamientos más negativos que su cabeza le permitían.