Hola, aquí les traigo un nuevo fic, ya se que debería actualizar los otros, pero bueno, ojala lo disfruten, como dije, es un fic colaborativo con Aruretto-san, de hecho ella lo subió a su perfil de wattpad que es este : www .wattpad story / 105918793 - yuri - in - the - mafia. Sin mas que decir, les dejo el resumen y el fic.
Katsuki Yuuri se ha convertido en el cabecilla del clan Yakuza más importante de Japón, todo sería perfecto de no ser porque Yuuri nunca quiso heredar el puesto ademas de su condición de Omega, lo cual le quita autoridad ante su clan.
Después de la muerte de un elemento de la mafia Rusa, Yuuri conoce a Viktor Nikiforov, un Alpha y jefe de la corporación mafiosa más grande de toda Rusia. Viktor se enamora de Yuuri de inmediato, sin embargo, a Yuuri no le importan esas cosas, a él solo le importa mantener a su clan unido y lidiar con los molestos periodos de celo.
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Yuri Plisetsky es miembro de la mafia principal de Rusia, un día conoce a Michele Crispino, un famoso empresario italiano que invierte tanto en el grupo Nikiforov como en el Clan Katsuki, Michele se gana rápidamente el corazón de Yuri, lamentablemente, un accidente los separa, trayendo muchas sorpresas a Plisetsky y a los que lo rodean.
Capitulo 1
Era un día tranquilo, pero para muchos de los ahí presentes, aun cuando había sol, la tristeza y pesadumbre se podía sentir en el ambiente, aun así, muchas personas miraban al Omega rubio que intentaba contener las lágrimas, apretando los puños y sintiendo que la marca en su cuello le quemaba demasiado.
Odiaba al mundo, no podía creer que aquel con quien tenía tan buenos recuerdos se hubiera ido, era injusto, no, más que eso, era doloroso ya que no se había podido despedir de manera adecuada y eso era una de las cosas que más le dolía. Por esa razón se acercó al ataúd que contenía el cuerpo del italiano, un simple inversor del que termino enamorándose.
Yuri miro alrededor, caras conocidas y otras no tanto, que le observaban tanto a él, como al difunto Michel, esperando alguna reacción de cualquier tipo, reacción que Plisetsky no estaba dispuesto a dar, así que inclinándose sobre el cuerpo de su Alpha beso suavemente sus labios en despedida para después dar media vuelta y abandonar la habitación, chocando contra otro Alpha en el camino, al cual ignoro, su verdadera meta en ese instante era poder desahogarse en algún lugar que nadie lo viera, no le daría el gusto a cualquiera de ver lo que solo Mickey tenía derecho.
Viktor miro como el más joven salía apenas tuvo oportunidad, no podía comprender muy bien el cómo se sentiría el chico, después de todo, el jefe de la mafia rusa estaba acostumbrado a usar a las personas, era un Alpha al que no se le negaba nada, aun así, sentía cierta tristeza por la muerte de Crispino, el chico tenía talento, era buena persona y se notaba muy enamorado de Yuratchka, además de haber ayudado mucho a su grupo, por eso, y por respeto a Emil que había sido quien organizo gran parte del funeral junto al Omega de Mickey, Nikiforov estaba soportando la presencia de distintas mafias, como era el caso de la familia Katsuki, o la familia Altin.
Aun así, miro a Masaomi que le dedico una mirada de compresión para caminar detrás del rubio, sabía que sucedía cuando un Omega perdía a su Alpha, y no podían arriesgarse a que se viera su debilidad, y el castaño tuvo que apurar más el paso cuando vio que Nekola, el mejor amigo de Mickey, caminaba detrás del Omega con una mirada de molestia, pero era entendible, ya que para pocos era secreto que el Nekola tenía sentimientos por el Crispino.
Viktor solo miro como su mano derecha se dirigía a donde había escapado su primo para volver la vista a todas las personas que se encontraban ahí, analizando al líder del grupo Altin, el cual tenía una correa en su mano y alrededor del cuello de su última adquisición, un Omega canadiense que se notaba, odiaba estar ahí, pero el Alpha parecía entretenido en exhibirlo ante todos, y eso le causo una sonrisa a Viktor, porque sabía bien que Otabek quería llamar su atención, buscando una alianza entre ambos.
