Hi~ Yo de nuevo, aunque venga a hablar sola como de costumbre por acá. Lista para este reto entre mi querida Mirii Hesse y yo.
Nunca he sido, ni seré buena en los drabbles, pero hago mi mayor esfuerzo así que... aquí va. Todo tuyo, nena, sí, a ti te hablo sexy.
Día 2: Guardaespaldas
—1—
A pesar de haberse vuelto algo normal verte vestido así tan elegante, luciendo de forma perfecta ese traje que sólo resaltaba cada uno de tus atributos, ese día me fue imposible mantenerme indiferente como solía hacerlo siempre.
—Tsk… estoy aburrido —dijiste rompiendo el silencio—. Ya me harté de este trabajo, quizás busque otro —decir que eso me entristeció es poco.
No es que ser guardaespaldas de un famoso sea mi trabajo soñado, pero lo era si se trataba de estar al lado tuyo las veinticuatro horas del día. Tampoco disfrutaba saber que si sucedía lo peor podrías salir herido pero… si no fuera por este medio, no nos habríamos conocido y tampoco estaríamos ahora aquí, esperando en la terraza mientras ese cantante famoso estaba teniendo una aventura dentro del hotel.
Me mantuve callado, no sabía qué decir y sólo miré de forma directa los rayos naranjas que nos cubrían, que no eran otra cosa sino la despedida que nos daba el sol por ese día. Noté gracias a mi periferia que te mantuviste mirándome en todo momento hasta que no pude más. ¿Qué es lo que esperabas de mí? ¿Qué querías que dijera?
Giré entonces mi rostro sólo para verte, no supe qué dijiste a continuación porque sólo podía notar el movimiento de tus labios cuando hablabas y en lo único que yo podía pensar era, ¿cómo sería besarte?, ¿se sentiría tan bien como lo he imaginado?
Porque sólo lo he admitido dentro de mi mente, pero me gustas tanto que más de una vez he fantaseado contigo, incluso he llegado a tener sueños eróticos en donde eres coprotagonista de éstos a mi lado. Justo ahora lo que más deseo es besarte, decirte de una maldita vez lo loco que me vuelves cada que huelo tu perfume o cuando por accidente hay algún roce de tu piel con la mía. Pero, ¿es el momento para hacerlo?
—¿Me estás escuchando, Bakagami? —Ese apodo tan peculiar salió de tus labios una vez más despertándome de mi ensoñación, mi respuesta fue sonreír y mirar de nuevo mis manos aferradas con fuerza en el barandal que nos protegía de la caída.
Moví mi cuerpo hacia ti tan rápido que noté la sorpresa en tus facciones, pero antes de que pudieras reaccionar o alejarte, tomé tu rostro con ambas manos conectando mi mirada con la tuya y tras sonreírte por un par de segundos, planté mis labios sobre los tuyos.
No me importó qué pudieras decir o pensar, era ahora o nunca. Para qué pensar si es o no el momento adecuado porque, ¿en realidad éste existe?
Llevaba meses repitiéndome lo mismo una y otra vez, puede ser ahora o nunca, porque aunque nuestro cliente no tenía enemigos declarados, siempre podía suceder lo peor y me arrepentiría toda la vida de no haberlo siquiera intentado.
Dejé deslizar mi lengua dentro de tu boca sintiendo la aceptación que le diste a mi contacto, incluso correspondiste mientras sonreías. Tus labios eran más suaves de lo que pensé, tu boca más caliente de lo que imaginé y aunque no deseaba separarme de ti, pude escuchar en el audífono que llevaba en el oído que nuestro cliente salió y era hora de escoltarle una vez más.
Me aparté unos centímetros aún con mis manos enmarcando tu rostro. Tu mirada era divertida, no parecías en absoluto molesto con mi acto anterior. De hecho en ese momento me di cuenta que habías llevado una mano hacia mi espalda baja y ahí la tenías de forma suave, quizás dudabas ante la sorpresa.
—Disculpa, me distraje con el movimiento de tus labios, ¿qué decías? —Comenté sonriendo de lado, como si nada hubiera pasado, como si fuese el acto más natural y común haberte besado cuando no somos nada más que compañeros de trabajo y de un tiempo para acá, amigos también.
—Bakagami… —murmuraste de nuevo, tu sonrisa era coqueta y no apartabas la vista de mis ojos. Pero ese gesto de tu rostro me dejaba claro que no iba a ser rechazado, al menos no por completo.
Un nuevo beso sobre mis labios, esta vez iniciado por ti. Era una lástima que fuera momento de regresar a nuestras labores.
—...Cuatro horas esperando y se te ocurre iniciar la diversión cuando ya nos vamos, si serás idiota.
—Pero la inicié, a diferencia de otro que no se atrevió, Ahomine~
Touché. Sí, tu expresión ahora indignada me contestó lo que necesitaba, tú también habías pensado antes hacerlo pero no sé qué fue lo que te detuvo, te conozco y sueles ser del tipo seguro de sí mismo que no duda en este tipo de cuestiones, aún así fui yo quien al final dio el primer paso; ahora me sentía como un estúpido por haber tardado tanto en decidirme.
Quizás fue mi último comentario, no lo sé, pero giraste para irte llevando esa expresión de alegría en tu rostro, esa sonrisa dibujada de forma clara en tus labios mientras metías ambas manos en los bolsillos de tu pantalón de vestir y caminabas alejándote; entonces pude notar cómo ante aquella acción la tela se ceñía a tu redondo trasero, eso me hizo caminar a prisa para alcanzarte y seguir avanzando a tu lado, no sin antes apretar una de tus nalgas para calmar por el momento la tentación.
Gracias, andaré por aquí publicando en este mes los días par. Así que... aunque se supone que este era para el día dos, estuve fuera de casa todo el día y apenas a media noche llegué. Como sea, cuenta como el día 2. ¡he dicho!
Nos leemos el día 4.
Si es que alguien me responde y no hablo sola como loca aquí.
