Fics basado en la serie Yu Yu Hakusho
Estilo Psicológico...
No quiero darle clasificación ya que nunca se sabe en que va a terminar. Pero si has leído mis textos sobre esta serie ya sabes a qué atenerte.
Mis saludos cordiales
DC
---------------------------
--------------------------------------------------
D E P R O F U N D I S...
Por DarkCryonic
---------------------------------------------------
CHILE-2008
-------------------------
Miro el cielo del mundo humano con cierta nostalgia. El tiempo parece pasar lentamente. Las hojas de los árboles se mueven en su bamboleo suave hasta caer al suelo y emitir un leve crujido al tocar el suelo.
El aroma a tierra húmeda me rodea suavemente. Mis manos apretan el borde de la ventana abierta. Cansado, echo mi cabeza hacia delante provocando que mis cabellos rocen mi rostro.
Me siento estático en el tiempo, como si por un momento pudiera detener el paso asfixiante de los minutos y sentir esta especie de vacuidad que parece rodearme siempre. Sólo que en este estado parece hasta tangible. Está aquí, dentro y fuera de mí. Formo parte de ella o ¿ella forma parte de mí?
La noche, el momento que elegí para pensar. El silencio profundo que nace de las cuatro paredes que conforman mi habitación. El preciso instante para poner sobre la balanza todo. Amigos, familia, vida y muerte. Todo. Espera, tránsito y final. El que era y el que soy en este mismo momento. Y quizás... , más tarde, el que seré desde mañana.
¿Qué tan difícil puede ser?
Cierro los ojos y las imágenes vienen solas. Cada una de ellas... las buenas y las malas, las especiales y las que debí olvidar por sanidad mental. Pero soy terco. No podía darme el lujo de dejar algún detalle perdido. Sería como olvidar algo especial, que conformara parte de este halo de energía que me rodea. Esta marca que hace entender a las personas que me rodean que soy yo, y no alguien más...
Una estupidez, pero una estupidez que me gusta. A fin de cuentas, estamos hechos de pequeñas cosas... y muchas no llegan a ser más que tonterías...
Decido esta noche detenerme porque mi cuerpo me lo pide. Mis ojos, al observar a los demás; mis manos, al llamar a las puertas; y mis pies, cansados de recorrer el mismo camino una y otra vez.
Yo no nací para esto. Yo no soy un simple humano. No quise serlo, tampoco. Mi espíritu primigenio es demasiado hábil como para dejarme embaucar por un corazón débil y ojos ávidos de contemplar lo que todos llaman "el mundo".
No. Estoy hecho de temperamento y sueños. De velocidad y de rigidez perpetua. Soy una dicotomía... Una paradoja que no viene de un algo y que no espera evolucionar a nada diferente... Es algo demasiado complejo siquiera de volverlo palabras.
La brisa fría me recuerda que aún estoy aquí. Decidiendo y contemplando.
Supongo que lo primero que tengo que decidir es mi nombre. He tenido varios. No los he robado o inventado. Diferentes circunstancias, distintos nombres. Pero todos me han pertenecido. Debería empezar por decir que he nacido dos veces, una de las cosas por las que aseguro que no soy humano aunque lo aparente. ¿Qué humano nace dos veces? Supongo que los fanáticos religiosos si pueden... pero ése no es mi caso. Yo no tengo religión... ni siquiera creo que sea necesario tener una...
Pero vuelvo al tema: nombres. En mi primera vida era un demonio. Y no me refiero a esa imagen de demonios cornudos armados de tridentes echando maldiciones en el infierno. Aunque puedo decir que he conocido a un par que se veían así... pero no es mi caso. No soy ése tipo de demonio. Se podría decir que tuve mejor suerte. Mi apariencia me ayudó a conseguir seguridad. Además era y soy, inteligente y bastante vanidoso. La vanidad es una ventaja que pocos conocen. Te da más seguridad que un arma de fuego. Puedes ser atractivo, pero si no eres conciente de ello, no sirve para nada... a lo más... te volverás una victima de tu apariencia... y no faltará el desgraciado que quiera aprovecharse de eso... sólo la inteligencia vuelve a la vanidad algo que puede ser utilizado.