Pero antes de caminar en dirección del kazajo, un destello azul le llamo la atención, y enseguida un olor dulce, como frutas tropicales, además de lo salado y fresco del mar, fue aquello que le mostró a un Omega, completamente vestido de negro menos por una corbata de un rojo oscuro como la sangre seca, con los cabellos negros y lacios peinados hacia atrás y sus ojos que no podía visualizar bien, cubiertos por unos lentes de montura azul. El de cabello cenizo no pudo evitar relamerse los labios, el nuevo jefe de la Yakuza era hermoso, y tenía que ser suyo.
Mientras tanto, Yuri lloraba en los baños, sentado contra la puerta de los mismos para evitar que alguien más ingresara, su corazón se estaba rompiendo en pedazos y era horrible, dejo que su cabello lacio y rubio cubriera su cara, mientras que sus manos hechas puños secaban las lágrimas que seguían cayendo, pero cuando sintió que era empujado con brusquedad se levantó, e intento pasar a lado de quien fuera que entro, pero su intento quedo en eso al ser sujetado del brazo, y fue solo en ese momento que levanto la vista, enfrentando sus ojos verdes contra los azules del Alpha que le había detenido.
-Sabes, no es de buena educación esconderse, te guste o no, debes recibir el pésame- le recordó Emil con voz rasposa.
Yuri solo le miro con un poco de molesta, la verdad era que Emil no era mala persona, pero los sentimientos de ambos por el italiano, bueno, era demasiado difícil llevarse bien entre ellos.
Pero eso había sido al principio, ahora mismo, el veinteañero sabía que podía confiar hasta cierto punto en el checo, así que cuando vio la mano extendida del otro, no dudo en tomarla y dejarse guiar de nuevo a donde se encontraban todos reunidos, recibiendo el pésame de cada uno de ellos, algunos más sinceros que otros.
A lo lejos miro como Viktor analizaba a las personas, típico en el Alpha que no dejaba de ser un manipulador aun en estos momentos, aunque le sorprendió cuando, siguiendo su mirada que se mantenía fija en algún punto, se encontró con un asiático, Yuri suponía, el líder de la Yakuza, que a su vez se encontraba acompañado de otro de piel más morena, y este mismo estaba inclinado en el oído del de lentes, susurrándole algo.
-Katsuki Yuuri, creo que aún está en proceso para volverse el jefe- hablo Emil tanto para el Omega como para el Alpha ruso que se había acercado.
-No es como si me importara mucho- respondió el rubio con un poco de enojo.
-Pero a mí sí, ¿ pero quién es el que lo acompaña?- la pregunta de Viktor asombro a ambos, ya que casi nunca prestaba atención a nadie.
-No lo sé, pero no parece ser alguien del bajo mundo-
La respuesta termino por satisfacer a los otros dos porque asintieron, pero en ese momento se empezó a hacer un escándalo que fue creciendo conforme pasaban los segundos para poco después poder verse a Sara, la hermana gemela del italiano, su cabello negro estaba recogido en una trenza que se mecía al mismo ritmo que su carrera para llegar a lado de su hermano, la razón de llegar tarde era que la chica se encontraba haciendo algunos negocios fuera, y eso terminaba por explicar su atuendo, un vestido negro con la etiqueta aun puesta y los tacones de color azul violáceo que combinaban con sus ojos, que eran los mismos que traía el día que se fue eran prueba suficiente para demostrar que apenas recibió la noticia corrió al lugar donde se organizaba el funeral, aunque había tenido el tiempo suficiente para poder darse una pequeña pasada con maquillaje.
-Hermano, hermano- repetía de manera mecánica -por favor hermano, no me dejes, prometiste estar conmigo todo el tiempo-
Los sollozos de la morena llenaban la estancia y todos ahí miraban la escena sin saber muy bien cómo proceder, Yuri tomo aire para darse el valor de caminar a donde se encontraba su cuñada, pero fue detenido por Viktor, que solo negó con la cabeza y le hizo seguir mirando.
"Maldito sádico, no me sorprende que quiera seguir viendo" maldijo mentalmente al mayor, pero al poco tiempo, el chico que acompañaba a Katsuki se acercó a Sara y le extendió un pañuelo, para después ofrecerle la mano y levantarla.
