Disclaimer (1): Ninguno de los personajes de El Hobbit me pertenece, todos son propiedad del fantástico J. R. R. Tolkien.

Disclaimer (2): La historia tampoco me pertenece, sino a PirateColey, quien amablemente me autorizó a traducirla.

Advertencia: violencia moderada y leve (muy leve) slash Thilbo.

¡Hola a todos! Hoy les traigo una traducción de una fantástica historia que me encontré hace algún tiempo.

La autora original es PirateColey de quien dejaré link de su perfil y de la historia original al final.

Espero que disfruten esta historia tanto como yo lo hice.


Domingo 15 de septiembre de 2019.

Davenport, Iowa.

Bilbo Bolsón estaba contento de estar bajo tierra. Estaba muy seguro en el cálido y guarecido refugio de cemento que su familia había construido años atrás, donde nada inesperado pasaba. La mayoría de las personas no tienen previsión para preparar su propio "paraíso de seguridad", pero un Bolsón era ante todo, precavido. Sus padres habían construido el refugio para tornados y posibles guerras, pero igual servía para mantenerlo a él a salvo de cualquier cosa desconocida que estuviera librándose allá afuera.

El refugio tenía todo lo que él pudiera necesitar. El frío suelo de cemento estaba cubierto con gruesas alfombras y tapices cubrían las paredes. Había una reserva de combustible para las lámparas y para una pequeña estufa que proveía calor para mantener la temperatura y cocinar. Unas tuberías proveían de agua fresca para beber y lavar, y limpiaban los desperdicios del retrete de porcelana del pequeño baño. Había varias literas, un baúl repleto de ropa y las estanterías contenían decenas de libros y juegos. Había incluso una vieja televisión y una radio, que le habían informado de rumores de una enfermedad generalizada, hasta que la electricidad había fallado semanas atrás. Una enorme alacena estaba repleta de comida enlatada con la que bien podría sobrevivir por seis meses.

Ya habían pasado tres.

Realmente, la única cosa de la que su refugio carecía, era de compañía. El búnker había sido diseñado para albergar a una familia entera, pero Bilbo no tenía a nadie y estaba acostumbrado a la soledad. Cuando el mundo se vino abajo y él se había escondido bajo tierra, había programas de televisión que ver y reportes de noticias de escuchar. Bilbo entonces se había sentido aún conectado con el mundo encima de él y era mucho más sencillo engañarse a sí mismo pensando que no estaba solo. Pero cuando la energía se fue, se encontró a sí mismo con una vacía sensación de soledad, aquella que los libros y la comida no podían llenar. Era como si toda la soledad que había acumulado en su vida se hubiera alojado de pronto en lo más profundo de sus pensamientos, donde crecería hasta que no pudiera soportar más el aislamiento. Aún así, el miedo a los peligros del exterior lo habían mantenido ahí, en la seguridad de sus aposentos. E incluso si se aventuraba a salir de su refugio, probablemente seguiría solo.

Bilbo tomaba asiento para su cena temprana –una rutina que había llegado a disfrutar– cuando un audible golpe sonó en su puerta. Él saltó, obviamente asustado, a pesar de que sabía que la barra de metal de la entrada mantendría afuera cualquier intruso. Arrastrándose lentamente hacia adelante, Bilbo tomó un bate de beisbol como arma improvisada por si era necesario. Presionó una oreja contra la puerta, sorprendiéndose ligeramente ante el sonido de voces humanas justo al otro lado de la barrera de metal. La emoción y el miedo lucharon por dominarle y su corazón latió con fuerza contra su pecho, mientras trataba de escuchar la conversación.

—¡Esto parece estar cerrado, tío! —Dijo la primera voz suavemente.

—¡Tal vez hay algo bueno del otro lado! ¡Abrámoslo! —La segunda voz sonaba emocionada y de alguien muy joven. Muy probablemente de un niño.

