Fanfiction basado en Final Fantasy VII y que explora la posibilidad de un Zack Fair vivo durante los acontecimientos del videojuego y lo que implicaría en el desarrollo de la historia. En este relato se añadirán una gran cantidad de escenas al igual que severos cambios con respecto al guión original (véase los tags del fic). Se tomarán pequeñas referencias de FFVII: Crisis Core, sin embargo, la mayor parte será invención propia.

Los personajes pertenecen a Square Enix.


Capítulo 1: Despertar

El traqueteo del tren relajaba la culpable mente de Cloud, quien observaba en el ventanal de enfrente cómo el paisaje avanzaba en un plano oscuro, claustrofóbico e insulso. Casi era como la película de su triste vida. Entre sus piernas y sentado en el pasillo del vagón, descansaba el cuerpo de otro ex-SOLDADO, desangrado. Su cabeza se apoyaba sobre el muslo de Cloud, posiblemente muerto. Quizás por eso ya no oía su cálida voz guiándole, tampoco animando su camino. Sus sentidos se encontraban entumecidos y sus pensamientos se movían en un bucle eterno de muy recientes memorias. Como si tuviese que borrarlas para asimilar otras nuevas, lo único que recordaba era ese día y sentía como si hubiese sido el desencadenante de todo. Su pálida tez era incapaz de reflejar el cambio de su estado mental, queriendo llorar y no sintiendo siquiera la voluntad de hacerlo.

«¿Qué tengo que... hacer?»


—¿Más yonquis?

—Joder... Ayúdame a sacarlos de aquí.

—Tío, que éste está muerto... Que lo han matado.

—Tú sácalos y ten cuidado de no manchar el suelo. No sabes lo mal que salen las manchas de sangre.

Sobre un suelo adoquinado, Cloud abrió los ojos con dificultad. Apenas podía enfocar los objetos que se hallaban frente a él, sólo meras manchas que a veces se movían. Entre ellas buscaba la silueta reconocible de su protector, sin embargo no conseguía reconocer más allá que su propio brazo, reclamándolo.

El sonido lastimero de su voz apenas llamaba la atención de los transeúntes, los cuales tenían demasiados problemas como para pensar en los de los demás.

«Ayuda...»

—¿Cloud? ¡Cloud!

El joven pudo captar el sonido de unos pasos aproximándose, pero no conseguía reconocer a nadie. Estaba muy débil, se sentía perdido. Sólo los sonidos conseguían imbuirle cierta seguridad. ¿Le conocían allí?

—Por favor, ¡que alguien me ayude! —se escuchó por ahí.

—Espera, ¿ése no es...?

«¿Quién...?»

Antes de que pudiera tener respuesta, Cloud cayó inconsciente.


Era la primera vez que se sentía consciente en días. Sobre la cama, despierto, Cloud se abrazaba las piernas levemente mientras su mirada se clavaba en el tejido de la manta revuelta. Le había dado tiempo a apreciar la vieja habitación, algo destartalada, pero estaba limpia y cumplía bien su función. No tenía queja alguna, excepto por que no sabía dónde estaba, qué día era ni quién era. El nombre de Cloud resonaba en una especie de estación de tren, pero no sabía colocarle un contexto adecuado a ese pequeño trozo de memoria.

Se llevó una mano a la frente y cerró los ojos con fuerza. Pensar tanto le había empezado a dar migrañas.

De pronto, la puerta metálica del cuarto se abrió con un chirrido y, por ésta, se dejó asomar la cabeza de una chica morena. Cloud miró de inmediato, irritado por el repentino y fuerte ruido.

—Veo que ya estás despierto —dijo la joven de cabello largo—. ¿Cómo te encuentras esta mañana?

Entró ella con una bandeja de comida y luego cerró la puerta con un pie. Por la inmediatez de sus gestos, parecía que no esperaba una respuesta.

—Bien... supongo —respondió Cloud, silencioso y cansado, obviando que le dolía la cabeza.

La morena abrió los ojos más de la cuenta, como si hubiera visto un fantasma. Aunque parecía que éso le había puesto bastante contenta. Sonrió con tranquilidad y dejó la bandeja a los pies de la cama.

—Y ya hablas y todo. Me preguntaba cuándo empezarías a hacerlo.

Se sentó en el borde para hablar, cosa que hizo que Cloud se mostrara renuente. Ella lo captó y disimuladamente se alejó de él, insegura.

—Perdón, tengo tantas cosas que preguntarte...

—¿Dónde estoy? —inquirió él de repente, sin dirigirle ni una mirada.