Cuanto no daría porque eso fuera suficiente para despertar a Mickey, aun recordaba la sobreprotección que este tenía con su hermana, pero en ese instante Viktor apretó el agarre en su hombro, volteo dispuesto a reclamarle, pero le sorprendió ver en su cara la mirada de un depredador, como si esperara el momento indicado para saltarle a su presa, y el Omega en ese momento fue consiente que el chico japonés era el destinatario de tales miradas, por eso su primo le había detenido, estaba buscando un momento, una vía libre para acercarse al otro que se notaba solitario e incómodo, y más sin el ahora acompañante de Sara.
Quería decirle que era mala idea, que amabas familias podían entrar en guerra por ello, pero cuando vio como el de ojos azules gesticulaba con los labios un Bingo supo que ya no había nada más que hacer, así que solo observo como el Alpha rodeaba a todo el mundo, para aparecer a la espalda del Katsuki y susurrarle algo, consiguiendo que el más bajo frunciera el ceño antes de que el otro asiático dejara a Sara y acercándose a la pareja, tomara a su amigo del brazo y le jalara lejos de ahí y de nuevo cerca de la gemela, dejando al Nikiforov con la palabra en la boca, todo un espectáculo.
-Yuri- el rubio se sobresaltó, no le había oído acercarse, de nuevo -tengo algo que hablar contigo, ¿me acompañas?-
Asintió y de nuevo dejaron la habitación, más tranquilos con la presencia de la Crispino en la sala, para poder entrar en una habitación vacía tres puertas más alejadas de donde se llevaba a cabo el funeral.
-¿Que sucede Emil?-
-Sé que es absurdo mencionarlo ahora, pero creo que es justo que sepas, que bueno…lo siento, no debí comportarme de la manera en que lo hice-
-Está bien, no es culpa tuya, estabas enojado, lo entiendo-
-Aun así-
Ambos se miraron, entendiendo las palabras no dichas en los ojos del otro, así que Emil solo se acercó, poniendo una mano en el hombro derecho de Yuri, cerca de la marca que se desvanecería de poco en poco, mirando como el otro luchaba por no romperse.
-Sabes, aún recuerdo el día que Mickey me hablo de ti, sentí tantos celos, porque supe que lo perdía, pero no te culpo por enamorarte de él, digo, podía parecer un idiota, pero era tan fiel, y dedicado, y leal, y amoroso- soltaba Emil con tono un poco soñador.
-Lo sé, recuerdo bien como se comportaba conmigo, lo peor, sus cualidades eran tan obvias que no pude más que querer pasar más tiempo con él y demostrarle que yo podía hacerlo muy feliz- y entre líneas había un, lo siento por quitártelo.
-Quédate aquí el tiempo que necesites, Sara y yo nos encargaremos- termino por decir, saliendo del cuarto. Eso pareció quitar un peso de encima a ambos.
Yuri agradeció el gesto del otro, pero aun así, volvió a caminar al baño, necesitaba enjuagarse el rostro que seguro estaba hecho un desastre por las lágrimas, entro al baño y abrió el grifo, llenando sus manos de agua y echándola sobre su rostro, estaba fría y eso le ayudo a despejarse un poco.
Cerro la llave cuando se sintió ya compuesto, pero la puerta siendo abierta llamo su atención, topándose con la seria mirada del Altin, y el de ojos verdes le regreso una igual.
-Plisetsky, ¿Cómo estás?- pregunto en tono cordial, un poco asombrado, y también fascinado, de la mirada que le dirigió.
-No creo que sea de tu incumbencia, cierto- hablo por el dolor de la perdida -por cierto, ¿Dónde está tu trofeo?- y aun cuando el tono era cortante, todo el mundo sabía que Otabek no era un bastardo sin corazón, contrario a Viktor, pero el Omega canadiense era la muestra clara del poder que la familia Altin tenía, después de todo, ellos habían acabado con una de las principales familias del país del norte de América.
-Lo deje descansando, creo que está demasiado agotado- respondió sin pisca de duda ni molestia, cada vez más fascinado con el Omega enfrente suyo.
Yuri asintió antes de separarse del lavabo y pasar junto al Alpha, tenía mucho trabajo que hacer, uno de ellos, despedirse de manera formal de su esposo.
