Voltron: Legendary Defender y todos sus personajes, pertenecen enteramente a sus respectivos autores y son usados aquí con meros fines de entretenimiento.
Es el primer fic que hago de la serie, así que de antemano pido disculpas si los personajes lucen algo OoC. En fin, espero les guste.
Keith alzó la vista y lo primero que vio fue a Allura. Al principio creyó que era obra de su imaginación (no había razón para que estuviera ahí, teniendo trabajo en la otra parte del castillo), pero en cuanto la escuchó hablar se dio cuenta que aquello era real. Lastimosamente real.
—Pidgey —dijo la princesa, sin quitarle los ojos de encima al de cabello negro —¿Me das un momento con Keith?
Extrañamente no vaciló al decir su nombre, y él se mordió la parte interna de la mejilla. ¿Por qué deseaba eso Allura? ¿Acaso venía a atormentarlo? ¿No había tenido suficiente? Lo más probable era que no.
—¿Te puedo ayudar en algo? —preguntó en cuanto estuvieron solos. Estaba molesto, no tenía razón para ocultarlo: Ella lo había tratado como basura desde que se enteró de su origen. Entendía su odio hacia los Galra, pero Shiro también tenía razones para detestarlos y aun así siguió a su lado, cuidándolo y aconsejándolo como la familia que eran. Allura, en cambio, lo había expulsado de su vida. No tenía nada que estar haciendo ahí, frente a él… Sin embargo, tal pensamiento desapareció cuando por fin, luego de tanto tiempo, de tantos silencios que parecían cortar con más fuerza que su espada, Allura habló.
Había dudado al principio: Por alguna razón hasta entonces desconocida, las palabras se negaron a salir de su boca. Tuvo que hacerlo desde el comienzo, desde la ira que tenía reprimida desde años atrás: Allura vio lo peor de los Galra, su maldad, su sed de sangre. Destruyeron a su gente, a su padre… A ella misma. Y, desde luego, a muchos más. Todos los pertenecientes a esa raza eran iguales, sin excepción. Entonces, ¿por qué los ojos de Keith no reflejaban lo mismo? ¿Dónde estaba aquella maldad, aquel deseo de poder?
Los ojos de Keith no reflejaban nada de eso, pero sí algo que ella conocía muy bien: tristeza. La misma tristeza que existía a en los suyos antes de conocer a los paladines, antes de darse cuenta que no estaba sola en el mundo. Antes de decidir que ellos, aun sin sangre que los uniera, eran su familia.
Se había disculpado, cosa de la que nunca se creyó capaz. Y cuando se abrazó a Keith, impulsiva pero tímidamente, su contacto fue cálido. Porque Keith no lo parecía, pero era cálido y amable: Cálido como el fuego y amable como un humano. Porque eso es justo lo que era, ¿no? Un humano. Uno que tuvo la mala suerte de ser concebido por una Galra. No era, pues, su culpa… Nunca lo fue.
—Tienes que volver con nosotros —dijo ella, en un tono de voz que no sonó a sus habituales ordenes de princesa, todo lo contrario: Era la súplica de una amiga, de una hermana. La súplica de alguien que, de verdad, deseaba verlo regresar a su lado y abrazarlo justo como en ese momento. Keith no dudo en responder, porque supo que quería exactamente lo mismo:
—Lo haré.
Quinientas palabras exactas *suspira de alivio* Ay, esta temporada estuvo tan llena de feels que no podía ni con mi alma, y este momento fue uno de mis favoritos. Keith es un bebito que merece todo lo bueno y hermoso de este mundo.
Tengo un par de drabbles más en proceso, espero estarlos posteando lo más pronto posible. Ojalá hayan disfrutado de esta historia y dejen comentarios. ¡Gracias por leer!
