when it's meant to be

Reencuentro

Hola! este es mi primer Takari c: espero que lo disfruten. Adoro esta pareja y, en mi opinión, son la pareja de oro de Digimon, así que me esforzaré por escribir lo mejor que pueda esta historia de universo alternativo.

Puede que me demore en actualizar porque estoy en clases, pero cuando comiencen las vacaciones podré actualizar mucho más seguido c:

— Con guión largo están los diálogos entre los personajes.

"Y entre comillas sus pensamientos".

Digimon Adventure no me pertenece :c (violín más pequeño del mundo para mí)

Espero que les guste!

:::::::::::

Ella caminaba feliz, increíblemente feliz, hacia el centro comercial.

Hikari Yagami, una linda niña de unos 12 años, de ojos rojizos y cabello color avellana, corto; caminaba alegre y con algo de prisa por llegar a la pileta que está fuera del centro comercial, donde quedó de encontrarse con él.

"Takeru…", pensaba ella con una ligera sonrisa.

No podía dejar de recordar cómo era TK hace unos años, y compararlo con cuánto había crecido ahora. Ya no era aquel chico miedoso y que no lograba separarse de su hermano sin llorar.

"Bueno, ya al final del primer campamento no volvió a ser así de igual forma".

Hikari y Takeru se conocieron en un campamento de verano para niños, cuando ambos tenían 8 años. Fueron con sus respectivos hermanos mayores y al final terminaron haciendo muchos amigos que aún conservaban.

En el caso de Hikari, terminó conociendo a chicos mayores como Sora, Mimi, Yamato; y otros de su edad como Zoe (quien prefería que la llamaran así en vez de "Izumi"), Kouji, Takuya, Miyako (quien pedía que la llamaran "Yolei") y por supuesto…él.

Takeru Takaishi. Un dulce chico rubio de hermosos ojos celestes, con una cálida sonrisa y un enorme corazón. Pues aunque incluso fuera más bajo que ella, siempre estaba pendiente de protegerla y acompañarla, dispuesto a tragarse sus miedos para que a ella estuviera tranquila y a salvo.

Su amistad floreció de inmediato y pasaron el año siguiente jugando juntos, hasta llegar al siguiente campamento en verano, ya con nueve años.

Lamentablemente, por temas de trabajo de la mamá, TK —como sus cercanos le dicen de cariño—, debió irse a Francia.

Ninguno quería despedirse, pero tampoco que el otro los recordara con tristeza, por lo que aprovecharon su última semana de verano juntos y se despidieron con un gran abrazo, unas grandes sonrisas y algunas promesas…

El tiempo pasó y ellos seguían comunicándose por correo y por mensajes de texto después, pero cada vez con menor frecuencia; ya que ambos iban teniendo cosas que hacer y más que nada por ese absurdo sentimiento de creer que ya "molestas" al otro, en vez de hacer un buen momento.

Pero no por ello se había olvidado el afecto. Takeru fue su primer amigo hombre y con el que compartió muchas cosas aun a su corta edad. Había quedado como un hermoso y querido recuerdo en la mente de la Yagami.

Flash Back

Llevaba cuatro meses en los cuales no supo nada del rubio. Eso hasta que una tarde de la última semana del verano, mientras ella arreglaba un álbum de fotos en su pieza, su celular mostró un mensaje de texto.

Era él.

— ¿TK? —preguntó sin creérsela, justamente había estado recordando sus buenos momentos juntos esos últimos días.

"Debe ser una coincidencia". Abrió el mensaje y se asustó de inmediato.

"Kari, soy TK, Mi hermano me pidió que te avisara que debes ir de inmediato al parque con juegos que está cerca de tu casa. Tai está ahí y necesita tu ayuda ahora".

No tuvo que pensarlo dos veces para agarrar un par de zapatos, ponérselos como podía y correr al lugar. Había pocas cosas que afectaban de sobremanera a Kari, una de ellas era Taichi (mejor conocido como "Tai"), su idolatrado y querido hermano mayor.

Llegó jadeando al lugar y caminó hasta encontrar frente a ella a una figura conocida pero no determinada. Era un alto chico rubio, con un sombrero de pescador color café muy claro, y con una radiante sonrisa ladeada en su rostro.

"No puede ser…". Los ojos rojizos de Hikari se abrieron a más no poder.

