Esta historia se sitúa justo después de que Ana le dice a Christian que está embarazada, Christian se refugia en Elena y niega a su hijo. Ana decide huir después de rescatar a Mia y comenzar una nueva vida, en donde conocerá a Matt; quien intentara ganarse su corazón casi de la misma forma que Christian. ¿Qué hará Christian cuando decida recuperar a Ana y a su hijo?
NOTA: Los personajes no son míos. Y la primera parte de este capítulo tendrá guiones originales del libro. Pero es todo con un objetivo, no se preocupen.
Tomo mi comida. Es el Chasseur de pollo de la señor Jones, pero simplemente no tengo hambre. Mi estómago esta anudado en una bola de ansiedad.
-¡Maldita sea! Ana, ¿Vas a decirme que está mal? –Christian aleja su plato vacío, irritado. Lo miro fijamente—Por favor, me estas volviendo loco.
Trago y trato de suavizar el pánico creciente en mi garganta. Tomo un profundo y estabilizante aliento, es ahora o nunca.
-Estoy embarazada.
Se queda inmóvil, y lentamente todo el color se drena de su rostro.
-¿Qué?—susurra pálido.-
-Estoy embarazada.
Su ceño se frunce incomprensivamente.
-¿Cómo?
¿Cómo? …. ¿Cómo? ¿Qué clase de pregunta ridícula es esa? Me ruborizo, y le dirijo una burlona mirada de, ¿Cómo crees tú?
Su postura cambia inmediatamente, sus ojos se endurecen.
-¿Tu inyección? – gruñe.
Oh mierda.
-¿Olvidaste tu inyección?
Lo miro fijamente incapaz de hablar. Dios está enfadado… muy enfadado.
-¡Cristo, Ana!—golpe su puño contra la mesa, haciéndome saltar, se pone de pie tan abruptamente que casi derriba la silla—Debes recordar una cosa, una cosa que recordar. ¡Mierda! No puedo creerlo. ¿Cómo pudiste ser tan estúpida?
¿Estúpida? Christian jamás me había llamado así, su reacción y sus palabras me duelen.
-Christian no fue mi cul—Da otro golpe en la mesa haciéndome estremecer de nuevo. Mierda…
-¡¿Cómo pudiste ser tan imbécil!? – Estalla, su rostro esta rojo del enojo y sus venas se pueden remarcar en su frente, jamás espere que fuera a reaccionar de esta forma tan hiriente.
Mis lágrimas salen de mis ojos y me enojo también, me paro de mi silla con la angustia remarcada en mi cara, y le respondo furiosa.
-¡¿Cómo puedes reaccionar así!? ¡ES TU CULPA TAMBIEN!
-¡Y UNA MIERDA! YO JAMAS QUISE UN PUTO BEBE. Era tu maldita responsabilidad tomar las píldoras Ana. ¡ERA TU UNICA MALDITA TAREA! Y lo has fastidiado. Lo has fastidiado como siempre.
Me quedo sin habla. ME estaba lastimando. Me lastimaba como jamás pensé que sería capaz de hacerlo. Mis lágrimas no dejan de resbalar por mis mejillas. Christian me odiaba. Podía sentirlo.
-No puedo creer que estés haciendo esto Christian… - le digo alejándome completamente desecha, y sin poder siquiera ser capaz de tomar una bocanada de aire. Sentía que mi pecho me dolía y me faltaba el aliento. —Tengo que irme. —Me doy la vuelta con los ojos hinchados y la cabeza dándome vueltas, sentía como si estuviera ebria, el piso se movía y lo único que podía pensar era en salir de ahí. Alejarme de Christian.
-¡SI! ¡VETE ANASTASIA! Y de una vez te advierto que no vas a tener ese bebe. Tú eres MI esposa y no pienso compartirte con NADIE, y hasta que no entiendas eso no quiero ver tu rostro. —Christian gruñía. Estaba vuelto loco de rabia, podía escuchar que lanzó un plato al suelo. Pero no me detengo.
No me detengo. No le respondo. No quiero verlo. Me ha corrido de su vida, a mí y a su hijo. A mi pequeño Bip. Salgo del Escala y me dirijo a mi departamento. Y lloro. Lloro hasta quedarme completamente exhausta.