—No podemos abrir la puerta así de simple, muchachos. Quién sabe lo que podría haber adentro. —Esta voz era baja y grave, aunque tenía un deje de incuestionable autoridad.

—Pero tío, podría haber comida ahí adentro. ¡Han pasado semanas! —La primera voz de nuevo, con una pizca de desesperación impregnando las palabras.

—Por favor, tío, —dijo la segunda voz, esperanzada.

Hubo un largo silencio y por un momento Bilbo pensó que se habían ido. Se encontró de pronto aterrado por la desesperación de la falta de voces humanas a un grado que nunca creyó posible. La idea de pasar una noche más en solitario silencio era insoportable. Había personas afuera –personas que tal vez tuvieran noticias o que al menos lo alejaran de su soledad–. Dejando su bate de beisbol, Bilbo hizo acopio de todo su valor y coraje. Quitando el fuerte cerrojo, abrió la pesada puerta de hierro.

Las tres figuras en el umbral de la puerta, brincaron por el susto y el hombre mayor se puso en frente de los dos chicos, para protegerlos de cualquier peligro.

A Bilbo se le puso la piel de gallina, si era por el aire frío o por el miedo, él no podría decirlo. Los forasteros permanecieron en silencio por un largo rato y Bilbo se dio cuenta de que no estaba muy seguro de qué hacer ahora que su refugio estaba expuesto. Abriendo su boca para hablar, no encontró palabras en su garganta y cerró los labios sin emitir sonido alguno.

El hombre usaba una chaqueta azul medianoche, con los codos gastados y remendados, pero aún así, Bilbo pudo reconocer la fina hechura. El cabello negro con mechones de plata enmarcaba su rostro, a pesar de que era demasiado largo y necesitaba peinarse. Su boca se había torcido en una mueca preocupada y su barba desaliñada le marcaba la mandíbula.

Había algo realmente salvaje en él; una fuerte tensión que se extendía en los músculos desde los hombros de su chaqueta y una firme determinación en sus ojos hundidos.

Detrás de él, los dos chicos eran diferentes como la noche y el día. No podían ser mayores de 15 y 13, posiblemente más jóvenes, debajo de las capas de polvo y suciedad. El chico mayor llevaba pantalones de trabajo y chaqueta militar, había apartado su cabello rubio del rostro en una serie de trenzas. El rastro de su primera barba cubría sus mejillas; el muchacho frotó sus dedos contra ella nerviosamente con su mano derecha, mientras que con la izquierda agarraba la manga del otro chico. El más joven miraba alrededor con curiosidad, sus ojos oscuros miraban hacia afuera detrás de una mata de pelo negro. Tanto sus jeans como su abrigo eran demasiado grandes, probablemente eran de alguien más, lo que le hacía parecer aún más pequeño.

Finalmente, el hombre habló, con recelo evidente en su voz profunda—. Thorin Escudo de Roble, a su servicio. Y mis sobrinos.

—Bilbo Bolsón, al suyo, —dijo él, luchando contra la ridícula urgencia de hacer una reverencia. No muy seguro de qué más hacer, miró alrededor, viendo el mundo exterior por primera vez en meses.

A la luz del crepúsculo, lo primero que notó fue la ausencia de otras luces. Nada brillaba en el paisaje urbano de la distancia, ni el zumbido de las farolas o los rápidos parpadeos luminosos de la autopista. Ninguna luz a excepción de la luna y el tenue resplandor que se colaba por el umbral de su propia puerta. Dicha puerta estaba unida con la pared trasera de la casa de su familia. Observando hacia una esquina del edificio, Bilbo notó con horror el grafiti y las ventanas rotas, muestras de un posible saqueo. El resto de las casas alrededor, estaban en un estado similar de ruinas. Tan lejos como podía ver, la calle entera estaba desierta y saqueada. Nada de valor ni rastro de vida.

—¡Sólo han pasado tres meses!, —graznó Bilbo, mientras la bilis se elevaba en su garganta a causa del pánico—. ¿Cómo pudo pasar esto?

