Los personajes de Candy no me pertenecen, pertenecen a sus respectivas autoras y el presente trabajo es para entretener y poner a trabajar a esta aficionada a escritora.
Advertencia: material para mayores de 18 años, si no gustas leer este tipo de contenido aun estas a tiempo de cambiar de historia.
Albert pide un deseo.
GF 2015
Por Cielo Azul A
Los deseos no los cumplen los genios, pero tampoco tiene uno, así que no necesita ese genio, pero que sucede cuando por fin encuentra su deseo.
Capítulo I
-Albert-
Lo que más he valorado en mi vida es la libertad, la libertad de pensar, de ir, de creer, de sentir y de anhelar nuevas cosas que nos hagan más perseverantes, más vibrantes ante la vida y que nos permitan apreciar y valorar tanto las pequeñas como las grandes cosas que llegan a nosotros, debo aprovechar todo el tiempo del que dispongo para poder disfrutar esa libertad, porque sé que en un momento no muy lejano dicha libertad será mermada y no dejo de preguntarme hasta qué grado sucederá eso.
En momentos así me gustaría ser un hombre ciento por ciento pragmático y no sumergirme en demasiados pensamientos.
-Albert, dice ella con un suave timbre de voz.
Me giró y veo el fulgor de sus ojos, esos que me hacen inmensamente feliz, verla caminar con ese sencillo vestido blanco de seda mientras el viento lleva en un delicado vaivén sus cabellos rubios que enmarcan su rostro de felicidad y eso es sin duda una exquisitez para un hombre enamorado, él hombre que la ama.
-Me encantaría verte acompañado de alguien este día, deseo verte feliz.
-Y yo deseo hacerte feliz.
-Ohh vamos no te esforzaste mucho en esa respuesta.
-Sabes que en este momento no me esfuerzo en nada
-Por supuesto que sí, te esfuerzas en estar solo.
-Jamás, te tengo a ti y contigo a mi lado nunca podría sentirme solo.
-Sabes a lo que me refiero así que no me des esas respuestas.
La abrazo y puedo sentir el calor de su cuerpo y la sinceridad de sus palabras, por supuesto que ella desea muchas cosas para mí, acaricio sus suaves cabellos y me pierdo en la sensación relajante que eso me produce.
-Albert.
-Uhm
-¿Sigues conmigo?
-Siempre.
-Albert
-Uhm.
-¿Alguna vez has tenido un deseo?, pero no un deseo cualquiera sino uno de esos que sientes que puedes dar la vida en ello con tal de lograrlo.
-¿A qué viene esa pregunta?
-La verdad no lo sé y no sé porque pregunto si ya conozco la respuesta y sabes que, quiero que eso te suceda y espero que sea muy pronto.
Ahora después de cuatro años de ese gran día me encuentro en esta habitación vacía y llena de memorias de nuestros días felices, inundado por los recuerdos que pasan a cámara lenta, estoy aquí en memoria de ella, de su existencia y de mi pequeño que al igual que yo añora y hecha de menos a su madre, pero sin duda se que él la necesita mucho más porque es muy niño.
Cuatro años que a veces pienso que se han ido como un suspiro, pero cuando el dolor regresa es como si se hubiera detenido, sin embargo se que el pasado debo dejarlo ir al fin de cuentas el tiempo y la vida sigue y así es como yo he seguido, dejando a ese Albert que ha quedado atrás y con el paso de estos años he permitido que un pragmático William Albert Andrew se instale en mi cuerpo, ese que solo necesita mantener el emporio por el bien de muchos o tal vez demasiados, no puedo negar que me agrada vestirme el traje de ese hombre cada día porque sabía que eso sucedería en algún momento pero a decir verdad esperaba hacerlo después de mucho tiempo transcurrido y creo que por ello los vestigios de Albert aun siguen en la piel de William, uno debe adaptarse a los cambios y ella es un cambio en mi vida, es inteligente, agradable y bella, después de cuatro años de estar juntos es un paso importante el que daré, ese es el mantra que me digo a mi mismo "un paso importante" y al estar así no me he dado cuenta que giro nerviosamente el anillo que oculto en mi bolsillo, suelo controlar los nervios pero en esta ocasión parece que definitivamente son incontrolables tal vez es que me precipito a ese nuevo cambio.
-William, ¿estás ahí?
-Adelante.
