Título: Decir que te extraño es decir poco.
Advertencias: AU. Fluff. Menciones de Draco con otro.
Word Count: ~630.
Notas: Escrito para el P!E del Drarrython.

Un año más ha pasado. Harry quisiera regresar el tiempo cuando ve a Draco de la mano de otro hombre, pero no puede. La razón por la que no quería ir a esa estúpida cena de año nuevo de la empresa la tenía frente a sus ojos.

Su corazón late aceleradamente. Da un trago a su copa y roba otra al mesero. No puede seguir allí, pero tiene.

Los recuerdos se arremolinan en su mente. Lo que más le duele es recordar la cara de Draco, al borde de las lágrimas, furioso como jamás en su vida lo había visto.

Toma otra copa y otra más, esperando que con ello la culpa y el dolor se disipe, sabiendo, sin embargo, que no lo logrará. A la una, su jefe se despide de él. Ahora sabe que se puede retirar, mas no lo hace. Aún queda mucho alcohol y a él le sobran razones para seguir con la fiesta, la deplorable celebración que se lleva a cabo en su interior.

Sabe que está ebrio. Sabe que Draco se ha ido con su novio. Quién sabe, tal vez ahorita mismo estén teniendo sexo apasionado. Las lágrimas se le escapan. Todo él tiembla.

¡Yo y mis pendejadas!, se recrimina.

Se levanta de la silla donde está. Todo a su alrededor da vueltas. Pierde el equilibrio y está seguro que su cara se estrellará en el suelo, sin embargo, alguien lo detiene.

―Mírate, Potter ―la voz de Draco se cuela hasta sus oídos. Su rostro gira tan rápido hacia él que cree que se dislocará el cuello.

―Draco.

―Anda, te llevaré a tu casa ―dice Draco, apretando el brazo alrededor de la cintura de Harry.

Cuando Draco entra al auto, después de haber puesto a Harry en el asiento del copiloto, éste último se siente obligado a decir algo, no obstante, no puede. Su cabeza da mil vueltas.

―¡Dios, Harry! ―el carro avanza por las solitarias calles de Londres. Los ojos de Harry permanecen cerrados. Teme abrirlos y descubrir que todo aquello no es más que parte de su imaginación―. Eres un tonto, ¿lo sabes?

―Sí, Draco. Lo soy.

―¿Cómo puedes hacerte esto?

―¿Cómo podría no? El alcohol me hace olvidar. Me aleja de la horrible realidad en la que vivo.

―No es horrible, Harry.

―Lo es desde que ya no la compartes conmigo. Te extraño como no tienes idea. Día con día me arrepiento de lo que hice, ¿sabes? No hay forma de que expíe mis penas. Draco, te amo. Tal vez no lo parezca, pero lo hago. Te amo, te amo, te amo. Y es doloroso verte con otro, aun más, es doloroso saber que yo fui el culpable de nuestra separación. Y no sabes cuánto me odio. Me odio, me odio, me odio. Ojalá no existiera.

Draco ha detenido el auto. Harry abre los ojos. Están frente a la casa del rubio. Oh, no, lo que menos quiere es lidiar con la pareja de Draco.

―No digas eso ―dice Draco en un susurro―. No te odies. No pienses en no existir, Harry. Para mí, tu existencia es una bendición.

Entonces Draco toma el rostro de Harry y deposita un beso en los fríos labios de éste.

―No, Draco, tú tienes...

―Ni lo digas. Se ha enfadado al verme correr a tu lado. Y también se ha puesto muy triste porque sabe... Dice que no importa qué haga, yo siempre estaré enamorado de ti.

En Harry algo tibio se remueve. Toma a Draco de la nuca y posa sus labios sobre los de él.

―Dame otra oportunidad, Draco, te lo ruego. Por favor. Quiero demostrarte que te amo. Te amo más que a mí mismo. Tú para mí eres todo.

Draco no responde, pero no hace falta. El tierno beso que le da a Harry lo dice todo.