—Tres meses son más que suficientes para que el mundo se venga abajo, —respondió Thorin secamente—. Una mejor pregunta es, ¿por qué sigue usted aquí?

—¿A dónde más podría ir? —Bilbo juntó sus manos, preocupado—. ¡Esta es mi casa! Las noticias decían que había que permanecer en un refugio y no salir hasta que se hubiera dado fin a la alerta. —Alguien había escrito las palabras cazador de tesoros en su puerta y había desechado el bote de pintura verde brillante—. Como los radios dejaron de funcionar, no han dado fin a la alerta…

—Entonces, ¿por qué abrió la puerta? —Thorin levantó las cejas, mirando al otro hombre con solemne curiosidad.

—No lo sé, realmente, —Bilbo se encogió de hombros, no muy seguro si podía hablar de su soledad—. Ha pasado mucho desde la última vez que escuché otra voz que no fuera la mía…

La explicación parecía ser suficiente, o al menos Thorin estaba demasiado cansado como para preocuparse por eso. Asintió y miró de nuevo a sus sobrinos—. La noche no es buen momento para estar al descubierto. Estábamos buscando alimento, pero debemos volver al carro antes de que se oscurezca más.

—¿Su carro? ¿Entonces tienen un lugar seguro para ir? —Detuvo Bilbo, curioso de saber a dónde irían ellos y no muy seguro de dejarlos ir.

—El carro es suficiente para nosotros ahora, —dijo Thorin suavemente, lanzando otra mirada a los chicos, quienes estaban acurrucados muy juntos contra un lado de la casa.

—Esto parecerá extraño y ni siquiera sé por qué lo ofrezco, pero tengo comida si ustedes quieren, —balbuceó Bilbo, haciendo un gesto distraído hacia su puerta—. Y hay agua para un baño…

Ambos niños lanzaron miradas desesperadas a su tío, el menor ofreciendo unos ojos de cachorro y un suave jadeo.

—Tomaremos su oferta, Señor Bolsón, —Thorin le dirigió una oscura mirada—. Pero si acaso piensa en intentar algo…

La amenaza quedó en el aire, haciendo que Bilbo se estremeciera internamente—. ¿Qué podría hacerles? Tú eres mucho más grande que yo. Además, me tienen en desventaja de número, —puntualizó—, ¿Y qué clase de persona sería si tratara de herir a un niño?

Thorin rió macabramente—. Realmente no ha salido en meses, ¿verdad?

Se encogió de hombros de nuevo, Bilbo les dejó entrar. Thorin y los chicos entraron cautelosamente, y Bilbo cerró y aseguró la puerta detrás de ellos.

Cuando estuvieron adentro, Bilbo se dio cuenta de que no tenía idea de cómo tratar a sus huéspedes. Estando encerrado en soledad por tres meses, habían vuelto sus ya malas capacidades sociales, aún peores. Mirando alrededor su casa provisional, frotó sus palmas y exhaló profundamente, tratando de calmarse—. Bien, entonces. Supongo que lo primero que querrán es algo de comida, ¿no? —Dejando a los otros en el umbral, corrió hasta la estufa y comenzó a verter sopa enlatada en una olla—. ¿Ninguno tiene alergias, verdad?

—¡Nop! ¡Comeríamos cualquier cosa! —Sonrió el chico más joven, radiante.

—De acuerdo, em… —Bilbo frunció el ceño—, perdón, creo que no me han dado sus nombres.

—¡Soy Kili! —Señaló a su hermano con gran afecto— ¡Y él es Fili! —El chico mayor inclinó su cabeza ligeramente.

—Encantado de conocerlos, —asintió Bilbo y vertió la sopa en varios cuencos—. Será mejor que tomen asiento. La comida estará lista muy pronto.

Los chicos se sentaron muy juntos en el viejo sofá, susurrando entre ellos, mientras Thorin inspeccionaba el pequeño refugio, claramente buscando signos de peligro.