Pasan días y aún no he hablado con Christian. Seguro que él ya lo ha pensado mejor y quiere tener a nuestro bebe. ¿No? Christian no me alejaría así. No lo haría ¿Verdad?
Estoy desesperada, me siento perdida sin él. Tengo que verlo. Tengo que comprobar que el me ama tanto como yo y que no era en serio lo que me dijo la última vez que nos vimos. Decido ir al Escala, es noche, son casi las 12 pero no me importa. Tengo que verlo. Entro pero no hay nadie en la sala, pero hay luces encendidas, sin duda estaba aquí. Camino por el apartamento, veo su despacho pero no hay nadie, decido ir a su habitación, Nada. Decido ir al cuarto rojo como último recurso…
Me quedo paralizada cuando abro la puerta y veo a Christian…follando con Elena.
Mis piernas no responden. Mis ojos se quedan abiertos ante lo que estoy viendo. Mis lágrimas caen una tras otra pero no soy capaz de cerrar mis ojos.
NO. Estoy soñando…Christian no me haría esto.
Christian voltea y se detiene en cuanto me ve. Su rostro cambia. Elena voltea a verlo y después a mí para entender porque se ha detenido. La muy zorra incluso lleva una trenza…
Quiero morirme.
Quiero regresar el tiempo. Quiero no haber abierto esta puerta. Quiero no haber conocido a Christian jamás.
Me duele. ME DUELE TANTO QUE SIENTO QUE MUERO.
Christian se pone sus pantalones pero aún no se digna a verme. Se pasa las manos por el rostro intentando buscar las palabras para explicarme.
-Ana…- me dice mientras se gira a mirarme, es cauteloso, como si se estuviera preparando para perseguirme en cuanto me echara a correr.
-Ana querida, debiste haber tocado la puerta cielo. —Me dice la muy puta de Elena. No la miro. No puedo. Mi cuerpo aun no me obedece. Siento que mis piernas se van a doblar en cualquier segundo. Mi sangre arde. Siento como mis puños se cierran y mi rostro esta rojo, siento mis lágrimas descender una tras otra.
-Ana, déjame explicarte—me dice Christian intentando acercarse a mí.
-Te odio—es todo lo que logro articular, con todas mis fuerzas y coraje reunido. Es casi un gruñido mi voz. –TE ODIO- le replico con más fuerza, y esta vez volteándome para salir corriendo de ahí.
-¡ANA!—Christian me dice mientras corre tras de mí.
Me toma por la cintura e intenta hacerme regresar con él y mirarlo a la cara, pero no puedo, me resisto y peleo con todas mis fuerzas.
-¡NO ME TOQUES! ¿COMO PUDISTE? ¡NO ME TOQUES!—Gruño entre llantos y furia.
-Ana, nena—Christian intenta calmarme, pero solo logra enfurecerme más.
-¡DEJAME! – logro zafarme de sus brazos y le doy una cachetada tan fuerte que siento que mi mano arde y hormiguea. -¡EN TU MALDITA VIDA ME VOLVERAS A VER GREY!
Corro destrozada y furiosa fuera del escala. Sé que Christian no me persigue. Sabe perfectamente lo que ha hecho, y que me ha perdido para siempre. BIEN, SUFRE GREY. Digo a mis adentros mientras mis puños y mis lágrimas siguen estando presentes.
Llego a mi departamento. Quiero beber, quiero perderme en el alcohol. Quiero acostarme con José, con Jack. Con Paul. Quiero que Christian sufra como estoy sufriendo yo ahora mismo. Estoy completamente bloqueada. Me dirijo a mi despensa y saco una botella de tequila. Doy un gran trago directo de la botella. Pero inmediatamente lo escupo.
Bip….
Doy un grito. Me dejo caer de rodillas junto a mi refrigerador. Ni siquiera puedo emborracharme. Maldigo mi vida. Maldigo haberme enamorado de Christian. Las horas pasan y mi dolor no disminuye… me quedo entumida en un rincón hasta que amanece.
2 Días después…
Aún no he ido a trabajar, debo hacerlo. Tengo que continuar con mi vida. Me digo a mi misma mientras miro a una chica pálida y de ojos hinchados al espejo.
Tienes que superarlo Ana.
Tienes que superarlo Ana.