Me giro para poder verla, ella da vuelta al pomo de la puerta, entra silenciosamente y solo avanza unos pequeños pasos y parece que no desea acercarse a mí, no me mira a los ojos, no me sonríe y eso me dice que algo sucede.
-¿Te encuentras bien? –le pregunto, con las ganas de abrazarla y besarla después de estos meses que se me hicieron muy largos.
Esquiva mi mirada y el beso que pensaba darle en los labios termina en su mejilla, me recorre con una mano el brazo y su voz es casi un susurro.
-William, sabes, cuando nos conocimos imagine muchas cosas pero la más importante es que terminaríamos juntos y ahora después de cuatro años de relación no creo que eso vaya a suceder.
-¿Acaso crees que no he hecho lo suficiente por nosotros? Pregunto con la esperanza de que su respuesta sea negativa.
-En realidad has hecho más que lo suficiente por él y yo quede en un segundo plano, a él lo llevas a todas partes a dónde vas y yo solo debo esperar tu regreso que en esta ocasión se ha prolongado más de lo esperado
-Sabes que me necesita.
-Y tu sabes que tu tía siempre ha pedido quedarse con su custodia, ¿Por qué no cedes? ¿Acaso siempre él estará por encima de nosotros?
-Es un niño y es mi hijo -replico con la decepción que me están causando sus palabras y porque de la única persona de la que he esperado tal vez más de lo que debería es de ella.
-Yo pienso que soy la mujer de tu vida, pero por otro lado dime por favor que estoy equivocada en pensar que ya no hay más para nosotros.
Me he quedado sin pensamientos, sin palabras y el coraje empieza a tomar lugar en todo esto, al sentir que he compartido tiempo, pensamientos, intimidad con una persona que me es totalmente ajena pero sobre todo insensible a un niño que solo me tiene a mí.
-William, creo que ha llegado el momento de ceder la custodia, me dice en tono sereno pero con un toque de reproche.
-¡No!, seguirá a mi lado e imagino que si me quieres a mi lo querrás a él.
-¿Te escuchas lo que dices? –me replica.
Debo alejarme de ella y poder pensar en qué momento me perdí y no me di cuenta de la persona que tenia a mi lado, me distancio de su lado quedándome frente al ventanal contemplando el jardín y por primera vez en mucho tiempo me doy cuenta de cuánto necesito a quien se fue hace cuatro años, su consuelo y su afecto, su ausencia duele demasiado y es ese tipo de dolor que a pesar del tiempo sigue tan intenso como si fueran la primera vez.
Ella se acerca a mí, puedo sentir su presencia y el calor que desprende su cuerpo, me acaricia un brazo luego el otro y después desliza una mano suave en mi mejilla, debo decir que estos sentimientos encontrados no me permiten disfrutar de sus caricias como en otras ocasiones.
-William, sabes que te quiero y solo deseo compartir mi vida contigo, que clase de mujer enamorada seria si no deseara eso.
Con la mano en mi bolsillo aprieto fuertemente el anillo hasta sentir la tibieza de un líquido, me he lastimado y la sangre y el pequeño dolor punzante así me lo hacen saber, de pronto siento como mi camisa va perdiendo uno a uno cada botón, introduce su mano y con movimientos lentos las desliza sobre mi torso, sube y la posa en mi mejilla, mi mandíbula y finalmente en mis labios los cuales acaricia pausadamente y sin percibir el movimiento de su otra mano la tengo sobre mis pantalones en donde empieza a despertar mis instintos que están mezclados con la ira que también despertó en mi, detengo su mano y de un movimiento rápido la tomo de la cintura y la siento sobre el escritorio, ella me sonríe porque sabe que ha conseguido su cometido, sin embargo yo intento contener mis emociones y fijo mi mirada en ella hasta que ella la baja y me ofrece sus labios los cuales tomo como un loco y los beso sin delicadeza, ferozmente con la intensión de sacar un poco este sentimiento negativo que me domina más que el deseo, separo sus piernas y me coloco entre ellas, levanto su falda y ella sonríe en mis labios mientras yo acaricio su pierna y voy subiendo sin pudor sobre la misma, se separa de mis labios y me mira con deseo mientras trabaja con el cinturón a prisa y a pasar de que se que la ira y la pasión están dominando mis acciones no me importa, no me importa demostrar un hombre que no soy, uno que ella ha despertado y que es al que merece conocer de hoy en adelante.
-Continuara-
