FICS BASADO EN LA SERIE YU YU HAKUSHO
De Toshihiro Togashi
Estilo: Aventura, Psicológico.
No-yaoi.
...Esta historia no tiene relación con los Libros de esta serie que he escrito en el pasado...
PRIMS OF LIFE
Nos elevamos por sobre las manifestaciones del alma
No tememos
Vemos de frente a los enemigos de la razón
Y sonreímos cuando la luna llena se refleja en el mar
……
Por DarkCryonic
La noche se vuelve el espacio definitivo. No veo más allá de ella ni de las estrellas. Mi cabeza se ha cerrado a cualquiera que venga de fuera... incluso a eso que espero desde siempre...
Mi sombra, esa de la que formo parte, se muestra siempre esquiva. Desaparece, quizás, con mayor velocidad de lo que yo lo hago.
--¿Hiei?—Dice una voz trayéndome de vuelta de mi silencio. Le miro con atención esperando que diga lo que quiere decir.—Koenma dijo que estamos libres de misiones. Las cosas están tranquilas así que por mi parte volveré a mi casa.
--Bien.—Dije poniéndome de pie para salir del Reikai y volver a mundo demoníaco a ver si tenía algo que hacer para Mukuro.
--¿Irás al Makai?—Preguntaste sonando obvio.
--Ajá...—Respondí mirando a cualquier parte. A veces no comprendía esa manía tuya de tratar de sonsacarme tanta palabra.
--Yusuke está de cumpleaños en dos días... y habrá una fiesta en el Templo de la Maestra Genkai.
Te miré con curiosidad. Era bastante notorio que te habían encomendado la misión de hacer que asistiera a esa reunión. A veces me divertía esa manía de todos de hacerme participar de sus tertulias... y aún más, el que te mandaran a ti a lograr aquello.
Bajaste la mirada y sonreíste.
--Ya sabes lo que quiero decir. – Dijiste sonando algo cansado. No era para menos, recién volvíamos de una misión en que tuvimos que medio controlar a muchos youkais de nivel medio que estaban queriendo alborotar la paz del Makai. – Yusuke cuenta con que vayas.
--Sabes bien lo que pienso...—Dije. Tus ojos me miraron con tranquilidad y asentiste.
--Sólo soy el mensajero.—Dijiste sonriendo y pasando por mi lado rumbo al Mundo humano.—Nos vemos.—Agregaste haciendo un gesto con la mano y desapareciendo.
Los árboles del Makai tienen un encanto que no todos los árboles tienen. Menos los que se encuentran en el Ningenkai. Son enormes y oscuros. Puedes ocultarte tranquilamente en ellos y observar desde allí a cualquiera que camine de forma descuidada. Sólo muy pocos suelen tratar de atisbarme entre las ramas cuando pasan cerca, pero podría jurar que no me ven.
Desde que terminó el torneo para elegir a un Rey, las cosas están más calmadas de lo que querría. A lo más algún tonto humano que por algún accidente cae en las fronteras de estos territorios y tenemos que sacarlo de aquí antes que se meta en líos. A veces, en muy pocas ocasiones, tenemos la posibilidad de tener algo de acción, como fue hace unos días. Pero como son cosas muy mínimas solemos hacer misiones individuales o cuando queremos terminar pronto vamos de dos.
--Hiei, veo que ya te bajaste de ese maldito árbol.—Dice Mukuro cuando me ve aparecer en el castillo. No respondo a sus tonterías. Me siento con desgano en una de las sillas dispuestas en el salón principal y quedo con la vista fija en uno de los candelabros colgados en el techo que le da cierta iluminación siniestra al lugar... como si estuviéramos en penumbras...-- ¿Hiei?
Bajo la vista y le miro a los ojos esperando que diga lo que tiene que decir.
--Veo que no estás de humor...
--Y lo dice la reina del humor...—Digo por lo bajo pero sabiendo que ella me podía escuchar perfectamente. Sonríe con frialdad antes de lanzarme un sobre.
—Es una misión que me encomendó Koenma... pensé que querrías tener la primera opción...—Dijo mientras yo abría el sobre y reconocía la letra de Koenma en el papel doblado. Leí las palabras como si fueran a desaparecer...
--¿Esto es una broma?—Dije levantando la hoja de papel y mirando a Mukuro.
Ella quito la sonrisa de su rostro y negó una vez con fuerza. Volví mis ojos al papel y no pude más que sostenerlo con fuerza, como si fuera a desaparecer.
--Las cosas no han cambiado aún en el Makai... Aunque creo... y quiero, que nunca cambien... sería irónico ser un demonio y vivir en un lugar semejante al cielo... Pero esto es algo que está fuera de aceptación... no quiero que te preocupes por los nombres tachados... están ya designados a otros guardianes...—Dijo antes de soltar una risita cruel. Se dejó caer sentada en la gran silla que llevaba su emblema demoníaco y me miró con frialdad.—Sé que harás lo que debes... pero...