—Estarán bien seguros, —dijo Bilbo y trató de no sentirse nervioso cuando los ojos de Thorin le miraron—, sólo soy yo.

—¿Cómo llegaste a este refugio? —Preguntó Thorin tétricamente—. ¿Cómo lo encontraste? ¿Lo robaste?

—¡Yo soy Bilbo Bolsón de los Bolsones de Hobbiton! ¡Yo no robé nada! —Resopló, enojado por la acusación—. ¡Mi familia construyó todo esto! ¡La Comarca: la firma más lujosa de condominios en Iowa!

Thorin bufó burlón—, y estoy seguro que trabajaste muy duro para conseguir lo que tienes ahora…

—¿Qué? ¿Trabajar? Bien, no… por supuesto que no… mi familia, ves… —balbuceó— ¡Soy un Bolsón!

—Es lo que pensé, —dijo Thorin con frío desprecio.

—¡Actúas como si no me creyeras!, —siseó Bilbo, enormemente ofendido que alguien respondiera a su hospitalidad con juicios y sospechas—. ¡No tenía que abrirles la puerta! ¡Y más aún: no tenía que dejarlos entrar!

—Mi prioridad es proteger a mis sobrinos. Estoy seguro de que incluso tú puedes entenderlo. —Thorin le fulminó con la mirada y apartó un mechón negro de su rostro.

—¿Incluso yo? ¿Qué se supone que significa eso? —Bilbo reconocía un insulto cuando lo escuchaba—. ¡Tú ni siquiera me conoces!

—Conozco lo suficiente, —dijo Thorin, poniendo sus manos sobre las caderas—. El mundo se está desmoronando, y tú eres una de las pocas personas con un lugar seguro. Y estás en él solo.

—¿Quién más podría estar aquí conmigo?, —cuestionó Bilbo, obviamente consternado. Se movió nerviosamente sobre las puntas de sus pies, sin querer admitir ante Thorin su falta de amigos y su añoranza de compañía.

—¿Tu familia? ¿Tus amigos?, —replicó el mayor—. ¡Cualquier persona a la que quisieras salvar del infierno de allá afuera! —Hizo un gesto hacia la puerta, en referencia al mundo del que Bilbo estaba apartado.

Bilbo suspiró—, mis padres fallecieron hace años y las personas de por aquí pensaban que era demasiado peculiar como para ser amigos. No tengo ni uno. —Volviéndose a la estufa, sirvió la sopa y le dio un cuenco a Thorin—. Mejor que lo comas mientras aún está caliente. —Tomando los otros dos cuencos, Bilbo cruzó la sala y se los dio a los dos chicos.

—¡Gracias! —Sonrió Kili, engullendo la comida con tal gusto que Bilbo no pudo sino preguntarse cuando fue que comió por última vez.

—Sí, gracias, —añadió Fili, obviamente saboreando su comida, pero sin despegar un ojo de su hermano, como para estar seguro si tenía suficiente para comer.

Mientras sus tres huéspedes comían en silencio, Bilbo anduvo por la habitación, lavando los trastes y acomodando la despensa. No estaba muy seguro de cómo tratar a Thorin, a quien parecía desagradarle desde el principio. Los chicos eran más fáciles de entender, tan desnutridos y descuidados. Su corazón de rompió mientras los veía comer, ambos chicos lamiendo hasta lo último de los trastes y de sus dedos.

Cuando terminaron de comer, Thorin tomó los trastes y se los llevó a Bilbo hasta el fregadero—. Gracias por la comida, —dijo rígidamente—. No habíamos conseguido mucha últimamente.

Bilbo miró a Thorin un largo rato, preguntándose qué tanto estaba aquel hombre minimizando su situación—. ¿Por qué no les muestro a los chicos dónde está el baño? Parece que no han podido tener un baño apropiado en semanas. —La sombra de la vergüenza en los ojos de Thorin le dijo a Bilbo que su aseveración era correcta.