KURAMA. Youko Kurama. Ese era y es mi nombre demoníaco. Mi escurridiza progenitora me colocó aquel nombre. Pudo haberme llamado de cualquier otra manera, pero creo que ella lo sabía, como yo lo sé ahora, que no podría haberme llamado de otra manera. Mi nombre me había elegido antes de yo elegirle a el.
Mi casta es introvertida. Y he heredado cada uno de sus detalles. Solían decir que somos hijos de la luna plateada. Y quizás tengan razón. Somos fieros como brillante y pálida navaja, veloces como el invisible viento y nunca olvidamos. Y puedo jurar, que aquel que pasa sus ojos por nosotros, tampoco puede dejarnos ir de sus pensamientos.
MINAMINO Shuuichi. Mi nombre humano. Aquel que me dio mi madre. Ése que pronuncian todos aquellos que ven en mí a un chico normal. ¿Vanidad?... Sigo teniéndola, pero es diferente. No hay necesidad de defenderse. Aquí, soy el más fuerte y mi rostro sólo ayuda a enmarcar mi ferocidad.
¿Pero quién soy en este preciso momento?¿Quién soy? ¿El demonio o el humano?... o será que no soy alguno, sino ambos...
Quizás sólo un loco. Lo preferiría... pero no lo soy. Ningún loco puede hacer crecer una flor en su mano alimentada por su propia energía. Sólo un demonio puede.
--Un demonio...
Levanto mis ojos hacia el cielo. Las estrellas se ven tan bien en este mundo. En el "otro", las noches de tormenta son tan comunes... y el viento, tan distinto... como si te siguiera a todas partes para recordarte que no hay modo de escapar. Pero si la había. Yo lo conseguí, lo logré... Huí de mi cazador. Debí saber, como lo sé ahora, que no podía huir de mi cazador interno.
Quizás sea el momento justo para dejarme atrapar, de enfrentarlo; de aceptar las consecuencias; de ver con calma las marcas profundas que he querido ocultar en mis manos; de volver a ser quien fui, aunque no vuelva a poseer mi antiguo espacio.
Retroceder... supongo que sería como aceptar que he perdido y que no pude hacer nada para evitarlo.
--Kuronoe...
Pero no lo acepto. Tú, mi primer amigo, no puedo aceptar el que estés muerto. Que no volveré a correr entre los árboles en tu compañía en el tonto juego de saber quien era el más veloz. Sabías mejor que nadie de mi vanidad, quizás por eso nunca corriste para ganar... sólo para reír. Para hacerme saber que estabas allí... junto a la brisa...
Hoy hay alguien que al igual que tú sabe de mi vanidad, pero la considera una debilidad humana. Un desacierto. Es más veloz que tú y yo... podría decir que es como el viento y quizás mejor.
Él no ríe. A lo más ironiza y gruñe. Mira escrutadoramente y se va dejando el vacío en su lugar. Él no es tú... y tú no eres él... son mis opuestos y opuestos entre sí. E incluso así, nunca he podido dejar de sentirme dependiente de alguno de los dos.
Sí, es una debilidad. Es como si no pudiera existir sin que alguno hubiese estado cerca para recordarme respirar. Supongo que soy de aquellos que necesitan de un espectador para seguir con el drama... y le necesito tanto como te necesité a ti.
¿Quién soy?
--Kurama...
Suena tan normal, tan apropiado... adecuadamente sonoro y significativo. Sí, KURAMA... me vuelve poderoso... mi pasado me sostiene cuando alguien me llama por este nombre.
Los enemigos cometen el error de subestimarme al creer que he dejado al Youko fuera de mi existencia, pero su equivocación los hace presas fáciles de matar. Piensan que soy una rosa sin espinas...