—En mi... Bueno, nuestra residencia. Es una historia muy larga, pero básicamente estamos encima de mi bar, el Séptimo Cielo.

Mientras la chica iba tomando asiento en una silla, Cloud permanecía en la misma posición, pensativo. Aquéllo hacía dudar de si de verdad estaba del todo recuperado y el silencio no parecía dejarla muy tranquila, así que prosiguió:

—¿Y tú, Cloud? —«Cloud... Sí, ése es mi nombre»—. ¿Qué ha pasado?

Él respondió sacudiendo la cabeza hacia los lados, con levedad. Se suponía que era él quien debía estar haciendo las preguntas, pero resultó que esa joven le conocía, así que la presión era aún mayor.

—Yo... no lo sé... No recuerdo nada.

—¿Quieres decir que has perdido completamente la memoria?

Cloud asintió y alzó al fin la mirada hacia aquella joven. No lo pediría, pero sí, necesitaba que alguien le echara una mano en ese momento.

—Entonces no te acuerdas de mí... —respondió con un pequeño suspiro, aunque no rendido aún—. Soy Tifa, una amiga de la infancia.

—Tifa... —repitió Cloud, buscando en algún rincón de su memoria algo que pudiera darle una pista.

Su nombre le era bastante familiar, al igual que su aspecto físico. Pronto resolvió los huecos vacíos de sus recuerdos, reviviendo pequeños encuentros con ella, pero no demasiados.

—Creo que ya recuerdo... ¿Éramos vecinos?

Supo que estaba en lo cierto cuando captó la sonrisa de su amiga. Se hacía raro pensarla como amiga, pues apenas tenía un recuerdo que de verdad le demostrara que poseían una fuerte amistad. Simplemente le restó importancia y trató de darse tiempo para recuperar su memoria.

—Exactamente, en Nibelheim.

—Fue hace algún tiempo de eso, ¿verdad? Unas... ¿semanas?

Cloud buscó en Tifa otra sonrisa, lo que confirmaría que estaban de acuerdo, sin embargo no encontró nada.

—Sí... Hace bastante más tiempo —sonrió un poco tarde a su amigo—. Estoy muy contenta de volver a verte y además sabiendo que has cumplido tu sueño.

Tifa se inclinó un poco hacia él para observar directamente al llamativo azul de sus ojos. Después se los señaló, aunque rápidamente se incorporó, puesto que su amigo no había reaccionado muy receptivo.

—Te has convertido en todo un SOLDADO —continuó la morena—. He visto también la espada que llevabas cuando os encontramos.

Se la señaló con un pulgar; ésta estaba en una esquina de la habitación. Fue entonces que pudo rememorar su entrenamiento en los edificios de Shin-Ra, cargando con la pesada espada y cumpliendo con las misiones más difíciles encomendadas. No pudo más que sentir un agradable orgullo inflando su pecho; incluso una muy sutil sonrisa se dibujó en sus labios. No obstante, había renunciado a su oficio.

—Bueno, ya no lo soy —aclaró, aunque algo dicho por Tifa lo mantenía enfocado en otro tema—. Cuando me encontraste, ¿había alguien más conmigo? —preguntó, sabiendo que habría más preguntas ahora en adelante.

—Ajá —asintió Tifa—. También es SOLDADO o... ex, no lo sé. Estaba muy malherido y al principio creímos que estaba muerto.

—¿Y...?

—Pues que lo trajimos también para ayudarlo. Supusimos que venía contigo y... —en ese momento, Tifa cambió el tema—. Bueno, está en la habitación contigua, pero aún no ha despertado.

Cloud entonces guardó silencio y volvió a recuperar su estado de ensimismamiento. ¿Debería importarle aquel tipo? No tenía ni idea de quién se trataba, ni recordaba su nombre o su cara. Por eso tal vez le costaba tanto fingir que le afectaba en algo y sólo se encogió de hombros.

—Supongo que no consigues acordarte de él. Se llama Zack, pero ya lo harás con el tiempo —trató de animarle.

Tifa se levantó de la silla y estiró los brazos. No parecía planear quedarse más tiempo, mucho menos cuando Cloud no le daba ninguna señal de querer hablar.

—Será mejor que te tomes el desayuno antes de que se enfríe más —dijo la joven mientras caminaba hacia la puerta—. Tengo que preparar el bar.

Abrió la puerta, dispuesta para salir, pero rápido se giró para continuar hablándole.

—Oh, casi se me olvida —se maldijo en silencio por no haber sido más educada con él—. Estás en tu casa, Cloud. Si me necesitas, ya sabes dónde encontrarme.