Me repito mil veces para convencerme a mí misma de salir al trabajo. Christian no me ha llamado. Seguro que sabe que esto es lo mejor para ambos. EL no quiere a Bip. Él no quiere a su hijo. EL no me quiso a mí lo suficiente. Recuerda eso Steele.
El día del trabajo es lento y horrible, siento que nunca va a terminar. Cuando de pronto suena mi celular, es un número que no conozco. Por un momento pienso que es Christian, pero sé que No. El ya no me va a buscar jamás.
Contesto…es Jack.
Elizabeth entra en el espacio del estacionamiento y se detiene fuera de la última de las unidades de ladrillo.
Se gira hacia mí.
-Hora del show—murmura. Mi cuero cabelludo pica mientras el miedo y la adrenalina cruzan a través de mi cuerpo
-No tienes que hacer esto—Respondo en un susurro hacia Elizabeth.
Esto es por Mia. Esto es por Mia. Rápidamente rezo. Porfavor que este bien.
-Bien, que tenemos aquí—Jack emerge de una pequeña puerta tapiada del lado izquierdo del edificio. Su cabello esta corto. Y está vistiendo un traje. Deambula hacia mí, rezumando arrogancia y odio. Mi pulso cardiaco se eleva-
-¿Dónde está Mia?
-Primero lo primero perra- se burla Jack, deteniéndose delante de mí.-¿El dinero?
-Hay un montón de efectivo aquí—dice Elizabeth.
-¿Y su móvil?
-En la basura.
-Bien—gruñe Jack y desde alguna parte arremete, pegándome fuertemente en el rostro con el revés de su mano. El feroz golpe sin provocación me lanza al suelo, y mi cabeza rebota con un repugnante ruido sordo. El dolor explota en mi cabeza y siento como mis ojos se llenan de lágrimas. Algo escurre por mi rostro. Sangre.
Lanzo un grito silencioso de dolor. Me llevo mis manos al vientre tratando de proteger a mi pequeño Bip.
-¡Esto es por AIPS, tu jodida perra!—grita Jack. Mientras me da otras dos patadas a mis costillas.
Grito de dolor y de miedo por lo que le pueda pasar a mi pequeño Bip. Jack se voltea a mirar a Elizabeth y eso me da un segundo para sacar la pistola. Le disparo a Jack en el hombro.
Jack me maldice pero veo como rápidamente se desvanece en el suelo. Espero que estés muerto maldito.
Tambaleándome me levanto, sigo apuntando a Elizabeth, cuyo rostro está en shock, alza sus manos en señal de rendición.
-¿Dónde está Mia? – logro articular. Siento como mis piernas están débiles, y como la sangre no deja de escurrirme.
-En el auto—me dice inmediatamente.
-Llévame a ella.
Una vez con Mia, veo que ella está con una especie de droga, pero está consciente y amarrada. Me armo de valor y golpeo a Elizabeth en la nuca para que se desmaye. Inmediatamente mi dirijo con Mia y la sacudo un poco hasta que me mira a los ojos. La desamarro para que pueda moverse y hablar.
-¿Ana?—su voz es apenas un susurro.
-Tranquila. Estas a salvo Mia- mi voz no era más fuerte que la de ella.
-¿Qué te ha pasado? Estas sangrando…
-Estoy bien. Escucha Mia… tengo que irme.
-¿De qué hablas? ¿A dónde?
-Alejarme de tu hermano—le digo con lágrimas en mis ojos.
-No… No Ana. —la voz de Mia sonaba débil, no podía quedarme mucho tiempo, en cualquier momento darían con nosotras.
-Escucha Mia. Estas a salvo. Necesito que le digas a Christian lo que ha pasado, y que le digas que jamás quise su dinero, lo único que quería era ser feliz con él.
-¿Qué ha pasado?
-Ya no puedo seguir con tu hermano Mia. Aun a pesar de todo… cuando le he llamado hoy creyó que solo estaba con él por interés, el ya cree que me marcho de su vida así que ¿Por qué no hacerlo?… y han pasado más cosas entre nosotros. Cosas que ya no tienen solución. —le digo débilmente. Puedo ver como su ceño se frunce.
-No Ana… él te ama-
-No. Ya no Mia. Me tengo que ir de aquí. Porfavor… dile a Christian que si alguna vez me amo. No me vuelva a buscar. –
-Ana.