— ¡¿T-Takeru?! ¡¿E-en serio eres tú?! —ella corrió de inmediato y sin pensarlo hasta sus brazos, que la recibieron sin problema y de la misma forma. Fue un abrazo con afecto y alegría.

Ahora entendía que lo había extrañado más de lo que querría reconocer.

— Me da gusta verte, Kari —susurró él en su oído, logrando que ella sonriera con más emoción todavía.

— P-pero ¿qué haces aquí? ¿Cuándo volviste?

— Hoy en la mañana, quise sorprenderte.

— Entonces…nada malo pasó con Tai, que alivio —respiró tranquila para luego mirarlo con los cachetes algo inflados, estaba un poco enfadada—. Me mentiste, ¡y me asustaste! —él se rió melodiosamente.

— Lo lamento, Kari. Es que no se me ocurrió otra cosa, y como sabía que mi hermano y el tuyo estaban con Sora en mi casa, pues… —no sabía cómo continuar. Tenía muchas ganas de reírse, pero ella estaba "enfadada", o al menos adorablemente enfadada—. Lo lamento, no creí que me creyeras la historia.

La cual por cierto, tenía muchas fallas.

Extrañaba la ternura de su amiga, la que fue su primera amiga. Al parecer seguía preocupándose demasiado por los demás, sobre todo por Taichi.

— Mou…lo dejaré pasar sólo porque recién volviste, y estoy tan feliz que no puedo enfadarme contigo —volvió a enredar sus brazos en el cuello del rubio, que la recibió con las mismas ganas, absolutamente dichoso de saber cuánto se alegraba ella de verlo.

— Te extrañé, Kari.

— También yo. "Ya te estabas tardando…" —habló desde su pecho, sin ganas de soltarse.

Se soltaron y volvieron a sonreírse, parecía que ninguno había cambiado en esencia.

— ¿Quieres venir a mi casa a comer algo?

— ¿No es molestia?

— ¡Por supuesto que no, sabes que siempre serás bienvenido aquí! Además, mis padres no están. Papá anda en una conferencia de trabajo en otro país, para variar; y mamá salió con una amiga esta tarde.

— Ya veo.

— ¿Y tú volviste con tu madre a Japón?

— Sí, pidió que la transfirieran, aunque no lo dijera, estoy seguro de que extrañaba a Yamato, bueno yo también.

— Y… ¿este regreso es temporal o…? —preguntó con algo de miedo de la respuesta. Recién se había reencontrado con su amigo, no quería sentir que volvería a perderlo.

— Nos quedaremos —aseguró—. Al menos hasta que yo termine la universidad.

— ¡Que buena noticia! —no pudo evitar soltar. Takeru estaba agradecido de un recibimiento tan cálido de su parte. Por un momento tuvo miedo de pensar que a ella ya no le importaría si él volvía a Japón o no, pues no habían hablado mucho últimamente.

Aunque el rubio sentía que eso era más que nada su culpa.

— Sí, y lo mejor es que ahora vivo cerca de ti —soltó sin pensar y logrando que la castaña se sonrojara—. Vivo en la cuadra que sigue, en los departamentos nuevos.

— ¡¿E-en serio?! ¡Estupendo!

Finalmente llegaron a casa de la Yagami, donde se quedaron conversando y poniéndose al día en las cosas. Comían unos bocadillos mirando televisión de vez en cuando.

— Wuau, todas estas fotos las tomaste tú, ¡son geniales! —le felicitaba el rubio, mientras ella le mostraba su más preciada colección. En la última página completada de este, había una de cuando ellos eran pequeños. La tomaron el último día del campamento de verano al que TK asistió. Ambos estaban tomados de la mano y sonriendo, con cada hermano a su lado y el resto de sus amigos.

— Siempre recuerdo ese campamento —confesó el rubio, mirándola algo sonrojado.

— Te comprendo —ella continuaba yendo, aun cuando su hermano ya no asistía, pero ya no era lo mismo sin TK ahí—. Y dime, ¿qué has hecho en Francia para entretenerte?

— Bueno, ahora juego basquetbol. De hecho, soy bueno —aludió orgulloso—. Y jugaré en la liga juvenil de la escuela.

— ¡No me digas! ¡Eso significa que…!

— Exacto, este año seremos compañeros de escuela, ojalá que de clases también.

— Que estupendo. Será genial volver a estar todos juntos.

— ¿Eh?