La forma en la que los ojos de Fili se iluminaron cuando Bilbo les mostró el pequeño baño con su regadera y tina de porcelana no fue nada comparada a la forma en como sonrió cuando vio a Kili reír de su reflejo en el espejo. El más joven miró su cabello, que parecía un nido de pájaros y las manchas oscuras de su piel y no pudo parar de reír a carcajadas. Fue como si una presa se hubiera roto y la risa salió de su pecho llenando todo el cuarto de una manera tan infecciosa que Bilbo y Fili no pudieron sino reír también. Incluso Thorin asomó la cabeza por la puerta para ver qué era todo ese alboroto; el fantasma de una sonrisa apareció en sus labios mientras veía a su sobrino más joven. Después de unos momentos más de risa, ambos chicos fueron dejados en la bañera y Thorin y Bilbo regresaron a la sala.

—Lamento mucho haberte gritando antes. —La disculpa sonaba torpe, como si Thorin no estuviera acostumbrado a darlas—. Los últimos meses no han sido fáciles… ser bañados y bien alimentados los aliviará inmensamente.

Bilbo asintió lentamente—. Todo era más fácil antes de que la electricidad se fuera. Pero estoy contento que al menos haya agua para ofrecerles. Me sigo preguntando si será la siguiente cosa que se vaya.

—Eventualmente lo hará. Todo está terminando por aquí, —suspiró Thorin, frotando una mano cansada sobre sus ojos.

Lucía más blando a la luz, más vulnerable y Bilbo sólo atinó a pensar que él era seguramente muy apuesto detrás de aquellas capas de suciedad y preocupación.

—¿Qué está pasando exactamente? Había reportes de una extraña enfermedad que había surgido en el oeste, y de pronto se volvió global y nos dijeron que nos resguardáramos. —Bilbo tamborileó sus dedos, nerviosamente.

—Al principio nadie sabía lo que pasaba, —dijo Thorin, sentándose en un sillón—. Sabemos que surgió en California, sólo una muerte inexplicable y al azar. Lo más probable es que la gente hubiera estado expuesta sin saberlo. Los síntomas no se comienzan a mostrar sino hasta unos días después… sólo hacía falta que una persona infectada tomara un avión y saliera de la ciudad o el país… —Sus ojos se perdieron a la distancia—, cuando las muertes comenzaron ya era muy tarde.

Bilbo se estremeció en su asiento y se mordió nerviosamente el labio—. Entonces, ¿es una enfermedad? Era lo que decían en las noticias.

—¡Es más que una enfermedad, es una maldita plaga!, —sentenció Thorin, dando un momento para hundirse en sus palabras—. Le llaman el virus TRASIG. Es contagiosa inmediatamente después de contraerla, pero se esparce especialmente con los cadáveres. Unos días después de que la persona muere, el cuerpo empieza a soltar esos gases… no parece que pueda ir muy lejos por el aire ni por sí mismo, pero en cuanto lo inhalas… —Se encogió de hombros, claramente agitado—. Un cuerpo en la morgue de un hospital… los gases entraron al sistema de ventilación y estuvo en todas partes en cuestión de minutos. Los trabajadores estuvieron expuestos y volvieron a casa en trenes, en el metro…

—¿Entonces, está en todas partes?, —preguntó Bilbo, a pesar de que su corazón ya sabía la respuesta.

Thorin asintió—. Supongo que las ciudades más grandes fueron aniquiladas primero; a más población, más posibilidades de que se esparza. Dudo mucho que quede alguien vivo en China. O Nueva York.

—¿Qué hace esta… enfermedad TRASIG exactamente?, —preguntó Bilbo nerviosamente, mientras un peso se establecía en el fondo de su estómago.