Pero no recibió respuesta por su parte, excepto un asentimiento de cabeza. Era algo así como una forma de agradecer su consideración. Tifa se conformó con ello y salió del cuarto.

Cloud esperó un poco antes de soltar todo el aire de los pulmones. No disfrutó demasiado la conversación ni tampoco la presencia de Tifa, pues aunque había conseguido recordarla en ese mar oscuro de su cabeza, no había encontrado nada que catalogase su relación como amistad. Y aunque lo fuera, no estaba de humor para nada. Sólo quizás comiendo un poco se le pasaría el malestar.

Entonces miró la comida de la bandeja y una repentina náusea le hizo apartar el rostro.

«Mejor no comeré nada...»

Se hizo un ovillo en la cama y esperó a caer dormido.


Si no recordaba mal, ya habían transcurrido dos semanas desde que Tifa los encontró en la estación de tren del Sector 7. Cloud no había hecho más que refugiarse en su cabeza y en las cuatro paredes de esa pequeña habitación, en la que construía su seguridad a partir de las palabras de su amiga. Ella le ayudaba a recordar y a dibujar un pasado que había olvidado. Estaba bien para empezar, pero no podía quedarse allí para siempre.

Siete días eran suficientes para un ex-SOLDADO. Tenía buenas habilidades para valerse por sí mismo. Podría salir de ese estado de dependencia sin esfuerzo, ganarse la vida como un mercenario más y partir de cero solo.

«Sí, éso es lo que haré.»

Pero aún había algo que lo inquietaba... O más bien alguien.

Cloud salió de su habitación sin antes haber dado un aviso a Tifa. No pensaba que tuviese que dar explicaciones por una pequeña escapada.

Con el mandoble cargando sobre su espalda, dio un paso al interior del pasillo y cerró su habitación silenciosamente. Entonces recordó lo que le había dicho Tifa la primera vez que hablaron.

Sus ojos se deslizaron hacia la única puerta contigua a la suya. Su curiosidad había crecido los últimos días, al igual que el deseo de traer a la memoria más sucesos. Estar con Tifa le había ayudado a ello y se preguntó si visitar a ese tal Zack obtendría lo mismo.

Asegurándose de que no había llamado la atención de nadie, Cloud entró al cuarto. Apenas estaba iluminado por una fuente de luz externa, pero era capaz de vislumbrar la silueta de una persona en un camastro. Un chico de cabello moreno, pálido y con un aspecto algo demacrado. Si Tifa no le hubiese hablado de él, hubiera creído que estaba muerto. Pudo comprobar que no lo estaba cuando se acercó a él; su respiración era bastante débil.

Verle no le despertaba nada, sólo indiferencia. Aquéllo le hizo pensar que realmente no lo conocía y que sólo fue una casualidad el que lo encontraran con él. ¿Debería sentir al menos lástima? Ni siquiera eso. Seguramente él ya no estaría allí cuando despertara, así que le importaba menos aún.

Cloud desvió su atención a la ropa del tipo, los vendajes y las medicinas que fueron usados para curar sus heridas, junto a un poco de materia.

—Qué suerte has tenido...

Negó con la cabeza un instante y finalmente salió de la habitación.

Iba a ser más complicado de lo que en un principio creyó. Tifa no pareció muy convencida cuando supo lo que planeaba hacer Cloud y le pidió que se quedara un tiempo más, al menos hasta que Zack despertara. No tuvo más remedio que aceptar.

La convivencia entonces se hizo necesaria, algo por lo que Cloud no se encontraba muy cómodo. A veces la clientela en el bar era muy molesta, sobre todo cuando se juntaban cuatro en concreto. Su amiga no los había presentado formalmente, pero sospechaba muy bien la razón. Era por ser SOLDADO, ahora ex, pero les daba un grupo de resistencia o algo así. Se hacían llamar Avalancha y decían ayudar al planeta, pero siempre los veía en el bar comiendo y bebiendo. Por supuesto, a Cloud le sonaba a cuento conspiranoico y no les daba crédito.

Todo habría quedado así de no haber recibido la primera puya de Barret, el cabecilla y el que tenía una pistola implantada en su brazo derecho.

—Vuélvete con esos cabrones. No te queremos aquí.

Fue lo que le escuchó decir cuando Cloud regresaba una noche al bar. Aquéllo no acabó bien para ninguno de los dos y Tifa trató de excusar al tipo con el alcohol. La respuesta de Cloud, soprendentemente presuntuoso, le restó importancia. Tenía muy claro quién de los dos tenía razón y no necesitaba reafirmarse.