— Pues es que Zoe, Kouji, Takuya y Yolei también van a la misma escuela. Les dará gusto verte.

— ¡Qué bien, podré volver a ver a los chicos! ¿Y qué hay del grupo grande? —así le decían a los que eran más cercanos a sus hermanos.

— Siempre hablo con Sora, ella sigue aquí siendo compañera de nuestros hermanos. A Joe no lo veo mucho; tampoco a Izzy, ambos pasan ocupados en sus estudios. Mimi sigue en América, aunque creo que volverá para las vacaciones de invierno. Y bueno, veo muy seguido a Matt aquí (así le decían al hermano mayor de TK).

— Ya veo. Hm…

— ¿Qué sucede?

— Nada…es sólo que… —por un momento creyó ver una chispa especial entre Sora y su hermano, antes de salir de su casa. Pero…—. No es nada, olvídalo —sin embargo, la castaña lo miró con los ojos entrecerrados y con una sonrisa sugerente.

— ¿Qué me ocultas, TK?

— ¡N-no es lo que crees! —se sonrojó ante la pícara mirada de su amiga, quien estalló en risas al verlo.

— Eres tan expresivo como siempre, todo un libro abierto.

— ¡N-no es verdad! — ¿cómo Hikari podía hacerlo sentir tan vulnerable así de fácil? En Francia, sus amigos siempre le decían que no lograban entender del todo sus expresiones. Sonrió ante el agrado de acomodarse en esa comprensión gratuita que tan fácilmente ella le entregaba. Pero no podía quedar sólo así.

— ¿Y tú sigues igual de cosquillosa?

— ¡¿Eh?! ¡No te atrevas! —pero ya era tarde, el rubio se había lanzado hacia ella para torturarla con sus incesantes movimiento de dedos. Ella reía, lloraba y suplicaba mientras trataba de controlarse. Sabía que era el punto débil de la Yagami, desde siempre.

Al parecer había cosas que no cambiaban.

Finalmente la soltó para dejarla respirar, mientras ella trataba de reclamarle enojada. Él fue por un vaso de jugo para ella, mientras la castaña trataba de que el rubor de sus mejillas desapareciera.

— Que maduro eres… —le reclamó, recibiendo el jugo.

— ¿No dijiste que me habías extrañado? ¿O esperabas a un viejo amargado en mi lugar?

— No…pero tal vez a un caballero francés amante del romance y el queso fondue —le habló ella molestándolo. El rubio estalló en risas.

— Lamento decirte que sigo odiando el queso, a menos de que esté en la pizza. Pero sí podría regalarte algo de romance francés.

— ¡¿Eh?! —Hikari no podía creer que lo que escuchaba, se sonrojó de inmediato, sin saber qué decir. Claramente no esperaba esa respuesta.

Takeru aprovechó que en la televisión estaban dando "Encantada", y precisamente en la escena donde bailan el vals del rey y la reina. Por lo que aprovechó de ponerse de pie y ofrecerle una mano.

— ¿Me concede esta pieza, mi bella lucecita?

Hikari sintió como su pulso se aceleraba y sus mejillas ardían, sus piernas temblaron ligeramente. Llevaba años sin escuchar que alguien la llamara así, pues sólo él lo hacía.

Sólo él tenía una razón para llamarla así.

Tímidamente aceptó su mano, y colocó la otra en el hombro del rubio. Mientras él la ponía algo debajo del hombro femenino y la miraba divertido. Ninguno sabía bailar vals, pero seguir la melodía al compás de los movimientos del otro, no les costaba en lo absoluto.

Entre risas y giros terminaron la escena hasta sentarse finalmente.

— No has cambiado en nada, TK —soltó ella de forma ligera y alegre.

— ¿T-tú crees…? Jeje —pero él sintió una tenue obstrucción en la garganta. No quería que Kari siguiera pensando que era el chico llorón y dependiente de todos, como antes.

— Sigues siendo tan divertido y espontáneo como siempre… —estuvo tentada de llamarlo por su apodo especial también, pero se cohibió en último momento.

— Y tú tan tierna y alegre. Me dio gusto verte de nuevo, Kari, pero creo que ya debo irme, son las 10 de la noche.

— ¡¿Qué?! ¿En serio? —la hora voló tan fácilmente como las ganas de estudiar—. Vaya… —se levantó junto con el rubio.

— ¿Qué harás mañana? —le preguntó pareciendo desinteresado, en la puerta.