-Siempre te querré Mia, el celular está afuera en la bolsa de dinero. Si no ha llegado nadie en 20 minutos tú llámalos. Solo te pido que me des tiempo para alejarme un poco de aquí. Cuídate Mia, y se feliz—Le digo finalmente a Mia con lágrimas en mis ojos, me siento mareada pero me acerco y le doy un beso en su frente. Sé que esta lo bastante débil como para ir detrás de mí, y sé que tardara un poco en lograr bajar del auto e ir por el celular.
Decido correr tan rápido como puedo, pero estoy débil, mis costillas me están matando y mi cabeza no me deja en paz. Paso por la bolsa llena de dinero para Jack. Decido tomar un par de paquetes. Necesitaba empezar una nueva vida en otra parte con mi hijo. Y no traía mucho conmigo ahora.
Tomo un taxi y me limpio un poco la sangre de mi rostro, me pongo mi capucha y le digo al conductor que se dirija a la central de autobuses.
-¿Se encuentra bien señorita? – me dice el conductor mientras me mira por el retrovisor, sin duda mi pinta no era nada buena.
-Sí. No se preocupe- le respondo dándole una leve sonrisa para que vea que todo está bien.
Avanzamos rápido, y eso me hace sentir segura. Pero pasamos por una avenida donde ha habido un accidente y eso me pone casi paranoica. ¿Y si me ve algún espía de Christian? Comienzo a angustiarme. Sé que es estúpido pero no puedo evitarlo, respiro una y otravez intentando calmarme. Cuando veo que estamos aparcados cerca de una tienda de accesorios. Eso me da una idea.
Me bajo del taxi y le digo que no tardare, el mira a la tienda a donde entro y no me despega el ojo, supongo que tiene miedo de que me vaya sin pagarle. Veo unos lentes oscuros y decido cómpralos, compro un cambio de ropa y una peluca oscura con un toque de pelirrojo. Pago en efectivo y regreso de nuevo al taxi. Minutos después el tráfico comienza a disiparse. Respiro de nuevo.
Llegamos a la estación de autobuses. Le pago al amable chofer, hay muchas tiendas cerca, me alegra ver una farmacia. Decido comprarme algo para el dolor de cabeza y costillas. Y en cuanto esté a salvo en otro lado me encargaré de ir a un hospital para verificar que mi pequeño Bip este sano. Ando por la estación con la cabeza un poco agachada, siento que Christian sería capaz de monitorear todas las cámaras del país hasta dar conmigo. Veo una gran tienda de abarrotes, compro uno de esos sandwichs preparados, unas galletas, papas, agua y un poco de jugo para el camino. Veo un sanitario y decido ir allí.
Me miro al espejo y me veo horrible. Mi aspecto es pálido y como si no hubiera dormido en días, la sangre ahora echa costra en algunos puntos de mi rostro no ayudaba. Me limpio fuertemente, quiero pasar desapercibida. Me cambio de ropa, me pongo unos jeans azules, unas sandalias con poco tacón y una blusa sencilla color morado, nada que llame la atención. Mi herida de la cabeza me preocupa, no es grande, pero presiento que es profunda. Decido solo limpiármela un poco y poner una pequeña banda en ella. Me pongo la peluca rojioscura que me llega a los hombros y está un poco ondulada. Me agrada de inmediato como me veo con ese look. Me pongo los lentes de sol y me dispongo a salir de nuevo a la estación.
La fila no es muy larga. Pero de alguna forma siento que mis nervios me pueden delatar. Respira Ana. Me digo una y otravez, hasta que es mi turno.
-Buenas Tardes, un boleto a Atlanta, porfavor. —dijo tan natural como puedo, la señorita que atiende ni siquiera se molesta en verme. Bien.
-Tenemos un boleto que la lleva a Kansas, y de ahí parte el camión hacia Atlanta. No tenemos un camión directo. – Era tan dulce como el vinagre.
-Si está bien, deme ese. – le digo, lo único que me interesa es irme de aquí lo más pronto posible.
-Serian 300 dólares. ¿A nombre de quién?—me dice la antipática trabajadora. Mierda…Debo pensar en un nombre, no podía dar el mío o Christian me encontraría en un abrir y cerrar de ojos.
-Jane. Jane…Smith. —Es lo primero que se me ocurre.
