Nueva historia wuuuuuuu y claro debía escribir de mi pareja favorita, mi OTP y el de muchas personas más. Espero que les gusten estos one shots. Gozen y no olviden comentar ;D

NOTA: reproduzcan la canción Happier de Ed Sheeran, me inspire en esa canción para escribir esto


Nunca se había sentido tan desdichada en su vida. Daría lo que fuera por regresar al confinamiento en ese castillo vacío donde fue obligada a pasar 10 años con la desesperante compañía de su madre y el fantasma de ese pasado donde le preguntaba al espejo quien era la más bella del reino. Esos eran días felices y no lo sabía. Ilusa.

Creyó ciegamente en la promesa, en la vil mentira que en Auradon los sueños se alzaban a un despejado y limpio cielo para bajar siendo una realidad, un deseo cumplido... Lástima que no existen los finales felices... Donde pudiera tomar la mano de cierta chica y caminar juntas... Deseo que le arrebataron brutalmente.

Pero siendo justos, no tenía ningún derecho a sentirse de esa forma. De todos modos... Mal y ella no fueron más que amigas. No importaba como Evie olvidaba eso constantemente, no interesaba cuanto quisiera llegar abrazando a Mal por la espalda para darle un beso en la mejilla... No pasaría. Debía tenerlo claro.

Suficientemente malo era saber lo alejado de sus ilusiones de la realidad como para además estar presente cuando Ben iba a buscar a su novia a la habitación. Esa sonrisa bobalicona en la boca del rey le provocaba golpearlo hasta tumbarle sus blancos y rectos dientes. Verla caminar abrazada al brazo de Ben la destrozaba, molía su corazón y hacia que le flaquearan las piernas. Vaya castigo.

Pero, ¿y qué si tenía que torturarse viendo a la mujer que amaba con otro? Primero estaba la felicidad Mal, después su bien estar, en tercer lugar lo que ella necesitara. Todo por esa chica que la volvía loca. Era enfermo no pensar en una misma... pero así es el amor; ciego, con los efectos de la mejor y peor droga existente, saca lo mejor y lo peor en cada persona... y Evie estaba perdidamente enamorada de Mal.

Anochecía en la preparatoria, muchos seguían en alguna clase de esas que empiezan y terminan tarde, otros ya estaban cómodamente envueltos en sus cobijas probablemente al tanto de las actualizaciones en las redes de Auradon con sus celulares.

Estando exenta de deberes, Evie leía un libro cómodamente en su cama, disfrutando de su primer día libre en semanas por su taller de costura.

De pronto entro Mal, algo acelerada y buscando algo en su armario.

Evie la seguía con la mirada, dándole risa su forma de aventar lo que no le servía. Y entonces una idea salió a la luz en su mente.

-¿Saldrás esta noche?-. Se sintió estúpida cuando la respuesta era obvia, pero no pudo evitarlo. Quizás Mal no iba a ir a ninguna parte y podrían pasar tiempo juntas como solían hacerlo. Quizás...

-Sí, Ben quiere que lo acompañe a la inauguración de una biblioteca pública.

Idiota.

Por supuesto que tenía planes, con Ben claro. Últimamente no podía faltar en la ecuación.

No dijo nada más, tratando de prestar atención al libro en sus manos. Inconscientemente apretó con firmeza la cubierta del libro, tornando blancos sus nudillos.

Minutos después de ver a Mal marcharse por la puerta, se puso sus zapatos e hizo lo mismo.

Sus pies la movían por inercia, la verdad no tenía ganas de hacer nada o ir a ninguna parte... Sólo necesitaba un abrazo, que alguien la calmara al sentir el peso del cielo cayendo a pedazos sobre ella. Así se sentía vivir enamorada de una persona que no puedes tener, y que sabes perfectamente, por mucho que fueras capaz de dar todo... jamás te vería como tú la ves a ella. Saber perdido y desolado el amor que tienes, y perderte a ti misma en ello.

Sin darse cuenta llego a la habitación de los chicos. Ambos estaban al tanto del estado de Evie y la razón. Y las últimas semanas habían sido el apoyo incondicional que necesitaba. De no ser por ellos estaría perdida.

Toco débilmente a la puerta. Apenas sonó el seguro siendo removido, se puso a llorar, cubriéndose la boca con las dos manos para aguantar un sollozo dolido.

-Chad, te juro que si...-Carlos se quedó mudo al verse atrapado en un potente abrazo.

Evie se aferraba a su amigo como si de un salvavidas se tratara... Y a juzgar por sus lágrimas, no pasaría mucho para que se ahogara en su propia pena.

A trompicones, Carlos dirigió a su amiga al interior del cuarto. Le acariciaba el cabello mientras la sentaba en su cama.

El peso de Jay hundió el colchón a un lado de la joven. Evie no tardo en dejarse atraer al agarre de Jay, sintiendo como Carlos le masajeaba la espalda para calmarla.

-Ella es... más feliz... de lo que... nunca lo... estuvo... conmigo-balbuceo con voz acuosa.

-Un día lo sentirás también -le dijo Jay, meciéndola entre sus brazos.

Carlos le lanzo una mirada venenosa. Pero no dijo nada y empezó a hablar de lo que había pasado en el día, queriendo distraer a Evie.