—Comienza con fiebre y dolores de cabeza, pero pronto la persona comienza a tener esas violentas alucinaciones y comienza a atacar a todo el mundo. No parecen notar si son heridos, ni mucho menos con quien están luchando. Es pura rabia sin sentido. —Los ojos de Thorin se oscurecieron—, pienso que hay entonces mucha presión en el cuerpo y mueren diez días más tarde por fallo respiratorio. Y no son más que otro cuerpo que puede infectar a más.

—Seguramente las personas se dieron cuenta de lo que pasaba. ¿Por qué no se quedaron todos en sus casas, alejados de los cuerpos? ¡¿Por qué todas las casas están vacías?! —Bilbo pudo escuchar su propio miedo llenando su voz, pero no pudo calmarlo.

—La gente entró en pánico, —explicó Thorin—. Hubo saqueos y disturbios y la gente empezó a ser asesinada. Esto sólo puso las cosas peores. Más viajes implicaban más posibilidades de infección, pero la gente estaba asustada. Escaparon y llevaron el Virus TRASIG con ellos. —Frunció el ceño y se pasó una mano por el pelo—. La probabilidad de infección es del 75%, pero las personas que sobrevivían a la exposición, eran usualmente asesinadas por las víctimas de la misma. La violencia es extrema.

Se sentaron en silencio por unos minutos, Thorin parecía perdido en sus memorias y Bilbo trataba de digerir todo lo que le habían dicho. Una plaga se había esparcido sobre la superficie, dejando muerte y destrucción a su paso. No pasó mucho antes de que Fili y Kili se les unieran, ambos relucientes de limpios y con ropa fresca. Se sentaron en el sofá, Fili pasó una mano alrededor de los delgados hombros de su hermano. Kili sacó un pequeño calendario y pintó una 'X' sobre la fecha antes de volverlo a guardar en su bolsillo.

Bilbo miró a los chicos por un momento, entonces miró de nuevo a Thorin—. ¿Cómo saben todo esto?

—Las noticias ayudaron un poco, antes de que se fuera la electricidad, —respondió Thorin antes de encogerse de hombros.

—El internet ayudó aún más, —añadió Fili suavemente, mirando la estantería con un anhelo apenas disimulado. Kili bostezó y se acomodó contra su hermano, sus párpados se cerraban pesadamente.

Thorin asintió—. Es cierto. La prensa parecía estar ocultando algo, pero todos aquellos teóricos de conspiración en la red sacaron algunas cosas interesantes a la luz. El resto es lo que nos hemos dado cuenta mientras viajábamos.

—Pero si viajar es tan peligroso, ¿por qué están aquí? ¡Y con dos niños además!

Fili le dirigió una mirada irritada a Bilbo, pero no dijo nada, en cambio acarició gentilmente el cabello de su hermano.

—El nombre de mi padre era Thrain, —comenzó Thorin—. Manejó nuestra empresa familiar muy bien y esta prosperó bajo su dirección. Seis meses atrás, viajó a la costa oeste para arreglar un negocio. No volvimos a escuchar de él.

Bilbo se inclinó hacia adelante y esperó mientras Thorin sacaba un mapa doblado del bolsillo de su chaqueta, poniéndolo sobre la mesa.

—Este mapa llegó a nuestro buzón tres meses después de que mi padre se perdiera. Tiene su letra. —Thorin señaló al mapa con su dedo, indicando una nota garabateada apresuradamente: "La orden de Mahal debe buscar Valinor" ¿Qué significa eso? —Un ceño curvó sus labios—. Una semana después las muertes comenzaron.

—Entonces, ¿sólo van a seguir este mapa y rezarán a Dios que no terminen infectados?, —balbuceó Bilbo—. ¡El mapa pudo ser una coincidencia! ¡Puede que no tenga naca que ver con la plaga!

—¿Qué otra opción tenemos?, —espetó Thorin— ¡No tenemos otro lugar a donde ir! ¡Y no parece que ninguna ayuda venga en camino!

Fili miró a su hermano y luego a los adultos que discutían—. Si no les molesta, creo que Kili y yo iremos a dormir.