-¿Su identificación? –M-I-E-R-D-A
Ah no no no. ¡Mierda! Se suponía que aquí no pedían esas cosas ¿No? Comienzo a ponerme un tanto nerviosa. ¿Qué hago?
-No la traigo para ser sincera señorita. —le muestro mi pequeña herida en el rostro esperando que se apiade de mí. Talvez crea que me asaltaron…
-Sin identificación no hay boleto. —me dice tajantemente. Alza el rostro dispuesta a llamar al siguiente de la fila ¡Sera hija de puta! Pero antes de que articule palabra yo prosigo, me niego a aceptar un no tan fácilmente.
-¡Oiga! Escuche, no la traigo en este momento señorita, la he dejado en casa y si no la he perdido, pero en verdad me urge salir de aquí. Se lo pido porfavor señorita, solo deme el boleto y le prometo qu..—
-Sin identificación no hay boleto—Me vuelve a decir poniendo los ojos en blanco. -¡El que sigue!
Pero no me muevo. Creo que odiaba a la trabajadora, pero estaba a dispuesta a tragarme todo con tal de irme de ahí.
-¡Le pagare!—Le digo firme pero sutilmente antes de que alguien más llegue detrás de mí.
-¡EL QUE SIGUE!—Dice furiosa la trabajadora. ¡LA MATO! Vieja amargada me digo a mi misma.
-¡PORFAVOR!—Digo por última vez, pero un hombre llega detrás de mí reclamando su turno. Sé que será inútil insistir. Por lo que a regañadientes y con mis manos hechas puño me doy la vuelta y me alejo de la taquilla. -¡MIERDA! – mascullo enojada, puedo sentir la mirada de las personas cuando he dicho eso, pero justo ahora no me importa. Mis ojos comienzan a humedecerse del coraje e impotencia. Pero alzo la cabeza, respiro y obligo a mis lágrimas a regresar. ¿Y si pido a alguien que compre el boleto por mí? Christian no se daría cuenta ¿o sí?...
Cuando escucho un "Ptss" más de una vez. Lo ignoro, seguro que no es para mí. Pero vuelvo a escuchar ese "Ptss" y esta vez intento buscar de donde viene ese chisteo. Veo un hombre de aspecto normal, pero con una gorra mirándome. ¿Si es a mí?
El hombre hace contacto visual conmigo y me hace un ademan con la mano para que me acerque. No tiene pinta de maleante, pero sin duda no por eso confiare en él. Dudo y me muestro recelosa, ¿Qué quería ese tipo? Al ver que yo desconfió, el da un suspiro largo y decide venir el hacia mí.
-Buenas tardes—me dice naturalmente, como si nos conociéramos.
-Hola—le digo cautelosamente y alejándome un paso de él. -¿Qué es lo que quiere?
-Tranquila señorita Jane, he escuchado lo que paso en la taquilla y creo que podemos ayudarla. —Me dice tranquilamente.
-¿Podemos? ¿Por qué ha escuchado mi conversación, quien es usted?—Le digo intranquila.
-No se espante. La verdad es que he visto que usted luce un tanto mal y desesperada, pensé en ofrecerle mi ayuda, no pasa nada si usted dice que no.
-¿Qué ayuda?
-Yo puedo ayudarla a conseguir ese boleto, pero no creo que debamos conversar aquí. – Me dice con una sonrisa, como si estuviera actuando naturalmente para no llamar la atención de nadie.
-No pienso irme de la estación, no se ofenda, pero no puedo simplemente confiar en usted. —Le digo educada pero firmemente.
-No la culpo, pero no se preocupe, ¿Tomamos un café?—Me dice amablemente y me hace ademan con el brazo para que yo lo siga.
Lo dudo por un segundo, ¿Cómo sabía que él podía ayudarme y que no quería hacerme nada? Pero íbamos a seguir en la estación de autobuses, y él dijo que si yo no aceptaba no pasaba nada. Después de pensarlo unos minutos, decido arriesgarme y lo sigo. Nos sentamos en una pequeña plaza con un café, intentando que pareciera que todo era casual. Hay gente alrededor, pero no lo suficiente como para escuchar de qué hablamos.
-Lo escucho. —le digo.
ESPERO SUS REVIEWS! :D :D