Hasta los que ahora son mis amigos cometieron aquel error... aunque supongo que cometen un error peor... suelen pensar que soy alguien digno de confianza... aún no estoy convencido de poder mantener aquella virtud. A veces creo que sí... pero...
--Kurama.—Levanto la vista hacia uno de los árboles que rodea mi casa.
--¿Hiei?—Pregunto sintiéndome tonto al instante. Claro que eres él. Quien más podría mirarme con aquel dejo de desinterés tan marcado. Una mascara que me he acostumbrado a aceptar.
--¿Perdido otra vez?—Pregunta saltando al marco de la ventana obligándome a retroceder un paso. No deja de mirarme con curiosidad... es lo que provoco siempre... simple curiosidad.
--¿Cómo dices?—Pregunto sin dejar de mirarle. Sonríe con superioridad mientras baja de la ventana. Como es su costumbre camina hasta mi cama y se deja caer sentado con despreocupación.
--Deberías dejar de hacer eso.—Dice sin mirarme porque está entretenido hojeando una de las revistas que había dejado en mi velador. No respondo de inmediato... sonrío para mí.
--No es propio de ti el estar espiando.—Digo mientras me siento en el escritorio a unos pasos.
Me mira con seriedad, para luego sonreír y volver a fijar su atención en las ilustraciones.
--¿Propio de mí?—Repite.
--Hiei...
--No es propio de ti...—Dice interrumpiéndome.--...pensar demasiado, más cuando ya tienes todas las respuestas.
--Respuestas.—Repito para mí fijando mis ojos en mis manos.
--Eres un kitsune demasiado ningen.—Dice mirándome levemente—Si quieres volver nada te lo impide... si no quieres, no lo hagas...
--Pero...
--Tú eres tu propio "pero"... ¿No es así?—Mi rostro debió darle una respuesta antes que mi cerebro.—Es por lo que estoy aquí... para decidir por ti...—Dice dejando la revista a un lado y mirándome con resolución.
"Decidir por mí"—Pienso mientras trato de entender su razonamiento
--Debes quedarte en el mundo humano. Tu nueva apariencia es demasiado llamativa para el Makai, aun cuando sepan que eres uno de los más poderosos... Por otro lado, aquí está tu madre... ¿Acaso no arriesgaste tu alma por ella? Debes quedarte hasta que ella muera.—Sentenció
--Yo...
--No he terminado...—Dijo levantando el tono de tu voz.--...Cuando tu cuerpo humano muera, tu alma volverá al Rekai... Y como tu vida como Youko nunca terminó, deberás decidir si volver o continuar... Pero eso debes decidirlo tú...
--Gracias por dejarme decidir algo...—Digo con diversión. Sus ojos dejan de mirarme con seriedad.
--Te quedas aquí también porque debes seguir dándome una excusa para venir al Ningenkai a ver a Yukina.—Agrega como si nada.
--Ajá... Una excusa.
--En parte... Además necesito una fuente segura de helado.—Agrega sonriendo sutilmente. No puedo evitar echarme a reír. En plena cara me decía esas cosas...¿Qué quería que respondiera?
--Kurama.—Dice trayéndome de vuelta de mis pensamientos.—Si estás aburrido puedes acompañarme a patear traseros en el Makai.
--Gracias por la oferta.—Contesto sonriendo.
--Y si quieres decidir más cosas...sólo llámame...—Agrega con cierto tono irónico.—Ya sabes, me gusta "ayudar".—Cerró los ojos y apoyó su espalda en los cojines de la cama.
--Además te gusta desparramarte en mi cama...—Agregué con cierto tono provocativo.
--Hm...—Soltó sin siquiera mirarme. Me conoces demasiado bien...
--¿Vainilla o chocolate?—Preguntó como si nada.
--Chocolate.—Dijiste sin cambiar de postura.
-------------------------------
Continuará...
DarkCryonic
2008.