Bilbo señaló las literas más alejadas y asintió. —Hay sábanas y almohadas. Siéntanse libres de tomar las que necesiten.

—Gracias. —Fili le dio un codazo a su hermano para que despertara, entonces lo guió hasta la litera.

—Entonces… —suspiró Bilbo sin saber qué decir.

—Entonces… —replicó Thorin, obviamente con el mismo problema.

—¿Me veré terrible si preguntó qué pasó con sus padres? —Bilbo miró por encima del hombro para ver a los dos chicos acurrucados en una sola cama, profundamente dormidos.

Thorin iba a negarse, pero pareció cambiar de opinión—. Su padre se fue hace años, poco antes de que Kili naciera. Su madre, Dís, era mi hermana menor. La perdimos en enero por cáncer.

—La lamento mucho, —susurró Bilbo.

—Se aferró a la vida por mucho tiempo, más del que debería. —Los ojos de Thorin brillaron con emoción—. Al final de sus días hubo mucho dolor… ni siquiera podía reconocer a sus hijos.

—¡Esos pobres chicos! —La garganta de Bilbo se sentía apretada y su pecho dolía, su corazón se rompió de nuevo por los dos muchachos sin madre.

Thorin tragó saliva, sus ojos estaban fijos en sus dos durmientes sobrinos—. Son todo lo que me queda. Si pudiera pensar en algo mejor que hacer, entonces lo haría. Pero no hay nada más para nosotros.

—Podrían esconderse en algún lugar… —Bilbo trató de ignorar la parte de su mente que gritaba podrían esconderse aquí conmigo.

—¿Y qué pasará cuando los alimentos se acaben? ¿Qué pasará cuando el resto del mundo esté muerto?, —preguntó Thorin; su mano temblaba con exasperación—. No, estaremos mejor si seguimos en movimiento. Con algo de suerte encontraremos respuestas en el camino.

Bilbo asintió, quieto por un momento, repasó las palabras de Thorin en su mente.

—¿Qué hay de ti?, —preguntó Thorin—. ¿Piensas quedarte aquí, bajo el suelo, como si ya fueses un cadáver mientras el resto del mundo se pudre sobre ti?

Inseguro sobre qué responder, Bilbo no dijo nada.

Eventualmente, Thorin lo dejó para tomar un baño y dormir, pero Bilbo permaneció despierto hasta muy entrada la noche. Pensó en toda la soledad de su vida y en lo rápido que se había acostumbrado a esos extraños. Encontró que admiraba el coraje de Thorin y su lealtad a su familia, además de sus decididos sentimientos de proteger a los chicos. A Bilbo siempre le habían gustado los niños, y siempre había querido su casa llena de sobrinos y sobrinas y quizás algunos pequeños propios. Ahora, sin familia y con el mundo llegando a su fin, había muy pocas posibilidades de que eso pasara. Aún asó, se preguntó si aún podría hacer felicidad esperando por él si era lo suficientemente valiente como para dejar la soledad de su refugio bajo tierra y se uniera a Thorin y a sus sobrinos en su aventura.


¡Y eso es todo por este capítulo!

Ojalá les haya gustado; estaré subiendo capítulos cada semana o menos (todo depende del tiempo libre que tenga jeje).

Y como dije, aquí están los links para aquel que quiera leer la historia original (en inglés) o dejar un comentario para la autora de esta historia (a pesar de los años que llevo escribiendo, aún no sé como funcionan los links en FF, pero me parece que hay que pegarlos luego del " www. fanfiction sin los espacios jeje):

Link al perfil de PirataColey: u/2794048/PirateColey

Link a la historia original (Mahal's Pride): s/9183829/1/Mahal-s-Pride

En el capítulo siguiente comienza la aventura, y esperen cameos de varios lugares y personajes de la Tierra Media (no sólo de El Hobbit, sino de El Señor de los Anillos y de El Silmarilion.)