Boku no Hero Academia/My Hero Academia no me pertenece. Esto es mero entretenimiento.
Mi corazón lo necesitaba.
KatsuDeku. Relación no establecida (aún). Si les parece un tanto fuera de personaje, lo siento, déjenme soñar.
Anxieux
1
-¿Pensaste... lo que te dije? -El joven rubio no le miraba, parecía inusualmente nervioso.
Imposible, debía ser una broma, era una broma ¿no? Cuando sus ojos se encontraron con los rubíes ajenos supo que iba en serio... y ahora no podía escapar. Las clases habían terminado, estaban en la parte de atrás del edificio principal, el joven explosivo le tenía acorralado contra la pared con ambos brazos a sus costados, impidiéndole moverse y escaparse con facilidad.
Tragó saliva, separó los labios para decir algo pero la intensa mirada carmín le hizo retractarse.
No era como si no lo hubiera pensado, lo hizo, tanto que había estado a punto de dormirse en las clases todo ese día por culpa de la falta de descanso, pero no había podido llegar a una conclusión porque creyó que sólo buscaba molestarlo, que se aprovecharía al haber descubierto lo que sentía por él.
"Eres demasiado obvio", le había dicho Todoroki después de la hora del almuerzo, sin creer que fuera cierto miró a Uraraka e Iida, la primera rió nerviosamente mientras que el segundo asentía en silencio, estando de acuerdo con el de cabello bicolor. Ahora temía que la poca calma que había recuperado se viera interrumpida porque el rubio sabía que le gustaba.
Sin embargo, ahora que veía a Katsuki sabía que podía ser bastante denso.
-¿Y bien? -Le presionó.
Se sintió desmayar y se encogió un poco en su lugar, pronto perdería la paciencia. -Bueno... Yo no...
¿Le explotaría la cara si lo molestaba un poco?
-¿Es... un castigo?
Podría jurar que había visto fuego salir de sus ojos, le escuchó tronar la lengua y cerró los ojos, esperando la explosión, pero lo que llegó a sus oídos fue el retumbar de la pared a sus espaldas. Abrió los ojos lentamente y temeroso miró el rostro de su compañero. No era la primera vez que le veía tan frustrado, pero sí la primera que lo veía tan inquieto y -si podía darse el lujo de decirlo- sonrojado. El aire le faltó por un instante.
-¡No lo es! -Le respondió irritado.
Debía admitir que se estaba divirtiendo un poco, si pudiera estaría sonriendo ese preciso instante. Bakugou perdía la paciencia y se contenía las ganas de romperle la cara, y a cada segundo sus pómulos enrojecían más. Probablemente si le decía que lucía lindo no viviría para contarlo.
-¿Qué... qué hago para...?
¿Que le creyera? Realmente no necesitaba hacer nada, le había creído en cuanto le miró de aquella manera tan profunda. Pero no podía evitar sentirse bastante satisfecho al verlo de esa manera. Tal vez se estuviera sonrojando por la presión de resistir la necesidad de golpearlo y no tanto porque le pusiera nervioso, sin embargo no todas las veces el rubio titubeaba de tal forma que no podía terminar sus frases.
Iba a ser el fin del mundo.
Y por eso se daría el lujo de presionarlo, como tantas veces él lo hizo con su persona.
-Bésame. -Desvió la mirada, sus mejillas empezaron a enrojecer.
¿Qué tipo de expresión tendría? Le preocupó que no dijera nada, incluso había dejado de escuchar su respiración. Bueno, en realidad no esperaba que aceptara así que le sorprendió cuando el mayor le sujetó por los hombros. Se quedó quieto y no pudo levantar la cabeza al saber que el otro estaba tan cerca, sintió su respiración sobre su cara y cerró los ojos.
Le soltó y le agarró la barbilla obligándolo a alzar la cabeza, abrió un poco los ojos y vio el rostro ajeno más cerca. El rostro le ardió y las manos le sudaban, cerró de nuevo los ojos y esperó el contacto.
Fue un ósculo casto, sintió los labios ajenos sobre los propios, un toque extrañamente delicado que le puso ansioso una vez dejó de sentirlo.
-Otra vez. -Le pidió mirándolo a los ojos.
El más alto se sonrojó ante la inesperada petición, pero no dudó en acercarse para besarlo por segunda vez.
Aunque hubiera esperado que el beso fuese igual al primero sabía que su compañero pediría más. Cuando sus labios se separaron un poco para volver a tocarse, el rubio forzó su lengua en la pequeña abertura que sus labios dejaron y abrió los ojos por un instante para encontrarse con los rubíes mirándole con deseo. Un escalofrío le recorrió desde la espalda baja y cerró los ojos ante las sensaciones en su boca.
Esto es malo, pensó mientras la lengua de Katsuki rozaba la suya. Apoyó las manos en el pecho del mayor e intentó empujarlo, sin mucho éxito. No fue sino hasta que las manos calientes del rubio se metieron bajo su ropa que se separó bruscamente de él, rompiendo el beso.
Había gemido.
Se limpió la saliva que quedó en sus labios y miró de reojo a su compañero. Estaba agitado al igual que él y sus mejillas se encendieron cuando le vio lamer su labio superior al tiempo en que sonreía.
Quiso que la tierra le tragara. Agarró su mochila y salió corriendo de ahí. No supo si le llamó y aunque lo hubiera hecho no lo habría escuchado pues los latidos de su corazón retumbaban en sus oídos.
¿Ahora qué?