— Pues…debo ir al centro comercial a revelar unas fotos. ¿Quieres acompañarme?

— ¡Claro!

— Oh, pero…le dije a Zoe antes y dijo que iría conmigo, ¿no te importa?

— ¡En lo absoluto, me dará gusto verla! ¿Kouji , Yolei y Takuya irán también?

— Podría decirles si quieres, pasaremos el día en el mall.

— ¡Genial! Entonces…nos vemos mañana.

— Claro —se atrevió a abrazarlo de nuevo—. Me alegra que hayas vuelto… —él le correspondió el gesto.

— Te lo prometí, ¿no? —antes de irse a Francia, para ser precisos.

— Algo tarde, pero cumpliste —se rió y lo soltó—. Hasta mañana.

— Descansa, Kari —y se fue, dejando a la castaña con una radiante sonrisa en su rostro.

Quién diría que un lento y aburrido día de verano podía convertirse en lo mejor de las vacaciones, en unos segundos…

Flash Back off.

Finalmente llegó al lugar de encuentro. Zoe y Kouji habían llegado antes y conversaban entretenidos con Takeru. Quien al verla, le sonrió de inmediato. Ella sintió la calidez de ver a sus amigos juntos de nuevo.

— Al fin llegas, Kari —le dijo Zoe, alegre.

— Lo lamento, Tai me pidió que le ayudara con algunas cosas antes de salir.

— Cuando me dijiste ayer que querías vernos acá, no pensé que fuera por esta sorpresa —aludió Kouji, tomando a TK por el cuello, feliz de verlo. Eran bastante cercanos esos dos, desde pequeños.

— ¡Sí, esperaste a que casi nos diera un ataque ahora, antes que decirnos que volvió, Kari! —Reclamó juguetona la rubia— ¡Estamos felices de verte de nuevo, TK!

— Gracias, chicos. También yo. ¿Y dónde están Takuya y Yolei?

— Takuya tenía visitas hoy en su casa, así que no pudo venir —explicó la rubia, un poquito incómoda, mientras Kouji desviaba la vista de ella. Sólo Kari fue consciente de ese tenue gesto.

— Ya veo.

— Yolei dijo que nos alcanzaría después porque debía ayudar en la tienda de su familia —terminó la castaña de explicar— ¿Qué les parece si luego de las fotos vamos a ese nuevo restaurant de comida italiana que inauguraron?

— Apoyo la moción —dijo el rubio.

Comenzaron a caminar hacia adentro del centro comercial, y mientras Takeru y Kouji conversaban del último partido de basquetbol en el que se encontraron; pues ambos jugaban y eran fanáticos, así que compraron boletos para el último gran campeonato internacional que se jugó, precisamente en Francia, el año pasado.

Zoe se colgó del brazo de su mejor amiga.

— Vaya, brillas como si fueras un diamante, amiga —molestó pícara.

— ¿D-de qué hablas?

— De tu radiante y segadora sonrisa Colgate.

— S-sólo estoy feliz de volverlo a ver, es todo.

— Sí, sí… —hizo como que le creía la rubia—. Si nos hiciste venir sin decirnos que regresó fue porque ya lo habías visto antes que nosotros, ¿no? —razonó la de gorro lila, logrando que Kari se sintiera atrapada.

— Tal vez…

— ¡Já, lo sabía, cuéntamelo todo!

— Lo haré, lo prometo, pero no aquí, me avergüenza que ellos escuchen —le susurró.

— De acuerdo.

— ¡Chicas, no se queden atrás! —las llamó TK. Ellas los alcanzaron— ¿De qué tanto hablaban ustedes dos? —preguntó él mirando a la castaña.

— N-no es nada importante… —Hikari se sonrojó mientras buscaba una excusa.

— Oye Tk, mira —llamó Kouji, señalando a una chica de cabello negro largo y ondeado, vestía femenina y elegante, tenía una boina roja en el cabello y unos hermosos ojos color ámbar— ¿No es ella tu novia?

— ¡¿Qué?! —tanto Hikari como Zoe no pudieron aguantarse la sorpresa de esas palabras.

— ¿Co-Colette? —el rubio corrió hacia ella, con expresión neutra y queriendo asegurarse de que efectivamente era ella.

Hikari sólo pudo quedarse estática al ver a su querido amigo corriendo hacia esa chica.

— N-no puede ser…