«Me da igual lo que piense de mí. Pronto me largaré de este sitio.»

No paraba de decir en presencia de Tifa y sus disculpas.


Un repentino bostezo y un quejido resonó por toda la habitación justo cuando Tifa se encontraba recogiendo los vendajes sucios de la mesa. Ella respondió con una ligera sacudida y se giró hacia Zack, quien se espabilaba en la cama con unos dolores que no tenía mucha intención de callar.

La chica se quedó observándolo con atención y esperó a que se percatara de su presencia o al menos saber si requería algo. Por lo pronto no parecía estar muy grave y éso tranquilizó a Tifa; había depositado mucho empeño en curar sus heridas.

—Al fin despiertas —dijo con un tono de voz seco.

Zack remoloneó un poco más hasta que la descubrió sentándose a su lado, en una silla. Al principio le costó reconocerla, pero era ella... Tifa Lockhart, la experta luchadora de artes marciales y una excelente guía turística.

—¿Tifa...? —con los ojos medianamente abiertos, trató de enfocar la mirada en ella; fue toda una incómoda coincidencia—. Vaya, el mundo es un pañuelo.

—Éso parece —dijo ella con los hombros encogidos, tratando de tomarse la situación con tranquilidad.

—Quién me iba a decir a mí que te encontraría aquí... —Zack observó la habitación—. Que por cierto, ¿dónde estoy?

—En el Séptimo Cielo.

—¿Y éso es…? —arqueó las cejas.

Ambos se miraron en silencio y después notaron la tensión que existía entre ellos dos. Tifa terminó suspirando y reclinando la espalda en la silla.

—Es mi bar. Os trajimos a ti y a Cloud cuando os encontramos en la...

—¡Cloud! ¡Es verdad! —interrumpió Zack de repente y se irguió en la cama con la intención de levantarse—. ¿Dónde está?

La joven, antes de que Zack hiciera una estupidez, lo sujetó por uno de sus hombros y lo retuvo en su lugar.

—Está bien. Ahora no está aquí, pero no tardará en volver.

Zack suspiró con alivio y después se llevó ambas manos sobre las heridas del abdomen. Estaban vendadas, sin ninguna mancha de sangre y, a pesar de que tenía bastante movilidad, aún dolían.

—Menos mal... No podría perdonarme que le pasara algo.

Aquéllo despertó la antigua rabia de la morena, aunque ahora no era lo más importante. Cloud le preocupaba y Tifa necesitaba la ayuda de Zack para resolver algunas cuestiones.

—En verdad, no está del todo bien. Despertó hace una semana y... bueno...

—¿Qué le pasa? —preguntó con preocupación.

—No recuerda mucho. Apenas sabe quién soy y de ti ni siquiera se acuerda.

Zack parpadeó un par de veces, entristecido.

—Vaya... —agachó la cabeza, pero rápido se sobrepuso—. Venga, no nos preocupemos. Seguro que necesita más tiempo. Ya verás como en unos cuantos días recordará hasta el día en que nació.

El optimismo del moreno no contagió a Tifa en absoluto.

—No creo que...

—Vamos, mujer, no pasa nada —insistió Zack—. Le conozco y sé que todo va a salir bien.

—No, no. No es eso. Es que... Creo que hay algo más. Es como si no fuera... Cloud —comentó, no muy segura de lo que estaba diciendo.

—¿Qué quieres decir, Tifa?

—He estado hablando con él estos días y no está situando bien sus recuerdos. Incluso se inventa otros —bajó la mirada, esperando la opinión de Zack—. No se lo he dicho para no confundirlo más.

Sin embargo, él sólo se quedó en silencio y miró a la joven mientras sacaba una vaga conclusión de todo aquéllo. En cierto modo, no le sorprendía lo que le estaba diciendo, pues las circunstancias que levemente recordaba explicaban la situación de su amigo.

—No puedo decirte con certeza lo que pasó, pero... —trató de hacer memoria—. Hasta donde recuerdo, Cloud no estaba bien. Es posible que aún no esté del todo recuperado.

Zack hizo el pequeño amago de querer hablar, pero cayó en la cuenta de que él también tenía pequeñas lagunas de memoria.

La conversación entre los dos antiguos conocidos no siguió por mucho más, como si los sucesos y su encuentro en el pasado no hubieran existido. Sólo coincidieron en que la situación de Cloud no pintaba muy bien y que se limitarían a ocultar la preocupación que sentían hacia él. No querían presionarle ni despertar en él dudas; era algo que debería averiguar solo.