Pasaban las tres de la mañana cuando Carlos y Jay se dejaron ir en el cansancio. En toda la noche intentaron hacer que Evie dejara de lamentarse, y si bien lograron detener el raudal aparentemente incontenible de su amiga, no pudieron llegar a hacerla sonreír. Claro que debían estar exhaustos.

Por su parte, Evie se levantó de la cama por primera vez desde que pidió asilo a los chicos. La cabeza le punzaba de agotamiento, su cuerpo se sentía tan pesado como una roca. Imaginaba la mala apariencia que tendría, pero no iba a acomodarse el maquillaje cuando cada parte de su ser le pedía a gritos algo de paz. Sin embargo no era su intención perturbar más a sus amigos de lo que de por sí ya había hecho.

Arropo a Carlos y a Jay antes de irse calladamente del cuarto, esperando tener su habitación para ella sola lo que restaba de la noche, o al menos que Mal estuviera totalmente ida en su sueño.

Estaba tan débil que arrastraba los pies y dejo colgando los brazos de forma perezosa a sus costados. Cada vez le resultaba más difícil fingir que no se llenaba de alegría al estar junto a Mal, y mucho más fingir que apoyaba que estuviera con Ben...

Sin saberlo ya estaba abriendo la puerta para entrar a sus aposentos. Sintió una alegría inmensa al ver la luz apagada. Tenía suerte...

-¡Evie!

Y las ganas de llorar regresaron a una velocidad vertiginosa, tanto que sus ojos respondieron antes que su corazón roto al escuchar esa voz. Se limpió la lágrima que corría por su pómulo antes de que Mal la notara.

-¿Qué haces despierta?-pregunto Evie, haciendo un esfuerzo por sonar relajada aunque no pudo evitar carraspear.

-Vi que no estabas y decidí esperarte-dijo Mal, hallándose tan cerca que a Evie le recorrió un escalofrió por todo el cuerpo-. Estaba a punto de salir a buscarte, estaba preocupada con lo tarde que es.

Evie hizo el intento de escapar y refugiarse bajo su cobija. Si eso escalaba podría arrepentirse de lo que pudiera decir.

-Se me fue el tiempo estando con Carlos y Jay.

Mal la tomó por la muñeca cuando paso a su lado, un toque delicado pero firme del tipo que hacían arder la piel de Evie.

-¿Te pasa algo?

-Claro que no, M.

Manteniendo su agarre, Mal la inspeccionó entre la oscuridad reinante del cuarto.

-Estuviste llorando-afirmo con certeza inmovible.

-¿Cómo...?

-Noto tus ojos más oscuros, tienes el delineador un poco corrido y no soportas tenerlo así y carraspeas sólo para aclararte la garganta después de haber llorado-. De haber seguido, Evie no habría resistido más...-. Te conozco perfectamente. ¿Qué paso?

Quiso soltarse y tirarse de cara en la almohada, lo cual fue un error ya que ahora Mal no la dejaría hasta que hablara. Y ese tono que solo ella podía manejar, demostrando preocupación y unas ganas inherentes de patearle el trasero a quien fuera el tonto responsable de su desdicha, no le daba muchas opciones.

-No es... nada.

-Lo que sea que te haga sentir triste es algo para mí.

No hagas esto.

Volvió a dejar escapar una gota de sus ojos, y antes que pudiera quitarla de su mejilla, Mal se le adelanto, retirándola tiernamente con su pulgar. Evie apretó los ojos, provocando que soltara más lágrimas. La calidez de las manos de la joven sosteniéndole la cara para mirarla a los ojos la estaba torturando. Y al abrir los ojos se le hundió el corazón al ver los preciosos jades de Mal... Si tan sólo pudiera...

-Mejor descansa, E. Mañana te sentirás mejor y quizá lo que haya pasado se vaya.

No lo hará.

Evie se limpió rápidamente la cara, se cambió de ropa y se metió entre sus sabanas dándole la espalda a Mal. Generalmente se quedaba despierta un par de minutos extras para ver a su amada dormir. La hacia sonreír entre toda su desesperación, aunque esa noche no soportaría mirarla mucho más.

Cuando creía que no podía sentirse más miserable, sintió el cuerpo de Mal junto a ella mientras se sentaba a su lado. Lo único que Evie quería era que la dejara en paz, que se alejara de ella lo suficiente para poder respirar, para no tener que ahogarse con su aroma, para no debilitarse con su voz...

Tuvo que apretar con mucha fuerza las manos en un intento de contener la tempestad en su interior al sentir como Mal le besaba cerca del oído... Justamente la malvada, desalmada hija de Maléfica dejaba al descubierto su lado protector en un pésimo momento...

-Un dragón siempre cuida a su princesa. Te voy a proteger de cualquier cosa Evie. Dulces sueños.

Estando segura que Mal ya estaba acostada lejos de ella, Evie se mordió el labio con una fuerza tremenda queriendo mantenerse callada mientras todo su interior se derrumbaba. Y deseo, como muchas otras veces, que Mal la amara y no a Ben... Pero no podía ser egoísta; Mal era feliz y eso debía ser suficiente... ¿Entonces por qué volvía a deshacerse en llanto?

Definitivamente era la peor noche de su vida... Y todas las que faltaban.

Si rompe tu corazón como hacen los amantes, que sepas que estaré esperando aquí por ti.