--¿Pero?
--Tengo curiosidad del motivo real que te llevará a cumplirla...—Dijo mirándome con diversión antes de ponerse de pie con rapidez y salir del salón como olvidándose de la conversación.
Miré nuevamente la carta con instrucciones. Eso debía la tontería más ilegal que haya habido en el Makai y de la que estuviera enterado.
--Hacer una cacería de demonios...—Murmuré mirando nuevamente el papel y releyendo la lista de los demonios que estaban en la mira de los cazadores.
Mis ojos se quedaron fijos en un nombre en el tercer puesto, el cual era el único sin tachar... Guardé la carta en el sobre, y la metí entre mis ropas...
Me quedé de pie en la copa del árbol. El día estaba más tranquilo de lo normal... Ni siquiera el viento hacia emitir sonidos a las ramas y eso me estaba empezando a poner ansioso.
--¿Hiei?—Escuché mi nombre desde el suelo. Sin pensarlo demasiado me dejé caer hasta donde estaba. Cuando estuve a su lado me concentré en saber si había alguien más con poderes espirituales o demoníacos a nuestro alrededor.-- ¿Vienes a la celebración de Yusuke?
--No tenía nada mejor que hacer.—Respondí tratando de parecer normal.
Caminamos algunas cuadras antes de llegar a la estación de trenes que nos llevaría donde Genkai. Por mi parte podría haber hecho el recorrido a mi estilo, pero estaba allí con otro propósito, así que me mantuve callado.
Cuando el tren empezó a avanzar y nos encontrábamos sentados uno frente al otro en un vagón ocupado sólo por unas tres personas más que no nos prestaban atención, fue que sentí una sensación que hizo que mi mente diera un salto. Había sido fugaz, pero aquello había sido la aparición de un ki poderoso.
Miré a Kurama y noté que tenía el ceño fruncido y que miraba a través de la ventana con atención. Luego sus ojos viajaron por el carro para detenerse en mí y cambiar su semblante a su cara de tranquilidad.
Quise pasarle la carta para que se enterara de todo, pero algo en mi interior evitó que siguiera mi impulso. ¿Pero por qué?... Concentré mi mirada en la ventana, hasta que una explosión en el techo del vagón me hizo saltar de mi puesto y quitar a Kurama de su lugar para dejarlo detrás de mí.
--¿Qué...?—Trató de preguntar Kurama, pero otra explosión hizo que se quedara callado y sacara su látigo de rosas mientras yo estaba en posición de defensa esperando cortar en dos a cualquiera que osara entrar en el vagón. – Las personas... – Kurama trató de acercarse a los humanos tendidos en el suelo, pero se lo impedí sosteniéndole del brazo.
--No.—Dije ordenándole con frialdad.
--VEO QUE TIENES GUARDAESPALDAS.—Dijo una voz desde el techo, pero sin llegar a vislumbrar a nadie en el.—ESO HARÁ LAS COSAS MÁS DIVERTIDAS.—Dijo antes de sentir que el ki desaparecía.
El tren se detuvo con fuerza y escuchamos que la gente de los vagones contiguos venían hacia nosotros.
--Vámonos.—Dijo Kurama saltando al techo por uno de los agujeros.
Sin decir más le seguí. Estábamos cerca del templo de Genkai, así que seguimos caminando con rapidez. Kurama se mantenía demasiado callado para mi gusto. Pero quizás era mejor. Cuando vimos las escaleras frente a nosotros fue que se volteó y se me quedó viendo con seriedad.
--¿Guardaespaldas?—Preguntó sin dejarme de mirar.
Sonreí. Era más que obvio que no podía ocultarle algo así. Saqué el sobre y se lo tendí. Al instante lo cogió y leyó con tranquilidad. Cuando terminó guardó la carta en el sobre y me lo dio.
Miró los peldaños de la escalinata y empezó a subirlos con tranquilidad. Por mi parte me quedé quieto esperando que dijera algo. Al notar que no lo haría sin que le preguntase, me eché a caminar tras él.
--Es curioso...—Dijo de pronto.—Pero no me siento igual...
--¿Igual?—Pregunté.
--No es primera vez que estoy en una lista de esas.—Dijo mirándome fugazmente.
--¿Qué sentías antes?
--Orgullo... vanidad... curiosidad...
--¿Y ahora?—Kurama miró los árboles con algo de ausencia.
--Preocupación al darme cuenta que han roto los limites del Makai... creo que no es adecuado que yo esté en el mundo humano... pongo en peligro a todos...—Dijo deteniéndose.—Incluyéndote a ti.—Dijo con seriedad.
--No me subestimes, Kitsune. Además será entretenido matar a esos estúpidos.—Dije sonando confiado.
Continuará...
DC
Enero de 2008.