—¡Cloud! —sonó la voz de Tifa desde la barra del bar.

No había mucha gente esa noche, así que fue fácil llamar su atención. Éste entraba por la puerta del antro y, como siempre, directo a la puerta que lo llevaba a la planta superior donde podía estar tranquilo y descansando. Al parecer, esa noche sería un caso aislado, de esos en los que tenía que cumplir con Tifa.

Por ello, Cloud se detuvo y la esperó mientras le pasaba el relevo a la tímida hija de Barret.

—Cloud, Zack despertó esta tarde —mostró una sonrisa algo forzada mientras juntaba las manos detrás de la espalda—. Será mejor que vayas a hacerle una visita. Está deseando verte.

—¿A mí...?

Cloud apartó la mirada.

No era una muy buena noticia en su opinión, pero aceptó verlo de todos modos.

—Vamos entonces —dijo al abrir la puerta que los conduciría a las escaleras.

Zack se hallaba tirado en la cama, empachado por la comida que le había dejado Tifa una media hora antes, así que ésa fue la estampa que se encontraron cuando abrieron su cuarto.

—Hey —saludó Zack al verles pasar por la puerta—. Al fin apareces.

Se sentó en la cama como si nada. Al parecer no le preocupaba el dolor, sabiendo que estaba casi curado. Cloud se había percatado de eso al momento.

—Zack, estate quieto. Necesitas descansar unos días más —le reprendió Tifa con los brazos en jarras.

Zack se rascó la nuca, incomodado.

—Lo siento.

—Cualquiera diría que has estado un mes acostado en una cama —añadió Cloud cruzándose de brazos y permaneciendo en la esquina de la habitación.

—Yo estoy tan sorprendido como vosotros, creedme.

Zack amplió su sonrisa y se levantó de la cama como si nada.

—¿Pero qué te he dicho? —repitió ella.

—Estoy bien, ya me di un paseo cuando no estabas.

Muy confiado, puso ambas manos detrás de la cabeza y Tifa se cruzó de brazos suspirando con pesadez.

—No tienes remedio, ¿verdad?

—Confía en mí. No es la primera vez que me convierten en un colador —y se quedó tan ancho, como si aquéllo pasase todos los días.

Zack era una persona muy activa y optimista. Podía apreciarse en su mirada y en sus gestos. Incluso Cloud juraría que iba a ponerse a hacer sentadillas en cualquier momento.

Pronto lo vio dirigirse hasta él y le tendió una mano para hacerle sentir integrado.

—Tifa ya me ha comentado que tienes problemas de memoria, pero quiero que sepas que no pasa nada si aún no te acuerdas de mí —le sonrió con calma.

Cloud miró la mano que le tendía y después alzó la mirada hasta su rostro. No parecía mal tipo después de todo y sus palabras le habían quitado un gran peso de encima, incluso cuando creyó que no le importaba en absoluto.

Cloud asintió y estrechó la mano con él.

—Encantado de volver a conocerte, Cloud —empezó a sacudirle la mano con firmeza—. Yo soy Zack Fair y nos conocimos durante nuestro entrenamiento en SOLDADO.

Cloud se turbó por la agitación, confuso.

—¿Encantado... supongo? —respondió mientras le soltaba la mano y se encogía de hombros.

No tenía muy claro cómo se debía actuar en un caso tan extraño como ése, pero Zack no parecía esperar nada en concreto.

—Ahora que hemos hecho las presentaciones, vayamos a lo importante... ¿Te unirás conmigo a mi carrera como mercenario? No prometo grandes sumas de dinero, pero juntos nos aseguraremos el éxito. ¿Qué me dices?

La mirada de Zack se clavaba directamente en Cloud, como si esperara su respuesta de inmediato. Pero tanta efusividad le estaba inquietando un poco.

—Es justo lo que estaba... Bueno, sí, ¿por qué no?

Cloud lo vio alzar el puño en victoria.

—¡Genial! Tengo un buen presentimiento. Se pelearán por nuestros servicios, lo veo.

Algo le decía a Cloud que acabaría arrepintiéndose en cualquier momento, pero algo bueno sacaría de ello. «Al menos creo que no me aburriré durante los viajes», pensó. No lo veía mala persona y al mismo tiempo le preocupaba que pudiese ser demasiado cargante. Aunque por la fría mirada de Tifa, Cloud no estaba muy seguro de que se tratara de la mejor opción. Se suponía que Zack le conocía; parecían haber sido amigos en un pasado, así que, con un poco de paciencia, volvería a recuperar la memoria gracias a él. ¿Qué tendría eso de malo?